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Empezaron las visitas diarias de Terencio a la tesorería imperial. Ésta se hallaba cerca del salón del trono, y los primeros viajes no costaron esfuerzo alguno a Terencio.
El primer día sacó de la tesorería un solo bras. Era una pequeña monedita de 21 mm de diámetro y 5 g de peso. (Peso y tamaño aproximado de una moneda de 5 pesetas, acuñada en nuestros días.) El segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto viajes fueron también fáciles: el guerrero trasladó monedas que pesaban 2, 4, 8, 16 y 32 veces más que la primera.
La séptima moneda pesaba 320 gramos -según el sistema moderno de pesas y medidas- y tenía 8 cm de diámetro (84 mm exactamente).
El octavo día, Terencio hubo de sacar de la tesorería una moneda correspondiente a 128 unidades monetarias. Pesaba 640 gramos y tenía unos 10,50 cm de anchura.

El noveno día, Terencio llevó al salón imperial una moneda equivalente a 256 unidades monetarias.
Tenía 13 cm de ancho y pesaba 1,25 kg.
El duodécimo día, la moneda alcanzó casi 27 cm de diámetro con un peso de 10,25 kg.
El emperador, que hasta aquel entonces había contemplado afablemente al guerrero, no disimulaba ya su triunfo. Veía que Terencio había hecho 12 viajes y sacado de la tesorería poco más de 2.000 monedas de bronce.
El día decimotercero esperaba a Terencio una moneda equivalente a 4.096 unidades monetarias.
Tenía unos 34 cm de ancho y su peso era igual a 20,5 kg.
El día decimocuarto, Terencio sacó de la tesorería una pesada moneda de 41 kg de peso y unos 42 cm de anchura.
- ¿Estás ya cansado, mi valiente Terencio? -le preguntó el emperador, reprimiendo una sonrisa.
- No, señor mío -contestó ceñudo el guerrero, secándose el sudor que bañaba su frente.

Llegó el día decimoquinto. Ese día, la carga de Terencio fue pesada. Se arrastró lentamente hasta el emperador, llevando una enorme moneda formada por 16.384 unidades monetarias. Tenía 53 cm de anchura y pesaba 80 kg: el peso de un guerrero talludo.
El día decimosexto, el guerrero se tambaleaba bajo la carga que llevaba a cuestas. Era una moneda equivalente a 32.768 unidades monetarias, de 164 kg de peso y 67 cm de diámetro.
El guerrero había quedado extenuado y respiraba con dificultad. El emperador sonreía… Cuando Terencio apareció, al día siguiente, en el salón del trono del emperador, fue acogido con grandes carcajadas. No podía llevar en brazos su carga, y la hacía rodar ante él. La moneda tenía 84 cm de diámetro y pesaba 328 kg. Correspondía al peso de 65.536 unidades monetarias.
El decimoctavo día fue el último del enriquecimiento de Terencio. Aquel día terminaron las idas y venidas desde la tesorería al salón del emperador. Esta vez hubo de llevar una moneda correspondiente a 131.072 unidades monetarias. Tenía más de un metro de diámetro y pesaba 655 kg.

Utilizando la lanza como si fuera una palanca, Terencio, con enorme esfuerzo, apenas si pudo hacerla llegar rodando al salón. La gigantesca moneda cayó con estrépito a las plantas del emperador.
Terencio se hallaba completamente extenuado.
- No puedo más… Basta -susurró.
El emperador reprimió con esfuerzo una carcajada de satisfacción al ver el éxito completo de su astucia. Ordenó al tesorero que contara cuántos bras, en total, había llevado Terencio al salón del trono.

El tesorero cumplió la orden y dijo: -Majestad, gracias a tu largueza, el guerrero Terencio ha recibido una recompensa de 262.143 bras. Así, pues, el avaro emperador entregó al guerrero alrededor de la vigésima parte de la suma de un millón de denarios que había solicitado Terencio. Comprobemos los cálculos del tesorero, y de paso, el peso de las monedas. Terencio llevó:

Conocemos ya el procedimiento para calcular fácilmente la suma de números que forman series de este tipo; para la segunda columna, esta suma es igual a 262.143, de acuerdo con la regla indicada en la página 129. Terencio había solicitado del emperador un millón de denarios, o sea, 5.000.000 de bras. Por consiguiente, gracias a esta treta del emperador, recibió: