Con un joven a punto de cumplir la mayoría de edad, que es atropellado en el centro de París, en plena noche, por un Fiat verde conducido por una mujer, arranca Accidente nocturno.
La policía toma declaración a los implicados y después el joven es enviado a una clínica para que le curen la pierna. Mientras convalece, ese accidente le trae el recuerdo de otro vivido en la infancia y no logra quitarse de la cabeza a la mujer que lo ha atropellado. Al salir de la clínica decide emprender la búsqueda de la conductora, sobre la que tiene algunas pistas: un nombre y una dirección.
Y de este modo, en ese París convertido en territorio «modianesco» —esa ciudad trazada a la vez sobre un mapa real y sobre otro que pertenece al territorio de la ficción, del mito—, se desarrolla una doble pesquisa: seguir el rastro de una mujer elusiva y rebuscar en el pasado del protagonista, a quien el accidente le ha avivado ciertos recuerdos.
La novela se estructura, pues, como una indagación detectivesca en la que no se investiga un crimen sino las incertidumbres de la juventud y la memoria que forja el relato de nuestras vidas, y en la que no se persigue a un criminal sino a una figura femenina que proyecta rasgos de otras mujeres.
Accidente nocturno es una muestra del poder evocador de la prosa de Patrick Modiano y de su portentoso manejo de la ambigüedad y la incerteza como ejes vertebradores de una obra literaria insobornable y esencial.