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Julia puso la tele y fue cambiando de canal hasta que se encontró con el rostro serio de Horatio Caine. El actor pelirrojo de «CSI» le hizo pensar inmediatamente en Ing-Marie, y se preguntó qué andaría haciendo su colega aquel sábado que tenía libre.

Notó como cambiaba la música en el televisor y fijó la mirada en el aparato justo en el momento en que dos todoterrenos negros chocaban de frente a gran velocidad. Después sólo silencio. En la escena siguiente se veía cómo una persona que pasaba por allí haciendo footing llamaba a la policía.

Una reposición. Julia había visto el capítulo, recordaba cómo terminaba. El corredor era en realidad el conductor de uno de los coches y el culpable, como pronto se demostraría.

Siguió haciendo zapping pero sintió una irritación difícil de explicar. Algo la molestaba.

Apagó la tele y cerró los ojos. Ing-Marie. «CSI». Horatio. Alguien haciendo footing. Alguien haciendo footing.

De repente cayó en la cuenta.

Agarró el teléfono y llamó.

El teléfono de Ing-Marie estaba apagado. Qué extraño. Dejó grabado un mensaje confuso que esperaba fuera más comprensible para la receptora de lo que lo era para ella misma, y colgó.