PRESENTACIÓN
Poul Anderson, «el Duro» de la ciencia ficción
Poul Anderson es el máximo exponente de lo que se ha dado en llamar hard science fiction, expresión que, traducida literalmente al castellano («ciencia ficción dura»), puede sugerir contenidos de cruda violencia futurística o atezados Bogarts con traje espacial. Sin embargo, en este caso «dura» es sinónimo de «rigurosa», y significa que este tipo de ciencia ficción trata los aspectos científicos y tecnológicos de los relatos con especial atención y seriedad.
Este tipo de rigor, se dirá más de un lector, equivale a menudo a falta de amenidad e incluso de inteligibilidad: largas y detalladas descripciones de complicados artefactos, oscuras parrafadas de terminología técnica, alusiones a fórmulas y leyes científicas desconocidas… Y lo cierto es que, en algunos casos, puede ser así; existe, de hecho, una ciencia ficción no sólo escrita por científicos sino para científicos.
Pero éste no es, en absoluto, el caso de Poul Anderson: paradójicamente, el padre de la hard science fiction actual es también —y a la vez— uno de los maestros indiscutidos de la ciencia ficción aventurosa. Esta rara y feliz combinación de rigor y amenidad confiere a la obra de Anderson —galardonada con varios premios Hugo y Nebula— un interés poco común, y explica que sea uno de los autores de ciencia ficción más leídos en todo el mundo y uno de los preferidos del público juvenil.
En este volumen se incluyen cuatro de las mejores narraciones de la primera época de Anderson, que empezó a darse a conocer en la inmediata posguerra y ocupó desde el primer momento entre los escritores del género un destacado lugar de primera línea que aún conserva. Seguirá otro tomo dedicado a su producción posterior[1]. Los dos volúmenes juntos reúnen lo que el propio Anderson ha seleccionado recientemente como lo mejor de su narrativa, y constituyen, pese a algunas objeciones de tipo ideológico que en ocasiones pueden ponérsele al autor, una pieza fundamental en la biblioteca de todo aficionado al género.
CARLO FRABETTI