Capítulo 11
En la penumbra del Edificio de Alta Energía Mágica, Hex escribía. Minuto a minuto otra página se deslizaba del escritorio.
—«Barco hundido por colisión con pesquero español» —leía Ponder Stibbons, con un temblor en la voz—. «Barco naufragado sobre un inexplorado arrecife cerca de Madeira. Barco encontrado a la deriva sin nadie de la tripulación, con la mesa tendida para una comida. Barco incendiado, todo perdido. Barco hundido por meteorito. Darwin recibió un disparo accidental del cirujano y naturalista del barco durante una expedición de recolección en la isla de Säo Jago. Darwin recibió un disparo accidental del capitán del barco. Darwin se disparó por accidente. Darwin pierde el puesto en el barco. Darwin deja el barco por mareo. Darwin pierde las libretas. ¡Darwin picado a muerte por las avispas! Darwin se golpea la cabeza contra la parte inferior de la mesa y pierde la memoria...» —Dejó el papel—. Y éstas son las causas más sensatas.
—¿La piedra que cae del cielo es sensato? —dijo Ridcully.
—Comparado con el ataque de los calamares gigantes, Archicanciller, diría que sí —dijo Ponder—. Y el enorme grifo de agua. Y el naufragio lejos de la costa de Noruega.
—Bien, los barcos suelen naufragar —dijo el Decano.
—Sí, señor. Pero el país conocido como Noruega está en la dirección equivocada. El Beagle sólo llegaría allí navegando hacia atrás. Hex tiene razón, señor. Esto está loco. ¡En el momento en que decidimos cambiar una pequeña y simple historia, todo del universo está tratando de evitar que el viaje ocurra! ¡Y matemáticamente hablando, eso es ilegal!
Ponder golpeó la mesa, su cara roja. Los magos superiores respingaron. Eso era tan perturbador como escuchar a una oveja rugir.
—¡Caramba! —dijo Ridcully—. ¿Lo es?
—¡Sí! ¡Debe haber lugar en el espacio fase para la posibilidad de que El Origen sea escrito! ¡No está en contra de las leyes físicas de este universo!
—¿Que un joven hombre inexperto haga un viaje alrededor de este mundo y tenga una nueva percepción que cambie la visión de la humanidad sobre sí misma? —dijo el Decano—. Debes admitir que se ve un poco improbable... ¡Lo siento, lo siento, lo siento! —Retrocedió mientras Ponder avanzaba.
—¡Una de las religiones más grandes sobre Mundobola fue fundada por el hijo de un carpintero! —gruñó Ponder—. ¡Por años, la persona más poderosa en el planeta fue un actor! ¡Tiene que haber lugar para Darwin!
Volvió a golpear la mesa y recogió un puñado de papeles.
—¡Mire estas cosas! «Darwin mordido por araña venenosa... Darwin atacado salvajemente por un canguro... picado por medusas... comido por un tiburón... Beagle encontrado a flote, la mesa tendida para una comida, esta vez en un océano diferente, todavía nadie abordo... Darwin golpeado por un rayo... muerto por actividad volcánica... Beagle hundido por extraña ola...» ¿Acaso alguien espera que creamos esto por un minuto?
Se escuchó un silencio resonante.
—Puedo ver que esto te está preocupando, Sr. Stibbons —dijo Ridcully.
—Bien, sí, quiero decir, sí, es tan... ¡equivocado! Se supone que el multiverso no cambia las reglas. ¡Cualquier cosa que sea posible que ocurra tiene un universo donde ocurrir! Quiero decir, aquí, sí, las reglas pueden ser dobladas en toda clase de formas, ¡pero en Mundobola no hay nadie que las doble!
—Tengo una idea —dijo Rincewind. Los otros magos se volvieron, asombrados ante esta revelación.
—¿Sí? —dijo Ponder.
—¿Por qué no sólo dar por sentado que alguien está afuera para atraparte? —dijo Rincewind—. Eso es lo que yo hago. No te molestes en averiguar los detalles. Mira, cuando empezaste a jugar con el Globo, todo iba a ser simple navegación, ¿de acuerdo? ¿Hacer algunos pequeños ajustes, poner en aprietos a un pez, y todo estaría bien? Pero ahora hay casi mil quinientas nuevas razones...
Con un traqueteo, el escritorio de Hex se puso en marcha. Las plumas escribieron:
+++ 3563 razones ahora +++
—¡Se están reproduciendo! —dijo Ridcully.
—Allí lo tienes, entonces —dijo Rincewind, casi alegremente—. Algo ahí abajo está asustado. Está tan asustado que ni siquiera va a permitirle subir al bote. ¡Quiero decir, tiene que hacer el viaje sea cual sea el libro que escriba! ¿Correcto?
—Sí, por supuesto —dijo Ponder—. Teología de las Especies es considerado con seriedad porque está escrito por un renombrado y respetado científico cuya investigación fue meticulosa. También El Origen. En ambas alternativas, tiene que estar en ese bote. ¡Pero en cuanto nos interesamos, el viaje no ocurre!
—Entonces, si fuera yo, diría que algo se ha preocupado realmente —dijo Rincewind—. No le molesta si la Ología no llega a ser escrita en ningún universo, pero odia por completo la idea de que El Origen sea escrito.
—Oh, ¿de veras? —dijo Ridcully—. ¡Qué descaro! Soy el director de esta universidad, y eso... —señaló hacia el pequeño globo-... ¡es propiedad de la universidad! Ahora me estoy enfadando. ¡Vamos a contraatacar, Sr. Stibbons!
—¡No creo que usted pueda luchar contra todo un universo, señor!
—¡Es prerrogativa de cada forma de vida, Sr. Stibbons!
El vendaval rugió durante tres semanas. El tiempo de Mundobola era mutable para los magos; sólo los afectaba si querían que lo hiciera.
Algo o alguien no quería que el Beagle zarpara, y ellos podían influir en el clima. Podían influir sobre cualquier cosa. Pero de él, todavía no había ninguna señal.
El Decano observaba la tormenta en el gran omniscopio en el EAEM.
—Eso es lo que ocurrió cuando Darwin subió al barco en este universo —dijo Ponder, ajustando el omniscopio—. Si no hubiera partido, su lugar sería tomado por un artista, que como resultado produjo un famoso portafolios. Su nombre era Preserved J. Nightingale. Ustedes conocieron a su esposa.
—¿Preserved? —dijo el Decano, observando el espantoso vendaval.
—Es la contracción de Preserved-by-God —dijo Ponder—. Fue encontrado de niño entre los restos de una embarcación. Sus padres adoptivos eran muy religiosos. Y... Ah sí... es el clima que tienen cuando él está abordo.
El omniscopio parpadeó.
—¿No hay vendaval? —dijo el Decano, mirando el cielo azul.
—Vientos frescos del nordeste. Son las direcciones del mundo-bola, señor. Para los propósitos del viaje, son ideales. Veo que se ha puesto su chaqueta ‘Nacido para Runar’, señor.
—Tenemos una pelea en nuestras manos, Stibbons —dijo el Decano, seriamente—. ¡Ha pasado mucho tiempo sin ver al Archicanciller tan enfadado con alguien excepto conmigo! ¿Has terminado?
—Casi terminando, señor —dijo Ponder.
El EAEM tenía un aspecto desolado. Era porque había sido, en gran parte, abandonado. Unos gruesos tubos salían de Hex, a través del piso y afuera sobre el césped hacia el Gran Salón de la UI.
Los magos iban a la guerra. Se necesitó mucho para hacer que ocurriera, pero no se podía permitir que ningún viejo universo los lleve por delante. Dioses, demonios y Muerte eran una cosa, pero no se debía permitir que la materia sin mente tenga ideas.
—¿No podríamos simplemente encontrar una manera de traer a Darwin hasta aquí? —dijo el Decano, observando a Ponder que presionaba botones sobre el teclado de Hex.
—Muy probablemente, señor —dijo Ponder.
—Bien, entonces, ¿por qué no sólo lo traemos aquí, le explicamos la situación, y lo dejamos caer sobre su isla? Hasta podríamos darle una copia de su libro.
Ponder se estremeció.
—Hay bastantes razones por las que ese curso de acción no podría, con facilidad, ser rescatado de alguna manera coherente de la categoría de demencialmente poco sabio, Decano —dijo, habiendo descubierto que los magos superiores perdían interés en cualquier frase que viniera después de las primeras veinte palabras—. En primer lugar, él lo sabría.
—Podríamos golpearle la cabeza —dijo el Decano—. O poner una ‘influencia’ sobre él. Sí, ésa sería una buena idea —dijo, porque era suya—. Podríamos sentarlo en una silla cómoda y leerle en voz alta el libro correcto. Despertaría de nuevo en casa y pensaría que lo ha inventado todo.
—Pero no habría estado ahí —dijo Ponder. Agitó una mano. En el aire sobre su cabeza apareció una pequeña pelota de luz multicolor. Parecía un ovillo de hilos relucientes, o el apareamiento de arcos iris.
—Oh, podríamos resolverlo —dijo el Decano alegremente—. Mete un poco de arena en sus botas, algunas plumas de pinzón en su bolsillo... somos magos, después de todo.
—Eso sería poco ético, Decano —dijo Ridcully.
—¿Por qué? Somos los Buenos, ¿verdad?
—Sí, pero eso más bien depende de hacer ciertas cosas y de no hacer otras, señor —dijo Ponder—. Juguetear con la cabeza de una persona en contra de sus deseos es casi indudablemente uno de los no. Debería alistarse para moverse rápido, señor.
—¿Qué estás haciendo, Stibbons?
—He puesto a Hex a que proyecte un jeroglífico táumico en el espacio condicional de Darwin —dijo Ponder—. Pero para resolverlo apropiadamente Hex tendrá que operar el reactor táumico un poco más elevado de lo habitual.
—¿Cuánto más elevado? —dijo el Decano con desconfianza.
—Aproximadamente un 200%, señor.
—¿Es eso seguro?
—Absolutamente no, señor. Hex, resolución de jeroglífico en veinte segundos. ¡Decano, corra! ¡Corra, señor!
Desde la dirección del Viejo Campo de Squash venía un sonido que había estado ahí todo el tiempo, desatendido, y ahora se estaba poniendo más fuerte. Era el whum whum de moribundos taums, cada uno produciendo su magia intrínseca...
Los magos tienen una maravillosa capacidad de velocidad.
Ponder y el Decano llegaron al Gran Salón en doce segundos, el Decano apenas en primer lugar. Sin embargo, la pelota de arco iris había llegado allí antes que ellos, y colgaba a gran altura sobre las losas negras y blancas del piso.
El salón estaba atestado de magos. Habían enviado grupos a las esquinas más lejanas de la universidad, que estaban muy lejos. Hacía mucho tiempo que el espacio y el tiempo habían sido deformados por las antiguas piedras mágicas, y algunos magos en la UI habían ocupado alegremente recovecos y rincones por décadas o más, y pensaban en el Gran Salón y los edificios alrededor como los colonizadores en algún continente distante podrían considerar a la antigua madre patria. Habían allanado unos estudios distantes y arrastraron fuera a sus ocupantes o, en algunos casos desafortunados, los barrieron. En la multitud había unos magos a quienes Ponder nunca antes había visto, parpadeando a la luz del día.
Jadeando ligeramente, Ponder se acercó a Ridcully con rapidez.
—Dijo que quería un mapa, señor —dijo.
—Sí, Stibbons. ¡No puedes planear una campaña sin un mapa!
—¡Entonces mire hacia arriba ahora, señor! ¡Aquí viene!
El aire vaciló por un momento, y luego los arco iris apareados dieron a luz. Congeladas serpentinas de luz cruzaron en curvas el aire nebuloso del salón. Se retorcieron, enredaron y curvaron de maneras que sugerían que más de las cuatro dimensiones de todos los días estaban involucradas.
—Se ve muy bonito —dijo el Archicanciller, parpadeando—. Er...
—Pensé que nos ayudaría a resolver nodalidades adicionales —dijo Ponder.
—Ah sí, buena idea —dijo Ridcully—. Nadie quiere nodalidades no resueltas. —Los otros magos superiores asintieron sabiamente.
—Por lo cual quiero decir —añadió Ponder—, que nos mostrará esos puntos donde nuestra intervención será esencial, si puedo decirlo así.
—Oh —dijo el Archicanciller—. Er... ¿qué significa exactamente la línea de color?
—¿Cuál, señor?
—¡Todas ellas, hombre!
—Bien, los puntos de intervención que requieren a un humano aparecen como círculos rojos. Los que pueden ser dejados a Hex son blancos. Las líneas azules representan al autor de, ejem, La Ología, las amarillas son la ruta óptima hacia el autor de El Origen, y la línea verde representa la declinación entre futuros. Las conocidas oclusiones táumicas son púrpura, pero supongo que usted ya lo ha descubierto.
—¿Qué es eso? —dijo el Decano, señalando un círculo rojo con su bastón.
—Debemos asegurarnos que no baje del barco en una isla llamada Tenerife —dijo Ponder—. El mareo otra vez, sabe. Muy pocos Darwin salen de allí.
La punta del bastón se movió.
—¿Y ése?
—Debe bajar del barco en la isla de Säo Jago. Tiene valiosas ideas allí.
—¿Ve cosas evolucionando, esa clase de cosas? —dijo Ridcully.
—No, señor. No puede ver cosas evolucionando, incluso cuando lo estén haciendo.
—Las vimos sobre la Isla Mono —dijo el Conferenciante en Runas Recientes.
—¡Prácticamente podías escucharlas!
—Sí, señor. Pero nosotros tenemos un dios de la evolución. Los dioses no son pacientes. En Mundobola, la evolución lleva tiempo. Mucho tiempo. Darwin fue criado en la creencia de que el universo de Mundobola fue creado en seis días...
—Lo cual es correcto, como he señalado —dijo el Decano con orgullo.
—Sí —dijo Ponder—, pero también he señalado que en el interior llevó miles de millones de años. Es esencial que Darwin se dé cuenta de que esa evolución tiene mucho tiempo trabajando.
Antes de que el Decano pudiera protestar, Ponder se volvió al ovillo de luz que brillaba y giraba.
—Aquí es donde el mástil cae sobre su cabeza en el puerto de Buenos Aires —dijo, señalando—. Le dispararon al Beagle. Se suponía que fuera una salva disparada por un cañón, pero por alguna razón estaba cargado. Los británicos se disgustaron mucho por eso, y expidieron una severa protesta diplomática enviando un buque de guerra a bombardear el puerto hasta sus escombros. Éste es donde Darwin cae inconsciente por sus propias boleadoras en Argentina. Éste es donde es seriamente lastimado sofocando una insurrección...
—Tenía apenas muy poco de un hombre que coleccionaba flores y cosas —dijo Ridcully, con un dejo de admiración.
—Mira, he estado pensando en todo esto —dijo el Decano—. Toda esta ‘ciencia’ trata sobre la búsqueda de la verdad, ¿sí? ¿Por qué no les decimos la verdad?
—¿Quieres decir que vas a decirles que su universo fue accidentalmente puesto en marcha por ti, Decano, metiendo tu mano en un firmamento en bruto creado para usar el poder residual del reactor táumico? —dijo Ridcully.
—Puesto de ese modo, parece un poco improbable, lo admito, pero...
—Nada de contacto directo, Decano, lo acordamos —dijo Ridcully—. Sólo limpiarle el camino. ¿Qué es esa nodalidad, Stibbons? Está destellando.
Ponder miró donde el bastón del Archicanciller estaba señalando.
—Ésa es una tramposa, señor. Tendremos que asegurarnos que Edward Lawson, un funcionario británico en las Islas Galápagos, no sea golpeado por un meteorito. Es una nueva malignidad, dice Hex. En varias historias, ocurre unos pocos días antes de que conozca a Darwin. ¿Lo recuerda, señor? Lo mencioné en la carpeta amarilla que fue entregada en su oficina esta mañana. —Ponder suspiró—. Llama la atención de Darwin sobre algunos hechos interesantes.
—Ah, lo leí —dijo Ridcully, su tono feliz indicaba que era una coincidencia con suerte—. Darwin parecer estar demasiado ocupado corriendo de un lado a otro como un mono en una plantación de plátanos para descubrir las pistas, ¿eh?
—Sería verdad decir que su teoría completa de la selección natural fue desarrollada por reflexión madura algún tiempo después de su viaje, sí —dijo Ponder, respondiendo con cuidado a una pregunta ligeramente diferente.
—¿Y este amigo Lawson era importante?
—Hex cree que sí, señor. En cierto modo, todos a quienes Darwin conoció fueron importantes. Y todo lo que vio.
—Y entonces whoosh, ¿este tipo fue golpeado por una roca? Yo llamo eso sospechoso.
—Hex también, señor.
—Estaré muy feliz cuando hayamos puesto a este Darwin en las malditas islas, entonces —dijo el Archicanciller—. Necesitaremos unas vacaciones después de esto. Oh, bien, me dirigiré a los magos ahora. Espero que tendremos suficiente...
—Er, tenemos que ponerlo en las islas. Tenemos que devolverlo a casa, señor, todo el camino —dijo Ponder—. Estará lejos de casa durante casi cinco años.
—¿Cinco años? —dijo el Decano—. ¡Pensaba que todo se trataba de visitar las malhadadas islas!
—Sí y luego otra vez, en un sentido muy real, no, Decano —dijo Ponder—. Sería más correcto decir que después se convirtieron en todo lo que importaba. En realidad, estuvo ahí un poco más de un mes. Era un viaje muy largo, señor. Dieron toda la vuelta al mundo. Lo siento, no lo había puesto en claro. Hex, muestra las líneas temporales completas, por favor.
La visualización empezó a retroceder, sacando de ningún lugar más y más ovillos y lazos, como si a media docena de gatitos cósmicos les hubieran dado estrellas que jugar en lugar de bolas de lana. Se escuchó un grito entrecortado desde la multitud de magos.
Los ovillos todavía corrían por encima de sus cabezas cuando el Decano dijo:
—¡Hay millones de esas condenadas cosas!
—No, Decano —dijo Ponder—. Eso parece, pero hay sólo 21.309 nodalidades importantes en este momento. Hex puede arreglarse con casi todas ellas. Implican cambios muy diminutos en el nivel cuántico.
Los magos continuaron mirando hacia arriba mientras las espirales y los bucles pasaban y se reducían.
—Alguien realmente no quiere ese libro —dijo el Conferenciante en Runas Recientes, la cara iluminada por el brillo multicolor.
—En teoría no hay un alguien a cargo —dijo Ponder.
—¡Pero las probabilidades en contra de que Darwin escriba El Origen se están volviendo más grandes minuto a minuto!
—Las probabilidades en contra de que algo ocurra en realidad son inmensas, cuando te pones a pensarlo —dijo Ridcully—. Toma el póquer, por ejemplo. Las probabilidades en contra de cuatro ases son inmensas, pero las probabilidades de tener cuatro cartas cualesquiera en absoluto son muy grandes.
—¡Bien dicho, Archicanciller! —dijo Ponder—. Pero éste es un juego deshonesto.
Ridcully se acercó a grandes zancadas al centro del Gran Salón, la cara iluminada por el reluciente mapa.
—¡Caballeros! —bramó—. Algunos de ustedes ya saben de qué se trata esto, ¿eh? ¡Vamos a imponer una historia en Mundodisco! ¡Es una que ya debería estar ahí! Algo está tratando de evitarlo, caballeros. ¡De modo que si alguien quiere evitar que ocurra, queremos hacer que ocurra aún más! ¡Ustedes serán enviados a Mundobola con una serie de tareas a realizar! ¡La mayoría de ellas han sido simplificadas de modo que los magos puedan comprenderlas! En breve nuestras misiones para mañana, si deciden aceptarlas, les serán dadas por el Sr. Stibbons. ¡Si deciden no aceptarlas, son libres de escoger el rechazo! ¡Empezaremos al amanecer! ¡La Cena, Segunda Cena, Colación, Bocado de Medianoche, Mordiscos Sonámbulos, y Primer Desayuno serán servidos en el Viejo Refectorio! ¡No habrá Segundo Desayuno!
Sobre un coro de protestas continuó:
—¡Tomemos esto con seriedad, caballeros!