AGRADECIMIENTOS

A la escritora Mercedes Rubio, que consiguió mapas del Paraguay y de Asunción, y a Julieta Obedman, mi editora, que hizo de intermediaria.

A mi querida amiga Victoria Ferrari y a su esposo Diego Ambasz, por todas las gestiones en que se embarcaron para conseguir el mapa antiguo del Paraguay, que tanto me sirvió.

A mi lectora María Rosa Lavorato, que me facilitó el libro Misiones jesuíticas y bandeirantes paulistas, de Enrique de Gandía, casi un incunable.

A la querida Carlota «Loti» Lozano, por servir de nexo entre María Rosa Lavorato y yo.

A Vale Catalfo, que, cuando se enteró de que ambientaría mi nueva novela en su provincia, Misiones, me escribió largos mensajes llenos de información valiosa que hablan del amor por su tierra.

Y por último, a mi lectora Lorena López, periodista, por su libro Selva misionera, que tan bien detalla la riqueza de la flora y de la fauna de la bella provincia de Misiones, y por la información de primera mano.