Final del segundo acto

Mac:

Señores que pretenden reformarnos,

venciendo nuestro instinto criminal;

primero traten de alimentarnos:

¡comer primero, luego la moral!

Ustedes que no olvidan nuestro honor cuidar,

sin que por ello dejen de engordar,

escuchen esto: Por más vueltas que le den,

¡comer primero, luego la moral!

¡Posible debe ser que hasta el más pobre

del pan del mundo corte su pedazo!

Voces desde adentro:

¿De qué vive el hombre?

Mac:

Sí, ¿de qué vive, pues?

De lo que a diario

engaña, muerde, mata y consigue robar.

Y así podrá vivir: si bien del todo

logra olvidar que aún un hombre es.

Coro:

Señores, no se hagan ilusión,

el hombre sólo vive haciendo el mal.