Capítulo XXIV
LA ÚLTIMA «ORACIÓN»
«Stalin… Camarada Stalin:
Hemos prolongado la lucha durante treinta y dos terribles meses.
Hemos perdido más de un millón y medio de españoles.
España tiene en sus ciudades y pueblos, en sus campos y puertos heridas de las que tardará años y años en curarse.
Hemos envenenado de dolor y odio a un pueblo de lo que no podrá curarse en cincuenta años.
¿Estás contento, camarada Stalin?… Si estás contento, camarada Stalin, ¿qué importa lo demás?… ¡Te seguimos creyendo!… ¡Te seguimos amando!… Ha muerto la segunda república, pero ¡existes tú! ¡Existe la Unión Soviética! ¡Existe la gran esperanza!…
¡Viva Stalin, nuestro jefe y maestro!
¡Viva!
¡Vivaaaaaaaaa!»