Glosa grosera
Dice Lezama Lima en su bello poema
«Quién pudiera decir, Angel de las escuelas…»,
acerca de las sirenas:
«… treparon adormecidas».
En Cuba no está mal: un bello
humoso, lento sacrificio en el que sueño
fue fundación.
Pero en Brasil es una falta de respeto a uno,
un desperdicio de pasión y tiempo