XII

AUNQUE LOS ESPAÑOLES se habían ido, nuestra tribu hizo guardia toda la noche. Estaban cansados después de la pelea y se habrían echado al suelo de buena gana a dormir. Pero eran bravos soldados y no querían despertar con otro asalto de los españoles.

Por eso miraban a la luna, le cantaban y le bailaban cuando les daba frío.

Al otro día, cuando estábamos tomando el desayuno, llegó un indio corriendo a decirle al Toqui que divisaba a tres de los enemigos acercándose.

Salimos el Toqui y yo, y detrás algunos indios. Otros corrieron a despertar a los dormidos. Tal vez venían de nuevo a matarnos. . .

Yo apuntaba mi flecha y los demás sus hondas con grandes piedras picudas.

Eran tres españoles a caballo, armados hasta los dientes, vestidos de plata, con lanzas y esos caballos que parecían pegados a sus cuerpos. Nos daba espanto verlos.

Los dejamos acercarse sin dispararles. El Toqui decía que contra tres no era valiente pelear…

Cuando estuvieron cerca, hicieron un saludo con su mano enguantada y uno de ellos se acercó al Toqui y le habló en araucano. Lo hablaba pésimo, pero se le entendía. Dijo:

—Queremos parlamentar.

Yo no sabía lo que era parlamentar, pero se me bajaron los pelos que se me habían parado en la cabeza.

Me acerqué un poco, porque quería oler esos animales que me parecían tan lindos y lustrosos. Cuando el Toqui no miraba, toqué a uno de ellos y le tiritó el cuero. Olía bien.

Estaba tan cerca, que reconocí al tuerto que mandaba el asalto el día antes, y pensé: Este es don Diego de Almagro, el que viene desde el Perú, la tierra de los Quichuas…

El otro español le hablaba en araucano a mi padre.

El Toqui le contestaba en ídem y el español hablaba entonces en español, que nosotros no entendíamos. Don Diego decía algo en ídem y el español volvía a hablar en araucano. Yo le pregunté a mi madre:

—¿Qué pasa?

—Están parlamentando —dijo ella—. Ese señor es un intérprete, que es como un puente entre el Toqui y los españoles. Lo que ellos dicen en español, lo habla en araucano ese soldado y lo que dice el Toqui lo dice él en español.

—¿Y eso es parlamentar? —le pregunté.

—Parlamentar es hablar en vez de pelear —me explicó ella—. Ahora no habrá guerra porque los españoles quieren oro y el Toqui ya les ha dicho que no hay. Ellos no tienen ningún interés en matarnos…

Seguí comiendo y oyendo. Entonces el Toqui los invitó a desayunarse y se sacaron sus cascos de acero y con harto apetito se comieron las frutas.

Cuando se fueron, el papá dijo que se volvían al Perú.

Después supe que el señor Diego de Almagro se había peleado con otro español en el Perú y éste lo hizo matar.

De todos modos, el señor Diego de Almagro chico y tuerto y todo, fue el primer español que vino a Chile.