Hoy he visto un desfile callejero,
una luz azul en el corazón de la niebla,
un grito clavado en el pecho de una dama.
He oído silbar una flecha que no alcanzó su destino.
Contra el portalón de la muralla
las bicicletas estrellaron su inocencia.
La puerta está cerrada.
Inviernos de mala vida reciben a los combatientes.
Voces que luchan en el umbral del modernismo.
LUJO
que lastima a las multitudes.
Un cerrojo tras otro, eslabones como labios,
beso seco de araña.
La madera calla.
Otorga el olvido a los idiomas que la cortejaron.
El cancerbero de la frontera devora las cosechas.
Descubre, mi querido vagabundo,
un estrecho sendero para llevar y traer esperanzas.
Suficiente.
De momento.