En 2010 uno de cada diez jóvenes españoles tuvo que volver a casa de sus padres. La natalidad cayó otro 3,2 por ciento. El paro juvenil superó el 40 por ciento y el consumo de tabaco de liar aumentó un 38 por ciento. No suele ser una cuestión de gustos, sino de precio. Nadie vive en casa de sus padres porque quiere, nadie se fabricaría sus propios cigarrillos si pudiese pagarlos.

Todos sufrimos la debacle, la derrota; este espanto que comenzó como una crisis financiera y que después ha derivado en una contrarreforma del modelo social europeo, de ese pacto para un capitalismo humano. Volvemos al siglo XIX: Europa abandona el debate sobre las 35 horas para discutir sobre las jornadas de 65 horas semanales. Europa quiere ser China. Ya nadie promete el paraíso al otro lado del telón de acero y el pensamiento único impone al fin sus normas a una sociedad atenazada, incapaz de reaccionar ante este abismo porque asusta más el miedo a caer aún más abajo.

Todos sufrimos esa perversa desconexión entre las causas de la crisis y sus consecuencias, no solo los jóvenes. Pero esta nueva gran depresión ha infectado una fractura generacional que expulsa del sistema, hacia la miseria, a esa juventud a la que pomposamente se llamó «la generación mejor preparada de la historia de España» y que hoy vive de sueldos mileuristas y de la caridad familiar.

La sociedad española se argentiniza: desigualdad económica y éxitos deportivos. Y el consumo de tabaco de liar o la vuelta a la casa de los padres no son las únicas pistas de que algo falla. Hay al menos otros veinticinco datos que bastan para conocer la peor realidad de España: este país que, a pesar de la crisis, puede presumir de estar entre los diez más ricos del mundo, pero que socialmente avanza hacia el subdesarrollo. El nuestro es un lugar muy especial, campeones del mundo en muchas otras cosas además del fútbol o del baloncesto; único en el planeta Tierra. No lo digo ni por las horas de sol ni por la sangría ni por la paella ni por todos esos folclóricos atributos que el ministro de Turismo franquista Manuel Fraga convirtió en la década de 1960 en el gran lema nacional: Spain is different. Y tanto que lo es.

1. El salario medio en España es de 21 500 euros brutos anuales, de los más bajos de la UE-15 (la Unión Europea antes de la expansión hacia los países del Este). El sueldo medio español es la mitad que en Alemania, Holanda o Reino Unido. Además esos 21 500 euros anuales son una media muy engañosa. Según un informe elaborado en 2009 por GESTHA (el sindicato de los técnicos del Ministerio de Hacienda), el 63 por ciento de los españoles es mileurista o algo peor.

2. España es el segundo país de la UE-15 con mayor desigualdad económica, solo por detrás de Portugal. En los últimos diez años la desigualdad ha aumentado todavía más. Según un informe del IVIE (Instituto Valenciano de Investigación Económica), el 10 por ciento de los españoles más ricos concentra una renta 7,6 veces superior al 10 por ciento más pobre. En 2003 esa relación era de 6,2 veces. El informe no incluye los últimos tres años aunque es más que probable que la crisis haya agudizado esta proporción.

3. La tasa de pobreza relativa en España fue del 20,8 por ciento en 2010, un 2,7 por ciento más que el año anterior, según el INE (Instituto Nacional de Estadística). Es una de las más altas de toda la UE. Solo Letonia, Lituania, Rumanía, Grecia y Bulgaria están peor. Eurostat, la oficina estadística de la UE, define como pobres a aquellos hogares cuyos ingresos netos no alcanzan el 60 por ciento de la mediana de los ingresos del total del país. En el caso español se consideran pobres aquellos hogares que ganan menos de 14 300 euros al año para una familia de dos adultos y un menor de 14 años; o menos de 16 680 para dos adultos y dos menores. Es posible que usted sea pobre y no lo sepa. La mayor parte de los pobres españoles no son conscientes de que lo son: todos nos consideramos clase media.

El 39,7 por ciento de los españoles no puede irse de vacaciones fuera de su casa, ni siquiera una semana al año. El 30,4 por ciento tiene problemas serios para llegar a fin de mes, siempre según el INE. El 36,7 por ciento no puede hacer frente a un gasto imprevisto. El 7,5 por ciento tiene retrasos cada mes para pagar gastos de la casa.

Cuatro de cada diez españoles han pasado por algún periodo de pobreza entre 1995 y 2007, en esos años en los que «España iba bien». Con la crisis la pobreza ha crecido todavía más. Según los datos de FOESSA, una fundación de Cáritas, el número de pobres en España creció en un 11 por ciento entre 2007 y 2009 hasta los 2 185 000 de hogares. Suman nueve millones de personas. De entre ellos, hay unos 700 000 pobres severos en España, que viven con menos de 3000 euros al año.

4. Uno de cada cinco jubilados es pobre, según estos parámetros de pobreza relativa. El 77 por ciento de los pensionistas no llega a mileurista. España es uno de los países de Europa que menos gasta en pensiones: solo el 8,4 por ciento del PIB cuando la media europea es el 10 por ciento.

5. La tasa de pobreza infantil en España es del 17,2 por ciento. Es la segunda más alta de la Europa occidental. Solo está algo peor Portugal, según los datos de UNICEF (el fondo de Naciones Unidas para la infancia). «Ser un niño pobre en España no significa necesariamente pasar hambre, pero sí tener muchas más posibilidades de estar desnutrido» —asegura Marta Arias, la responsable de sensibilización y políticas de infancia de UNICEF en un artículo publicado en el diario El País—. «No significa no tener un techo donde guarecerse, pero sí habitar una vivienda hacinada en la que no existan espacios adecuados para el estudio o la intimidad, y en la que el frío o las humedades pueden deteriorar el estado de salud». En España dos millones de menores de edad viven en esas condiciones. Son esos niños que después, cuando sean jóvenes, tienen bastantes papeletas para convertirse en esos ni-ni que ni estudian ni trabajan, de los que después se nutre la pornomiseria que emiten algunos programas de televisión.

España es —con Grecia— el país de Europa que menos dinero público gasta en infancia y familia según UNICEF: solo un 0,7 por ciento del PIB cuando la media europea es del 2,3 por ciento.

6. El ascensor social no funciona en España. La movilidad entre clases sociales se ha estancado desde la década de 1970 y el aumento en la educación de los jóvenes no ha reducido la desigualdad. Ha crecido el número de universitarios, pero al mismo tiempo se han elevado los requisitos para conseguir un puesto de trabajo privilegiado. Antes valía con una licenciatura y eran muy pocos los que la podían pagar. Hoy hace falta un MBA (Master of Business Administration) y son también muy pocos quienes se lo pueden permitir.

Los españoles estamos casi predestinados a ser un poquito más o un poquito menos de lo que fueron nuestros padres. Apenas hay saltos entre clases sociales. Según un estudio publicado por la revista del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) de los sociólogos Ildefonso Marqués y Manuel Herrera, el 32,9 por ciento de los españoles de 30 años tiene prácticamente la misma situación laboral y académica que sus padres. Entre el 67,1 por ciento que cambia de clase social, son minoría los que dan un salto verdaderamente relevante. Cambian los trabajos y la sociedad, y los hijos de campesinos se convierten así en obreros cualificados. Pero apenas se modifica su posición en la pirámide social.

Y mientras tanto, en el otro extremo de la galaxia…

7. Los altos directivos españoles son los mejores pagados de Europa según un estudio de la consultora francesa Alpha Value, que ha comparado las 354 empresas más grandes de la UE. Su sueldo no ha parado de crecer a pesar de la crisis. Según los datos publicados por las propias empresas ante la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), en el peor año de la crisis, en 2009, los sueldos de sus consejos de administración y cúpulas ejecutivas aumentaron un 15 por ciento.

Los 584 consejeros y altos directivos de las empresas del IBEX 35 cobraron un millón de euros de media. Es un sueldo equivalente a 113 salarios mínimos españoles. Nunca antes han ganado tanto en relación con el salario mínimo. Si nos fijamos solo en los 83 consejeros delegados y otros altos ejecutivos de las principales empresas cotizadas, su sueldo medio es de 2,7 millones de euros anuales: 313 veces el salario mínimo.

Al año siguiente, en 2010, los sueldos de esos altos ejecutivos españoles del IBEX subieron otro 20 por ciento más, hasta los 3,2 millones de euros de media: 150 veces el sueldo medio de un español, 360 veces el salario mínimo. Nunca antes en la historia han cobrado tanto dinero ni en términos absolutos ni menos aún comparados con el salario medio.

8. Mientras los grandes salarios se disparan, el sueldo medio real de los españoles no sube, sino que baja, si descontamos la inflación. España es el único país de entre todos los socios de la OCDE (los 34 países más ricos del mundo) cuyo salario medio real ni siquiera aumentó durante los supuestos años buenos, en los que la economía española crecía a todo gas. Según los datos de la OCDE, entre 1995 y 2005, el salario medio real en España perdió un 4 por ciento de poder adquisitivo. Entre 1999 y 2006 los beneficios empresariales españoles crecieron un 73 por ciento.

9. España es uno de los países de Europa con menos porcentaje de trabajadores afiliados a los sindicatos: solo el 15 por ciento. España también es el país europeo con mayor número de empresas afiliadas a la patronal: el 72 por ciento.

10. Los beneficios de las grandes empresas españolas han aguantado bastante bien la crisis económica. En el año 2010 las compañías del IBEX 35 ganaron cerca de 50 000 millones de euros, un 21 por ciento más que el año anterior. Es el mejor resultado de toda la historia del IBEX 35, por encima de los beneficios del año 2007, cuando sumaron 49 246 millones. A pesar de la crisis en ningún momento las grandes empresas españolas han entrado en pérdidas. Han ganado algo menos, pero ni siquiera en el año más duro, en 2009, los beneficios de las treinta y cinco grandes de la Bolsa de Madrid bajaron de los 40 000 millones anuales.

11. Telefónica gano 10 167 millones de euros en el año 2010. Es el mayor beneficio jamás declarado por una empresa española, un 30,8 por ciento más que en 2009. A pesar de estas mareantes cifras Telefónica ha presupuestado 658 millones de euros en 2011 para reducir su plantilla. Casi la tercera parte de ese dinero para despidos, 202 millones, se gastará en España y Portugal, donde Telefónica obtiene el 37 por ciento de sus beneficios antes de impuestos y amortizaciones. Aún no ha concretado cuántos empleos piensa recortar, pero esos 202 millones en indemnizaciones por despido y prejubilaciones son solo una parte de la factura. Hay otra parte que pagaremos el resto de los españoles a través de la Seguridad Social, como sucede siempre que una empresa prejubila a trabajadores.

12. Los jóvenes españoles se tendrán que jubilar a los 67 años, tal vez más porque la UE presiona para que la edad de jubilación se eleve a medida que aumenta la esperanza de vida. Si son afortunados, algunos podrán cobrar la jubilación máxima aunque para ello tendrían que empezar a trabajar desde ya, y no parece fácil. Para ello conviene saber muy bien qué sector elegir si es que está en sus manos. En España los trabajadores que antes se retiran son los empleados de banca. Su media es diez años menor a la de los que más tarde se bajan del andamio, los empleados de la construcción. No sorprenden estas cifras, que a corto plazo no van a cambiar. El plan de fusiones de las cajas de ahorros que está dirigiendo el Banco de España tiene previstas alrededor de 15 000 prejubilaciones, el 15 por ciento de sus plantillas. Esos despidos del sector financiero los pagaremos los españoles a través de dos vías: desde el FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), el dinero público que se está prestando a bajo precio a los bancos y cajas. Y también desde la Seguridad Social a través de las prejubilaciones.

13. Los altísimos beneficios de las empresas españolas serían una fantástica noticia para la Hacienda pública… siempre y cuando se declarasen íntegramente aquí. El 82 por ciento de las empresas del IBEX 35 utiliza paraísos fiscales. El relevante dato, que aparece en otros pasajes de este libro, sale del Observatorio de Responsabilidad Corporativa, de su último informe sobre el año 2010. A pesar de los supuestos esfuerzos del G8 («La era del secreto bancario se ha terminado», anunció solemne Nicolas Sarkozy en la cumbre de Londres de abril de 2009) el uso de los paraísos fiscales para defraudar legalmente impuestos ha ido a más entre las grandes compañías españolas. En el año 2007 el porcentaje de empresas del IBEX 35 con filiales sin actividad operativa en paraísos fiscales era del 69 por ciento. Hoy son el 82 por ciento.

14. La propia España se ha convertido en una suerte de paraíso fiscal para empresas extranjeras a través de un subterfugio fiscal: las ETVE (Entidades de Tenencias de Valores Extranjeros). La compañía más grande del mundo, la petrolera ExxonMobil, tiene una filial en España que ganó en dos años 9907 millones de euros y no pagó ni un duro a Hacienda. Esa empresa, ExxonMobil Spain, cuenta con un solo empleado, tal vez el trabajador más productivo del mundo: su sueldo es de 44 000 euros anuales y genera casi 5000 millones al año de beneficios. La petrolera no solo no ha pagado impuestos ni ha generado empleo sino que, además, se ha beneficiado de ayudas fiscales por valor de 1,5 millones de euros españoles.

15. España es uno de los países de la Unión Europea que menos invierte en I+D. Según los datos de Eurostat del año 2010 España invierte solo el 1,38 por ciento del PIB en I+D mientras que la media europea es del 2,01 por ciento.

El gasto militar en España fue también un 1,3 por ciento del PIB según las tablas de 2009 que publica el Banco Mundial. Parece que gastamos lo mismo en ejércitos que en I+D pero el dato es engañoso: gran parte de lo que España contabiliza como I+D es también inversión militar.

16. Somos uno de los países de Europa con mayor desigualdad entre hombres y mujeres. La brecha salarial —esto es la diferencia entre el sueldo medio de las mujeres respecto al sueldo medio de los hombres— es del 22 por ciento, cinco puntos más que la media europea. A iguales trabajos la diferencia de sueldo entre una mujer y un hombre está entre un 9,7 y un 12 por ciento, según un estudio de la empresa de recursos humanos ICSA junto con la escuela de negocios ESADE. La Ley de Igualdad obliga a que los consejos de administración de las empresas cuenten con un 40 por ciento de mujeres para 2015, pero su número no crece desde 2007. En las empresas del IBEX 35 hay 54 consejeras frente 448 consejeros. Una de cada cinco empresas del IBEX 35 no tiene ni una sola mujer en su consejo de administración.

17. España es el país del primer mundo, de entre todos los socios de la OCDE (los 34 más ricos del planeta), con mayor porcentaje de estudiantes universitarios que trabajan en empleos muy por debajo de su preparación. Según el informe Education at a Glance 2010, de la OCDE, el 44 por ciento de los universitarios españoles de entre 25 y 29 años estaban sobrecualificados para su trabajo. La media de la OCDE es la mitad de la española: el 23 por ciento.

18. España puede presumir de contar con el entrenador de fútbol mejor pagado del mundo: José Mourinho, del Real Madrid. Cobra diez millones de euros al año: 1133 veces el salario mínimo interprofesional.

También está en España el equipo deportivo que más dinero ingresa de todo el planeta Tierra: el Fútbol Club Barcelona. En la temporada 2009-2010 batió el récord mundial con 445 millones de euros a muy poca distancia de su eterno competidor, el Real Madrid. Ningún equipo de la NBA ha ingresado una cifra equivalente jamás.

19. España no solo es el vigente campeón de la Eurocopa. También es el país con más billetes de 500 euros de toda la Unión Europea. Uno de cada cuatro de todos los Bin Laden (el apodo popular con el que se conoce a este billete que se supone que existe aunque nadie haya visto jamás) está en España. Es más, el 65 por ciento de todo el dinero que circula en este país se mueve en esta moneda invisible, siempre según los datos del Banco de España. En total, los billetes de 500 suman 52 244 millones de euros y un altísimo porcentaje de esa pasta —que se sabe que está aquí, guardada en cajas fuertes, en calcetines y en colchones— no paga impuestos jamás. Según los técnicos de Hacienda, el billete de 500 es la herramienta para un fraude fiscal de 16 000 millones al año: aproximadamente doce veces más de lo que ahorró el Estado congelando la subida de las pensiones.

20. España es medalla de bronce europea en economía sumergida, solo por detrás de Grecia y de Italia. En los últimos años, con la crisis, el porcentaje del dinero que se mueve por las sombras, sin pagar impuestos, ha crecido. Es como la materia oscura, sabemos que está ahí pero no la podemos ver. Un estudio publicado en febrero de 2011 por FUNCAS (la Fundación de las Cajas de Ahorros) calculó un tamaño del 17 por ciento. Según esos datos hay en España cuatro millones de empleos en la economía sumergida y un desfalco fiscal anual de 32 000 millones de euros.

32 000 millones de euros es el doble del presupuesto público de la Comunidad de Madrid para 2011. 32 000 millones de euros son veintidós veces más que el ahorro por congelar las pensiones en 2010.

España es el único lugar conocido donde los autónomos y los pequeños y medianos empresarios que tributan por módulos o por estimación directa declaran, de media, menos ingresos anuales que los trabajadores y los pensionistas. El dato lo da el sindicato de los técnicos del Ministerio de Hacienda y, si no se trata de un enorme fraude fiscal, sin duda estamos ante un auténtico milagro. Somos el único país del planeta donde hay un amplio sector de los empresarios que, ante Hacienda, son una suerte de ONG, que ganan menos que sus propios trabajadores.

21. España es el país de Europa con más paro: un 20,2 por ciento de la población activa mientras escribo estas líneas, en febrero de 2011. Es el doble de la media europea, una rareza única en el primer mundo. Para encontrar una tasa de desempleo similar hay que viajar a Mozambique (21 por ciento), a Irak (19 por ciento) o a Sudán (19 por ciento).

El paro en España es el doble de la media europea. También somos un país con el doble de contratos temporales que la media de la UE. Durante años fuimos los líderes absolutos de Europa con un porcentaje de contratos temporales superior al 30 por ciento. Ahora, con la crisis, el porcentaje de temporales ha bajado hasta el 26,5 por ciento (es obvia la razón: son más fáciles de despedir y por eso la mayoría se ha ido al paro). Hoy solo nos gana Polonia (26,5 por ciento), pero en cuanto el PIB español crezca seguro que volveremos a ser los plusmarquistas en precariedad laboral.

22. España también cuenta con el récord absoluto de paro juvenil del mundo civilizado: un 40,06 por ciento en enero de 2011. Hay que viajar al Norte de África, hoy en llamas, para encontrar un porcentaje de paro juvenil similar a esta cifra. Cuatro de cada diez jóvenes no trabaja y el 15,6 por ciento ni estudia ni trabaja: ni tiene nada ni aspira a nada.

Si trabajas y tienes menos de 34 años, la probabilidad de que tu contrato sea temporal es del 37,4 por ciento. Si trabajas y tienes más de 34 años, las probabilidades de que tengas un contrato temporal bajan al 16,4 por ciento.

Más de la mitad de los jóvenes de entre 18 y 34 años, el 54,2 por ciento, vive con sus padres según el Consejo de la Juventud de España. El 10 por ciento de los que intentaron emanciparse, 264 000 jóvenes, han tenido que volver a vivir a casa de sus progenitores en 2010.

23. España es el país de Europa que más jóvenes ha perdido de toda la UE, el doble de la media europea. La pirámide de población envejece. La edad media a la que una española tiene su primer hijo es también de las más altas de Europa: casi 32 años según el INE. La natalidad se está reduciendo aún más con la crisis: desde 2009 está bajando y en 2010 cayó un 3,2 por ciento. Cada mujer tiene, de media, solo 1,38 hijos.

24. El salario medio de los jóvenes españoles está ligeramente por debajo de los 16 000 euros anuales. En el año 2008 un joven español necesitaba un 95 por ciento de ese sueldo para poder comprarse una casa. Tras el fin de la burbuja la cosa no ha mejorado mucho: en 2011 solo necesita un 77 por ciento. Si se compra la casa en pareja, basta con la mitad. Si después esa pareja se rompe, ya pueden ambos empezar a rezar: lo que la hipoteca ha unido el hombre no lo separa jamás.

25. El presidente del Foro de Davos, Klaus Schwab, avisó a finales de 2010 de que la situación en España podría derivar en una nueva revolución juvenil, en un nuevo Mayo del 68. «Nos hemos enfrentado a una crisis financiera que se ha transformado en una crisis económica y, en muchos países, en una crisis social, que amenaza con convertirse en una guerra generacional», asegura Schwab. Y esto no lo pronostica ningún líder altermundista, sino el presidente del Foro Económico Mundial.

Pero no todos los datos para los jóvenes son deprimentes, desesperantes o indignantes. Los jóvenes españoles también son —o al menos eso dice la industria del entretenimiento— de los que más películas, series y música descargan de Internet en Europa. También es España el tercer mayor mercado europeo en videojuegos. Es la válvula de escape de la generación estafada: esos jóvenes que probablemente serán los primeros en vivir peor que sus padres desde la Guerra Civil. Les cambiaron el espacio por el hiperespacio, el derecho a una vivienda digna por la Playstation 3.

Además de estos veinticinco argumentos hay otras dos razones más para reaccionar: que se puede y que funciona. Se puede porque existen herramientas para ello: esas redes sociales que han sido fundamentales en las revueltas del norte de África. Nunca antes en la historia ha sido más fácil organizarse y no hace falta pasar por los medios de comunicación tradicionales que, hasta ahora, han definido la realidad al explicarla. La estudiante de 21 años de la Universidad de El Cairo que creó en Twitter la etiqueta #jan25 a través de la cual se coordinaron todas las protestas de la plaza de Tahrir se llama @alya1989262. Solo tiene 409 seguidores.

En diciembre de 2009 un grupo de bloggers, poco más de una docena de personas, nos organizamos a través de una lista de correo para publicar un manifiesto contra la Ley Sinde en defensa de los derechos fundamentales en Internet. Fue precisamente la coordinadora de este libro, Rosa María Artal, quien tuvo aquella idea genial. Más de un cuarto de millón de personas, jóvenes en su mayoría, difundieron ese manifiesto a través de los blogs y las redes sociales. Apenas veinticuatro horas después de publicarse el presidente del Gobierno tuvo que rectificar públicamente a su ministra de Cultura y cambiar la primera redacción de esa ley. Las protestas siguieron porque aquel cambio no fue suficiente y, al final, el PSOE pudo sacar adelante la Ley Sinde con el apoyo de CiU y el PP.

La ley ya se ha aprobado. Pero a pesar de todo la protesta triunfó por una razón fundamental: porque los ciudadanos demostraron que se podía hacer política al margen de los partidos, desde Internet. Porque todas las revoluciones son un éxito, incluso aquellas que no logran todos sus objetivos.

De todos los argumentos contra cualquier movilización hay uno que siempre se repite: «No va a valer de nada». En ese determinismo fatalista vive hoy gran parte de la sociedad, esos ciudadanos que en la tertulia del bar critican esta situación pero que después afrontan su destino resignados porque, total, nada va a cambiar. Es una profecía autocumplida: nada cambia cuando nadie hace nada, y vuelta a empezar.

¿En qué estrellas está escrito que nada de nada va a cambiar? ¿Cómo es posible que incluso durante la dictadura las protestas y las huelgas —entonces ilegales— pudieran mejorar las condiciones de los trabajadores y hoy, en una democracia, gran parte de la sociedad crea que no hay nada que hacer? ¿Por qué la juventud española solo protesta masivamente para defender su ocio digital, pero se resigna ante todas las demás injusticias que hacen que esa sea su única válvula de escape? ¿Por qué la ciudadanía no presiona y deja todo el campo a esos mercados sin cara, sin nombre y sin más principios que el egoísmo de su cuenta de resultados?

Íbamos a reformar el capitalismo y al final ha sido el capitalismo quien nos ha reformado a nosotros. ¿A qué esperamos para reaccionar?