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12:45 p. m.

Distrito de Hongqiao

—Malditos chinos —exclamó Kozlowski colgando el teléfono.

—¡Cariño! —le reprendió su mujer, señalando a su hija, Tucker, que estaba jugando con una Nintendo.

—Es sábado, en un fin de semana de fiesta nacional, y precisamente hoy se le ocurre al laboratorio enviar un informe forense.

—Bueno, están trabajando. Pero tú no.

—Qué más quisiera.

—Por favor.

—Tengo que ir. Hay un policía de envergadura metido en todo esto. Y Knox. Ya conoces a Knox.

—¿Está metido en algún lío?

—Sí. Hasta las cejas. No debería haber contestado el teléfono.

Acababan de explicarle que la mano cercenada que habían sacado del río Yangtsé pertenecía a un hombre muerto, no vivo. El análisis de ADN lo identificaba como caucásico, grupo sanguíneo O negativo. Las quemaduras en las muñecas coincidían con quemaduras químicas. Las muestras de suelo tomadas de dos de las uñas indicaban una alta concentración de metales pesados: mercurio, plomo, cadmio, cromo y arsénico.

—¿Y eso qué significa? —le había preguntado Kozlowski al técnico del laboratorio.

—Esos metales tienen una densidad un veintitrés por ciento más alta que el suelo de Shanghái.

¿El suelo de Shanghái? ¿Quién coño había preguntado nada del suelo de Shanghái?

—Es tierra de la isla de Chongming.

—¿Cómo dice?

—El suelo de la isla de Chongming es el único en un radio de varios cientos de kilómetros con una concentración similar de metales pesados.

Kozlowski tragó saliva. Tenía a dos hombres vigilando al inspector Shen Deshi desde su encuentro en el KFC. Lo habían perdido cuando cruzaba el río durante la tormenta, pero volvieron a encontrarlo y lo siguieron hasta la isla de Chongming.

—¿Y las quemaduras químicas? ¿De qué clase de sustancias estamos hablando exactamente?

—En combinación con los agentes químicos descubiertos en las muñecas: hidrosulfito sódico, carbonato de sodio y matabisulfito de sodio, todo apunta a una curtiduría.

—Una curtiduría en la isla de Chongming —masculló Kozlowski.

—Correcto.

Kozlowski colgó el teléfono temiendo que Shen Deshi estaba a punto de llegar antes que él a la prueba física del asesinato de un cámara americano. Una prueba que el inspector se apresuraría a destruir, impidiendo así toda posibilidad de que se hiciera justicia.

Kozlowski contactó a sus dos agentes.

—Está en una comisaría de Chongming.

—No lo perdáis de vista. Quiero enterarme de lo más mínimo que haga.