NOTAS PARA UNA NOVELA SOBRE LA PRIMERA NAVE A VENUS

Barry N. Malzberg

I

Estamos en el año 2119. El arma espacial del gobierno se fusionó con el arma militar hace un siglo y actualmente lo controla todo. Hay cinco millones de personas directamente empleadas en este programa, y cincuenta y ocho millones más trabajan en proyectos relacionados exclusivamente con el espacio.

Ya hace ciento veinte años que se instaló una colonia autónoma de cuarenta mil personas en la Luna. Las colonias satélites fundadas en estaciones espaciales que giran en órbita alrededor de la Tierra y de la Luna incluyen unas diez mil almas más. Hace mucho tiempo que no hay vuelos de exploración con tripulación humana; tampoco parecían necesarios hasta hace una década, ya que daba la impresión de que todo marchaba muy bien. La mayoría de los medios de comunicación masiva emiten ahora desde la órbita y desde la Luna, ya que se ha comprobado que es mucho menos costoso separar la industria de entretenimientos de la de noticias en un ambiente artificial. Complejos mecanismos de cohetería implantados en la Luna en 1985 permiten modificar y programar su órbita, de modo que siempre tenemos luna llena para los feriados nacionales.

II

El capitán de la expedición a Venus tiene cuarenta y dos años. Se lo catalogó como la flor y nata tras un proceso selectivo que debía optar entre cuatro mil hombres y mujeres que reunían las condiciones para el puesto. Tiene ochocientos sesenta y un tripulantes a sus órdenes, incluyendo más de cincuenta personalidades del mundo del espectáculo y de la política que van a tomar parte en la transmisión. La ligera tendencia a la afasia que le sobrevino en las últimas etapas del programa de entrenamiento queda perfectamente controlada con dos píldoras de disulfiamazol tres veces al día. Su presión sanguínea en situación de tensión extrema es de ciento treinta sobre sesenta y cinco. En su juventud era propenso a la eyaculación precoz, pero hace ya veinte años que no lo molesta este problema. Lleva una vida matrimonial feliz y es padre de dos hijos, ya grandes, que lo acompañan en el vuelo. Su mujer debe quedarse en casa debido a inminentes trastornos hepáticos, pero está muy animada y piensa tomar parte en alguna de las transmisiones.

III

El jefe de ingenieros del proyecto, un hombre llamado Willoughby, sabe que el proyecto está destinado al fracaso. Hace más de treinta años que no se realiza ningún vuelo exploratorio de esta naturaleza, ya que a la Luna se llega por control remoto y los vuelos sin tripulación a Venus se han llevado a cabo con naves veinte veces más pequeñas que la que se está preparando. Willoughby sabe que las técnicas de entrenamiento son tan inadecuadas como engañosas, porque ni siquiera el equipo funcionará en el largo y difícil vuelo que han planeado, y pensó varias veces en comunicar sus inquietudes a los jefes de gobierno. Pero no puede hacerlo: su vida está dedicada al programa espacial y comprende las razones desesperadas que subyacen en la expedición a Venus; poner cualquier tipo de obstáculo implicaría condenar al programa, por popular que fuera, al descrédito y a la destrucción definitivos. (Dado que es algo así como un burócrata, no puede permitirse pensar qué ocurrirá con el programa si la expedición aborta en forma espectacular; de eso se ocupará cuando llegue el momento.) Además, Willoughby no confía totalmente en su juicio; ninguno de los científicos que están por encima de él o de los técnicos que son sus subordinados parecen compartir sus temores sobre el éxito del proyecto y él no puede ser el único en hacer saltar la perdiz. No puede discutirlo con nadie pero sigue trabajando en un pormenorizado diario de sospechas y predicciones de fracaso que piensa publicar en cuanto la nave haya explotado en órbita.

IV

El capitán y Willoughby se conocen superficialmente desde hace muchos años y no parecen llevarse bien. Y esto debido a que, muchos años atrás, Willoughby se había acoplado en secreto con la joven esposa del capitán durante una gran fiesta de vacaciones organizada por la agencia en la Luna, llevándola a un orgasmo muy violento durante el cual la mujer había confesado que él era mucho mejor que el capitán. Desde entonces los dos hombres no fueron capaces de enfrentarse, aunque Willoughby no tiene pruebas de que el capitán esté al tanto de lo que pasó.

Él, por su parte, encontró a la mujer del capitán imprecisa y desincronizada durante la fornicación y decidió que el capitán era un hombre digno de lástima. No tiene idea de si este incidente desempeñará algún papel en su decisión de anular sus temores sobre el proyecto, pero espera que no, dado que siempre se enorgulleció de ser un hombre objetivo y competente.

V

Wilt Okun, el célebre intérprete de knuit tomará parte en la expedición a Venus y está planeado que ejecute el Himno Nacional cuando la nave se apoye sobre el suelo venusino. Hasta ese momento su presencia en el vuelo permanecerá oculta para el gran público, ya que se supone que su actuación tendrá todas las características de un número sorpresa y, dada su talla como animador es de esperar que su presencia sea de gran provecho para las relaciones públicas de la expedición. Para conseguir a Okun, la agencia se vio obligada a garantizar a su representante el tres por ciento del presupuesto del vuelo, más un porcentaje sobre la venta de los cassettes del descenso que pudieran grabarse, pero ese gasto se incluyó junto con los gastos generales, de modo que no es de público conocimiento. En todo caso, es un gasto que bien vale la pena, ya que Okun es el mejor intérprete de knuit que se haya oído desde 2112 y los tiempos de Lester Carter. El desembolso resulto imprescindible, ya que fracasaron los llamados al patriotismo y las amenazas burocráticas.

VI

Los grandes motines de 1972 dejaron como saldo la destrucción de una considerable cantidad de equipo y de personal en muchas sucursales de la agencia. Desde entonces se incrementaron hasta tal punto las medidas de seguridad que la agencia central, que cubre casi setecientos kilómetros cuadrados en el estado de Nebraska, es totalmente autónoma y resulta inexpugnable. Lo que es aún más importante, la agencia sacó conclusiones de los motines para mejorar sus relaciones públicas y educar a los profanos para que comprendieran que su destino y su importancia como seres humanos dependían pura y exclusivamente de la habilidad que mostrasen los humanos para atravesar el cielo y que la agencia se ofrecía a atravesar ese cielo por ellos, de modo que ¿por qué no mostrarse razonables adhiriendo a la agencia en la forma en que la gente solía adherir a las consignas y los tótems religiosos en otros tiempos?

VIl

Los esfuerzos de la agencia en este sentido lograron convencer en 2119 a casi el noventa por ciento del electorado de que la condición humana está inexorablemente unida al desembarco en Venus y que, si la misión fracasa, sus vidas serán absolutamente inútiles. Los ingenieros de población de los más altos niveles de la burocracia publicaron advertencias reservadas, alrededor de 2108; temían que la experiencia fuera peligrosa porque, si la misión fracasaba, una buena dosis del desencanto recaería sobre la agencia, que vería así minada su base de apoyo popular, sin contar con que podrían incluso correr peligro las vidas de algunos de sus empleados. Sin embargo, estos ingenieros no fueron escuchados, ya que, para 2105, la agencia había decidido que era necesario encarar una campaña verdaderamente amplia y efectiva dentro del período vital de la mayoría de la gente; de no ser así, su posición se vería erosionada. Para 2110, Venus había sido elegido como un blanco cercano y probable, y habían comenzado a hacerse enormes recaudaciones y enormes esfuerzos. Las investigaciones indicaban que ocho años era el período máximo de interés real del público, así que, cuando culminaron los planes, se eligió el 4 de junio de 2119 como fecha del desembarco en Venus, y la cuenta regresiva comenzó en V menos dos mil novecientos veinte (días). Se invirtieron millones en materiales auxiliares y los días V menos dos mil, V menos mil quinientos, V menos mil y V menos quinientos fueron declarados feriados nacionales. También lo fueron V menos cuatrocientos, V menos trescientos, y V menos doscientos. También V menos ciento cincuenta, V menos cien y V menos cincuenta. También V menos cuarenta, treinta, veinte, diez y cinco. También V menos uno.

VIII

En el día V menos tres, Willoughby decide que no puede soportar más esa mentira y, haciendo esfuerzos extraordinarios, concierta una entrevista con el Jefe del Gabinete. Le dice que el vuelo a Venus no podrá alcanzar la órbita y que caerá indefectiblemente en el Sol. El Jefe, que realmente no tiene ningún tipo de autoridad, y a quien la agencia puso en la lista de tripulantes del viaje como jefe del gobierno, coloca inmediatamente a Willoughby bajo arresto a disposición del Estado y lo hace ejecutar a la mañana siguiente.

IX

En el viaje hacia Venus las personalidades a bordo montan un espectáculo impresionante, que es enviado, por vía transistorizada, a los cinco billones de personas que quedan en la Tierra. Wilt Okun, que no toma parte en la representación, ya que se lo mantiene en reserva como gran número sorpresa, está sentado bajo la cúpula del cohete, encorvado sobre su knuit, con los ojos fijos en el páramo del espacio, ejecutando séptimas disminuidas y arpegios cuádruples en su instrumento, mientras su mente, por así decirlo, vaga libremente por su historia personal. Recuerda a una muchacha, con la que tuvo contacto sexual quince años atrás cuando él se había abierto camino en el proyecto como mensajero, y piensa que era una hembra realmente espléndida, pero algo asimétrica. Aunque Okun no lo sabe, esa muchacha es la mujer del capitán; está en un hospital de West Town en ese momento y será, en cierto modo sutil, la clave para cualquier intento de comprensión de esta novela.

X

Hay multitudes reunidas en las calles, mirando enormes monitores suspendidos en el aire por dirigibles, que muestran los progresos que hace la nave. Habrá una celebración monstruosa en el momento del desembarco y una serie de feriados nacionales, que se prolongarán hasta que el cohete esté de regreso, sano y salvo.

Se han instalado pantallas en la periferia del proyecto, en Nebraska; la gente llegó desde cientos de kilómetros de distancia con sus medios de transporte y estacionó junto a las pantallas para compartir la experiencia. Un pequeño número de revolucionarios con dispositivos incendiarios se infiltró entre los vehículos estacionados, pero sin esperanza de poder hacer nada, a menos que, por motivos inexplicables, pudiese cambiar el humor de la multitud.

XI

En cuanto la nave sufre la primera sacudida, fallan los dispositivos de gravitación y el capitán se encuentra suspendido en ozono, agachado a la manera de un sastre cerca del techo, frotándose inútilmente las manos mientras la nave cae en dirección al sol. Debido a su excelente entrenamiento y a sus amplios antecedentes comprende de inmediato lo que está sucediendo y transmite la orden de interrumpir inmediatamente la transmisión, pero como todas las comunicaciones internas del cohete quedaron interrumpidas luego del choque, la orden no es oída ni ejecutada. La nave cae en dirección al sol a una velocidad de varios miles de metros por segundo. Le lleva en total doce horas llegar a su desintegración, y cada una de esas doce horas es contemplada desde la tierra por dos billones y medio de adultos y muchos millones de chicos.