El Aristóteles de los libros
EL amigo capaz de conseguir que el leñador esté más dispuesto a hablar con él que con cualquier otra persona fue a ver, hace poco, a la esposa de éste. Ella vive en una cabaña, no muy lejos del límite del bosque, y es tan locuaz como su marido. En esta ocasión empezó a hablar de Goban, el legendario albañil, y de su sabiduría, pero luego dijo: «El Aristóteles de los libros también era muy sabio y tenía' muchísima experiencia, ¿pero acaso al final las abejas no lo derrotaron? Quería saber cómo llenaban el panal y desperdició la mayor parte de quince días observándolas, y no pudo verlas hacerlo. Luego hizo una colmena con una cubierta de cristal y la colocó encima de ellas y creyó que así las podría ver. Pero cuando acercó sus ojos al cristal, lo habían cubierto todo con cera, de modo que estaba negro como una olla, y él tan ciego como antes. Dijo que, hasta ese momento, nunca le habían dado una buena lección, ¡En esa ocasión sin duda se la dieron!
1902