INTRODUCCIÓN A LA SEGUNDA EDICIÓN
Debido al éxito obtenido con la primera edición de En la línea de fuego: la realidad de los enfrentamientos armados, ésta quedó agotada durante la primera semana de su llegada a las estanterías de las librerías y demás tiendas en las que es posible adquirir el libro. La situación obligó a reimprimir, casi con carácter urgente, una nueva tirada de ejemplares. Esto se produjo, para mayor satisfacción de sendos autores y de la editorial, tras la primera presentación pública de la obra. Ávila fue la ciudad en la que se celebró la premier. No es un sitio cualquiera. Tampoco el presentador del evento y el foro de encuentro son baladíes. Esta ciudad acoge el mayor centro de formación de policías de España y, posiblemente, de todo el continente. El Quantico europeo le llaman algunos, mirando de reojo hacia la Academia del Federal Bureau of Investigation (FBI) norteamericano. Hablamos de la Escuela Nacional de Policía, la cuna del Cuerpo Nacional de Policía (CNP). Fue allí precisamente donde el 21 de mayo de 2014 presentó la obra José María de Vicente Toribio, todavía por aquel entonces inspector jefe de dicha fuerza. Toribio, que estaba destinado en dicho centro de formación desde la década de los años noventa, ejerció allí su magisterio como profesor de tiro y armamento durante más de veinte años. A fecha de este evento, y desde hacía no más de dos años, ocupaba plaza en el Departamento de Relaciones Institucionales de la Escuela. Hombre ampliamente versado en la materia tratada en En la línea de fuego, también es escritor de narrativa y poesía. Aquella tarde estaba, sin que muchos lo supieran, a solamente cuarenta días mal contados de su pase a la situación administrativa de jubilado por edad.
Tras esta primera «puesta de largo» en Ávila, otras ciudades como Valencia, Sevilla, Zaragoza o La Línea de la Concepción, han acogido la presentación de En la línea de fuego: la realidad de los enfrentamientos armados. No tendremos nunca suficientes palabras para agradecer el apoyo y afecto que hemos recibido de los organizadores de los eventos. En cada uno de los lugares en los que hemos estado nos han hecho sentir como en familia. Diversos medios de comunicación, cadenas de radio y El País o Interviú, entre otros, se han hecho eco del libro. En definitiva, muy satisfechos de lo mucho que se ha hablado de la obra en tan poco tiempo.
Echando la vista atrás, uno recuerda con cariño aquel primer encuentro en un bar con solera de Jerez de la Frontera. Un vino rosado y un café sirvieron de lubricante para poner sobre la mesa las ideas que teníamos respecto de la actuación policial, el entrenamiento que recibían los policías o los problemas psicológicos encontrados como consecuencia de las situaciones de riesgo derivadas del servicio. Hablando y hablando nació la idea de este libro. Ya desde el inicio tuvimos claro que lo que escribiésemos debía tener una estructura técnica importante sin perder la amenidad y el tono divulgativo. Posiblemente, eso nos haría perder algo de «rigor científico», pero pensamos —y creo que no nos equivocamos— que era muy importante que el libro pudiera ser leído por todo tipo de lector, fuera entendido o no en la materia. Atraer a lectores de ámbitos muy dispares fue una tarea complicada, pero estimulante.
Otro de los objetivos irrenunciables fue que la obra tuviera su propia «alma». Las historias narradas no deberían conformar un mero y frío catálogo de hechos relacionados con las confrontaciones armadas. El alma del libro debían ser los policías protagonistas de los muchos dramas personales convertidos en letra; sus vivencias, sus recuerdos, sus miedos, su nueva vida tras experiencias tan duras… Nuestro libro, para que realmente cumpliera con el objetivo que nos habíamos propuestos, debía poseer alma.
Pero, ¿lo conseguimos? La respuesta llegó en la primera presentación pública de la obra.
Ya en la Escuela de Ávila, notamos que algo pasaba con el libro. Es verdad que quienes nos premiaron con su asistencia —y en los turnos de preguntas— plantearon dudas sobre técnicas, respuestas fisiológicas, el comportamiento humano en situaciones de estrés, etc., que tratábamos de responder y aclarar lo mejor que podíamos. Sin embargo, el verdadero contacto con los lectores de nuestro libro vino después, en esos momentos distendidos en los que tienes el placer de dedicar unos ejemplares a personas muy agradecidas. Los policías que se acercaban para charlar sobre la obra estaban en sintonía con esa parte de alma que habíamos querido transmitir.
Fue en esos pequeños círculos de conversaciones informales que escuchábamos sus opiniones, sus propias experiencias, sus aportaciones a alguno de los capítulos, las dudas sobre la formación, el temor a encontrarse en una situación de vida o muerte y no saber si sus reacciones serían las correctas… En estos momentos, toda la parte racional quedaba a un lado dejando espacio a las emociones, a esa parte fundamentalmente humana de todo policía en cuanto que es persona.
A partir de este momento, el libro empezó a dejar de ser un proyecto individual de Ernesto o Fernando, para pasar a ser algo más grande fruto de la suma de las experiencias de todos aquellos policías que lo iban leyendo. La obra que tenéis en las manos no es la misma que aquella primera edición publicada hace unos meses. Ahora tiene alma, y eso es fundamental en un proyecto que pretende algo más que contar historias mejor o peor. Algo que sentimos es el no poder incluir todas las experiencias y aportaciones de todos aquellos que nos han honrado recorriendo sus páginas.
Sabemos que En la línea de fuego no da por terminada una realidad que, por desgracia, golpea duramente a quienes tienen que poner sus vidas en riesgo para garantizar la libertad y la seguridad de los demás. En el lapso que separa ambas ediciones, un funcionario ha encontrado la muerte y varios han sido heridos en el curso de enfrentamientos armados encontrándose de servicio. Esta pérdida deja un vacío personal insustituible, pero también planta la semilla para una pregunta fundamental: ¿podría haberse evitado? Después de reunir toda la información para escribir esta obra, la conclusión más preocupante a la que llegamos fue que —salvo honrosas excepciones— no se presta especial atención a la fisiología y psicología propias de un enfrentamiento armado, a pesar de que son aspectos que tienen un gran peso a la hora de decidir el resultado final del tiroteo. Lógicamente, tampoco se aplicaban a la instrucción de tiro.
Este libro, en parte, también trata de esto, de salvar vidas. Somos conscientes de que en situaciones de a vida o muerte hay muchas variables que resultan difíciles de controlar. Siempre puede salir algo de modo distinto a como esperábamos. Pero, ¿y todo aquello que deberíamos hacer y no hacemos? ¿Todavía no se nos cae la cara de vergüenza cuando mandamos a nuestros agentes una o dos veces al año al campo de tiro a vaciar un cargador y volver a casa? Algo tiene que cambiar. Nosotros no tenemos todas las respuestas, pero esperamos que este libro sea un eslabón más que ayude a cambiar las cosas.
Esta segunda edición amplía algunos párrafos ya publicados en la anterior. No suma nuevos casos o capítulos, pero sí añade valiosa y enriquecedora información relativa a cómo se produjeron varios hechos concretos, meramente referidos por encima anteriormente. Para estas ampliaciones han sido entrevistados tres funcionarios más. Policías que resultaron heridos en su momento, uno de ellos de muchísima gravedad. Personas que si bien estuvieron en contacto con los autores en 2012, decidieron no participar abiertamente en la primera edición. ¿Por qué ahora sí?, por razones muy respetables tanto ayer como hoy. Ya se apuntó en los párrafos finales de la introducción de la edición agotada: comprendemos y respetamos todas las razones esgrimidas para no subirse al barco y también para bajarse de él. Algunos de los añadidos insertos merecen ser capítulos por sí solos. Pero por diversas razones los autores hemos optado por no incluir más episodios sino nutrir los ya existentes. Igualmente, a un caso ampliamente desmenuzado en la anterior edición, se suma otro policía protagonista que con su nueva y rica aportación revaloriza la obra.
FERNANDO PÉREZ PACHO