Capítulo 24

Hervé Falciani, el superhéroe mortal que plantó cara a la banca

Durante un tiempo, fue el hombre más buscado por la Justicia de varios países. ¿Su presunto delito? Las delicadísimas informaciones y pruebas ilegalmente extraídas del sistema bancario con las que ponía en jaque a importantes personalidades, con nombres y apellidos, a las que acusaba de corrupción, malversación, cohecho o evasión fiscal, entre otros delitos. Así nació la famosa «Lista Falciani», la delicatessen de los conspiranoicos con los pies en la tierra.

Hervé Falciani es un ingeniero informático, nacido en 1972 en Montecarlo, que tiene doble ciudadanía, italiana y francesa. Se crió entre banqueros, pues su padre fue uno de ellos, y terminó inmiscuido en ese ambiente, después de haber trabajado en la seguridad de un casino. Hasta que se dio cuenta de que las inmensas fortunas que llegaban a Montecarlo empobrecían a sus países de origen. Casado y con hija, se negó a que ésta creciera en un mundo, según sus palabras, «donde el valor del dinero, de la prepotencia del más fuerte sobre el más débil, de la constante elusión de las reglas, era lo normal». De modo que acabaría contribuyendo a luchar contra un sistema bancario que favorecía la corrupción y la evasión fiscal, proporcionando a los ricos los métodos para evadir impuestos mediante los recursos que los Estados destinan a ayudar a los más débiles.

Hervé Falciani.

Falciani sacrificó su cómoda vida como ingeniero informático con un sueldo de 120.000 euros anuales para denunciar la realidad bancaria. De modo que se hizo con la información de forma clandestina y subió los datos obtenidos a la deep web, lugar de la red invisible a los buscadores. ¿Su estrategia para conseguir que la Justicia colaborase con él? Forzar a los bancos a lanzar una señal de alarma que provocara la intervención de la magistratura suiza. Su objetivo nunca fue divulgar los nombres de los evasores, sino llamar la atención de la Justicia, los políticos y los medios de comunicación. Hasta el 1 de julio de 2012, el día de su detención en España, Falciani vivió prácticamente como un fugitivo entre Francia, Italia y el Principado de Mónaco. Durante algún tiempo, cuatro hombres le protegían día y noche, nunca dormía en el mismo lugar e iba escoltado por otro coche cada vez que se desplazaba. Actualmente, promueve una plataforma internacional para que quienes se atrevan a denunciar casos de corrupción, malversación, cohecho o evasión fiscal, puedan evitar aquello que él mismo ha sufrido en propias carnes.

Los 127.000 clientes del HSBC Private Bank de Ginebra, de los cuales 1.800 son españoles, se vieron envueltos en el escándalo Falciani en 2009. Dicho banco tiene 6.200 sucursales en 74 países, 52 millones de clientes y 254.000 empleados. Seguramente, pocos lectores saben que, en la caja de los bancos, el dinero limpio se mezcla con el dinero de evasores fiscales, narcotraficantes, mafiosos u hombres próximos a los círculos políticos de centroderecha y el Vaticano, entre otros criminales de toda clase y condición. «Hombres con trajes de Armani y capos mafiosos armados con metralletas, unos al lado de otros, sin distinciones», como explica el escritor italiano Angelo Mincuzzi. Y es que mucha gente cuya principal preocupación es que no suban los precios, desconoce que ese aumento se debe a una ley que permite que las empresas realicen manipulaciones opacas de los precios en los paraísos fiscales. Se utilizan sociedades pantalla para ocultar al fisco el dinero acumulado y crear fondos opacos en los llamados paraísos fiscales. Una especie de cadena de montaje, de producción en serie del sector financiero, que se basa en las sociedades pantalla. Pero, tal y como declara Falciani, «dentro de una empresa o un banco, basta con que haya una sola persona contraria al mantenimiento del secreto para que todo salte por los aires». Y así fue. Con todos ustedes, Hervé Falciani.

¿Por qué empiezas a recopilar la información del HSBC Private Bank que acabaría convirtiéndose en tu famosa lista Falciani?

Todo empezó con la crisis económica, una situación realmente grave. Había una información secreta, conservada y sabida por los bancos, que afectaba gravemente a los ciudadanos. Se nos estaba ocultando la verdad y yo no podía quedarme impasible ante esa situación. Quería ayudarlos.

Falciani durante el trascurso de la entrevista con el autor.

Se ha hablado mucho de tus posibles intereses en toda esta trama. Hay quienes te tienen por un Robin Hood financiero, y otros que te acusan de haber confeccionado la lista para venderla al mejor postor. ¿Qué tienes que decirnos de esto?

Lo importante no son las presuntas intenciones, sino los hechos. Y éstos son que he desvelado el secreto de los bancos. Muchos periodistas pretenden obviar la cuestión de los motivos, pero los hechos están ahí. Cuando yo hablo con un político, por ejemplo, sé si quiere o no contar conmigo para luchar, conjuntamente, contra el fraude y la desigualdad. No voy a valorar el porqué, sino el hacia dónde vamos. Y esto es trascendental para comprender de qué va esto.

Es algo que, de hecho, ha pasado en España. ¿Qué puedes contarnos de tu colaboración con las autoridades españolas al respecto?

Es una experiencia que continúa. Cuando he podido encontrar una estrategia con la hacienda tributaria y la justicia de varios países, he observado que faltaban tanto recursos como voluntad política para dejar de apoyar a los silenciadores y establecer reformas que dejen de ayudar a los evasores. Pasó con el gobierno francés, así como con Grecia, Alemania, Gran Bretaña y Argentina. En cambio, la política fiscal en España fue realmente leal y eficaz.

Después de todos los políticos con los que has tratado, ¿te fías de ellos? ¿Confías en los partidos políticos?

Es lo mismo que lo que te respondía sobre mis intenciones. Al final no es una cuestión de confiar o no en las personas, sino en aquellos que quieran contribuir, actuar contra los evasores.

De hecho, te has reunido con Pablo Iglesias, de Podemos, para tratar asuntos relacionados con tu lista y los defraudadores. ¿Qué puedes contarnos de esas reuniones, Hervé?

Antes de la existencia de Podemos ya conocía a la gente que acabó integrándose en ese partido. Creían que se podía ofrecer una alternativa a los problemas de España. Una vez conformado Podemos, pusimos en común que podían ofrecerse una serie de medidas concretas para cambiar parte del modelo económico en España, con el fin de evitar que siempre seamos los mismos, los ciudadanos de a pie, los que paguemos realmente nuestros impuestos.

¿Has tenido relación con los servicios secretos?

No. Los servicios de Estado son administraciones como las demás. La gente piensa en los servicios secretos como algo especial, pero son funcionarios corrientes que obtienen información, ya que sin ella no se puede hacer nada. El secreto en sí, lo que hacen los bancos sin que nosotros lo sepamos, es mucho más importante y constructivo que lo que de ello se sepa en los servicios secretos, que en sí mismos son como un fantasma.

¿Has trabajado con ellos?

Cada vez que lo han necesitado, ya que son un servicio de Estado. Cuando se me ha requerido información por parte de los Estados, he colaborado. No creo que eso sea un problema.

Has tenido muy buena relación con el Centro Nacional de Inteligencia, quienes llegaron a escoltarte en España en el transcurso de las investigaciones…

Yo estoy muy agradecido a todos los funcionarios con los que he trabajado. Pero hay que ser discretos debido al trabajo que éstos realizan. Lo he vivido. Lo que no suele contarse es que hay periodistas que trabajan para los servicios secretos…

Llegaste a ser detenido en Barcelona… ¿cómo fue aquello?

Porque desde los servicios secretos se me informó de que, dada la delicadeza de mis investigaciones, mi vida corría peligro y lo mejor era trasladarme a otro país. Y como en la Fiscalía Anticorrupción de España estaban interesados en mis informaciones, decidí que era lo más conveniente. El viaje, por aguas internacionales, fue toda una aventura, estuve respaldado por las autoridades y al llegar allí, la policía me estaba esperando. Mi encarcelamiento fue la única manera de poder colaborar con la justicia española en lo que respecta a los evasores.

¿Y cómo fue la experiencia en la cárcel? Estuviste más de cinco meses…

Puede sorprender a la gente, pero no es un mundo muy diferente al trato que conocemos, día a día, con otras personas con experiencias varias. Por supuesto, es más complicada la convivencia ahí dentro que fuera. Pero fue una oportunidad para aprender, observar y entender.

¿Qué opinas de WikiLeaks?

Tengo mucho respeto por Wikileaks, Julian Assange y quienes trabajan para ello. Creo que Assange se ha equivocado a la hora de elegir algunos caminos, pero ha sabido captar a la perfección la importancia que tiene el secreto.

Hay quien compara tu labor con la de Assange o Snowden…

Somos diferentes. Assange fue un creador de algo nuevo para compartir informaciones ocultas, de interés público, con la gente. Y ha abierto la posibilidad de pensar de manera distinta. Tenemos que agradecer su labor. En mi caso, la estrategia fue distinta.

¿Crees que tu vida corre peligro?

Sí, aunque hoy temo menos por mi vida gracias a la mediatización de mi caso. Es un poco raro, pues en vez de temer a los medios para salvaguardar mi vida, es al contrario. Gracias a ellos, me encuentro más a salvo que hace algunos años.

¿Has recibido amenazas directas?

Más que amenazas son bloqueos. Trabas a las investigaciones o grietas en la seguridad. He vivido situaciones complejas, sí.

¿Fue casual la crisis económica?

Es cuestión de verdades. La verdad se consigue cuando se obtiene toda la información, y en ese ámbito del secreto bancario y las redes de bancos, eso es realmente complicado. La posición que defendemos es que no se puede luchar fuera, en el extranjero, sino dentro de nuestros propios países. Hemos de reconocer que hemos perdido la guerra de la información. La guerra de pedir a los lobos que dejen de comerse a las ovejas no funciona. Hemos de observar los puntos débiles de esas ovejas que están aprovechando los lobos, como son la evasión de impuestos o sus estrategias fiscales. Y combatirles con esto.

¿Hubo una conspiración financiera, Hervé?

Cada vez que tiene lugar un acontecimiento en los mercados, los cuales funcionan gracias a dichos acontecimientos, es la ocasión idónea para aprovechar los movimientos de fondo. En ese caso, por supuesto, se reconoce que todo lo que pasó por Suiza no fue normal. El secreto se constituye, y no puede obtenerse sin organización. Y la voluntad de actuar es, entonces, crucial.

¿Se utiliza la desinformación a este respecto por parte de empresarios o gobiernos para desviar la cuestión?

Sí, por supuesto. Cuando vemos que el secreto permite ocultar muchas acciones e informaciones, se entiende que los que tienen interés, lo hacen. Los empresarios que pretenden ser más competitivos son ayudados por los gobiernos que facilitan que ciertas empresas no paguen impuestos. Podemos decir que eso es corrupción, o podemos decir que es una equivocación. Pero los que acaban pagando son los ciudadanos, casi nunca ellos. La mayor desinformación que ha existido siempre es el silencio. Cuando vemos a un político que no habla de corrupción o de políticas fiscales que han de cambiar es muy grave, una indicación muy fuerte. Desinformar es, muchas veces, no hablar. Y el terror es la mejor forma de asegurarse el silencio.

¿Te has encontrado, en ese ámbito, con algún banquero o político honesto?

Cuando hablamos de banqueros, no refiriéndonos a los empleados que desconocen lo que hacen sus superiores, no hay honestidad. Saben lo que están haciendo.

¿Qué es lo que más te llamó la atención en lo que respecta a España?

Un elemento muy importante a nivel bancario en España es el asunto inmobiliario. Otros países se han aprovechado de las trampas legales que han tenido lugar en España. Ha pasado con el mercado de las energías o con la manipulación de tipos de interés. Financieramente, otros países han utilizado a España como un laboratorio.

Has hablado de trampas… ¿a qué te refieres?

Por ejemplo, un falso crédito que pasa a través de Luxemburgo para evitar pagar impuestos sobre los intereses. Son ejemplos de cómo se han hecho las cosas.

Entonces, ¿es España un país interesante para cometer ciertas fechorías fiscales?

El bipartidismo ha ayudado, durante muchos años, a que España estuviera expuesta a la corrupción. Con el fin del bipartidismo, en España será mucho más difícil realizar esas trampas, tal y como ha pasado hasta ahora.