Mail – Bandeja de entrada

De: Alex Portago <Alexportago@yahoo.es>

Para: Francisco Portago <portagof@iniciativasportago.com>

Enviado: jueves 15 de octubre de 2009 23:40

Asunto: Por favor, entendedlo

Papá, Mamá:

Me resulta complicado escribir algo que probablemente haga que me odiéis durante el resto de vuestras vidas. Y sí, sé que va a ser así: aunque penséis que estoy enfermo, que necesito ayuda o que todo esto es culpa de «esa maldita chica», como decís vosotros, el único responsable de lo que va a suceder soy yo. Es algo que yo sé, y que vosotros entenderéis también con el tiempo. El problema es que lo que voy a hacer os va a destrozar vuestras vidas. No sabéis cuánto me gustaría que no fuera así, y que entendierais que es lo mejor para mí.

Sé que me queréis, y yo también a vosotros. Mucho. De hecho, es que os debo todo: he triunfado como médico y como informático, campos en los que además he logrado influir a nivel mundial. «Cambiar el mundo», es lo que siempre me decía papá. Y lo he hecho, pero ha sido gracias a vosotros: a los innumerables sacrificios y esfuerzos que habéis hecho por mí, a las horas de dedicación, desde pequeño, haciendo la tarea conmigo, pagándome los estudios universitarios y ayudándome luego para mi posterior viaje a Estados Unidos. Sé que siempre habéis estado a mi lado, pendientes de cada paso, cada clase, cada examen, cada triunfo. Y soy consciente de las alegrías que os han supuesto mis aciertos… y el sufrimiento de mis fracasos.

Uno de los mayores fracasos, precisamente, ha sido en la parte personal. Esta dependía de mí, y solo he podido ser feliz, en momentos determinados, con una mujer, que me ha correspondido de forma parcial y que ahora, desgraciadamente y por mi culpa, ya no existe. Sí, puedo seguir ayudando a los demás, podría incluso «salvar al mundo», como os dijo el presidente de Estados Unidos. El problema es que desde hace unas semanas mi vida se ha vuelto un infierno. Los dolores de cabeza y las pesadillas que os conté no han hecho sino aumentar, de forma que vivo en un limbo insoportable en el que apenas soy consciente de lo que ocurre a mi alrededor. Y por favor, entendedlo, no puedo más.

No penséis que lo que voy a hacer lo he decidido sin pensar antes en vosotros. Más bien al contrario, hacerlo es lo que me ha permitido seguir adelante estas últimas semanas sin rendirme. Os debo tanto y os quiero tanto que me resultaba un desprecio renunciar a todo lo que me habéis dado. Incluso la vida.

Pero desgraciadamente no puedo más, a pesar de toda la ayuda médica que me están proporcionando aquí. Y no puedo más, sabiendo que una mujer a la que quería ha muerto por mi culpa. Incluso sabiendo el daño que os voy a hacer con la decisión que he tomado. Así que imaginad lo desesperado que estoy.

Papá, mamá, sois de las pocas personas en el mundo que sabéis lo que realmente ocurrió hace siete meses. Y sé que nunca comprenderéis los motivos que me han llevado a tomar la decisión más dura y dolorosa de mi vida, más incluso que la que tomé en aquella maldita cueva. En ese momento arriesgué a Lia. Pero no sabía lo que iba a ocurrir.

Sin embargo hoy sé lo que va a ocurrir: mi muerte será un dulce alivio, dejaré de sufrir; pero sé el daño que os voy a hacer. Por eso os pido que no sufráis. Que comprendáis que lo hago por mí, egoístamente (como siempre he actuado), y que lo hago para dejar de sufrir. Porque estoy sufriendo. Y dudo que incluso vosotros prefiráis verme sufrir a dejarme descansar, que es lo que más deseo hacer, desde hace bastante tiempo.

Porque eso es lo que he decidido hacer, queridos papá y mamá: descansar. Lo necesito. No puedo más. Sé que os voy a hacer daño, y por eso solo os pido una cosa: llorad cuando leáis esto; llorad durante el funeral. Pero luego sonreíd, pensando en que estaré mejor. Porque os aseguro que voy a estar mucho mejor que ahora.

Por favor, hacedme caso. Y por favor, entendedlo.

Os quiero de verdad, de corazón, como solo un hijo puede querer a unos padres. En concreto, los mejores del mundo.

Alex.