Conclusión

El Abrus precatorius, también conocida como semilla de abrina, no es un invento de la imaginación del escritor. Contiene una proteína altamente tóxica que causa náuseas y provoca rápidamente daños muy graves en los órganos vitales. La semilla tiene una piel muy dura y sólo es venenosa cuando se mastica. La propiedad de esta semilla fue utilizada en el pasado en los juicios por ordalías, especialmente en Venecia. A los sospechosos se les daba estos guisantes del padrenuestro para que se los tragaran: ¡a aquellos que las autoridades deseaban que se escaparan con vida se les avisaba antes de que no los masticaran!