Detente, instante: ¡eres tan hermoso!
GOETHE, Fausto
Dejaré la cama como ella la dejó,
deshecha y en desorden, con las sábanas
revueltas, para que la huella de su cuerpo
permanezca junto al mío.
Hasta mañana no iré al baño, no me
vestiré y no peinaré mis cabellos para no
borrar sus caricias.
Esta mañana no comeré, ni esta noche, y,
sobre mis labios, no pondré ni carmín ni
polvos, para que su beso perdure.
Dejaré los postigos cerrados y no abriré la
puerta, para que el recuerdo que
permanece no se vaya con el viento.
PIERRE LOUYS, Las canciones de Bilitis.
«El pasado que perdura».