1. ESTUDIO Y ANÁLISIS

1.1. GÉNERO, RELACIONES E INFLUENCIAS

En el conjunto de la prosa satírica de Quevedo se pueden observar subyacentes muchos géneros, ya que constituye en buena parte un muestrario paródico de diversas categorías y modalidades textuales corrientes en la época. Todas las premáticas, por ejemplo (Premática del Tiempo, Premática de las cotorreras…), remiten a los modelos legales que eran frecuentemente promulgados para reprimir ciertos vicios o para ordenar determinadas medidas. Lo que suele añadir la fórmula satírica es el lenguaje de la parodia y de la burla, como vehículo expresivo propiamente literario. En el Memorial pidiendo plaza a una academia sigue otra variante de los textos legales (el memorial o la instancia).

Varias piezas satíricas toman la forma de carta, adaptando el género epistolar, de frecuente uso didáctico en la literatura del Siglo de oro: entre otras (Carta a una monja, Carta a la rectora del colegio de las vírgenes…) destacan las Cartas del caballero de la Tenaza, que integran parodias de diferentes paradigmas, como las oraciones.

El Libro de todas las cosas adopta, a su vez, la estructura de las misceláneas que incluían infinidad de noticias y materias varias, o de las polianteas y libros de secretos y problemas.

Donde se encuentra mayor riqueza de géneros y mayor elaboración literaria de las fuentes de inspiración o modelos imitados es en los Sueños, que son textos más ambiciosos que los opúsculos festivos. Se distinguen como modelos de los Sueños varias formas conocidas en la tradición satírica clásica y medieval, y que aportan convenciones y detalles estructurales básicos. Algunos principales son el diálogo de muertos, pasando por el colloquium humanista, la comedia (entremés y auto sacramental) hasta el sermón y del tratado ascético. Uno de los esquemas fundamentales es el relato de visiones de la tardía Edad Media, que sustenta narraciones integradoras de descripciones, escenas dramáticas y pasajes dialogados en proporciones variables. Ya en la sátira grecolatina se encuentran las primeras raíces de este tipo de literatura: obras de Luciano, Virgilio (especialmente el viaje al Infierno de Eneas en la Eneida) o Cicerón.

En varios textos satíricos quevedianos se percibe bastante cercanía a los esquemas entremesiles de revista de figuras, que el mismo Quevedo reelabora en forma dramática en el Entremés de los refranes del viejo celoso.

Con lo dicho queda clara la multiplicidad genérica, de influencias y fuentes que podemos analizar en la prosa satírica de Quevedo. Sería muy importante también examinar las relaciones de estas piezas con la poesía satírica y los entremeses, otras áreas de la obra del autor que guardan estrechas relaciones y muestran grandes coincidencias en los temas, personajes, estilo e intencionalidad, con las sátiras en prosa.

Y desde luego, hay muchas relaciones entre las sátiras más serias y las obras morales y políticas, en las que reaparecen, en otra clave estilística, muchas de las preocupaciones que obsesionaban a Quevedo.

1.2. EL AUTOR EN EL TEXTO

En los géneros satíricos la presencia del autor en su texto es mucho más acusada que en cualquier otro género. El satírico establece un contrato muy estrecho con la sociedad y las circunstancias de su tiempo, que alimentan la sátira, y se percibe de manera bastante directa apenas disimulado detrás de sus textos. De ahí la importancia de examinar la relación con otro tipo de obras ideológicas (de índole moral, por ejemplo) en las que el escritor plantea su cosmovisión y sus propuestas para una sociedad mejor que la que denuncia en su sátira.

Los tratadistas del Siglo de Oro clasifican a la sátira dentro de las formas exegemáticas, que el latín llamaba «narrativas»: quiere decirse que el poeta solo habla en su nombre, aunque a veces, dice Cascales, pueda dar entrada a alguna persona en su lugar. Tal descripción recoge muy simplificadamente las situaciones comunicativas que se dan en la sátira de Quevedo (en verso y prosa). De hecho, el panorama es muy variado: calibrar con justeza las dimensiones del locutor satírico (y por ende la perspectiva en que se fija el poema) exige un estudio particular de cada obra. A la variedad de modelos genéricos que he apuntado corresponde la de las máscaras o emisores satíricos intratextuales: legisladores burlescos en las premáticas, («ciertas personas deseosas del bien común», «el hermano mayor de la Cofradía del Regodeo», «el Tiempo»…); el caballero de la Tenaza, autor de las cartas tacañas; el maestro Malsabidillo, responsable de componer el ridículo Libro de todas las cosas, o locutores e interlocutores como los diablos o la figura alegórica del Desengaño en los Sueños y discursos, etc. Tal variedad de estructuras y emisores provocan también variedad de los puntos de vista desde los que se enfocan las sátiras, desde el mismo diablo predicador, que moraliza en El alguacil endemoniado, u otros personajes diabolizados (herejes, Judas, Mahoma…) cuyas intervenciones basculan en territorios de ambiguas ironías.

Detrás de todos ellos, sin embargo, se puede rastrear una perspectiva que fija el punto de vista principal: la de la voz satírica a la que todas las demás obedecen. El dominio de esta perspectiva puede provocar algún lapsus en el tejido formal de superficie: en un pasaje de los Sueños, por ejemplo, es un diablo el que denuncia a los que no saben pedir a Dios, pero al expresar este diablo la ideología del narrador satírico, el autor se olvida de quién ha tomado la palabra y el mismo discurso que empieza un diablo se atribuye poco después al narrador; en cierta manera es lo mismo: son máscaras equivalentes en cuanto al sentido crítico y moralizante. La ambigüedad irónica es recurso expresivo, pero el sentido final de la sátira no puede quedar ambiguo y sin duda refleja la postura del emisor último: don Francisco de Quevedo.

1.3. CARACTERÍSTICAS GENERALES (PERSONAJES, ARGUMENTO, ESTRUCTURA, TEMAS, IDEAS)

La sátira, tanto en verso como en prosa, que desde las primeras obras festivas Quevedo sigue practicando hasta La hora de todos de 1636, se apoya en gran parte en las convenciones de la sátira de estados que estudió para los Sueños Nolting-Hauff. La representación de estos tipos sociales está regida por las normas de la effictio retórica, que en este caso produce una galería de retratos vituperativos: los oficios menores, es decir, pasteleros, taberneros, sastres, zapateros; los representantes de la justicia, letrados venales, jueces, escribanos, corchetes y alguaciles y de las profesiones médicas: médicos, cirujanos, boticarios, etc. Se incluye, además, una serie de tipos que representan figuras de la marginalidad en el mundo de la corte y del hampa: pícaros, mendigos, jaques, caballeros chanflones, etc. La Vida de la corte constituye una serie de estampas de este tipo de figuras. Todas ellas, así como los tipos sociales mencionados, son también constitutivos del universo imaginario del infierno quevedesco y, por ello, se encuentran paralelos constantes entre la poesía y la prosa.

Algunos son tipos morales que resultan de la figuración de vicios. La hipocresía, por ejemplo, que es un vicio atacado constantemente porque atañe a la problemática de la oposición esencia-apariencia, genera una serie de comportamientos y máscaras que se denuncia: el viejo teñido, la mujer afeitada, la vieja niña, el cornudo o maridillo, etc. Una de las raíces de la corrupción universal es el poder del dinero, tema central en la sátira de Quevedo, y que reaparece en muchos tonos y matices, desde la preocupación del caballero Tenaza por guardar la mosca, hasta la moralización de los Sueños, en donde todos los oficios roban sin compasión y el poder del dinero hace inútiles los tres enemigos del hombre, Mundo, Demonio y Carne, porque el dinero se basta solo para condenar a la Humanidad entera.

Entre las figuras más negativas de este universo satírico se encuentran los tipos femeninos, en todas las variantes concebibles: viejas, dueñas, pícaras, prostitutas, pidonas, alcahuetas. Este modelo negativo del sexo femenino que se manifiesta en la sátira es compartido por los discursos filosóficos, médicos y literarios grecolatinos, por la tradición patrística y ascética y por los discursos proverbiales populares que circulaban en los siglos XVI y XVII.

La estructura de todos estos discursos satíricos es muy abierta: condición del mismo género, como lo señaló Juvenal, es tratar de cualquier cosa que hagan los hombres, y la misma palabra satura tiene un significado de «mezcolanza». Si a ello sumamos la tendencia paródica omnipresente en este terreno, se comprenderá fácilmente por qué la prosa satírica quevediana ofrece sobre todo una estructura acumulativa, y se entenderá también que en muchos de los opúsculos encontremos distintas versiones de extensión variable, como las premáticas que añaden o restan artículos con mucha facilidad en los diversos manuscritos que las transmiten.

1.4. FORMA Y ESTILO

Quevedo adopta para la sátira el estilo «jocoserio» característico de la menipea latina y de un tipo de sátira muy practicada en el XVII. En el plano léxico se caracterizaba por la presencia de palabras, refranes y expresiones idiomáticas de la lengua coloquial y vulgar, constitutivos del «bajo estilo» asignado al género; la expresión se articula mediante los recursos conceptistas más generalizados para la producción de burlas y humor: juegos de palabras y metáforas grotescas e infrarrealistas, que pretenden poner en práctica el principio de castigat ridendo mores.

Para analizar semejante estilo es preciso tener en cuenta la estética de la agudeza, codificada por Baltasar Gracián en su Agudeza y arte de ingenio. Los conceptos se construyen mediante la combinación de juegos de palabras, metáforas u otras figuras, en grados complejos de asociación: agudezas de proporción e improporción, de ponderación misteriosa, etc. (ver mi Poesía satírico burlesca de Quevedo para estas cuestiones) y su propósito es producir risa y rechazo en el receptor. La fórmula más frecuente es desarrollar una serie de ingeniosas relaciones para degradar el objeto imaginario descrito, invirtiendo las categorías lingüísticas: lo humano es descrito con metáforas cosificadoras o animalizadoras; un objeto inanimado, resulta personificado mediante una metáfora o concepto complejo. Es también procedimiento habitual de la construcción de conceptos el fenómeno que Alarcos García había llamado «parodia idiomática», es decir, la deslexicalización de frases proverbiales o refranes populares que pertenecen al lenguaje de los tipos representados y que, junto con la estilización de vulgarismos y vocablos de germanía, constituyen la versión quevediana del estilo satírico. Los juegos verbales que Que-vedo inventa pertenecen a casi todos los tipos codificados por Gracián: paronomasia, retruécano, disociación, calambur, polípote y antanaclasis, ingeniosos equívocos, que hoy llamamos dilogía… Un buen ejemplo de este tipo de mecanismos es el pasaje del Infierno en que critica el poder letal de los médicos:

«¡Pues decir que en la receta hay otra cosa que erres asaeteadas por delincuentes, y luego “ana, ana”, que juntas hacen un Annás para condenar a un justo! Síguense uncias y más onzas: ¡qué alivio para desollar un cordero enfermo!»

Parte de la R inicial de «récipe», fórmula usual de las recetas, y del signo de la raya que cruzaba esta erre, lo que le recuerda inmediatamente a los delincuentes asaeteados (eso le permite asimilar a las recetas asesinas a los criminales). Otra fórmula usada para las medidas, la ana, o cifra con que los médicos denotan que sean de pesos o partes iguales los ingredientes de una receta, le permite, explotando el juego con el plural, aludir a Anás, personaje importante en la pasión de Cristo, con todas las connotaciones negativas que se pueden suponer, y de ahí salta a otra unidad de medida, la onza, usada con las medicinas, para elaborar nuevos juegos: alternando la forma latina uncia y la romance onza, genera una nueva dilogía en onza con el sentido de «pantera, animal feroz», a quien corresponde desollar un cordero: metafóricamente los médicos con sus recetas desuellan (arruinan) a los enfermos. En germanía o lenguaje avulgarado desollar «metafóricamente vale robar o llevar excesivo precio por las cosas» (Diccionario de Autoridades). Puede todavía jugar con las connotaciones de cordero, animal paciente (como el enfermo paciente del médico).

Me he detenido un momento en un somero análisis del pasaje porque revela bien el mecanismo de proliferación ingeniosa que caracteriza a estos escritos. Los ejemplos se contarían por miles.

1.5. COMUNICACIÓN Y SOCIEDAD

Dos aspectos se podrían tener en cuenta en la relación texto satírico-sociedad, sobre todo en lo que afecta a su dimensión comunicativa. En primer lugar (ya se ha dicho) el texto satírico se relaciona muy estrechamente con la sociedad satirizada: resulta de gran interés analizar hasta qué punto este reflejo literario selecciona y exagera los motivos de la sociedad real que denuncia, y hasta qué punto esta postura tiene elementos extraídos de la tradición, cómo los actualiza, y de qué modo el escritor concreto, Quevedo en este caso, procede a esa adaptación de motivos satíricos tradicionales: por ejemplo, qué novedades aporta en la sátira de la mujer, de los médicos o de los poetas, y a qué detalles de su sociedad coetánea responde esa actualización.

El segundo aspecto se refiere a la vigencia de la sátira quevediana en la sociedad del lector actual. Se pueden examinar los temas para descubrir, más allá de las dimensiones históricas, las lecciones generales de una sátira que siendo muy cercana a su tiempo es también muy cercana a todos los tiempos: es obvio que vicios como la hipocresía, la vanidad, la codicia, o temas como el poder del dinero, no pasan de moda. Es necesario también, para comprender estas obras, reconstruir los mecanismos expresivos y esforzarse en atender a la precisión y experimentación verbal: hace falta como receptor de esta comunicación un lector activo y despierto, al que espero puedan ayudar en algo las notas al texto.

2. TRABAJOS PARA LA EXPOSICIÓN ORAL Y ESCRITA

2.1. CUESTIONES FUNDAMENTALES SOBRE LA OBRA

La prosa satírica de Quevedo presenta una larga serie de personajes, de distinta consideración, cuyo examen revela una especie de radiografía del vicio o de los abusos, de la tontería y las extravagancias, como explica en el subtítulo de una de las obras el propio Quevedo: sueños de verdades descubridoras de abusos, engaños y vicios en todos los géneros de estados y oficios del mundo. Se sugieren algunos ejercicios para el análisis de algunas cuestiones fundamentales.

  • Revisar el predominio de motivos satirizados, estableciendo una clasificación aproximada de los que más preocupan al autor: vicios particulares, sociales, morales… Hay diferentes categorías de defectos y vicios satirizados: desde las manías más o menos inocentes hasta las maldades nefastas. Buscar ejemplos de esta gradación y plantearse la coherencia de los textos, ¿qué tiene que ver el poeta chirle con la viuda verde o el rufián?
  • Hay muchos tipos en la sátira, sobre todo los llamados figuras. Analizar el catálogo de figuras de Vida de la corte y establecer una «definición» de figura en el sentido satírico. Hacer un catálogo de los condenados del Juicio final. Hacer un catálogo de los condenados del Infierno. ¿Son retratos «realistas»?
  • ¿Cómo se ven los representantes de la justicia? Seleccionar algunos rasgos principales de la sátira del letrado. Localizar algún chiste asociado a la burla del letrado. ¿Es sátira más seria que jocosa o viceversa?
  • La mujer es un tema satírico antiguo, muy tradicional. Quevedo se ha destacado también como misógino en su obra satírica. ¿Cómo aparece la mujer? Hacer una lista de los tipos de mujeres que se satirizan. Analizar en particular el caso de la dueña, las cotorreras y la culta latiniparla.
  • Estudiar el personaje de Diego Moreno en Muerte. ¿Qué categoría de personaje representa? ¿Cuáles son, según este retrato, los rasgos atribuidos a la figura satirizada del maridillo o marido industrioso, como los llama Quevedo? Se ha hablado mucho del tema del honor en el teatro del Siglo de Oro: ¿desempeña alguna función este elemento del honor en el maridillo Diego Moreno?
  • La sátira puede ser muy seria o utilizar masivamente el estilo burlesco como instrumento para el ataque. Examinar la proporción de estos aspectos en algunas sátiras de Quevedo. Distinguir obras de interés más puramente risible y otras que hacen reír menos. Comparar el Libro de todas las cosas con El mundo por de dentro, por ejemplo.
  • Se ha hablado de la influencia de ciertas tradiciones en la sátira quevediana. Buscar algún modelo (un diálogo de Luciano, una epístola de Séneca, una sátira de Juvenal) y comparar con el tratamiento de Quevedo.
  • También hay mucha relación de estas obras con otras de Quevedo y de escritores del Siglo de Oro, especialmente los llamados costumbristas. Leer algunas poesías satíricas de Quevedo, o algún texto de Torres Villarroel, y percibir los rasgos comunes y las diferencias. Leer un fragmento de las Soledades de Góngora y comparar con la Receta de hacer Soledades en la Aguja de navegar cultos.
  • Quevedo fue acusado por sus enemigos de irreverente, enemigo de la religión y del gobierno, hombre de poca conciencia, por hacer chistes de cosas muy serias y hacer críticas inaceptables. ¿Cómo pinta el Infierno? ¿Mezcla elementos serios y ridículos? Señalar algunos de ambas clases.
  • Una de las categorías satirizadas pertenece a la cultura oral: refranes y personajillos folclóricos (estos se encuentran sobre todo en el Sueño de la Muerte: la mayoría son personificaciones de refranes y frases hechas). ¿Alguna de estas frases o expresiones pervive en el uso actual? ¿Qué quiere decir ser del tiempo del Rey que rabió? ¿Conoces expresiones equivalentes? ¿Cuáles?
  • La reflexión moral. Aunque todo género satírico tiene implicaciones morales, hay una serie de temas que aparecen en términos muy cercanos a los sermones o a las poesías morales, con reflexiones sobre preocupaciones típicas del Siglo de Oro. Algunos de estos temas que aparecen de modo específico (además de reflejarse en los personajes o temas señalados anteriormente) son la vanidad, locura e hipocresía, el paso del tiempo y la fragilidad de la vida humana, la mutabilidad de la Fortuna, el dominio de la codicia, la apariencia y la verdad, etc. Comentar la presencia de la muerte en el universo de los Sueños. Localizar referencias al tema de la verdad y el desengaño.
  • La hipocresía de los nombres es muestra de la hipocresía general que domina a la sociedad. Examina de nuevo los pasajes de Mundo por de dentro sobre la mentira de las palabras. ¿Sigue funcionando este mecanismo en la sociedad actual? Poner algunos ejemplos de esta hipocresía de las denominaciones en el lenguaje político o periodístico actual.
  • La sátira tiene sin duda una dimensión ideológica, histórica y política. En alguna parte de la obra quevediana la sátira política toma importancia sobre todo después de su contacto con la política exterior cuando está al servicio del Duque de Osuna. A lo largo de estas obras se encuentran reflexiones de tipo político, juicios más o menos directos, propuestas de reforma, etc. Buscar referencias de tipo político a las actividades de los extranjeros, o a la conducta de otras potencias en su relación con España. ¿A quiénes ataca sobre todo? ¿Por qué? Releer el diálogo del narrador con Villena en Muerte. ¿Qué motivos políticos aparecen?
  • Otro tema fundamental es el dinero. ¿El poder del dinero es una constante social e histórica o se produce en modos diversos según las épocas? Si la del Siglo de Oro, según los satíricos, está dominada por la preocupación del oro, la época actual ¿está dominada por la misma preocupación? ¿Se advierten matices distintos? ¿Cuál es la postura del satírico?

2.2. TEMAS PARA EXPOSICIÓN Y DEBATE

La prosa satírica de Quevedo muestra la mayor complejidad expresiva de toda la literatura del Siglo de Oro. Varios debates pueden dedicarse a aspectos expresivos y su sentido en la construcción de la crítica satírica.

  • Destacar la riqueza del léxico utilizado: rastrear los registros léxicos, y una serie de juegos significativos. Se reproducen modos de hablar de distintos oficios, clases sociales, o personajes; se parodian o usan en serio modalidades del sermón, de la reflexión ascética y referencias bíblicas; no se olvida el registro popular de refranes y proverbios, etc.
  • La sátira se caracteriza en el Siglo de Oro por el bajo estilo, es decir, el uso de léxico considerado vulgar o malsonante incluso. Hacer un vocabulario de este tipo de palabras. ¿Quién las utiliza? ¿El narrador, los personajes o ambos? ¿Qué función expresiva tienen? Se utilizan repetidamente las jergas profesionales. Poner ejemplos de las más importantes. ¿Existen hoy usos del lenguaje parecidos? Poner algún ejemplo de jerga moderna. ¿Qué oficios o clases profesionales usan de estos recursos? ¿Para qué los usan?
  • La viuda de Mundo por de dentro usa también una especie de jerga a base de expresiones hechas hipócritas. ¿Por qué son hipócritas? ¿La lengua sirve para comunicar o para ocultar? Discutir los usos de la lengua y la retórica en alguna pieza satírica.
  • ¿Por qué se burla Quevedo de los astrólogos y otras supersticiones? ¿Qué es un quiromántico? ¿Sigue habiendo supersticiones astrológicas? Discutir sobre la presencia de la superstición en el Siglo de Oro y hoy: ¿a qué se debe?, ¿siguen vigentes las burlas de Quevedo?
  • La referencia maloliente, el subrayado de las dimensiones corporales, la presencia de elementos repulsivos, o la suciedad, son componentes degradadores esenciales en la composición satírica y en el concepto de comicidad vigente (que se entendía como grosería y fealdad). Si revisa los campos semánticos encontrará muchas referencias: haga listas de vocablos ordenados por campos semánticos:

    –Escatología y referencias a materias excrementicias.

    –Parásitos: piojos, chinches, sarna.

    –Enfermedades consideradas ridículas objeto de sátira (sífilis).

    –Referencias a lo corporal (típicas del ambiente carnavalesco): partes del cuerpo, funciones fisiológicas.

    –Referencias eróticas.

    –Comidas y bebidas groseras. Comente el motivo de los pasteles, por ejemplo.

    –Harapos, elementos de suciedad en la apariencia de los personajes.

    –Referencias sensoriales connotadas negativamente (malos olores, o sabores, gritos…).

  • ¿Todo esto tiene hoy otra consideración? ¿Han cambiado los conceptos de comicidad? Reflexionar sobre las cosas que hoy resultan cómicas o no y examinar la relación con los valores sociales. Por ejemplo: ¿qué consideración tienen hoy las que llama Quevedo figuras naturales? ¿Y las artificiales? La burla del abuso de cosméticos ¿corresponde hoy a la publicidad masiva de estos productos? ¿Hay «cambio de imagen» de algunas actitudes y prácticas?
  • En general pueden ser objeto de debate en clase todos los temas del apartado anterior.

2.3. MOTIVOS PARA REDACCIONES ESCRITAS

En general todos los temas de los apartados anteriores pueden ser presentados y elaborados por escrito. Se añaden algunas otras sugerencias.

  • La gran preocupación por el ingenio se manifiesta en el juego de palabras y la metáfora sorprendente, junto con la hipérbole exagerada. Comente ejemplos de juegos de palabras y explique su funcionamiento (pueden servir de ayuda las notas al texto).
  • En un manual o diccionario de términos filológicos estudie con detalle el significado de: paronomasia, dilogía, retrúecano, antanaclasis… Busque ejemplos en los Sueños y redacta un trabajo sobre estos recursos.
  • Localice en las notas al texto algunos juegos de palabras referidos a oficios satirizados y haga un pequeño repertorio relativo a cada uno: por ejemplo, alguaciles, mercaderes, pasteleros, genoveses.
  • ¿El juego de palabras es cómico solo o sirve al desenmascaramiento de los personajes? Comentar con ejemplos significativos.
  • La caricatura. La visión negativa y caricaturesca organiza una importante serie de recursos estilísticos: en todo retrato caricaturesco es esencial la hipérbole, exageración de rasgos. También las metáforas animalizadoras y cosificado-ras, que quitan humanidad al personaje, y también la desintegración del individuo (ver los muertos que acuden al Juicio final, con los miembros buscándose unos a otros). En la prosa satírica de Quevedo hay un repertorio extraordinario de caricaturas: comentar algunos casos principales de desintegración de la figura humana, buscar gestos exagerados, gritos, descomposición de la figura y su movimiento: poner algunos ejemplos principales. ¿Qué resultado se consigue con estos recursos? Comentar algunas caricaturas claves. ¿Cómo compone Quevedo el retrato caricaturesco?

2.4. SUGERENCIAS PARA TRABAJOS EN GRUPO

  • Escribir una premática satírica actualizada.
  • Sustituir en algunas de las premáticas quevedianas algunos artículos por otros que hagan referencia a la sociedad actual. Pueden inspirarse, por ejemplo, en diversas secciones de los periódicos: no hay periódico, por muchas aspiraciones que tenga, que no traiga una sección absurda de horóscopos: integrar alguna sátira de esta necedad en un esquema imitatorio del Libro de todas las cosas o las premáticas.
  • Preparar en equipo un informe sobre la astrología en la sociedad moderna. Buscar anuncios de astrólogos, recopilar la jerga característica, y comparar esta superstición moderna con la comentada por Quevedo.
  • Intentar el experimento de colocar un episodio de un Sueño en un lugar de otro ¿es posible hacer esto? ¿Cuál es el resultado? Sustituir dos episodios análogos en dos Sueños ¿qué efecto se produce? Añadir en algún capítulo nuevos personajes inspirados en la sociedad actual.
  • Escoger un fragmento satírico y reescribirlo con otras palabras: «modernizar» el texto para un lector actual. Procurar mantener en lo posible los rasgos de ingenio. ¿Qué dificultades se encuentran?
  • Buscar ilustraciones pictóricas del Juicio final. Compararlas con la interpretación literaria de Quevedo. Ver sugerencias para trabajos interdisciplinares.
  • Buscar ilustraciones para la prosa satírica. Dibujar algunas. Localizar reproducciones de algún cuadro del Bosco, de Arcimboldo y de Goya.
  • Preparar en equipo una posible escenificación dramatizada de algún episodio o fragmento. Escribir un guión con las indicaciones escénicas. Se puede intentar con el texto del Sueño de la Muerte (la comedia soñada).
  • Buscar los personajes históricos: Villena, Felipe III, Felipe IV… Hacer pequeñas fichas biográficas de los mismos.
  • Examinando periódicos actuales localizar una lista de personajes de nuestra sociedad actual sometidos a críticas o sátiras que puedan recordar a la de la prosa satírica quevediana. ¿El repertorio es muy distinto?
  • Elaborar un repertorio de refranes. ¿Qué crees que ha pasado con esta cultura oral?
  • Haz un catálogo de personajes folclóricos.
  • Haz un catálogo de las costumbres sociales mencionadas en la prosa satírica de Quevedo que ya han desaparecido de la sociedad actual.

2.5. TRABAJOS INTERDISCIPLINARES

La sátira presenta muchas posibilidades para abordar ciertas cuestiones desde perspectivas interdisciplinares. La conexión con la sociedad coetánea hace imprescindible un conocimiento histórico lo más completo posible de la época, porque solo así se podrá analizar certeramente la dimensión de un motivo satírico. En particular resulta de mucha utilidad la historia de las mentalidades, pues la sátira refleja una postura intelectual y moral estrechamente asentada en un determinado sistema de valores. Por otra parte la sátira se ha cultivado también en otras formas artísticas, como la pintura… Se sugieren algunas posibles vías de estudio interdisciplinar:

  • Contactos con la antropología o la sociología: sistemas de valores, creencias, supersticiones, estructuras sociales. Papeles de los estratos sociales, función social de las figuras y oficios satirizados. Los valores de la sociedad. Función, por ejemplo, del hidalgo en la estructura social del Siglo de Oro y representación satirizada. ¿Qué elementos de la realidad histórica y social explican el tratamiento satírico? Un tema interesante desde la antropología es analizar la transmisión y adaptaciones de los temas satíricos y la imagen del hombre que expresan. Muchos datos de la prosa satírica (costumbres, modas vestimentarias, modas alimentarias —el beber frío—, excesos de cosméticos, afición superficial a la cultura, modas literarias, objetos culturales…) permiten este tipo de acercamiento.
  • Contactos con la historia: estudiar textos históricos de la época o relativos a la época. Comparar los datos que ofrecen los repertorios históricos con las interpretaciones satíricas. La sátira suele florecer en épocas de crisis. ¿Cuáles son los datos históricos que fundamentan las posturas del satírico, en especial las de Quevedo en estas obras?
  • Contactos con el arte. Algunas pinturas de la época o de otras épocas se pueden considerar también satíricas. La caricatura suele ser a menudo un instrumento de la sátira. Buscar en repertorios de arte paralelos. Los Caprichos de Goya, por ejemplo, tienen una gran densidad satírica: se sugiere hacer una comparación. El aspecto disparatado de algunas pinturas de Brueghel puede recordar ciertas técnicas de los Sueños, relación que no ha escapado a la crítica. El mismo Quevedo compara algunas visiones que describe en sus sátiras con los cuadros del Bosco. También pueden examinarse los paralelos o contrastes entre la pintura literaria del infierno o del juicio final y otras interpretaciones pictóricas.

2.6. BÚSQUEDA BIBLIOGRÁFICA EN INTERNET Y OTROS RECURSOS ELECTRÓNICOS

Cualquier edición de las obras de Quevedo incluye una selección bibliográfica. Ver en especial la de García Valdés citada en la bibliografía.

En general se pueden localizar bastantes sitios en internet dedicados a Quevedo. Cualquier buscador (Google, por ejemplo) ofrece numerosas direcciones. El problema es que la mayoría de ellas sirven de poco, son caóticas, o recogen los gustos particulares del autor de la página que a veces consiste en un poema favorito, o en una selección de textos extraídos de cualquier otro lugar, sin ninguna garantía.

Hay algunas páginas web en las que se puede hallar material de consulta y ayuda algo más organizada y fiable para los trabajos quevedianos:

  • http://griso.cti.unav.es/perinola.html: Esta es la página de la revista La Perinola. Revista de Investigación quevediana, de la Universidad de Navarra. Está accesible una página web dedicada a Quevedo, con cuadro cronológico, textos críticos en prosa y verso, programa en construcción de concordancias, índices de los volúmenes publicados de la revista de investigación, etc. Quevedo tiene además en la Universidad de Navarra un sitio específico (ya parcialmente accesible) relacionado con el de La Perinola, que se menciona a continuación.
  • http://quevedonline.com: Página dentro de los proyectos de investigación del GRISO (Grupo de Investigación Siglo de Oro de la Universidad de Navarra), específicamente dedicada a Quevedo. Actualmente en desarrollo, incluirá (ya incluye algunos de estos materiales parcialmente) bibliografía comentada, galería de imágenes, banco de textos de Quevedo, comentarios de textos, introducciones a obras quevedianas, síntesis biográfica de Quevedo, estudios publicados colocados en la red, enlaces con otros lugares, varios materiales didácticos…
  • http://www.stthomasu.ca/~rgmoore/bibliog/bibframe.htm: Página dedicada a la bibliografía quevediana, la más completa y actualizada de las disponibles en red.

El manejo de estas páginas enseñará al usuario las capacidades y utilidades de las mismas.

3. COMENTARIO DE TEXTOS

El retrato de la dueña Quintañona (Sueño de la Muerte)

Con su báculo venía una vieja o espantajo, diciendo:

—¿Quién está allá a las sepulturas?

Con una cara hecha de un orejón; los ojos en dos cuévanos de vendimiar; la frente con tantas rayas y de tal color y hechura, que parecía planta de pie; la nariz en conversación con la barbilla, que casi juntándose hacían garra, y una cara de la impresión del grifo; la boca a la sombra de la nariz, de hechura de lamprea, sin diente ni muela, con sus pliegues de bolsa a lo jimio, y apuntándole ya el bozo de las calaveras en un mostacho erizado; la cabeza con temblor de sonajas y la habla danzante; unas tocas muy largas sobre el monjil negro, esmaltando de mortaja la tumba; con un rosario muy largo colgando, y ella corva, que parecía con las muertecillas que colgaban dél que venía pescando calaverillas chicas. Yo, que vi semejante abreviación del otro mundo, dije a grandes voces, pensando que sería sorda:

—¡Ah, señora, ah, madre, ah, tía! ¿Quién sois? ¿Queréis algo?

Ella entonces, levantando el abinitio et ante secula de la cara, y parándose, dijo:

—No soy sorda, ni madre ni tía; nombre tengo y trabajos, y vuestras sinrazones me tienen acabada.

¿Quién creyera que en el otro mundo hubiera presumpción de mocedad, y en una cecina como esta? Llegose más cerca, y tenía los ojos haciendo aguas, y en el pico de la nariz columpiándose una moquita, por donde echaba un tufo de cimenterio. Díjela que perdonase y preguntele su nombre. Díjome:

—Yo soy dueña Quintañona.

3.1. EL CONTEXTO

Para analizar el pasaje de la caricatura de la dueña Quintañona es conveniente contextualizarlo en dos dimensiones: primero, revisar su situación en el texto concreto en que se inserta; después situar el motivo en el corpus satírico quevediano.

El pasaje pertenece al Sueño de la Muerte, y se coloca en una serie de burlas a distintos personajes que el narrador encuentra en el tribunal de la Muerte. Aunque el efecto caótico haya incomodado a algunos críticos que juzgan negativamente la mezcla de motivos serios con otros más triviales o de burla costumbrista, la acumulación quevediana no deja de ser lógica, en cuanto la muerte es universal y a nadie perdona: en su tribunal andan revueltos los ayudantes que sirven a la misión de la guadaña, las categorías de muertes, los muertos de una y otra condición: Discordia, Envidia, casamenteros y sastres, muertos de amores y por otras causas, avarientos, necios… Una sección importante es la constituida por personajillos folclóricos, que le sirven a Quevedo para la sátira de lugares comunes (ya vista en ciertos opúsculos tempranos y que será una constante en su obra satírica) y para la sátira de tipos en casos más desarrollados: se suceden Juan de la Encina, el Rey que rabió, el Rey Perico, Perogrullo, Mateo Pico, Agrajes, Arbalias, y otros. Dentro de la procesión de estas entidades se presenta la protagonista del fragmento elegido: una vieja, que ya se anuncia globalmente como «espantajo» y de la que estamos dispuestos a conocer muchos defectos o aspectos ridículos, según el tono general de su contexto, subrayado por la ambientación mortuoria, muy intensa. El fragmento escogido para comentario consiste en el retrato caricaturesco, pero la sátira completa de la dueña continúa en el pasaje, y el examen de este retrato debe completarse con las burlas que continúan.

Este retrato de Quintañona es una de las cimas de la sátira de la vieja en Quevedo, tema que recoge de los satíricos clásicos y que adapta a circunstancias del Siglo de Oro, concentrando muchas de sus burlas en el tipo especial de la dueña. Puede ser útil recordar algunos detalles del tema satírico de las viejas y las dueñas en la obra (en verso y prosa) del autor. Estudiosos como Amedée Mas, en su libro sobre la caricatura de la mujer y el amor en Quevedo han observado dentro de la sátira misógina el papel nuclear de la vieja, que concentra en extremo todos los defectos de la mujer. Un romance de Quevedo («Comisión contra las viejas») es buen ejemplo de los principales motivos satíricos y desarrolla todo un variado catálogo de estas «muchachas de los finados» y «calaveras fiambres». El escarnio por el físico repelente es constante, y se contrapone a los retratos de hermosas damas (género tópico en la poesía amorosa), cuyas bellezas niega detalle a detalle, como sucede en el soneto «Pinta el aquí fue Troya de la hermosura», organizado, igual que otros muchos, según la descriptio petrarquista, oponiendo a la idealización retórica la visión grotesca de la degeneración corporal. Los motivos más importantes en los múltiples retratos quevedianos de las viejas son las arrugas, fealdad y flacura, suciedad, mal olor, falta de dientes, pretensiones juveniles, destruidas mediante la exageración burlesca de sus años, etc. La exageración de la edad conduce inexorablemente a las asociaciones macabras despectivas: las viejas son calaveras, carroñas y fugitivas de los responsos, a las que conviene más la tumba que el estrado.

Los toques macabros, al igual que los demás aspectos repulsivos, se acentúan en la peor de las variedades posibles de viejas: la dueña (dama de cierta edad que servía de acompañante a las más jóvenes), que llega a constituir como una obsesión de numerosos escritores auriseculares, que la muestran como objeto de burla o chacota o como perversa manifestación social, según ha indicado Ricardo del Arco en un estudio sobre esta figura. Quevedo es el escritor más encarnizado con la figura de la dueña, a la cual atribuye todas las características negativas de todas las categorías femeninas, y retrata arquetípicamente en esta Quintañona del Sueño de la Muerte.

3.2. LA ESTRUCTURA

Tras la evocación del ambiente mortuorio y de las sepulturas en que se enmarca el episodio, se nos presenta una descripción caricaturesca estructurada fundamentalmente según la técnica de los apodos o series de metáforas o conceptos de semejanza que constituyen, como decía Gracián, una ingeniosa definición del sujeto. Tal descripción se abre con un juicio sintético («espantajo») que orienta todo lo que sigue. Algunos rasgos físicos corresponden a los que también se precisan en los retratos positivos: ojos, frente, boca (desvalorizados por la técnica metafórica empleada y que comentaré en el apartado siguiente). Otros, en cambio, estaban «prohibidos» por las convenciones del retrato lírico y su sola presencia implica la burla grotesca: la nariz o el mostacho. Añádanse a estos elementos grotescos los detalles descriptivos que les corresponden y que los convierten en exageradas caricaturas (nariz flaca y curvada sobre la barbilla que toma aspecto del grifo, etc.). La descripción no se basa solamente en rasgos físicos, sino que añade elementos (simbólicos) del vestuario y adorno de la vieja: las tocas largas (vestimenta habitual de las dueñas, pero que aquí se convierten en sugerencia de la mortaja), y el rosario (signo de hipocresía religiosa, que añade otras sugerencias macabras al aplicar ingeniosamente —es una agudeza de proporción en términos de Gracián— las muertecillas que eran adorno habitual de los rosarios, a la vieja dueña muerta y símbolo de la muerte).

Esta caricatura se vuelve a sintetizar con otra expresión semejante a la que abría el pasaje: la dueña es «abreviación del otro mundo». Se cierra así de manera bastante rigurosa la fase del retrato fundamentalmente visual. Sigue un fragmento dialogado, que introduce un contraste en el ritmo (según la estructura general de todos los Sueños, que alternan voces narrativas, de los protagonistas condenados, etc.) y al fin una valoración general del narrador, que denuncia explícitamente la ridiculez absurda de las pretensiones de esta vieja que revela por fin su identidad, remitiendo a un mundo proverbial grotesco.

La estructura general consta, pues, de: introducción ambiental, retrato caricaturesco, breve diálogo, juicio satírico que sintetiza el sentido de la descripción y del diálogo previos. Se advierte, en un texto tan breve, variedad de recursos en la construcción del retrato dueñesco, que conviene examinar más en detalle para ver las técnicas del ingenio conceptista en las que se basa.

3.3. LA TÉCNICA INGENIOSA DEL RETRATO

He mencionado antes que la técnica básica es la de los apodos o agudezas de semejanza que componen la definición del sujeto. En la primera semejanza se compara la cara con un orejón, pedazo de fruta seca al sol, lo que supone la imagen visual de las arrugas, y cosificación del sujeto: procedimientos ambos típicos de la caricatura. La imagen de los ojos hundidos como si estuvieran situados en el fondo de cuévanos (cestos profundos para vendimiar) es favorita de Quevedo (la usa, entre otros pasajes, en el retrato del dómine Cabra del Buscón y a menudo en otros retratos de viejas); como en otras de la serie esta metáfora insiste en rasgos visuales. En la comparación del frente con la planta del pie, además de la base visual, se añade una sugerencia de monstruosidad al identificar dos partes distantes del cuerpo. Este efecto monstruoso se intensifica en el resto del retrato: la nariz y barbilla, curvadas en direcciones opuestas «hacen garra» y una cara que se parece a un grifo (animal monstruoso mezcla de águila y león). Es otra imagen repetida en Quevedo, quien describe otra vieja de un romance: «barba que con la nariz / se junta a dar un pellizco, / sueño de Bosco con tocas, / rostro de impresión del grifo». La animalización degradatoria se aumenta con las dos semejanzas siguientes que comparan la boca de Quintañona a la de una lamprea y a la de un mono, llena de huecos y de arrugas. Para tener idea de lo peyorativo de estas comparaciones basta recordar la definición de lamprea que trae el Diccionario de Autoridades: la lamprea es pescado «muy parecido a la anguila […] con el lomo cubierto de manchas cerúleas […] boca redonda y excavada hacia adentro como la sanguijuela […] en lugar de agallas tiene a cada lado siete agujeros redondos».

Tres detalles más, tópicos, pero no menos eficaces: la falta de dientes, el bozo y el temblor. En el pasaje, como se ve, predomina la metáfora grotesca y la hipérbole frente a los juegos de palabras, debido a la calidad eminentemente visual del texto.

Al mecanismo de la alusión pertenecen otros motivos como las metáforas basadas en frases latinas, procedentes del Eclesiastés, y que se refieren a la antigüedad de la Sabiduría. Resulta irónico aplicarlas a Quintañona, cuyo nombre resulta también alusivo a los años numerosos de su edad.

En el comentario final del fragmento el narrador interpreta todos los elementos anteriores, identifica al personaje como la quintaesencia de la vejez y la muerte («abreviación del otro mundo») y explicita el absurdo comportamiento de la dueña, que pretende excusar su vejez atribuyendo sus desperfectos a los trabajos o penalidades de la vida, excusa tópica en las viejas de la sátira, como se documentará en varios de los opúsculos festivos. Nuevas metáforas con el sentido de «vejez» se acumulan: «una cecina como esta», y por si fueran pocas las connotaciones repulsivas, se cierra la síntesis final con varios motivos que insisten en la degradación corporal, con detalles escatológicos y relativos al sentido del olfato (hasta ahora predominaba la vista): todos pertenecen al bajo estilo que se ha comentado como propio de la sátira: los ojos se equiparan con las vías urinarias, pues se identifica la supuración senil con la orina (hacer aguas, «orinar»), y en la nariz se añade otra secreción inmunda («moquita») que echa «un tufo de cimenterio».

En suma, la cosificación, animalización y degradación general es completa. El recurso principal es el apodo o agudeza de semejanza que extrae sus términos del mundo vegetal, animal o artificial (sonajas) y hasta de la Biblia (frases latinas) en una mezcla característica de la estética de lo grotesco, que es la que define este retrato. Como buena caricatura grotesca provoca en el lector un efecto ambiguo de risa y repulsión, de diversión por el ingenio del retrato y de rechazo por la acumulación de datos negativos, macabros y repugnantes.