A MODO DE INTRODUCCIÓN
Este libro ya se encontraba en la imprenta[1], cuando en el periódico Nuevos Tiempos, como en muchos otros después, se publicó lo siguiente:
Si damos crédito a la información publicada en el diario Le Matin[2] por el señor Woldfried Vonwell, el acontecimiento astronómico del año lo constituyen las señales de Marte. Fueron captadas el 8 de diciembre por Mr. Douglas, director del observatorio Flagstaff, en el estado de Arizona. Así lo comunicó el rector de la Universidad de Harvard al Centro Astronómico de Kiel, que a su vez radiotelegrafió la primicia a todos los observatorios del mundo; el observatorio de París divulgó igualmente la noticia ante la opinión pública; días después fue publicada en la revista londinense Nature y en el Astronomische Nachriehten.[3]
En los últimos tiempos, los astrónomos se acercan cada vez más a la convicción de que Marte está habitado, y de que su población —al parecer— pertenece a una civilización superior. Todo el planeta se halla surcado por una red de canales, que harían palidecer las grandes construcciones de los antiguos mongoles, los emperadores chinos o los faraones egipcios. La superficie está cubierta de manchas oscuras, interpretadas por los observadores como mares interiores. Uno de ellos, el que se sitúa más próximo al meridiano 1, ocupa una extensión equivalente al territorio de Francia y ha sido bautizado como Icaria. Mientras realizaba sus observaciones de esa región, Mr. Douglas se vio sorprendido por un extraño fenómeno: captó de repente una serie de luces dispuestas en línea recta, que se prolongaban algunos cientos de kilómetros. Estas enormes luces estuvieron brillando una hora y diez minutos, para después desaparecer de forma tan repentina como aparecieron. Esa disposición rectilínea de las luces parece indicar voluntariedad, la actividad de alguna inteligencia, lo cual se confirma por la forma sincrónica de aparecer y desaparecer.
Los astrónomos vigilan el planeta estrechamente, y cualquier repetición de estas señales no escapará a su atención. Tienen dos meses por delante, ya que el 22 de febrero Marte entrará en una posición que dificulta su observación.
A los pocos días, siguiendo con la misma noticia, Nuevos Tiempos añadió la siguiente reseña:
A raíz de las dudas vertidas en la prensa y en la opinión pública respecto a la veracidad del sensacional comunicado astronómico sobre las señales de Marte, decidimos elevar una consulta al Observatorio Astronómico de la Universidad de Petersburgo, cuyo rector —el profesor S. P. Glazenap— nos reveló el contenido sucinto de este despacho telegráfico, que incluye la nota procedente de Cambridge (Massachusetts) de fecha 8 de diciembre (25 de noviembre)[4].
Douglas, del Observatorio Astronómico Lowell, telegrafió lo siguiente: «La pasada noche, una señal luminosa se pudo observar durante 17 minutos en el extremo norte del mar de Icaria. Pickering».
Este telegrama de Pickering, director del Observatorio Americano de Cambridge, fue difundido por el departamento de comunicados astronómicos del Observatorio de Kiel el 9 de diciembre (26 de noviembre) en forma de circular a todos los observatorios europeos, incluido el de Púlkov, el más conocido de los centros astronómicos universitarios de Rusia. La misma nota, al igual que el resto de comunicados del Complejo Astronómico de Kiel, fue publicada íntegra en uno de los últimos números de la prestigiosa revista de astronomía Astronomische Nachriehten. [5]
Este suceso fue para mí de lo más oportuno. Antes de decidirme a publicar la aventura en que me vi envuelto un día en las montañas del Mont Blanc, estuve dudando mucho tiempo, debido a su carácter extraordinario. ¿Merecía la pena hacerlo? ¿Podría creer alguien en la realidad de lo que me disponía a describir? ¿No me convertiría en el hazmerreír de los lectores? Pero ahora, cuando en todo el mundo civilizado se habla tan insistentemente sobre criaturas inteligentes en Marte que envían señales a la Tierra, puedo sacar a la luz este libro con la conciencia más tranquila.
Ciudad de Nóvgorod, 17 de diciembre de 1900
EL AUTOR