Presentación

Carlos Solana

Margaret estaba convencida de que era la única superviviente del mundo luego del cataclismo nuclear. Por alguna desconocida circunstancia ella había conseguido sobrevivir, porque sus padres fueron los únicos desconfiados que siguieron manteniendo en activo el refugio, a pesar de que la firma de un solemne tratado internacional había prohibido la construcción de nuevas bombas, luego de haberse publicado que acababa de ser destruida la última.

Ella llevaba diez años sola, bien alimentada y entretenida, mientras examinaba los medidores de la radiación exterior y esos otros controles que la habían informado que toda la vida humana de la Tierra había quedado extinguida por completo. Y una mañana, sorprendentemente, los medidores le anunciaron que ya no existía riesgo alguno en el exterior. Habían fallado esas previsiones que cifraban en cientos de años la limpieza total de la atmósfera de nuestro planeta luego de un cataclismo nuclear. Margaret aplaudió.

No obstante, tardó un mes en decidirse a salir, luego de ir comprobando escrupulosamente que los controles de radiación se habían mantenido en esos índices de «no riesgo». Se arregló como si se dispusiera a asistir al mayor acontecimiento de su vida, porque aún conservaba ese vestido de novia que no pudo usar por culpa de la conflagración atómica. Hasta se maquilló un poco.

Tomó la precaución de ponerse unas gafas de cristales oscuros antes de abrir las tres puertas de acero y titanio. En efecto, hacia sol, en el aire flotaba un aroma aflores salvajes y varias mariposas la rodearon, como si la confundieran con un árbol o una planta desconocida. Pero, súbitamente, Margaret escuchó unas pisadas humanas a sus espaldas. Se volvió...

A partir de este momento lo que suceda formará parte de lo sobrenatural. Esta es la esencia del terror: lo que proviene de un universo fuera del nuestro, ya sean los muertos en todas sus manifestaciones espectrales, animales capaces de acumular un deseo de venganza por culpa del comportamiento de un ser humano, alucinaciones que desbordan la razón, seres diabólicos y otras criaturas infernales, además de cientos de amenazas más.

Porque desde sus orígenes el ser humano ha sentido terror, debido a que a su alrededor había demasiadas cosas que le intimidaban, sobre todo ésas que podían causar la muerte de los suyos o de él mismo. Para combatir mejor esta debilidad recurrió a distintos medios, uno de los cuales fue la literatura. Una costumbre ésta que nos ha proporcionado grandes relatos, algunos de los cuales hemos incluido en nuestro libro. Todos ellos rebosantes de terror, de los que hielan la sangre y dejan el aliento en suspensión. Confiamos en que le estremezcan, porque así rendirá el homenaje que se merecen sus autores.

Hemos seleccionado a los mejores, dentro de un abanico de temas que tienden a representar la fuerza del genero y, sobre todo, la gran calidad literaria. Porque los autores, esto es lo más importante, nunca consideraron que estaban realizando un trabajo menor. No hay duda de que todos los relatos merecen el calificativo de superiores, acaso sean de los mejores. Por ejemplo, Pedro Antonio de Alarcón con La mujer alta creó el mejor relato de terror español del siglo XIX; ¿y que podríamos decir de Edgar Allan Poe y su obra El corazón delator?