INTERLUDIO
EN EL REINO DE LOS SUEÑOS
Durante mucho tiempo después de la guerra estuvo soñando con su infancia. Oía alaridos procedentes del dormitorio o del cuarto de baño del pequeño dúplex donde vivía su familia cuando era chiquillo, y cuando miraba aterrorizado por la ventana sabía que la calle con su césped y su álamos altos no era más que una fachada tras la que se ocultaba un terrible incendio. En los sueños, tenía la certeza de que nada de aquello tenía relación con la guerra. Todo había ocurrido antes. Los alaridos flotaban en el interior de la casa marrón y amarilla, y el humo y las llamas ondeaban bajo las calles.
Los alaridos cesaban tan pronto como tocaba el pomo de la puerta del cuarto de baño. Cuando la abría veía que la cortina de la ducha estaba corrida. Estaba salpicada de sangre, y esparcidos por el suelo y por el asiento blanco del inodoro había bucles y rizos de sangre. Lo que más miedo le daba era correr la cortina de la ducha, pero la bañera siempre estaba vacía; sólo había una gran mancha de sangre que se deslizaba hacia el desagüe como si fuera una masa viva. Eso era exactamente lo que había ocurrido, durante la guerra y antes de ella.