Quiero dedicar estas páginas a todas aquellas personas que mantienen su dignidad y su afán de superación incluso en las circunstancias más adversas.
A aquellas cuyas almas se resisten a ser invisibles, a las que luchan contra viento y marea para conseguir el futuro que todo ser humano se merece.
A los olvidados, los intocables, los menospreciados.
Porque todos podemos ser «vosotros», porque todos somos vosotros.