Escena: 13

La soberbia máquina de guerra se abría paso derribando algunos pinos pequeños. Habían transcurrido cuarenta y cinco minutos desde que se internaron en el bosque.

Ralf abrió la cúpula y se asomó. Se colocó los binoculares y exploró la zona.

“Ubícate entre aquellos pinos.”

El tiger avanzó hasta detenerse en el punto indicado.

Ralf divisó los tres panzer destruidos; estaban en un área abierta de la carretera a un kilómetro de distancia.

“Esperaremos aquí.” Introdujo la cabeza y cerró la cúpula.

Un frente helado pasó por la zona. La nieve comenzó a cubrir la carretera, pinos y al tiger.

“Treinta minutos y el combustible se agotará,” dijo el conductor.

El sonido de varios motores fracturó el silencio del lugar.

Cuatro tanques sherman aparecieron en el área abierta de la carretera.

“Vienen en formación de cruz,” dijo el cañonero.

“Preparen,” ordenó Ralf.

El cañonero apuntó al sherman que iba al frente.

“En mira.”

“Fuego.”

El cañón disparó un proyectil.

El sherman explotó. Los que avanzaban por los laterales se desorientaron. Uno de ellos disparó hacia el bosque. Erró el blanco.

“En mira.”

“Fuego.”

El segundo sherman explotó.

“General, el cuarto sherman detectó nuestra posición,” dijo el operador de radio.

El operador de municiones colocó un proyectil en la recámara.

El tercer sherman intentó ocultarse entre los tanques destruidos y evitar el impacto del cañón del tiger.

“En mira.”

“Fuego.”

El tercer sherman recibió el impacto en su costado. Toda la tripulación murió.

El cuarto sherman aceleró.

“General, se acerca el sherman,” dijo el operador.

“Ese pino obstaculiza el giro del cañón. Retrocede.”

El conductor accionó la reversa.

El sherman había llegado. La distancia que lo separaba del tiger era suficiente para lograr un impacto letal. Comenzó a girar el cañón.

“Recarga,” pidió el cañonero mientras giraba la mira.

El operador de municiones montó otro proyectil en la recámara.

“Colócate en otro ángulo,” ordenó Ralf al conductor.

Los cañones de ambos tanques se acercaban a sus respectivos blancos.

El tiger retrocedió y cambió de posición.

“En mira.”

“Fuego.”

Ambos tanques dispararon al mismo tiempo. El sherman explotó. El tiger recibió el impacto en su costado derecho; suficiente para penetrar el blindaje y matar al operador de radio y al conductor.

Ralf abrió la cúpula y salió. Lo siguieron el cañonero y operador de municiones. Ralf observó ambos tanques. El tiger quedó inhabilitado.

“General, veo una villa al noroeste,” dijo el operador de municiones.

Ralf tomó los binoculares y observó el punto señalado.

A través del lente se magnificó un poblado parcialmente destruido. Varias de las casas tenían boquetes en las paredes y techos.

“Hubert, trae las armas.”

“Enseguida General,” respondió el cañonero.

“Tenemos que conseguir un vehículo en el poblado,” dijo Ralf al operador de municiones.

“¿Y si no tiene combustible?”

“Le sacamos al tiger lo que le quede.”

Hubert asomó la cabeza por la cúpula. “¿Desea el Mauser?”

“Y las granadas,” dijo Ralf. Revisó el estuche de su pistola ajustado a la correa. “Tráeme dos municiones para la Luger.” Giró el rostro. “Wiebe ayúdalo.”

El operador de municiones se montó en el tiger y tomó cuatro granadas Modelo 24.

Ralf se quitó el abrigo, lo volteó y colocó. Vestía ahora camuflaje blanco.

Hubert tenía en las manos dos fusiles de asalto StG 44 y el Mauser. Ralf se acercó y agarró el rifle con mira telescópica. Wiebe le entregó dos granadas y las municiones de la pistola Luger.

“Saca dos granadas más y los cascos,” dijo Ralf a Hubert. “Y cambien a camuflaje blanco.”

Wiebe se volteó el abrigo, agarró dos granadas y cargó uno de los fusiles. Ralf preparó el Mauser y comprobó la mira. Hubert llevaba puesto su casco; saltó del tiger con el resto de las granadas, el fusil y los cascos. Se volteó el abrigo.

“El trayecto será largo. Iremos por el bosque,” dijo Ralf.

El trío se desplazaba con dificultad; la nieve les llegaba a la mitad de los muslos. Ralf extendió el brazo. Hubert y Wiebe se detuvieron. Ralf veía el poblado, pero algo en el bosque lo alertó.

“¿Qué sucede General?” preguntó Wiebe.

Ralf tomó el rifle y llevó la mira telescópica a su ojo.

“Ocúltense.”

Hubert y Wiebe se agacharon detrás de un pino.

“Aliados. Dos al noroeste; armas pesadas. Seis al noreste; ametralladoras. Uno al norte; ametralladora y... tres al este; ametralladoras.” Giró el rostro. “Hubert, desplázate hacia el noreste. Wiebe, mantén bajo perfil hacia el norte. Esperen el primer disparo.”

Hubert y Wiebe rompieron filas. Ralf se enterró en la nieve. Se colocó en posición de tiro que impedía a los Aliados ubicarlo. Esperó unos minutos. Hubert y Wiebe estaban ya en sus posiciones.

Primera detonación.

Wiebe observó cómo el soldado ubicado al norte cayó muerto.

Hubert lanzó una granada al grupo ubicado al este. Esta explotó. Los tres soldados murieron. Los Aliados comenzaron a disparar hacia el bosque. Wiebe enfiló su fusil contra el grupo ubicado al noroeste.

Ralf abatió a un soldado del grupo grande. Escuchó el disparo de un rifle. Volteó el rostro y observó a Hubert tendido en el suelo con un agujero en la frente.

Wiebe lanzó una granada al grupo grande. Esta explotó y mató a dos soldados.

Ralf aprovechó el humo y acabó con la vida de los tres soldados restantes de ese grupo.

Los Aliados con ametralladoras pesadas se enfilaron hacia la ubicación de Wiebe. El pino que lo protegía comenzó a perder corteza a medida que recibía impactos de balas.

Ralf recargó el rifle. Disparó dos veces. Acabó con la vida de esos soldados. Tenía el Sol de frente; desventaja para él. Permaneció alerta ante la ubicación de un Aliado oculto. Se desplazó lentamente hasta ubicarse cerca de Wiebe. Este giró el rostro. Ralf se llevó el índice a los labios en señal de silencio. Observó las sombras de los pinos. Respiró profundo y analizó la situación.

“Cuando de la orden te agachas y giras a la derecha.”

Wiebe asintió.

Ralf observó hacia lo alto de los pinos.

“Ahora.”

Wiebe se desplazó. Enredó su bota con un tronco, perdió el equilibrio y cayó.

Ralf detectó un fogonazo en uno de los pinos.

Wiebe recibió el disparo en la cabeza.

Ralf apretó el rifle, se levantó, apuntó y disparó. El reflejo del Sol en el lente del rifle de Ralf desorientó al francotirador; de igual forma también disparó. Ralf recibió el impacto en su pectoral izquierdo. El proyectil salió por su omóplato. El francotirador recibió el impacto en el ojo izquierdo. Cayó y se enterró en la nieve. Ralf perdió el equilibrio y también se enterró. El dolor era insoportable; debía actuar rápido o moriría desangrado. Se levantó, tomó el rifle, el fusil de Wiebe y caminó hacia el poblado.