OBSERVACIONES SOBRE "LA ÓPERA DE DOS CENTAVOS"

LA LECTURA DE LOS DRAMAS

No hay ninguna razón en modificar para La ópera de dos centavos el epígrafe utilizado por John Gay en su Beggar's Opera: "Nos haec novimus esse nihil". En cuanto a su edición, en substancia no es otra cosa que la copia para el apuntador de una obra exclusivamente consignada al teatro, y se dirige más bien al técnico que al aficionado. A propósito de lo cual puede observarse que una transformación lo más amplia posible de los espectadores y de los lectores en técnicos, es un objetivo que debe perseguirse activamente, y ya ha comenzado a hacerse.

La ópera de dos centavos plantea la discusión de los conceptos burgueses no sólo por su contenido, en cuanto los representa, sino también por la forma en que los representa. Es una especie de referéndum acerca de lo que el espectador desea que el teatro le muestre de la vida. Pero como el espectador también ve, al mismo tiempo, algunas cosas que no desea ver, ya que ve sus deseos no solamente realizados sino también criticados (se ve a sí mismo no como sujeto sino como objeto), se halla en condiciones para asignar al teatro una nueva función. Puesto que el teatro mismo opone resistencia a un cambio de sus funciones, es importante que los espectadores puedan leer esas obras que no sólo persiguen el fin de ser representadas, sino también el de transformar el teatro, y es bueno que las lean por desconfianza hacia el teatro. Existe en la actualidad una preeminencia absoluta del teatro sobre la literatura dramática. Esta preeminencia del aparato teatral es la preeminencia de los medios de producción. El aparato teatral se opone a su renovación para otras finalidades, transformando de inmediato el drama con que se enfrenta, de tal modo que de ninguna manera constituya un cuerpo extraño respecto a dicho aparato, salvo en los puntos en que el drama pierde su fuerza propia. La necesidad de interpretar correctamente el nuevo arte dramático -más importante para el teatro y menos para el arte dramático- se debilita por el hecho de que el teatro puede representarlo todo: lo "teatraliza" todo. Naturalmente, tal preeminencia tiene sus bases en la economía.