Conectó el tubo de oxígeno a su máscara e inspiró varias veces con gran intensidad. Se sintió mejor, fuerte y lúcido. Arrancó su nuevo jeep y se precipitó por la supercarretera. El coche reclamó combustible y programó una detención en la próxima estación de recarga. Recibió una llamada de su mujer. Por su tono de voz, estaba desesperada, pero las interferencias le impidieron entender. El automóvil se detuvo para llenar el tanque. La aguja se atajó a la mitad. Un mensaje surgió en el visor. “Su fondo de pensión está agotado. Consulte a la central”. No logró comprender. Aceleró el jeep para regresar a la autopista subterránea. El teléfono se había apagado. Pronto el auto se paralizó. “No tiene crédito para el peaje”, anunció la pantalla. El motor se silenció. Una fuerza invisible levantó la máquina y la arrastró a una oscuridad sin retorno.