Tres días después llegó un cable

comercial de Harlot.

NOV. 20, 1956

CHRISTOPHER, CUATRO KILOS, NACIÓ EN EL HOSPITAL MILITAR WALTER REED A LAS 8:01. LA MADRE BIEN, ENVÍA CARIÑOS. EL PADRE TRANSMITE SU AFECTO.

MONTAGUE

NOV. 21, 1956

ESPLÉNDIDA NOTICIA. EL PADRINO ENCANTADO.

HARRY

Hice una incursión en mi cuenta bancaria y por intermedio de la Agencia en Washington ordené que se enviara cuatro docenas de rosas rojas de tallo largo al Walter Reed. Me marché temprano del trabajo, me dirigí al hotel Cervantes, me acosté sobre el colchón (que apestaba a repelente deinsectos), y me quedé en la cama desde la seis de la tarde hasta las seis de la mañana. Me sentía como si un pelotón de infantes de Marina hubiese desfilado por encima de mí.

No le escribí a Kittredge hasta que recibí una carta de ella, un mes después del nacimiento de Christopher. Ignoraba -¡si alguna vez lo supe! – qué quería ella de mis cartas, y no podíareconocer al joven tranquilo y laborioso que surgía de mi pluma. Este joven hablaba de su trabajo como si lo conociera de cabo a rabo, cuando, en realidad, sólo fingía hacerlo. ¿Era así como quería que me vieran? El nacimiento de Christopher se mofaba de mi vanidad.

20 de diciembre de 1956

Queridísimo Harry:

Hoy mi hijo cumple un mes, y yo, que fui educada por mi padre en la creencia de que elpentámetro yámbico es la única métrica adecuada para las pasiones del asesinato y el amor, he decidido desobedecer sus órdenes y convertirme en devota de la cadencia de las nanas. Christopher, de treinta días de edad, pesa cuatro kilos treinta gramos. Se alimenta cada cuatro horas. Es bello como el cielo. Igual que una bruja obsesionada, contemplo a esta criatura de ojos azules, de manoscomo jamoncitos minúsculos, rosadas y suculentas. Buscan la boca. Examino su piel, de un alabastro incomparable. Mis oídos se regodean con su gorgoteo de inocencia. Pero no me engaño. Todos estos cursis palimpsestos de infancia esconden el hecho de que los bebés tienen, al minuto denacer, un aspecto amargado y ruin, como si fuesen ancianos de ochenta años, y están cubiertos de serpentinas y costurones sanguinolentos, como si hubiesen sufrido un accidente de coche. Por supuesto, esa cara desaparece pronto, y no vuelve hasta ochenta años después. Actualmente, Christopher brilla como un querubín angelical. Yo soy la única que recuerda de dónde proviene, deesas «escalofriantes oquedades de las cavernas».

¿Te recuerda algo la cita? La única vez que asistí a uno de los Altos Jueves de Montague, Hugh habló de las inefables interrelaciones del contraespionaje. Dijo entonces: «Nuestros estudios se adentran en las oquedades. Buscamos el más recóndito de los lugares sagrados, "las escalofriantesoquedades de las cavernas", frase inimitable, caballeros, que debo al señor Spencer Brown, y que se cita en el diccionario de Oxford».

En ese momento, Harry, no supe si mi bigotudo Beau Brummel era la cumbre de la audacia o de la necedad. Consideré un signo de torpeza obligar a los novatos a oír esas cosas. Al siguiente Jueves ya no volví. Cada vez me parezco más a mi madre. Miro a Christopher y me siento dichosa, pero en seguida me hundo en la oscuridad de nuestras raíces humanas. Malditas oquedades escalofriantes. Harry, no puedo decirte lo que tus generosas cartas significan para mí. El trabajo en la estación, a pesar de sus contactos mediocres y mezquinos, el tedio y la frustración, me parece más sensato que esas elevadas empresas con que se mantiene ocupado Hugh y, de paso, me mantiene ocupada a mí, su esposa. De modo que no dejes de escribirme. Me encantan los detalles. Muchos de ellos me nutren en medio de los peores momentos de la DPP. Sí, DPP. Tú, macho tonto, probablemente no sepas que estoy hablando de la depresión posparto. No puedes imaginarte lo pobremente equipada que está una madre primeriza para adaptarse a la rutina diaria hasta que aprende a sobrellevar estas murrias. Incluso cuando alzo a mi bebé de su cuna, y siento su tibia ternura de espíritu entre misbrazos, grito. Porque empiezo a darme cuenta del precio y de la belleza de la maternidad. Todo dentro de mí vuelve a reconstruirse en nuevos términos, y ¿quién sabe cuan severos y exigentes estos nuevos términos pueden llegar a ser? Hugh regresa de alguna crisis de doce horas en Servicios Técnicos, me encuentra llorosa, sumida en una de mis depresiones, golpea las manos, y dice:«Maldición, Kittredge, Christopher cumple treinta días. Tiempo suficiente para soportar a una madre que pierde agua igual que un grifo roto».

Entonces quiero matarlo. Todo vuelve a ser sencillo. Bendigo a Hugh con mi corazón divididoporque la ira te reanima por un tiempo, pero, ay, Hugh es una parte tan grande de mi DPP. Lo mismo que tú. Leo tus cartas, y pienso: «¿Por qué no puedo estar con estos hombres idiotas en la estación, con sus procedimientos sagrados?». De modo que empiezo a echarte de menos. Sigue escribiendo. Disfruto de tus obsequios epistolares. Tus remesas detalladas traen luz y sombra a labidimensionalidad en que se proyecta, como un sueño, mi endeble trabajo. Besitos, estúpido. Tuya,

(Sra.) HADLEY K. GARDINER MONTAGUE

P-D. Las rosas fueron estupendas, osezno pendenciero. Mille baisers. Eres el mosquito cuyo silbido más quiero.

5

3 de enero de 1957

Encantadora madre:

No dejo de mirar las fotos que enviaste. Christopher se sabe un querubín, y lo irradia a través delyoduro de plata. Debo decir que se parece mucho a Winston Churchill, lo cual me encanta. No es cosa de todos los días convertirse en padrino del viejo Winston.

También te agradezco el regalo de Navidad. Aquí estamos en verano, pero los guantes me serán muy útiles cuando llegue julio. Me alegra que llegasen las rosas al Walter Reed. ¿Te llegó también el broche al Establo? No me digas que se trató de una extravagancia. Apenas lo vi en la casa de antigüedades, supe que debía comprártelo. La joya me pareció un símbolo de la recargada y decorosa burguesía uruguaya de antaño, pero, ignoro el motivo, también me recordó una faceta inaccesible de tu persona. ¿Puedes entender lo que quiero decir? De todos modos, no me tildes de extravagante. No lo fui. Mi madre (debo confesar que aún no salgo de mi asombro) acababa de enviarme un voluptuoso cheque que alimentó mi exhausta cartera. (Como comprendo tu pasión por enterarte de todo, no te torturaré inútilmente.) ¡Quinientos dólares! Junto con una nota de una línea:«Es Navidad, de modo que celébrala debidamente, querido». Ni siquiera se molestó en poner su firma. Su papel de cartas es su firma. Debo decir que me siento inusualmente lleno de amor por ella. Cuando uno se resigna, una vez más, a aceptar su básica mezquindad de sentimientos, ella parece darse cuenta de lo que uno está pensando y se presenta con un golpe deslumbrante. Algún día escribiré un ensayo al estilo de Charles Lamb sobre los Innumerables Caprichos de la Hembra.

Bien, debo de estar repleto de gelignita y lidita para escribir así sobre mi madre. (De hecho, no resisto la tentación de nombrar estos explosivos de los que oigo hablar todo el tiempo.) Los funcionarios de la estación no usamos estas sustancias demasiado a menudo (¿una vez cada diezaños?), pero sabemos muy bien utilizar la jerga, incluyendo la cordita y la nitroglicerina.Últimamente, uno de los términos favoritos es zumo de detonación. Lo suficientemente obsceno para funcionar. Naturalmente, asistimos a un sinfín de fiestas de Navidad estas últimas dos semanas, ofrecidas por las parejas de casados (Mayhew, Sonderstrom, Porringer, Gatsby y Kearns),además de los dos solteros, Nancy Waterson y yo, que también ofrecimos una reunión una noche. Como sigo alojado en mi hotelucho, devolví las atenciones invitando a cuatro de las cinco parejas (Mayhew sólo asiste a las fiestas que ofrece él) y a Nancy Waterson a cenar en el espléndido yexageradamente caro comedor del Victoria Plaza. Mientras bebíamos coñac y licores después de la comida, por alguna razón todos nos pusimos a hablar de zumo de detonación. No hacíamos más que usar la expresión, en busca de nuevas connotaciones. Pero nos divertimos con los brindis: «Felicidades y zumo de detonación para Augustus Sonderstrom, nuestro buen Gus, con los mejoresdeseos de que el zumo chorree por sus palos de golf, especialmente el certero putter». Sí, todo muy estúpido y pretendidamente rebuscado. Quien lo dijo fue Porringer, por supuesto.

Esa noche descubrí una nueva faceta de Sally y Sherman. Al final de la comida, cuando a todosya nos costaba un poco hablar (aunque no puede decirse que estuviéramos borrachos), hicieron un aparte en un extremo de la mesa. Ella tenía una expresión agria, y a él se lo veía lleno de ira, biliosa y compacta. Los Porringer estaban sentados como si fuesen una advertencia para los que pensaran en casarse. Es muy triste, porque ella tiene un rostro vivaz. Quizás en la escuela secundaria hayasido una de las muchachas que alentaban a su equipo de fútbol. Ciertamente, tiene un hermoso cuerpo.

De todos modos, comencé a darme cuenta de lo que estaban haciendo los Porringer con susservilletas. Eso decía mucho. Sherman la estrujaba y la alisaba, la estrujaba y la alisaba (contra sus muslos, supongo) hasta que la dejó sobre la mesa como si fuese un trapo. La de ella, por el contrario, parecía haber recibido un tratamiento de alisamientos sucesivos efectuados con la palma de la mano. Aun así, la tela seguía hinchándose. ¿Su pobre, atrapado corazón?

Creo que los Porringer son del sudoeste, y que quizás hayan sido novios ya en la escuela secundaria. Si mal no recuerdo, él fue a la universidad de Oklahoma. El problema es que los dos me afectan de la manera más extraña. Desde que voté con él en contra de la propuesta de Sonderstrom,nuestras relaciones han sido dignas de estudio. Su actitud hacia mí algunas veces es brusca, otras, amistosa, suele criticar mi trabajo, para a continuación darme unas palmaditas en la espalda. Se muestra arrogantemente superior, o trata de ayudarme. Yo, a mi vez, no estoy seguro de que me caiga simpático. Si menciono todo esto es porque me pasó una tarea verdaderamente magnífica. Frente a Sonderstrom dijo: «Rick puede hacer esto mejor que Gatsby, y tú y yo no tenemos el tiempo necesario».

Me doy cuenta de que esta carta ha sido un preámbulo para una decisión seria. Todo lo que he revelado hasta ahora puede ser visto como trivial, pero si te informo acerca de mi nuevo trabajo, yme descubren, me vería envuelto en un serio problema. Y tú también. Esperemos un par de días. Volveré a escribirte esta semana. Son las tres de la madrugada, otra vez. Perdóname por este final tan abrupto. Tengo que meditar acerca de todo esto. Es demasiado importante para zambullirme deinmediato.

Cariños,

HARRY

No había dicho la verdad acerca de Sally Porringer. Habíamos iniciado una relación, y ya hacía una semana de ello cuando invité a comer a mis buenos colegas de la Agencia. De modo que la tristeza con que contemplé cómo la señora Porringer alisaba la servilleta era más compleja que una simple aflicción, y tampoco carecía de una pizca de temor. Al fin y al cabo, vivo entre personas adiestradas para observar, y si alguna vez se descubre nuestra relación, puede ser espantoso. Después de ayudarme a obtener un trabajo importante, Sherman Porringer había recibido de mi parte un par de cuernos como regalo de Navidad.

Aun así, no me costó conciliar el sueño. Descubrir un centro de frialdad en mi ser no dejaba de ser alentador. Sugería que podía estar capacitado para tareas más difíciles. Me sentía lo suficientemente frío para reconocer que una parte muy pequeña de mí, pero no obstante ello quintaesencial, jamás perdonaría a Kittredge por haber tenido un hijo con otro hombre.

5 de enero de 1957

Queridísima Número Uno:

He sopesado las contingencias. Como habrás supuesto, lo contaré todo. Nuestra operación sellama AV/ISPA, y si resulta tan bien como esperamos, clavaremos un buen aguijón. Supongo que podríamos decir que su fin es ver cumplido uno de nuestros dos objetivos principales. Idealmente, según la Directiva de las Misiones, la Prioridad es conseguir una penetración en la Embajadasoviética; la segunda Prioridad es acceder a las jerarquías superiores del PCU (que, como recordarás, es el Partido Comunista Uruguayo).

Bien, el segundo objetivo está en marcha. Gracias a Porringer, es responsabilidad mía. He heredado una Tarea Prioritaria, y te daré información acerca de ella, pues en el futuro puedonecesitar consejo. Te diré que no quiero que se repita ese embarazoso período berlinés cuando día por medio me veía obligado a utilizar el teléfono seguro para conectarme con nuestro mutuo amigo. Esta vez yo me ocuparé del asunto solo.

Procedo a proporcionarte los hechos. ¿Te mencioné en alguna ocasión que tenemos dos agentes contratados? Además de Gordy Morewood, contamos con Roger Clarkson. También él ha cumplido muy bien con nosotros, y tiene una tapadera excelente. No sólo trabaja para una de las empresas de relaciones públicas más prestigiosas de Montevideo (que maneja las cuentas de la mayor parte delas corporaciones estadounidenses locales), sino que, además, dedica gran parte de su tiempo al grupo teatral angloestadounidense de Montevideo. Quizá pienses que no es un lugar particularmente fértil para recoger la información que nos interesa, pero te aseguro que es donde soplan los vientosdel chismorreo. Muchos uruguayos de clase alta están en contacto con los Montevideo Players (así se llama el grupo) con el pretexto de mejorar su inglés. En realidad, los Players son el escenario donde se practica el gran deporte de la clase media sudamericana: la infidelidad. Roger Clarkson es nuestro facsímil del chico alegre del KGB. Es alto, bien parecido, de nariz recta, pelo rubio,sabiondo de Princeton; un ejemplo espléndido de lo que publicitamos al resto del mundo. En el transcurso de sus actividades, se ha enterado de mucho de lo que pasa en el Palacio Legislativo. Nada fundamental, pero sí informes indispensables que refutan o corroboran lo que recibimos de nuestras fuentes más sólidas: legisladores, periodistas, hombres de negocios, etcétera.

Meses atrás, Roger trajo una información grande. Eusebio Chevi ruertes apareció en el grupo teatral. Chevi es casi tan apuesto como Valentino, nos aseguró Roger, si es que uno está listo a aceptar una cara latina típica. Fuertes, que proviene de una familia uruguaya de clase trabajadora,asistió a la Universidad de la República, luego se casó con una muchacha de familia de clase media, de abogados y médicos, integrante del círculo montevideano de ideas izquierdistas.

Actualmente, Fuertes es un miembro reconocido del PCU, lo mismo que su mujer. Sin embargo, no es un laborioso comunista estable, sino que, por el contrario, está muy satisfecho consigo mismo y recibe presiones de muchos lados. Por ejemplo, abandonó los estudios universitarios hace unos años, y sin dinero se fue a Nueva York. (Se casó al regresar, pocos años después.) Al parecer, gracias a su dedicación, ella ha ascendido en las jerarquías locales del partido. Todos (incluido su marido) esperan que ella llegue a ser uno de los líderes nacionales dentro de diez años. Es abogada, polemista y funcionaría, y su familia, como digo, posee una antigua tradición de izquierdas.

Chevi, a diferencia de ella, finge ser un miembro leal, pero secretamente no soporta ciertos aspectos del Partido, como la disciplina, el autosacrificio y la paciencia requeridos para obtenerpoder. El año que pasó en Nueva York parece haberlo afectado. Regresó a Uruguay admirando y odiando a los Estados Unidos, pero envalentonado por la experiencia. Al parecer, además de lavaplatos, cocinero y camarero, también fue una especie de consorte («nunca el chulo», le asegura a Roger) de una prostituta de Harlem.

Clarkson se ha enterado de todo esto y nos ha pasado la información. Parece que él y Fuertes se llevan a las mil maravillas. Incluso han salido juntos con dos damas de los Montevideo Players. Para usar una expresión que he aprendido hace poco, salen de correrías juntos. Roger, cuyo cachet con las actrices locales es modesto, nos explica que hay muchos machos (¡mira cómo me expreso últimamente!) que salen de correrías juntos. Clarkson y Fuertes están fascinados el uno con el otro.

Confieso que siento la misma fascinación. Estoy aprendiendo cuánto se puede llegar a saber de un hombre con sólo estudiar los informes. Clarkson, que es muy ordenado, proporcionamemorandos detallados a la estación después de cada noche que comparte con Fuertes, y yo, que tengo la tarea de tomar su lugar cuando Clarkson viaje a los Estados Unidos (lo que sucederá dentro de un par de semanas), leo todo lo que presenta Roger como si fuera Gerontion o En busca del tiempo perdido. Clarkson no tiene un gran estilo (no se supone que deba tenerlo), pero, dada mi futura relación, resulta estimulante. Fuertes, muy inteligente y suspicaz, siempre está alerta contra una posible manipulación. Tiene espasmos de rabia contra el imperialismo yanqui, que alterna con ataques vitriólicos a los comunistas uruguayos. Con mucho respeto declara su amor por su poderosamujer, pero en seguida reconoce que la detesta. Ama a Clarkson, y al mismo tiempo lo amenaza con clavarle un cuchillo si alguna vez su amigo llegara a traicionarlo, es decir, si resultase ser un agente de la CIA. Tal es la sospecha declarada de Fuertes. En un bar, durante la última reunión quetuvieron después del ensayo (los Montevideo Players están representando El árbol de vinagre, de Paul Osborn), Chevi no sólo acusó a Clarkson de trabajar para la CIA, sino que aseguró que pertenecía a ella, ya que es bien sabido que el cincuenta por ciento del personal contratado por la Agencia está empleado en empresas estadounidenses de relaciones públicas.

A pesar de estos estallidos, Chevi tiene una relación cada vez más íntima con Roger. Ahora anuncia que su verdadero deseo es discutir sus problemas, de hombre a hombre. Declara que se trata de problemas serios, de carácter emocional. (¿Te imaginas a un anglosajón hablando así?) Confiesaque su odio por el Partido Comunista Uruguayo es enorme. Por supuesto, otros días el objeto de sus ataques es la Unión Soviética. Ha traicionado la revolución mundial. A la noche siguiente, vuelve a culpar a los líderes uruguayos de afán de poder, y a sus seguidores de estúpidos. No son revolucionarios, sino burgueses. El comunismo en América del Sur ha degenerado hasta convertirseen un entretenimiento de la clase intelectual, una fiebre virulenta de la decadente clase media. Los villanos de todas las revoluciones, desde Robespierre hasta nuestros días, han revelado su apego al cordón umbilical de la burguesía. Roger dice que hay momentos en que no soporta a Fuertes.

Sin embargo, si Clarkson trata de decir algo agradable sobre los Estados Unidos, Chevi lo bombardea con improperios. El capitalismo se alimenta del excremento del progreso. El pueblo de los Estados Unidos ha perdido el alma. Los capitalistas son cerdos. Cerdos en limusinas.

-Como sé que trabajas para la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos deAmérica -le dijo al final de una de estas sesiones-, y estás al tanto de que mi mujer y yo somos miembros del Partido Comunista Uruguayo, y que me siento desdichado por e' papel que represento, ¿por qué no me propones algo?

-(Porque sería un condenado estúpido si confiase en ti!

Roger no sólo demostró ser audaz al responder de este modo, sino que es tan sincero, o escrupulosamente responsable, que lo incluye en su Resumen de la reunión del 2 de enero con AV/ISPA. (No necesito decirte que Sonderstrom no deja de censurar este pequeño intercambio de palabras antes de que vaya a la sección Argentina-Uruguay, pues de lo contrario le pedirían explicaciones a Clarkson.)

Esa noche, Roger llevaba una grabadora escondida. Por supuesto, la grabación no resultó muy clara, pero Clarkson, como un buen soldado, rellenó los espacios en blanco. Asegura poseer granhabilidad para recordar las conversaciones, y califica al resultado de «transcripción fortalecida». Te aseguro que ha traído un documento que merece ser reproducido.

AV/ISPA: Tú no me entiendes. Estás demasiado protegido. Ésa es la manera en que los yanquisdesempeñan las funciones que destruyen el alma.

AV/UNCULAR: ¿Por qué no cortas el rollo?

AV/ISPA: Sí, señor, no digo más que tonterías. ¿Cómo dejar de hacerlo? Deseas hacerme unaoferta, pero no te atreves.

AV/UNCULAR: Ten consideración, hombre. ¿Cómo podría hacerlo? Tú no confías en ti mismo.

AV/ISPA: Ésa es la verdad. Soy un hombre que vive sumido en una angustia que se autoperpetúa. Carezco de pundonor.

AV/UNCULAR: Nunca has carecido de pundonor. Amigo, tú tienes un gran coraje.

AV/ISPA: Te agradezco que lo digas. Hablas como un amigo. Pero no puedo confiar en la autoridad de tus sentimientos porque en el cono sur un hombre debe vivir en función de su pundonor. Debe estar preparado para la confrontación mortal. Sí, cada día de su vida. ¿Sabes? Es una comedia. Los uruguayos viven hasta los ochenta años. Tengamos coraje, o no, vivimos hasta los ochenta. Somos cómicos, amigo mío. (Larga pausa.) Tú no me comprendes. ¿Para qué sirve un amigo si carece del espíritu generoso de la comprensión? Sin embargo, tú eres norteamericano.Buscas de dónde asirte. Para tener poder sobre mí. Vete a la mierda.

AV/UNCULAR: Tomemos otra copa. Te tranquilizará.

AV/ISPA: Con gente como tú, debo hablar claro.

AV/UNCULAR: Haz como quieras.

AV/ISPA: Debo hablar claro, escupirlo todo. Así son los modos de comunicación establecidos para los estadounidenses, ¿verdad?

AV/UNCULAR: No servimos.

AV/ISPA: Ahora lo sé. Eres de la CIA. Se nota por la lógica de tus respuestas. No hago más que insultaros, a ti y a tu país, pero tú, orgulloso y viril yanqui, no me invitas a salir fuera a pelear.

AV/UNCULAR: ¿Lo harías tú si yo insultase a Uruguay?

AV/ISPA: No tendría alternativa.

Kittredge, ésta es la parte más clara de la conversación. Los diez minutos siguientes fueron demasiado confusos para que Clarkson pudiera reconstruirlos. Después debe de haberse movido,porque el diálogo volvió a ser fuerte y claro. He aquí más de la transcripción fortalecida.

AV/ISPA: Siempre he ocupado mi lugar en las barricadas del pensamiento independiente. No tengo mentalidad de grupo, amigo mío, ni sentimientos preconcebidos a causa de una carencia devida interior. Por eso, actualmente, estoy empapado por el veneno de la humillación.

AV/UNCULAR: Explícamelo. Quiero oírlo.

AV/ISPA: Soy un abogado que atiende a clientes demasiado pobres para pagar. Soy un maridoque en público es menos respetado que su mujer. Puedo ser más inteligente que ella, pero mis ideas están demasiado a la derecha o demasiado a la izquierda. Y eso se debe a que carezco de base suficiente para mantenerlas en su lugar.

AV/UNCULAR: ¿Qué necesitas, entonces?

AV/ISPA: Un salario lo suficientemente grande para que sirva de lastre a la discordia que he sembrado en mi interior. Necesito un foco comercial. Soy como todos los demás mierdas. Necesito dinero.

Después de reunimos Roger, Sonderstrom, Porringer y yo no sabemos cómo interpretar las dos facetas de Eusebio Chevi Fuertes. Odia a su mujer y al PCU con fuerza suficiente como para trabajar para nosotros: en eso todos estamos de acuerdo. Pero ¿será capaz de llevar a cabo su tarea?¿Comenzará a escalar posiciones en el partido, cumplirá con sus funciones de manera diligente como para llegar a convertirse en un importante funcionario del partido? Sostengo que ser igual a su mujer sería una motivación real y poderosa para él. En ese caso, tendríamos una gran fuente de información. Esta posibilidad hace que nos sintamos tentados de contratarlo, pero luego vienen lasdudas. Sonderstrom, que después de todo tiene experiencia en estos asuntos, dice que Chevi se está ofreciendo tan claramente, que podría tratarse de un doble juego. Roger, sin embargo, no cree que Fuertes pertenezca al KGB. «No es un actor lo suficientemente bueno como para orquestar toda esaconfusión -dice Roger-. En los Montevideo Players lo consideramos un burdo comicastro.»

Lo que agrava el problema, por supuesto, es el inminente regreso de Roger a los Estados Unidos. Ya hace un par de meses que su contrato ha concluido. Dada la importancia potencial de AV/ISPA, ha postergado por dos veces su viaje, pero acaba de advertirle a la estación que no puededemorarlo más. Se casa con su novia de adolescencia (bastante fea, según las fotos), y tiene planeado trabajar para el padre de ella. Eso no tiene mucho sentido, si consideramos la importancia de lo que está haciendo aquí para nosotros. ¿Por qué no hacer venir a la novia a Uruguay? Pero enseguida nos damos cuenta del verdadero motivo: su novia de adolescencia heredará una fortuna. Podrá ser fea, pero posee el temperamento de una duquesa. Roger no se atreve a hacerla esperar. Su padre es un potentado en el mundo de la publicidad, y le ofrece un espléndido empleo a Roger. Clarkson se va definitivamente dentro de una semana.

No es la situación ideal insertarme en este momento, pero ¿qué otra opción queda? Roger no piensa decirle adiós a los millones de su novia.

Empiezo a darme cuenta de que, a pesar de sus defectos, Sonderstrom no es el peor de los jefes.Sabe cómo enfrentarse a las cosas.

-Tu situación podría resultar satisfactoria -me dice Gus al final de la reunión-. Con un nuevo oficial, AV/ISPA tal vez se retrase menos en decidirse. En situaciones como ésta, un desconocido puede resultar efectivo. Es evidente que a AV/ISPA le gusta torturar a sus amigos.

Sucinto, pero el caso es que a partir de la semana que viene, yo ocuparé el asiento del acompañante. Esta vez no te diré cuan tarde es. Me despediré. Mi nuevo criptónimo, concebido especialmentepara mi nuevo trabajo, es (debo decir que eligen los más sabrosos para mí) AV/ARICIOSO. Humildemente tuyo EL AVARICIOSO HUBBARD

P. D. ¿Has recibido el broche?

6

18 de enero de 1957

Querido Harry:

Es mi turno de hacer una confesión. Quería agradecerte el broche, pero no me atrevía. Porque lo he perdido.

Tuve una inquietante premonición cuando abrí el paquete -tan pequeño, tan cuidadosamente envuelto, obviamente tu regalo de Navidad- y vi el alfiler de pecho. Supe que había pertenecido aalguna antigua familia especialmente desagradable que había padecido algún horrendo desastre.

Siempre he tenido poderes psíquicos, pero jamás creí que tuviese sentido hablar de ellos. No me ocasionaban ningún provecho, y por lo general se presentaban en los momentos más extraños y por las razones más intrascendentes. He llegado a preguntarme para qué poseía este miligramo de magia tan desconectado con mis cincuenta y nueve kilos de peso. Sin embargo, desde el nacimiento de Christopher, se ha acentuado. Es un don, un poder de la maternidad, si así lo quieres. Desarrollé un excepcional sentido para darme cuenta de qué cosas debía tener en la casa para Christopher, ycuáles no debían estar aquí. Querido Herrick, cuando abrí tu paquete, me pregunté si había sido tu intención hacerme una broma cruel. Era como si le hincara el diente a un delicioso pastel de chocolate y de repente la crema del relleno se escurriese. Casi dejo escapar un alarido. El broche era aborrecible. No lograba entender como tú y yo, tan cerca el uno del otro en tantos sentidos, en éste estuviéramos tan separados. Ni siquiera quería guardar tu regalo en la casa. Pero, dados mis sentimientos, no podía pasárselo a una amiga, y mi instinto me decía que era peligroso deshacerse de un objeto que uno considera maligno. (Mide mi verdadero afecto por ti a partir de la sinceridadde mis palabras.) Finalmente decidí venderlo. El inmundo lucro puede, al menos, desmagnetizar el aura de las cosas horrendas. Después de todo, ¿no es ésa la razón por la que se inventó el dinero?Pensé que podía lavar el dinero después de un par de transacciones, y devolvértelo. Ése era mi plan. Pero esta mañana descubrí que el broche ha desaparecido de la caja donde lo puse, en un rincón de la librería. No puedo creer que lo haya robado la niñera o la mujer de la limpieza. Estoy muy afectada mientras escribo, y ahora oigo que el bebé llora. Continuaré dentro de un rato.

Dos horas más tarde.

Bien, tenía un cólico. Le cambié el pañal. Confieso que la caca de bebé huele como si las criaturitas descubrieran la corrupción sin ayuda de nadie, lo cual no hace sino reafirmar la teoría del pecado original. Después tuve una discusión con la niñera a causa de su salario; cree que le pagamos poco y quiere modificar la suma estipulada. Finalmente, salí a comprar tres medallones de solomillo para la cena de esta noche (dos para Hugh), chalotes y chanterelles (¡a él le encantan!) Cuando volví a casa, decidí limpiar el estudio de Hugh. (Cosa que no hacía desde la semana pasada.) Lo primero que vi fue el broche, colgado del tirador de metal de uno de los cajones delescritorio. No le había dicho nada de tu regalo, y ahora se ha apropiado de él. Seguramente pensó que lo había comprado en un mercado de baratijas.

Harry, es extraño. Apenas descubrí tu regalo entre sus papeles, me di cuenta de que era lo correcto. Hugh es tan afecto a rodearse de talismanes, que creo que puede, sin darse realmente cuenta de lo que está haciendo, tomar decisiones acerca de cómo manejar estos poderes indefinibles. Tu pequeño monstruo uruguayo carecerá de malignidad mientras permanezca en su escritorio. He tenido una de esas preciosas fantasías que a veces me siento tentada de definir como «visiones». En parte, vi la historia del broche. El fundador de la familia a la que la joya había pertenecido era un juez que condenaba a muerte a las personas, o un verdugo, en todo caso un ejecutor de las tareas sociales más sangrientas.

Bien, dejé de escribir, me puse de pie, fui a su estudio, busqué la terrible alhaja, y me di cuenta de que ahora se había vuelto parte del mundo que se comunica conmigo. El noventa y nueve por ciento de ese mundo está compuesto de personas, pero aquí y allí hay un árbol, un pájaro que recuerdo de mi infancia, así como también un perro dogo que mi padre me regaló cuando era adolescente. Ese perro era un espíritu absoluto; ahora, este maldito broche también lo es. Harry,créeme, me ha dicho que debes cuidarte mucho de tu perturbado comunista latino. El tal Fuertes. Ten mucho cuidado. Podría arruinar tu carrera.

Y perdona los guantes. Prometo no olvidar que en tu Navidad hace tanto calor como aquí en julio.

Te quiero

Compré el broche la mañana siguiente a que comenzara mi relación con Sally Porringer. Como en el momento de la compra yo vislumbraba un prometedor futuro sexual, y al mismo tiempo me sentía culpable por Kittredge, elegí la alhaja por su precio, y tuve el descaro de fingir que la había comprado siguiendo un impulso incontenible. ¿Habría contraído una de esas mortales deudas de honor?

22 de enero de 1957

Queridísima Kittredge:

Ya me he hecho cargo de AV/ISPA, y de momento las cosas marchan mucho mejor de lo que podía esperarse. Sonderstrom estaba en lo cierto. El cambio de guardia ha hecho que nuestro amigo latino recobre su sobriedad. La transición fue buena. Nos reunimos en uno de los pisos francos de laestación. Se trata de un apartamento en un edificio construido recientemente en la Rambla, al norte de la playa de Pocitos. Se están construyendo muchos edificios de apartamentos parecidos, y estoy seguro de que cuando los terminen la Rambla será una versión menos poblada y más sombría del Lake Shore Drive de Chicago. Ya se puede sentir la misma atmósfera de urbanización. Desde elbalcón del apartamento de la Agencia, en el duodécimo piso, los coches que se ven allá abajo parecen conejos en un canódromo corriendo junto a la amplia playa color arcilla que bordea el mar verde pardusco. La mitad de los adolescentes de Montevideo parece frecuentar esta playa. Abundanlos bikinis. Incluso desde esta distancia se aprecian las grandes caderas españolas de las muchachas. Una vez más, los ciento veinte kilos de carne de vaca y cerdo que cada habitante consume al año, quedan de manifiesto en este registro de nalgas.

Nuestro piso franco está incómodamente desprovisto de mobiliario y adornos. Pagamos elalquiler, que debe de ser alto, pero no hemos comprado muebles, excepto una cama y un escritorio para el dormitorio, y un sofá, una mesa de fórmica, un sillón, una lámpara, y unas cuantas sillas de bridge para la sala. Además de una alfombra descolorida que en otro tiempo perteneció a la Embajada. No alcanzo a entender la economía doméstica de estos pisos francos. Si ocupamos unapartamento de lujo, ¿por qué no amueblarlo y decorarlo para que resulte atractivo? (Quizá sea un modo de justificar los bajos salarios que se paga a los agentes.)

De todos modos, no sé cómo describir a Chevi Fuertes. Antes de conocerlo estudié unas fotos, ysé más de su biografía que, digamos, de la de Sonderstrom, pero aún no estoy preparado para el contacto directo. Parece tan lleno de vida que uno tiende a protegerlo. Lo primero que pensé fue: a Kittredge le encantaría este hombre. Es moreno, por supuesto, delgado, y de nariz aguileña, y posee esa tenebrosa melancolía española que siempre me hace pensar en el director de una funeraria.

Como ves, acabo de dejar escapar una dosis de mi hasta ahora inconsciente resentimiento, provocado por el hecho de estar destinado aquí. Aun así, Chevi tiene una sonrisa que le pilla a uno por sorpresa. El rostro se le ilumina, y detrás de la máscara del hombre melancólico asoma un joven tierno, aunque maligno.

Después de presentarme, de manera brusca, casi a la ligera, como Peter, Roger Clarkson va al grano. Le informa a Chevi que, debido a una emergencia, se ve obligado a regresar a los Estados Unidos, y que yo seré su remplazo. Ya no nos reuniremos en el teatro de los Montevideo Players, oen este piso franco.

-No creo en tu historia -le dijo Chevi a Roger.

Roger hizo un ademán ambiguo como para mezclar lo falso con lo verdadero.

-Aquí está Peter -dijo, señalándome-. Y eso es un hecho.

-No creo que regreses a los Estados Unidos -dijo Chevi.

-Pero es así.

-No -insistió Chevi-. Vas a Europa a trabajar con los refugiados húngaros, a quienes tu gente enviará de regreso a Budapest para actos de sabotaje.

-No puedo afirmar algo así -respondió Roger. Como te habrás dado cuenta, tiene excelentes poderes de improvisación-. Pero deberías saber, Chevi, que jamás me harían trabajar con esos húngaros. No puedo pronunciar los diptongos magiares. – Le guiñó un ojo a Chevi. Victoriaconseguida. Evidentemente, Fuertes necesitaba creer que era enormemente perspicaz. Sí, pareció decir Roger, estás diciendo la verdad, pero eso es algo que no puedo admitir-. Bien, ¿por qué no nos ocupamos de la transferencia? – dijo finalmente.

Después de eso, Fuertes escuchó atentamente y respondió a nuestras preguntas con todo lujo de detalles. No te aburriré, Kittredge, con el producto de estas largas horas. Fue un procedimiento técnico, rutinario, que transcurrió sin obstáculos. Cuando Fuertes nos proporcionó los cuadros del buró político y del comité ejecutivo del PCU, con los nombres de los líderes y los responsables desección, mi compasión inicial hacia él se profundizó. Era tan evidente que se sentía dividido… Quizás un cincuenta y uno por ciento del hombre había decidido colaborar con nosotros, pero el otro cuarenta y nueve por ciento continuaba enganchado a la red de amistades intrincadamentetejida en los días de su infancia, adolescencia y universidad, su trabajo para el Partido, su matrimonio, e incluso su viejo vecindario.

Como todos sabíamos, se trataba de algo preparatorio. Una de las indicaciones impartidas por Sonderstrom era pedir a Chevi que nos hablara de su infancia y adolescencia. «Eso cimentará unlazo inicial positivo -dijo Gus -. El tío se sentirá importante. La gente no está acostumbrada a que la tomen en serio.»

¿Sabes, Kittredge? Una vez más, Sonderstrom tenía razón. Mientras Chevi hablaba, y nosotros grabábamos sus palabras, me daba cuenta de que la resignación iba remplazando su melancolía. Era como si se hubiera embarcado y ahora contemplase la costa de su pasado alejándose cada vez más. Terminamos, y cuando procedí, siguiendo las instrucciones de Sonderstrom, a pagarle lo convenido -cincuenta dólares a la semana- noté que literalmente daba un respingo al tocar el dinero.(¿Sabes? Yo sudaba por el esfuerzo que me suponía tener que contarlo en su presencia. Es humillante verse obligado a humillar a otra persona.) Te aseguro que jamás el dinero me pareció tan sucio.

Clarkson hizo entonces algo sutil y apropiado. Si bien Chevi debía darse cuenta de quehablaríamos de él en detalle apenas nos quedásemos solos, Roger tuvo la delicadeza de ser el primero en marcharse. Abrazó a Chevi. «Te enviaré una postal desde los Balcanes», le dijo, y se fue.

Mi flamante agente y yo debemos de haber parecido estudiantes novatos a punto de compartir la misma habitación durante su primer año en la universidad. Nos quedamos de pie, incómodos, a un metro de distancia el uno del otro.

-Te haré mi primera petición, Peter -dijo él.

-Sea lo que fuere, lo haré -respondí.

Supuse que la petición no sería desagradable.

-Quiero que olvides cualquier concepto que te haya inculcado Roger acerca de las características de mi personalidad. Preferiría que me conocieras por ti mismo.

-Comprendo -respondí.

-Así lo espero.

Nos dimos la mano.

Bien, eso pasó hace un par de semanas. Desde entonces, lo he visto dos veces. Progresamos lentamente. Chevi me ha dicho que no será difícil llegar a conocerlo, pero nadie en la estación ni en la sección Argentina-Uruguay en Washington parece dispuesto a creerle. Los de Washington nos obligan a confirmarlo todo, desde la situación legal de Chevi, hasta sus hemorroides. Quieren hechos. Sonderstrom nos ha puesto a Gatsby y a mí a rastrear los documentos policiales, médicos y escolares. Nos enteramos de que Eusebio Fuertes fue un estudiante sobresaliente, pero también de que a los diecisiete años fue arrestado por pasear con unos amigos en un coche robado. La sentenciafue aplazada indefinidamente.

No obstante, el trabajo más duro comienza cuando hay que corroborar los datos. Verificamos todo lo que nos dice sobre el PCU, cotejándolo con lo que ya sabemos acerca de sus miembros. Si bien nuestros archivos locales no pueden compararse con el Nido de Serpientes, un archivo essiempre un archivo. No hay nada más desmoralizante que rebuscar entre cientos de carpetas cuando uno busca un dato confirmatorio que, a medida que pasan las horas, parece cada vez menos esencial. Pero no te haré sufrir lo que sufro yo.

Además, hay un tráfico infernal de cables con Washington. Les aterroriza la posibilidad de que la división de la Rusia soviética caiga sobre nosotros con todo su personal maniáticamente suspicaz, en caso de que descubramos que AV/ISPA es un agente doble al servicio del KGB. Por eso, aunque no queremos admitirlo, buscamos la confirmación de que no lo es, y de que cuanto nos dice esverificable. Al menos hasta ahora. Por supuesto, aún no le hemos pedido que nos proporcione algo que nos sea verdaderamente útil. Hasta que tengamos la completa certeza de que no es un agente doble, no nos atrevemos a revelar qué es lo que realmente buscamos, pues eso podría servir a los propósitos del KGB.

Además, según me informa Sonderstrom, todo es todavía muy peligroso. Chevi no está preparado, y nosotros no debemos poner inútilmente en peligro a nuestro agente. Me he formado una excelente opinión de Gus. Ex infante de Marina, corpulento, calvo, rubicundo, su principalpasión es ser un hombre virtuoso. Me hace pensar acerca del carácter estadounidense. Como sabes, se dice que los franceses tienen la obsesión de la seguridad financiera y, según mi padre, a los ingleses sólo les importan los modales. Uno puede ser un cerdo pero eso no importa si sus modalesson correctos, o mejor aún, interesantes. Pero en los Estados Unidos debemos ser virtuosos, ¿no es así? Según me han dicho, hasta los proxenetas y los traficantes de drogas tienen su código. Roger, por cierto, se sentía virtuoso al marcharse para contraer matrimonio con su acaudalada princesa. No quería partirle el corazón a la pobre muchacha. Sonderstrom es igual. Procura hacer su trabajo deuna manera decente, y eso lo obsesiona. Incluso si se trata de jugar al golf. Quizá se deba a que es tarde, y a que he tomado demasiado Fundador, pero de repente adoro a los estadounidenses.

Sin embargo, no siempre siento lo mismo cuando estoy en mi despacho. Desde Washington no dejan de llegar preguntas acerca de AV/ISPA. Al parecer, Fuertes se ha convertido en el agente delmes. Bromeo, pero es suficientemente importante para despertar un interés impío allá en el cuartel general. Y yo soy quien habla con AV/ISPA. Sé cómo es. ¡Yo soy el centro] (Por supuesto, me digo, esto no es nada comparado a los interrogatorios a los que deben de estar sometiendo en estosmomentos a Roger, allá en Washington.) De todos modos, vamos avanzando como un elefante con zuecos. No te preocupes, no creo que mi carrera esté en peligro. Todavía. Los de Washington, sumados a la división del Hemisferio Occidental, y a la división de la Rusia Soviética, no permitirán que me meta en problemas.

Te contaré ahora algo que te resultará divertido. O tal vez no. Los cables más temidos aquí provienen de una extraña sección cuyo nombre es tan misterioso como tu DPP. Se llama VAMPIRO. Esa oficina, o eminencia, o lo que sea, depende sólo del señor Dulles. Me he enterado por boca de Porringer de que hasta la división de la Rusia soviética desconfía de VAMPIRO. Si esta misteriosa sección llegara a sospechar que AV/ISPA puede ser un agente del KGB, nuestra vida aquí se convertiría en un infierno de cables. Me dicen que estaríamos doce horas al día en el codificador-descodificador respondiendo cuestionarios.

Por supuesto, presumo de saber quién es VAMPIRO.

Dejé el asunto allí. Yo mismo ignoraba qué pretendía, pero no podía evitar sentirme perverso. Mi deseo era contarle a Kittredge acerca de Sally Porringer, pero al mismo tiempo era consciente de que no podía hacerlo. Aun así, decidí intentarlo. Reconocí que podía cambiar de parecer, por lo que,en medio de la carta, abordé el tema en una nueva página.

7

Intervalo para café y Fundador. 2:00 A.M.

Kittredge:

Tema totalmente nuevo. Por favor, reserva tu opinión hasta terminar de leer todo. Espero que lo que tengo que contarte no afecte nuestra amistad. Verás, me he embarcado en lo que puede llegar a ser una relación permanente. Mientras yo estaba en Washington, tú siempre tratabas de encontrar una joven atractiva para mí; ahora, la mujer con quien me veo a escondidas (¡este evasivo clisé resulta muy apropiado!) no es la persona adecuada. De hecho, es casada, tiene dos hijos, y, lo que espeor, es la esposa de uno de mis colegas.

Muy bien, sé que me preguntarás cómo empezó, y quién es ella. Te responderé que es Sally Porringer, la mujer de Oatsie.

Déjame darte la información básica. Todo comenzó una noche, una semana antes de Navidad, después de una fiesta en casa de Minot Mayhew. El jefe de estación, al recibir la confirmación de que a finales de enero será por fin relevado por E. Howard Hunt, ofreció una fiesta en su honor bajo la forma de una reunión para festejar la Navidad. Invitó al personal de la estación y a sus esposas,además de a sus amiguetes del Departamento de Estado, y de una cantidad mayor de empresarios uruguayos relativamente poco distinguidos (me pareció), acompañados por sus esposas. La fiesta, comparada con todas las otras de Navidad, no resultó nada extraordinario.

En cuanto a eso, debo decirte que en esta parte del mundo la Navidad resulta curiosamente discordante. Esa sensación encantadora de los atardeceres de invierno, dulce como un sorbete, no existe en el calor de este verano. Alternativamente, se sienten ataques de ira y compasión. Menciono esto porque la fiesta de Mayhew, en su magnífica residencia, llena de recuerdos de sucarrera, con sus muebles de finca (sillones con cuernos de buey) pagados, sin duda, con sus ganancias en la Bolsa, mejoró cuando el dueño de casa se sentó al piano. «Todos los hombres que conozco -me dijo en una ocasión mi padre-, tienen un talento inesperado.» El de Mayhew es que sabe tocar el piano y cantar. Nos hizo entonar todas las canciones previsibles. Coreamos Noel, Noel, Noche de paz, noche de amor, y en algún momento de Venid, vosotros los fieles, ahí estaba Sally Porringer, a mi lado, su brazo rodeando mi cintura, y junto con otras treinta personas nos mecimos y cantamos con Mayhew.

Como ya sabrás, no tengo una gran voz. Demasiadas influencias inhibitorias frustran mi impulso por expresarme en doradas notas, aunque tengo un modesto registro de bajo, y no lo hago tan mal. Sally, sin embargo, logró que me superase. Ignoro si se debió al hecho de que nunca antes me había mecido rítmicamente mientras cantaba, pero lo cierto es que oí cómo mi propia voz se alzaba libre y bella, plena de matices. Sentí que era Navidad, incluso en Uruguay. Tuve la epifanía que siempreespero a medida que diciembre se aproxima a su semana culminante, ese sentimiento tan difícil de experimentar durante el resto del año, esa convicción (lo digo con un susurro) de que Dios realmente puede estar cerca.

Bien, estaba transportado, lo suficiente para sentir un repentino cariño por mis colegas y susesposas, y pensé en la llamada solemne de la patria, el deber, el empeño fructífero. Y en todos mis amigos queridos. Más que en nadie, pensé en ti, porque a menudo me basta con recordar tu belleza para sentir próxima la Navidad. Bien, lo he dicho. Cuando cantaba Venid y adoremos, miré el rostro de Sally, que me sonrió con una ternura y una energía que formaron parte de mi sorprendente buena voz, y me gustó desde el primer momento.

Después de los villancicos nos sentamos en el sofá durante un rato, y le hice una pregunta personal. En respuesta, me narró gran parte de la historia de su vida. Su padre era un jinete dedoma, que bebía mucho y abandonó a su madre; ella se casó con un buen hombre. Sally y Sherman Porringer se conocieron en la escuela secundaria (en Stillwater, Oklahoma), fueron juntos a la universidad de Oklahoma, aunque no salieron durante los tres primeros años. Él era un empollón,que obtenía toda clase de distinciones académicas, y ella era una de las chicas que alentaban al equipo de fútbol. (¡Yo estaba en lo cierto!) La examiné con cuidado. Es bastante bonita, aunque no de manera llamativa, con una nariz respingona, pecas, ojos verde pálido, pelo color arena. Si bien en su papel actual es un ama de casa ligeramente acosada, pude verla como debe de haber sido hacediez o doce años: muy saludable y vivaz y apasionadamente enamorada -según me lo confesó- de uno de los jugadores de fútbol. Supongo que él la abandonó; de todas maneras, en el cuarto año Sherman y ella se encontraron y se casaron después de terminar la universidad.

Yo sabía que era mi turno de contarle mi vida, pero no me sentía con ánimo de bucear en mi pobre pasado. De modo que permanecí sentado, sonriendo, pensando que debía decir algo. ¿Podrás creerlo? Empecé a hablar de Skeat y la atracción que ejerció sobre mí en Yale. Supongo que ella hizo lo mejor que pudo para no quedarse dormida a causa de la decepción que debo de haberlecausado. Un minuto después, cuando estábamos a punto de separarnos, apareció Sherman. Esa noche era el oficial de guardia en la Embajada, lo cual significaba que debía acudir de inmediato y llevarse el coche. Ella quería quedarse. Yo, que esa noche contaba con un Chevrolet de dos puertas,uno de los vehículos de la Embajada, me ofrecí a llevarla a su casa de camino al Cervantes. La verdad es que la idea no me atraía demasiado. Habría preferido irme detrás de Porringer, pues no me gustaba la idea de esos ojos paranoicos contemplándome a través de la pantalla maligna de sus gruesas gafas. No obstante, ella se puso tan triste por tenerse que marchar, que me quedé.

Un rato más tarde, la saqué a bailar. Minot Mayhew se había puesto a tocar lo que yo llamo «piezas de Charleston», aunque sé que ése no es el nombre correcto para designar bailes como el Shag, el Lindy o el Lambeth Walk. No sabía bailarlos, pero ella sí, y nos divertimos. Cuando Mayhew interpretó un par de foxtrots lentos de la década de los treinta -Deep Purple y Stardust son algunos de los que recuerdo-, ella se acercó con cierta intimidad. Era esa clase de semiflirteo aceptable, supongo, cuando el marido todavía está en el salón. Pero éste no era el caso. Después, para mi alivio, Barry Kearns nos interrumpió y pidió bailar con ella. No obstante, cuando me sentéme noté molesto al ver que también parecía divertirse con Barry.

Sin embargo, al terminar la fiesta, Sally vino a mi lado y partimos juntos. En el viaje de regreso de Carrasco a Montevideo, busqué temas de conversación, pero permanecimos en silencio. Yo sentía la misma tensión de hace años, cuando en la Custodia nos besuqueábamos con las hijas de los vecinos. En el preciso momento en que uno salía del cuarto con una de las niñas, se producía un silencio horrible. Recuerdo que me sentía como si estuviera atravesando un bosque durante la estación del deshielo y el sonido del hielo al fundirse tuviera la serenidad de un propósito previsor.

Apenas detuve el coche frente a su casa, me dijo: «Conduce alrededor de la manzana».

Obedecí. Los Porringer viven en una casita de estuco en una de esas calles de viviendas a medias desmoronadas, habitadas por familias de ingresos medios, y horizontes medios, en una zona anónima detrás del Palacio de la Legislatura. Incluso en verano las calles están relativamentedesiertas; la manzana de atrás de su casa se caracteriza por tener varios terrenos baldíos. Aparcamos, y ella esperó, y yo no hice nada. Entonces ella echó el seguro a las puertas y elevó las lunas. Yo seguí sin moverme. Creo que me latía el corazón tan fuerte que era imposible que ella no lo oyese. En realidad, no quería hacerle el amor, y menos aún ponerle los cuernos a ShermanPorringer, aunque allá abajo algo se erguía, sucio y pujante. Luego ella dijo:

-¿Puedo hacerte una pregunta personal?

-Sí -respondí.

-¿Eres marica?

-No -dije.

-Entonces, ¿por qué no me besas?

-No lo sé.

-Demuéstrame que no eres marica.

-¿Por qué crees que podría serlo?

-Hablas de una manera tan afectada… Sherman dice que eres un niño pijo.

Ataqué. Ella se encendió como un petardo. Te confieso, Kittredge, que no sabía que las mujeres pudieran ser tan apasionadas.

La última oración traicionaba lo que yo sospechaba desde el principio: que no iba a llegar a ninguna conclusión. Los detalles carnales no eran para ser puestos en una carta. De modo que me eché hacia atrás en la silla, observé por la ventana de mi hotel el adusto edificio de la acera de enfrente, y recordé cómo sus labios habían besado los míos igual que si nuestras bocas combatieran entre sí. Sus manos, libres de toda posible turbación, se ocuparon de los botones de mi bragueta. Sus senos, que ella liberó del sostén, me cubrían la boca cada vez que ella necesitaba levantar la cabeza para respirar. Luego, para mi espanto, como si una larga sarta de municiones subterráneas,ocultas en el campo sexual de mis fantasías fuera detonada a la vez, ella se retorció, veloz como un gato, se inclinó, rodeó con la boca la proa de mi falo (que en ese momento no sólo me parecía de una dimensión mayor a lo que podía recordar, sino merecedor de recibir el nombre de falo) yprocedió a succionar con poderosas embestidas el monstruoso barreno de diez, quince, veinte centímetros en que ella me había transformado. Después, en medio de las eyaculaciones más extremas de mi carga explosiva, ahondó la herida al meterme el dedo en el ano sin ninguna advertencia. Era evidente que yo acababa de disfrutar de un buen polvo estilo Oklahoma, y eso queaún no habíamos mantenido un verdadero contacto sexual.

Pero lo remediamos en un lapso sorprendentemente breve de tiempo. Llegué a la conclusión de que Lenny Bruce sabía menos de lo que fingía acerca de la lógica interna de la segunda vez. Sólo una parte remota de mi ser podía tener algo que ver con mi ego. El resto disfrutaba infernalmentetodo lo que podía, tanto como podía, tan rápido como podía, aunque, al mismo tiempo, yo sentía repulsión. Me parecía francamente injusto depredar el tesoro del sexo. En medio de mi alegría, exuberancia, furia sexual y júbilo, en el medio de mi sensación de que algo terriblemente potente encada uno de nosotros golpeaba con plenitud contra el otro, me embargaba el prolongado, débil, elevado horror de que Kittredge, para quien yo me reservaba (Ingrid no contaba), se alejaba para siempre de mi primera experiencia de frenesí y lujuria total. Siempre había pensado que este de ardor sólo podía llegar al final de la relación amorosa más profunda, con un ímpetu tan jubiloso como el ascenso hacia la elación de una orquesta majestuosa interpretando una poderosa sinfonía. Con Sally, el sexo se parecía a la refriega de un partido de fútbol, con mordiscos y cardenales y emplastos de chocolate en la bragueta.

Para mi tercera eyaculación, ya estaba cansado de ella. Los cristales del coche estaban empañados, nuestras ropas eran un verdadero revoltijo, y yo ya no sabía si era un semental o la víctima de una violación. Apartándome, logré convencerla de que nos vistiéramos, aunque Sally se mostró renuente. Sus besos (¡cuan cruel es la cara oculta del deseo!) parecían los de unasanguijuela. Yo quería volver a casa.

Sin embargo, no podía dejarla ante su puerta como un paquete.

-Te llamaré pronto -le dije, y sentí que se ejercían sobre mí todos los poderes de la extorsión.

-Más te vale -dijo-. Ha sido fenomenal.

¡Fenomenal! Me acababan de ofrecer la llave de mi país. Por fin pertenecía a esa enorme y anónima franja media de los Estados Unidos que estaba dispuesto a defender. Y mientras me alejaba sentí un gran alivio, porque, según creía, ningún peatón había pasado junto a nuestroautomóvil en esa calle desierta. El riesgo en que habíamos incurrido empezaba a parecerme real.

Bien, la había vuelto a ver, por supuesto. En una terrible y viscosa ocasión, mientras sus chicos estaban fuera con la niñera, fornicamos en su propia casa, bajo el temor de que Sherman, en pleno uso de sus poderes paranoicos, apareciera de repente. Otra vez lo hicimos en mi habitación del hotel Cervantes; fue mucho mejor, aun cuando nuestro ardor sexual debió manifestarse sobre un colchón que olía a desinfectante. Finalmente, desafiando a todos los dioses de la precaución, la llevé al piso franco en la playa de Pochos, donde copulamos en una silla junto al balcón del piso duodécimo, queda al tráfico y las arcillosas olas.

No. Decidí que no podía escribir todo esto a Kittredge, e hice a un lado las páginas referidas a Sally. Sin embargo, debido a que no había modo de ignorar la parte de mi ser que clamaba por alguna suerte de confesión, concebí una historia para rellenar el espacio.

Intervalo para tomar café y Fundador. 2:00 A.M.

Kittredge:

Un tema distinto. Espero que lo que tengo que contarte no afecte nuestra relación, pues laprefiero a cualquier forma de lealtad o placer que pueda hallar en las márgenes del Río de la Plata. Debes creerlo. Espero que no te escandalices si te confieso que después de muchas semanas del sufrimiento más intenso, causado por la abstinencia sexual, me he sentido obligado a concurrir auno de los mejores burdeles locales, y al cabo de un par de semanas de inevitable zarandeo causado por motivos que algún día te relataré, he optado finalmente por una muchacha uruguaya de la Casade Tres Árboles, y he llegado a cierto arreglo con ella.

Esto tiene sentido para mí. Si bien tú siempre serás la corporización más próxima de la búsquedaineluctable, entiendo igualmente que tú y Hugh siempre estaréis juntos, como debe ser. De todos los hombres que conozco, no hay ninguno que se encuentre más próximo a la grandeza que Hugh. Perdona mis expresiones sentenciosas, pero sólo quiero decir que os amo a los dos juntos tanto como te amo a ti por separado, lo cual, en términos matemáticos, equivale a tratar de equiparar losnúmeros finitos con las cantidades infinitas. Con esto termino; todo lo que quiero decir es que debemos ser tan sinceros el uno con el otro como nos sea posible y, compréndeme, necesitaba una mujer. Sé que no existe una razón convencional para pedirte disculpas, pero lo hago. Y confieso queme siento inocente. Espero que no pienses que mi siguiente observación es jocosa, o que se inmiscuye en tu trabajo, pero he descubierto que Alfa y Omega son indispensables como herramientas para comprender la relación sexual. El sexo con amor, o el sexo versus el amor, pueden ser tratados de manera natural por tu terminología. Incluso me animo a decir que en este momento mi Alfa y mi Omega están involucrados de manera asimétrica. Mi Omega no se manifiesta, o se manifiesta muy poco, en el acto sexual. Hay una buena parte de mí que no soporta a la mujer, a la prostituta que he elegido. Pero mi Alfa, si como supongo está hecha de arcilla y bajos y egoístas impulsos mundanos, no deja de sentirse involucrada.

Proseguí con la carta, tejiendo cuidadosas historias falsas sobre el burdel. Finalmente medespedí. Ignoro si me sentía depravado o juicioso por haber utilizado la no enviada carta sobre Sally como guía de la falsa historia, pero me conocía lo suficiente para sentirme moderadamente satisfecho por mi astucia. Mientras se apoderaba de mí el sueño, se me ocurrió que yo no era tan distinto de mi madre, como alguna vez había creído.

8

El Establo

26 de enero

Querido Harry:

Tu última carta me irritó profundamente. No por lo del burdel. Por supuesto, debes explorar algunas de las buenas y malas experiencias que ofrecen estas mujeres. Te confieso que me dio una rabieta (pura envidia) por la manera en que los hombres sois libres de explorar vuestra curiosidad sexual y transformaros en el proceso. Espero que no para peor. Sin embargo, ¿qué es, al fin y al cabo, la libertad sino el derecho de correr riesgos con nuestra propia alma? Realmente creo que elexceso sexual -al menos para las buenas personas, las personas valientes- tiene su propia absolución. ¿Estoy diciendo tonterías? ¿Sueno como ese hediondo libertino de Rasputín? ¡Seguro que habría sido el favorito de algunas de las damas de Washington que conozco!

De todas maneras, sigo enfadada contigo. Primero, por enviarme joyas a cuya historia eres insensible, y además por pisotear mi terminología como si fueses un toro. Me complace el hecho de que mis teorías estén seguras, bajo sobre cerrado, en la sección del Personal para Servicios Técnicos, y que no anden en boca de todos. Porque si tú desvirtúas de esa manera mis conceptos, noquiero ni pensar en lo que haría un lector de revistas con los matices de Alfa y Omega.

En consecuencia, expondré mis teorías una vez más. Prometo no extenderme demasiado. El principio básico de Alfa y Omega es que no deben ser considerados equivalentes de contenedores de la psiquis: ni el de la izquierda colecciona rameras, trabajos rutinarios, partidos de béisbol y parrandas, ni el de la derecha medita acerca de la filosofía y lee tus cartas. Ése es el error que cometen todos. Ven las cosas de esa manera. Como si se tratara de dos compartimientos. Pones parte de tu experiencia en uno, y la otra parte en otro.

No se trata de eso. Lo que digo es: multiplíquese por dos las complejidades de la personalidad humana. Postulamos dos personalidades completas y diferentes en cada uno de nosotros. Cada uno de esos caracteres está más o menos bien desarrollado. Lo más difícil de concebir es que cada uno sea igualmente complejo y constituya, en sí, lo que usualmente consideramos una personalidadcompleta. En ese sentido, Alfa y Omega no sólo pueden ser neuróticos, sino que ambos poseen el poder de formar neurosis enormemente distintas. (Esta situación extrema, por supuesto, está reservada para las personas muy enfermas.)

Muy bien, después postulo que una de las criaturas, Omega, se originó en el óvulo y por ello sabe más acerca de los misterios: la concepción, el nacimiento, la muerte, la noche, la luna, la eternidad, el karma, los fantasmas, las divinidades, los mitos, la magia, nuestro pasado primitivo. La otra, Alfa, producto de las energías vertiginosas del esperma, ambiciosa, ciega a todo salvo a su propio propósito, naturalmente tiende a estar más orientada hacia la empresa, la tecnología, lamolienda del trigo, la reparación del molino, a construir puentes entre el dinero y el poder, und so weiter.

Dadas estas personalidades bien delineadas y separadas de Alfa y Omega, si poseyéramos la habilidad necesaria -cosa que, lamentablemente, no ocurre actualmente-, podríamos separarlasde la sombría confusión con que pretendemos analizar a las personas. En psicología tratamos de entender a los pacientes con la ayuda de esquemas que equivalen a sistemas de cañerías (Freud), o avanzamos a los trompicones a partir de la hipótesis de que hay una sola psiquis, que es oceánica(Jung). Se me ocurre que el mundo está lleno de genios, Harry, pero que sólo unos pocos sobreviven. El resto perece con la desesperación de tener que repetirse. (Como no soy un genio, quizá perdure.) Pero ciertamente debo insistir, una y otra vez, en que Alfa y Omega son individualidades. Cada Alfa, cada Omega, es diferente de todos los demás. Un Omega puede serartístico, habitar la noche, ser un visionario; otro Omega puede serlo sólo de nombre, así como, supongo, es posible encontrar a un siciliano de ojos azules, pelo rubio y buen talante. Lo mismo sucede con Alfa. Algunas veces, Alfa y Omega toman prestadas, o roban, las características delotro. Después de todo, están unidos como los lóbulos del cerebro. Pueden influenciarse entre sí, o pasarse la vida en una lucha por el poder. El modelo es el matrimonio. O, si lo prefieres, los republicanos y los demócratas. O los zaristas y los bolcheviques. ¿Será por eso que los rusos se hacen pedazos, y se emborrachan todo el tiempo? Tu Chevi Fuertes es un ejemplo soberbio de Alfay Omega en una competencia constante. Tú mismo lo dices cuando observas que un cincuenta y uno por ciento de él está con nosotros, y el cuarenta y nueve por ciento restante en contra, y que a causa de ello padece de grandes depresiones. Muy bien, señor mío, con los conceptosfundamentales en su lugar, examinemos tus travesuras en los prostíbulos. «Mi Omega no se manifiesta, o se manifiesta muy poco, en el acto sexual», escribes achispadamente, como si fueras una persona que trata de no olerse las manos después de tocar una cagada de perro. Pero seguidamente cometes el craso error de explayarte acerca de Alfa y su avidez. Por Dios, eres unfarsante. Perdóname si soy grosera, pero estoy tomando conciencia de cuan irascible es en mí el imperativo territorial. De modo que no maltrates mi terminología. Lo que sucede en el sexo es que tanto Alfa como Omega participan del acto y digieren las experiencias separadas que reciben. Dehecho, las digieren de manera individual, igual que dos personas que presencian una obra de teatro, sentadas una junto a la otra, y experimentan reacciones críticas diferentes. A veces incluso recuerdan lo que han visto de manera igualmente distinta. Por lo tanto, cuando dices que Omega no participó de tu acto, simplemente revelas que en cuestiones sexuales Alfa dirige el timón de tubarco con mano de hierro. Alfa no presta atención a ninguna de las diversas interpretaciones que Omega hace de la experiencia. Esto, querido Harry, es análogo al fascismo. Tu presumida aceptación de que una mitad de tu persona es indiferente al acto sexual equivale a decir que tú, inconscientemente, eres un fascista sexual. Eso es verdad, y me alegro de haberlo dicho.

¿Me encuentras vengativa? Ahora soy una madre. Cada vez que Christopher se pone a chillar en mitad de la noche (lo que de manera inexplicable ha sucedido en varias ocasiones desde que tu broche llegó a esta casa), he estado a punto de maldecirte. Una vez casi lo hice, pero me detuve a tiempo, porque las maldiciones son algo muy serio para mí.

Una hora después. Acabo de amamantar a Christopher.

Ahora vuelvo a quererte. He dado a Christopher lo mejor de mis temperamentales tetas, y pareció gustarle. Nos sentimos cada vez más próximos el uno del otro, y finalmente llegamos a abarcar pequeños universos. Con sus dedos daba golpecitos a mi pecho, como un gordo que se acaricia el abdomen después de una buena comida. Esto nunca había sucedido antes.

De repente me di cuenta de que estaba en deuda contigo. Me mostré dulce con el bebé porque había liberado mi desagrado al escribir esa carta destinada a herir tus puntos débiles. Bien, como diría Hugh: es tiempo de que te endurezcas.

Debo confesarte que te he estado reservando una perla envuelta en terciopelo. No te imaginas lo afortunado que eres. Hace un par de semanas, Hugh y yo decidimos averiguar un poco más acerca de tu nuevo jefe de estación, de modo que invitamos a cenar a Howard Hunt y a su mujer, Dorothy. No creerás todo lo que tengo para contarte. Deberás aguardar a la siguiente carta.

Después de medianoche.

Aunque parezca extraño, Hugh se ha dormido antes que yo, y quiero obsequiarte con tu perla.

Pero todavía no. Necesitas la información previa. Verás, invitamos a cenar a Howard y a Dorothy como parte del plan Montague. Hugh nunca hace nada sin un buen motivo. Si bien éste es, por cierto, uno de sus encantos, confieso que me sorprende con cuánta frecuencia consigue que yo, que cuando nos casamos era tan consentida, actúe ahora como su verdadera subalterna. Termino colaborando con sus planes, sean éstos importantes o tontos. En lo que respecta a los Hunt, Hugh, aunque no quiere reconocerlo, está resentido por el hecho de que uno de sus legendarios Altos Jueves hubiese estado a punto de ser el escenario de una revuelta de palacio. Nunca te he habladode esto, pero se está librando una guerra de sucesión tácita para ver quién, llegado el momento, ocupará el lugar de Allen. Los ataques de gota del viejo son cada vez más frecuentes.

Obviamente, la cuestión es quién lo remplazará. ¿Será un paramilitar importante, un especialista en propaganda, un Frank Wisner? ¿O Dick Bissell? ¿O, como me dice Hugh, intentaremos recordarpara qué estamos, y seguiremos dando prioridad a la Inteligencia? Como en realidad no debemos librar esas desagradables batallas que los jefes conjuntos intentan legarnos, Hugh apoya la faceta de Allen interesada en el espionaje y el contraespionaje. Piensa que los rusos están preparando fraudesa gran escala: por ejemplo, puede que el túnel de Berlín fuera un teatro manejado por el KGB, con un topo infiltrado desde el comienzo en el MI6. Por supuesto, ignoro cuándo mi pobre escalador de picos helados dispondrá del tiempo necesario para revisar la montaña de archivos del túnel de Berlín. Tiene tantas tareas urgentes… Mi padre era un trabajador prodigioso, pero Hugh lo supera.

Sí, a pesar de todo el trabajo que tiene y de que yo estoy ocupadísima con Christopher, poco después del Alto Jueves que estuvo a punto de ser un fiasco, Hugh me anunció que invitaría a cenar a un posible candidato.

En consecuencia, desde tu partida hemos estado invitando a un número de notables, en grupos de dos y de cuatro, un par de veces a la semana. Hugh está apasionado por encontrar alguien, en la línea sucesoria, que simpatice con sus ideas. En este momento ha echado un vistazo a casi todas las posibilidades. Pobre Hugh. Siempre ha progresado gracias a sus virtudes, pero ahora piensa que esel momento de hacer política. Quizás esté en lo cierto. Una vez que se vaya Allen, el sucesor será lo más importante para Montague. El papel actual de Hugh es perfecto para su talento. Sólo un romántico como Allen Dulles podría haber conferido a Hugh el papel que a él le habría gustado desempeñar, de ser más joven. Has mencionado de manera jocosa a VAMPIRO. Ah, muchacho,¡VAMPIRO! Le he dicho cien veces a Hugh que deberían cambiarlo por PUERTAS, o PALACIOS,

o MAULLIDO, cualquier cosa menos ese odioso nombre de VAMPIRO. Bien, VAMPIRO es un pez gordo. ¿Estaré borracha? Mientras escribo esto, no dejo de tomar jerez. Este jerez añejo mehace amar hasta la madera de la mesa sobre la que escribo esta carta. De modo que tenemos a Hugh y a Allen con VAMPIRO: ambos obtuvieron su deseo. Un sanctasanctórum para dos. No obstante, la oficina exterior de VAMPIRO contiene decenas de especialistas súper equipados, con archivos súper secretos, que trabajan para Hugh, quien está sólo un peldaño por debajo de Allen. Descubren cualquier problema, por pequeño que sea, en todo el universo de nuestra Compañía. El sucesor de Allen debe estar capacitado para comprender el valor de VAMPIRO. De modo que Hugh invita a posibles candidatos para examinarlos. Su opción actual, no muy entusiasta, es Dickie Helms. Helms nunca pisará sobre un lado de la línea divisoria con los dos pies, pero así y todo Hugh piensa que se mostrará partidario de apoyar la existencia de VAMPIRO.

Bien, para cuando agotamos a todos los posibles candidatos del GS-18, Hugh le había cogido el gusto al juego, y empezamos a invitar a oficiales de segundo rango con la esperanza de quearrojasen nueva luz sobre los rostros de los de alta jerarquía. Fue entonces cuando decidí ganar algo para mi equipo. «Invitemos a Howard Hunt», le dije.

«¿Quieres decir E. Howard Hunt? – preguntó Hugh-. ¿Cómo lo llamaremos? ¿E? ¿E. Howard?» Hugh tiene esta clase de humor en privado. Por eso, en público no se ven signos de él.Pero puede ser muy gracioso.

Convencí a Hugh de que invitara a E. Howard. Le recordé a mi amado que Hunt había participado en lo de Guatemala. Hugh piensa que el caso puede llegar a ser la victoria máscatastrófica de nuestro país. ¡Lanza un oxímoron y descubrirás la Luz! Sí, querido, victoria catastrófica. Hugh piensa que nos ha ubicado en la dirección equivocada para las décadas próximas. Cuando la Agencia, por intermedio de Hunt y sus colegas, echó a Arbenz, Hugh no le dirigió la palabra a Allen durante semanas. Así que me costó convencer a Hugh de que invitase a E. HowardHunt y esposa. Querido, no puedo seguir escribiendo. No me lo reproches. Prometo terminar mañana. No sé por qué mencioné lo del jerez. Sí, lo sé. Estoy revelando demasiado, y me siento desleal a Hugh. Pero exijo cartas secretas de tu parte, y debo pagar un precio. Ahora, excúsame.Christopher se ha despertado.

9

28 de enero de 1957

Querido Harry:

No eché al correo la carta de ayer hasta poder releerla. No es tan mala como temía. Indiscreta, pero ¿no habíamos quedamos en eso?

Ahora, al grano. E. Howard Hunt. Al cabo de cinco minutos quedó claro que Hugh y yo habíamos invitado a un hombre muy ambicioso. Luego convinimos en que si hay algo en el mundo que el señor Hunt desea, es convertirse algún día en director de la Agencia. Deseo que, supongo, resulta más patético que temible.

-Espero que no esté resentido conmigo -fue lo primero que dijo Hunt al trasponer el umbral.

-Mi querido muchacho -respondió Hugh, aun cuando no debe de ser ni cinco años mayor que él -. Resentido, ¿por qué?

-El jaleo. Temo haberle causado no pocos inconvenientes cierto Jueves.

-Howard -dijo la señora Hunt-. Hugh Montague seguramente ya se ha olvidado de eso.

Lo hizo de manera agradable. Es una persona fuerte y tenaz. Morena -me enteré de que tiene un octavo de sangre sioux- y decidida. No me sorprendería que fuese ella el motor que impulsa las ambiciones de Howard.

Hugh podría haber dejado el asunto allí, pero es testarudo y pertinaz. La decencia autoimpuesta le resulta tan agradable como la disentería.

-Señora Hunt -dijo-, Howard está en lo cierto. No he dejado de pensar en ello. Creí que todo formaba parte de un plan dispuesto como un reloj, y que Howard era la cuerda.

¿Puedes concebir una conversación como ésta para comenzar una noche? Pero Howard es muy jovial.

-No, señor -respondió-. Está en presencia de un hombre espontáneo. Ése es mi defecto.

-Tomemos una copa -dijo Hugh-. Compararemos defectos.

Yo no sabía si beber con la esperanza de que el alcohol me relajase, porque en ocasiones suele ponerme de mal humor. Compenetrada como estoy con la maternidad, aborrezco los primeros veinte minutos de estas reuniones sociales. Pero Hunt es un conversador nato. Para cuando nos sentamos a la mesa, me había dado cuenta de que se trataba del acontecimiento de la semana. Harry, puedo asegurarte que no tengo ni una pizca de esnob, excepto cuando me divierte. Es entretenido observar a un trepador intentando escalar una colina resbaladiza. Nada pone más nervioso a estetipo de personas que ser observado y, por supuesto, yo no soy de esas personas que colaboran desde su asiento de acompañante. Me limito a una serie de sonrisas inexpresivas.

Demasiado pronto, Howard comete el error de jactarse de su familia, que, en su mayor parte, es oriunda del Estado de Nueva York. Aun cuando crecí en Cambridge, mi padre proviene de unaantigua familia de Oneonta, Nueva York, y si bien eso no es para quitarse el sombrero, ocurre que se trata de un lugar bastante más refinado que Hamburg, el barrio de Buffalo donde está localizado el escudo de armas de la familia Hunt, bendita sea. Ahora bien, Howard tiene algunas credenciales, y puedes estar seguro de que las exhibe. Su antepasado, el capitán James Hunt, luchó en la revolución, y hay un lugar del Bronx que lleva su nombre.

-Que espléndido -digo.

Supongo que mañana buceará en mi pedigrí y se enterará de que tengo un antepasado que vinoen el Mayflower.

El señor Hunt continúa hablando, por supuesto, y cuanta más atención prestamos, más se balancea en su horca. Es algo cruel. Estaba bastante orgulloso de la historia de su familia hastallegar a nuestro hogar. Su padre y su madre, por ejemplo, pertenecieron al coro del club Cornell Glee.

-Oh -digo-, magnífico. A su padre debe de haberle encantado Cornell.

-Por supuesto. Una de las tragedias de su vida fue que yo prefiriese ir a Brown. Pero es esaclase de personas que nunca expresan su decepción.

-Buen tipo -dijo Hugh.

-Sí. Papá no es tonto. Una vez me dijo: «Sigo tu trabajo de cerca, Howard. ¿O acaso crees quellegué al grado treinta y dos en la jerarquía masónica sin merecérmelo?».

-Qué extraño -dijo Hugh-. Mi padre también fue masón del mismo grado.

-Bebamos por la feliz coincidencia -dijo Howard.

-¿Por qué no? – convino Hugh-. ¿Por qué no? – Pero yo di un respingo. Hugh jamás hablade su padre. Le recuerda la noche fatal. Por supuesto, Hugh es capaz de escalar esas rocas sin caerse

-. Sí -dijo-, mi padre era un hombre reservado. – Un sorbo de vino-. Y mi madre también. Segundo sorbo. Esto le agradó a Howard. Se dio cuenta de que el maestro le había concedido una merced. Yo

creo que Howard posee dones psíquicos. Su comentario siguiente reveló que era consciente de que la muerte súbita era un tema apropiado. Empezó a hablar de un accidente de aviación. El verano pasado, los Hunt, que regresaban a Washington desde Tokyo en el vuelo nocturno, se quedaron sinliteras para dormir a causa de un error en las reservas.

-Como no me gusta someter a mi familia a inconvenientes cuando el gobierno ha desembolsado el estímulo para un tratamiento adecuado, decidí posponer nuestra partida al enterarme de que el vuelo siguiente disponía de literas. Es la oportunidad para que Kismet intervenga -concluyó Howard con voz suave, como si quisiera restarle importancia a la selección mágica-. ¿Saben? El primer avión se cayó en el Pacífico. Todos los pasajeros murieron.

Algo en el modo en que narró la historia revelaba cierto orgullo, como si la Providencia atisbara a través de la niebla de la Humanidad para salvar a E. Howard Hunt y familia. Después de todo, tienen un papel importante que desempeñar.

Ése es el caso. No es que sea desmedidamente ambicioso, sino que está imbuido de la idea de que ha sido ungido. Por lo tanto, en tu trato con tu nuevo jefe debes estar seguro de no perder devista esta creencia que rige su vida. Si no fuera tan atractivo, sería intolerable. Demasiado seguro de sí mismo.

ítem: en Tokyo, los Hunt vivieron en una casa diseñada por Frank Lloyd Wright. Nada malo para un jefe de operaciones encubiertas en el norte de Asia. (Según pude entender, el alto empleo deHoward consistía en propaganda, relaciones públicas y poner bombas fétidas en las reuniones de los comunistas.) Por cierto, Hunt los llama Quién-yo.

-¿Quién-yo? – pregunto.

-Sí -dice Howard-. Si preguntan: «¿Dejó usted ese olor?». Uno responde: «¿Quién? ¿Yo?». – Luego festeja su propia ocurrencia con una risita involuntaria. (Creo que considera que esta risita es la reacción apropiada ante un comentario humorístico cortés sobre el ano.) Naturalmente, estoy más interesada en que me digan cómo se siente uno viviendo en una casa diseñada por Frank LloydWright, pero él no responde directamente. Su placer deriva simplemente del nombre: Frank Lloyd Wright. A continuación, describe la puerta de la luna, el patio, el jardín con templetes de piedra y el profundo estanque de los lirios-. Algo encantador, por supuesto -dice Howard-, pero despuésde la debida consideración, y al asegurarnos el jardinero japonés que los lirios volverían a crecer con el tiempo, los arrancamos y convertimos el estanque en una piscina para los niños.

-¿No vacilaron antes de arrancar los lirios? – le pregunto a Dorothy.

-Pues yo, sí -respondió.

-Yo no -dice él-. No cuando vi que era algo factible. No lo dudé ni por un instante. Las necesidades de los niños están antes que las consideraciones estéticas.

Como ves, es una amenaza. Cuando habla de su hija Lisa, por ejemplo, usa el nombre completo.Es obvio que le gusta la eufonía de Lisa Tiffany Hunt.

-Su nacimiento -nos informa- está inscrito en el Registro Civil de Ciudad de México, donde nació mientras yo establecía para Frank Wisner la primera estación en esa región. Como resultado, Lisa está en la Nómina Consular de los estadounidenses nacidos en el extranjero, y por endepertenece a un especial aunque insuficientemente reconocido club natural de nacimientos.

En seguida llego a la conclusión de que se trata de algo insoportable (¡Nómina Consular! ¡Por Dios!), cuando agrega con una vocecita malévola:

-Por supuesto, a algunos estadounidenses destinados en el extranjero sólo les interesa la blanca.

-¿La blanca? – pregunto.

-El parné. Los cuartos. – Pero al ver que yo sigo sin entender, me lo traduce-: La pasta.

Recuerdo que ya se ha referido al dinero como «el estímulo». Supongo que tiene una sorprendente cantidad de sinónimos para hablar del inmundo lucro. Se ve que es un tema que le interesa: no sólo ha sido ungido; además, es codicioso, y muy consciente del sacrificio económico que hacemos al trabajar para la Agencia. No se figura cómo poder llegar a tener blanca y seropulento.

Aun así, quizá me esté riendo demasiado de Howard Hunt. Puede ser tan remilgado como un pavo real, pero es igual de astuto. Le encantará tenerte a bordo. Le ha dicho a Hugh que un amigosuyo, de Brown, había asistido a St. Matthew's y que pertenecía al equipo de fútbol que entrenaba Hugh.

-Lo recuerdo -dijo Hugh-. Hacía lo que podía. Pero era lento.

Vivir con un hombre en una relación de sagrado matrimonio es análogo a seguir un curso de mecánica humana. He descubierto que la caja de voz de Hugh tiene marchas. Me indican cuándo está listo para acaparar la conversación.

-Me he enterado de que hizo un buen trabajo de preparación en Guatemala -dijo a continuación Hugh.

-Me mató -respondió Hugh- que me sacaran antes de que comenzase la verdadera operación, pero los poderes vigentes dijeron que mi obra había concluido y que se me necesitaba enJapón.

-Bien, al menos los poderes le ofrecieron esa casa de Frank Lloyd Wright como consuelo – dijo Hugh.

-Un consuelo tal vez, pero en modo alguno una compensación -dijo Hunt-. Es irritante oír, cuando uno está lejos, que nuestro asistente anterior fue invitado a la Casa Blanca y felicitado por el presidente Eisenhower por su magnífico trabajo. La mayor parte de ese magnífico trabajo lo hice yo.

-Por mis fuentes de alta información -ésa es la manera en que Hugh se refiere a Allen-, me enteré de que el presidente fue muy efusivo. «¡Apoderarse del país con sólo un centenar de hombres! Una verdadera prestidigitación.»

-Me alegra que entienda cómo me siento -dijo Hunt.

-Antes de que bebamos de la copa de la eterna amistad -dijo Hugh-, sometámonos a una prueba. ¿Qué diría usted si yo sostuviese que la famosa operación fue, en mi opinión, un grueso error? Habríamos servido mejor a nuestros intereses si hubiéramos permitido que Arbenz erigieraun Estado comunista en Guatemala. A pesar de su deseo de jugar a la política, Hugh no puede con su genio.

-Lo que usted afirma -dijo Hunt-, me parece muy liberal.

-Puede decir a mis espaldas que soy un sodomita, pero no se le ocurra, ni por un instante,sugerir que soy liberal. Aborrezco hasta la más leve emanación del comunismo. Es un cáncer que ha hecho una metástasis total en el cuerpo del mundo occidental.

-Totalmente de acuerdo -dijo Hunt -. Una manera muy elegante de expresar mis propiossentimientos. ¿No es así, Dorothy?

-Por supuesto – dijo ella.

-Pero, señor, si es un cáncer, ¿por qué no operar? Cuándo y dónde sea posible.

-Porque en su propia anomalía, cada cáncer exige un estudio por separado -respondióHugh-, y el comunismo mundial es un cáncer débil. Verá, Howard, hizo metástasis antes de preguntarse a sí mismo si estaba listo. No tiene los recursos interiores para librar esas guerras cancerígenas en todos los frentes. Guatemala era, en potencia, una propuesta desesperadamentecostosa para los soviéticos. Habrían tenido que invertir en ese país, proveerlo, y probablemente habrían terminado alimentándolo. Su sistema económico es inadecuado para una tarea de tal envergadura. Se habría enviado una enorme ineficiencia para socorrer a una ineficiencia diminuta. Podríamos haberle costado bastante dinero a los rusos. Y en el caso de que hubieran sido tan tontos como para invertir una verdadera fuerza, podríamos haber practicado nuestra incisión quirúrgica. Habrían sido el hazmerreír del mundo entero.

-¿No habría aumentado, en ese caso, el peligro de una guerra nuclear? – preguntó Dorothy.

-Nunca hay que relacionar una situación nuclear con operaciones de menor escala en elextranjero. Si alguna vez se produce una guerra nuclear, será debido a un factor completamente distinto.

-¿Podría decir cuál? – preguntó Dorothy.

-La desesperación. La desesperación mundial. La guerra nuclear es un suicidio mutuo. Un marido y su mujer hacen un pacto para matarse sólo cuando creen que no tienen derecho a seguir viviendo, y están echando a perder demasiadas cosas. Considerando que en el mundo real no existen dos países más vanidosos que la Unión Soviética y los Estados Unidos, ninguno de los dos puede llegar a creer que están echando a perder nada. Pero si llego a la conclusión de que yo soy maravilloso y el otro horrible, le garantizo, señora Hunt, que no lo apretaré en un abrazo mortal para saltar juntos desde el puente fatal. Trataré de librarme de él por otros medios.

-¿Matando a los rusos de hambre? – preguntó ella.

-Eso es. Agotando sus recursos. Atrayéndolos a lugares donde deberán usar las energías soviéticas con poco provecho. Piensen en un millón de soldados del Ejército rojo en México. ¿Qué probabilidades tendrían contra nosotros en una guerra terrestre?

-A mí no me gustaría que hubiera un número tan elevado en nuestro patio trasero -dijo Hunt.

-Algo así nunca ocurriría -dijo Hugh-. Los rusos no son tan estúpidos. ¿Trataríamos nosotros de poner un millón de soldados en Europa Oriental? No lo hicimos en Hungría, ¿verdad? Sin embargo, estamos en mejor posición que ellos para permitirnos una guerra en serio. Repito. Nodebimos haber intervenido en Guatemala. Se habría formado un Estado comunista de tercera categoría, que pronto nos habría pedido ayuda.

-No puedo estar de acuerdo, señor -dijo Hunt -. Creo que debemos dispararle a esosbribones entre los ojos antes de que aumenten y ataquen nuestra cosecha. Odio a las ratas comunistas, estén donde estén.

Mientras decía esto, Harry parecía poseído por un extraño nerviosismo. Tenía la voz ronca, y si estaba a un paso del asesinato, y puedo asegurar que lo estaba, se trataba de un sentimiento virtuoso, aunque no del todo manejable.

Entonces lo vi. ¿Sabes, Harry?, me temo que nuestro hermoso país se haya convertido en una religión. Joe McCarthy sólo se mojó los dedos en el cuenco de la nueva agua bendita. No es la cruz, sino la bandera, la que despertará esos nobles sentimientos sin los cuales la gente no puede vivir.

De todos modos, para entonces Hugh ya había oído lo suficiente como para darse cuenta de que Hunt no podía ser doblado y utilizado para sus fines. De modo que mi marido desvió la conversación al tema del valor de la propiedad en Georgetown, sobre el cual, como era de esperar,Howard y Dorothy sabían mucho.

No dejo de pensar en ti, que deberás trabajar a las órdenes de este hombre extraño, inspirado a medias. Creo que Hunt llegará a apreciarte mucho. Como todos los esnobs. Antes de que finalizarala velada, nos informó que Dorothy no sólo tenía un octavo de sangre sioux, sino que, además, por parte de su madre descendía de John Quincy Adams, y por parte de su padre, de Benjamín Harrison. (Enfatizó que se trataba del presidente Benjamín Harrison, pues supongo que este augusto nombre no es reconocido por todo el mundo.) Me estaba diciendo que eso era tan bueno como descender deuna familia llegada en el Mayflower. Sí, Howard Hunt guarda su coz para el final. No dejes de mantenerme al tanto de su actuación.

Tuya,

KITTREDGE

10

29 de enero de 1957 Queridísima Kittredge:

Bien, nuestro nuevo jefe de estación desembarcó ayer del Río Tunuyán con su familia: mujer, dos hijas, hijo, criada y Cadillac. Mayhew parte dentro de una semana; a todos, incluido él, nos parece demasiado tiempo. ¡Viva el nuevo jefe! Hunt y su mujer, Dorothea, cayeron sobre nosotros como Francis y Zelda Scott Fitzgerald. Veintidós maletas, todas con el monograma E.H.H. Además de una cantidad de muebles y cajas. Todo esto nos fue relatado por Gatsby (¡qué casualidad!), quien fue comisionado para acompañar a Mayhew al muelle y ayudar a los Hunt a pasar la aduana.(Habríamos ido todos, pero la política de la Agencia es no atraer la atención hacia los recién llegados.)

Hunt y su séquito, actualmente alojados en una suite del Victoria Plaza, ya han empezado a buscar un hogar apropiado en el mejor vecindario de Montevideo, Carrasco, a quince kilómetros de la ciudad. Se acercan tiempos de grandes cambios para la estación. Eso lo sabemos. Hunt parece tranquilo y afable, pero con sólo entrar en una habitación la estimula. Obviamente, está muy satisfecho consigo mismo, y feliz de estarlo.

Ahora no puedo seguir. Terminaré mañana.

HARRY

Pero al día siguiente tuve su carta en mis manos, y decidí esperar antes de continuar. Noestábamos totalmente de acuerdo con respecto a Hunt, y yo no quería recibir un nuevo sermón. Después de todo, desde su llegada el trabajo en la estación se había vuelto más interesante.

Incluso antes de que Mayhew se marchase (no transcurrió el mes acostumbrado, sino que se fuea los siete días), ya sabíamos que nuestro nuevo jefe estaba destinado a desempeñar un papel importante en nuestras vidas. Al día siguiente a su llegada, dirigió una arenga a la tropa, es decir, a nosotros seis, incluida Nancy Waterson, que todos escuchamos esperanzados sentados alrededor de él en semicírculo.

-Desde que regresé a Washington proveniente de Tokyo -dijo Hunt-, he estado estudiando la situación de esta estación, y puedo asegurarles que habrá cambios. Sin embargo, antes de llegar al análisis y la rectificación, quiero que conozcan las credenciales del hombre para quien trabajarán.Ésta es la primera vez en que me nombran jefe de estación, pero me siento totalmente capacitado, y les diré por qué. En junio de 1940, una vez que me hube graduado en Brown, opté por alistarme en el programa V-7 de la Reserva Naval de los Estados Unidos, y después de un adiestramiento acelerado en Annápolis, salí como guardiamarina en febrero de 1941, diez meses antes de PearlHarbour, en el destructor Mayo. En alta mar, tuve una herida que podría llamarse de combate, al subir por una escalerilla cubierta de hielo durante una alarma. Fue en el Atlántico Norte, en diciembre de 1941, y la herida fue lo suficientemente seria para que se me concediera una bajahonorable por motivos médicos. Como por sus caras puedo darme cuenta de que esperan más información, les diré que la herida fue en la ingle, aunque no dejó efectos permanentes. Gracias a Dios, puedo seguir pasando las municiones.

Nos reímos. Hasta Nancy Waterson rió. Para cualquier otro podría haberse tratado de unpequeño chiste, pero para nosotros tenía mucho sentido. Ya sabíamos más acerca de Hunt que de Mayhew en todo el tiempo que pasamos con él.

-Mientras me recuperaba -continuó Hunt- escribí una novela, Al este del adiós, que fue aceptada para su publicación por la editorial Alfred A. Knopf. Poco después, la revista Life me nombró su corresponsal de guerra en el Pacífico Sur, remplazando a John Hersey, en lugares como Bougainville y Guadalcanal. De vuelta en Nueva York en 1943, me alisté en la oficina de Servicios Especiales. Destinado a China, me encontré en Kunming al terminar la guerra. Pronto siguió unbreve período como guionista en Hollywood, y de allí fui destinado a París como miembro del personal de Averell Harriman en el contexto del plan Marshall. Al poco tiempo fui reclutado por Frank Wisner para la oficina de Coordinación Política. ¿Alguno de ustedes ha oído hablar de un hombre brillante llamado William F. Buckley, hijo, que ahora es editor de una revista que él mismo

fundó, The National Review?

Asentimos.

-Bien. Vale la pena estar familiarizado con esa revista. Buckley fue asistente mío en México, y muy bueno, por cierto. Podría seguir aún con nosotros si el mundo editorial no lo hubiera convocado. Después de México fui destinado a Washington como jefe de Operaciones Encubiertas en la división del Sudeste de Europa. Eso significó un cargo en el cuartel central, y continuos viajesa Atenas, Frankfurt, Roma y El Cairo. Luego fui transferido a la oficina de Personal de Propaganda y Acción Política para la operación de Guatemala, donde, con trescientos hombres y, no puedo por menos que admitirlo, una brillante campaña psicológica y de radiodifusión, logramos derrocar el gobierno de Arbenz. Moisés ideó la marcha hacia Israel, pero nunca llegó. Yo, una especie deversión emprobrecida de Moisés, tampoco pude disfrutar, de primera mano, de los frutos de mi idea. Me encontraba camino de Tokyo para hacerme cargo de las operaciones encubiertas en la Comandancia del Norte de Asia, donde hice todo lo posible para confundir, enredar, desalentar ydescorazonar todos y cada uno de los esfuerzos de los comunistas por diseminar su propaganda a través de Japón y Corea del Sur.

»Eso nos trae al presente. En Washington, en la sección Argentina-Uruguay, me di cuenta de que esta estación no obtiene un caudal informativo importante. Bien, permítanme darles un consejo.No hay empleos pequeños en nuestra vida. América del Sur, en mi opinión, es la tierra de las sillas calientes. Jamás se sabe cuándo uno de sus líderes perderá el trono. Cualquier estación de América del Sur puede convertirse en un centro importante para la Agencia. Por lo tanto, daremos a la deUruguay una iniciativa desconocida hasta ahora. Para cuando hayamos terminado, el comentario generalizado en el cuartel general será: "Sí, señor, Uruguay es la cola que menea el perro sudamericano".

Cuando hubo terminado de hablar, nos acercamos a él y le estrechamos la mano. Me di cuentade que estaba exultante. Volvía a sentir deseos de trabajar.

5 de marzo de 1957

Herrick:

Han pasado seis semanas desde mi última carta. ¿Eres ahora el furor de Montevideo, o sólo el Rey de los Burdeles? Házmelo saber, por favor.

27 de marzo de 1957

Querido Harry:

Detesto deber dinero o favores a nadie. Aborrezco más aún que las personas a quienes quiero estén en deuda conmigo. El silencio es el comienzo de las deudas. KITTREDGE MONTAGUE

5 de abril de 1957

Querida Kittredge:

Sí, sí, no y no, sí, no y sí. Puedes escoger cualquiera de estas respuestas a tus preguntas. Sí, soy el rey de los burdeles, no, no lo soy; sí, el señor Howard Hunt está encantado conmigo; no, no lo está; sí, te echo de menos; no, no te echo de menos; estoy demasiado ocupado para pensar.

Recibe esto como una disculpa y confía en mí. Te escribiré una larga carta dentro de los diez próximos días. Tu H. H.

P. D. Me acabo de dar cuenta de que Howard Hunt, excepto por su estimada E., también es H. H., aunque somos muy diferentes. Hugh, Harvey, Hunt y Herrick Hubbard. Siempre he pensado que la H es la letra más peculiar en inglés, y cito como evidencia el hecho de que los cockneys nunca llegaron a un acuerdo con ella, y son personas prácticas. H es una presencia silenciosa, un fantasma. En inglés es silenciosa a medias, un horror que podría confundirse con un error.

P. P. D. Como ves, estoy tan loco como tú.

Despaché la carta antes de poder reflexionar sobre ella. Luego volví a mi cuarto de hotel e intenté dormir, pero las sábanas olían a Sally, a formaldehído, y a mí. Ella siempre deja detrás unprofundo olor a su persona, a medias carnal y a medias esfumado por sus desodorantes, que no siempre surten efecto.

Casi no sabía qué hacer con Sally. Teníamos más intimidad que afecto el uno por el otro. Y minegligencia respecto del trabajo iba en aumento. Si a las órdenes de Hunt, Porringer trabajaba el triple, yo ocupaba mi tiempo extra en concertar citas con Chevi Fuertes que jamás tendrían lugar. Ni siquiera se las notificaba. En su lugar, veía a Sally. La siguiente semana, volvía a hacer lo mismo. Profesionalmente hablando, me resultaba fácil ocultarlo. A menudo los agentes no acuden a las citas. Como los caballos, se espantaban ante una hoja movida por el viento. Yo presentaba informes falsos, pero eran cosa de rutina, y conseguía ganar un par de horas con Sally en mi habitación del Cervantes. Mientras la esperaba, me quitaba la ropa y me ponía el albornoz. Ella llamaba a lapuerta: un golpecito seguido de otros dos. Ya entraba descalza, y antes de abrazarnos y besarnos se había quitado la falda. Sus besos eran poderosos, y cuando yo no estaba de humor los calificaba de «sandwiches gomosos». Pero por lo general estaba de humor. Desnudos, trastabillábamos hacia la cama, y en el camino nos apoderábamos mutuamente de la carne del otro antes de sumergirnos en lacanción de los muelles del colchón. Hay cientos de palabras para definir al pene, pero polla es la que mejor casa con felación. Se entregaba abiertamente a la lujuria, al abandono, y su hambre por la picha yanqui de Hubbard le infundía a ésta una mente propia, convirtiéndola en un sabueso sintrailla, en una bestia saqueando el templo de su boca, sólo que ¿quién podría llamarla templo? En una de nuestras conversaciones poscoito, me confesó que, desde los tiempos de la escuela secundaria, había sentido un apetito natural, o quizás una sed, por este puesto de avanzada de lo prohibido y, por Dios, para cuando llegó a mí estaba fuera de control.

Yo, a mi vez, estaba desarrollando gustos e inclinaciones que no sabía que poseyera. Al poco tiempo, empezó a presentarme el ombligo y el vello púbico, y yo, al enfrentar las opciones contradictorias de dominación o igualdad, inclinaba la cabeza para explorar su arenosa y enmarañada mata. Si soy cruel al decir que se trataba de un pelo salvaje y áspero, es porque esopoco significaba. Lo realmente importante era la ávida boca detrás del pelo que saltaba para encontrar una parte de mi ser cuya existencia yo ignoraba hasta que, abandonado, empezaba a chuparla y a pasarle la lengua. Jamás hubiera creído que mis críticos labios fuesen capaces de unacosa así hasta que un día se abrieron a la necesidad desnuda de recorrer el abismo que llevaba desde el universo de su culo hasta ese otro universo más allá de él. El único momento en que me sentía próximo a Sally Porringer era cuando su boca me rodeaba la polla y mi cara se adhería al cañón abierto entre sus piernas. ¿Quién podría saber las cosas que nos decíamos en esos momentos?

Supongo que lo que intercambiábamos no era amor sino todos las otras magulladuras y los otros deseos estrujados, ¡que tanto abundaban! Yo estaba llegando a la conclusión de que la lujuria debía de ser la inmensa excitación que sentíamos al dar rienda suelta a las toneladas de mediocridad que encerramos. (Después, solo en la cama, me preguntaba si había ingerido una nueva mediocridad junto con la vieja que acababa de evacuar.) Descubría que tenía el entusiasmo de un atleta de escuela secundaria y al mismo tiempo la fría apreciación propia de un T. S. Eliot, capaz de percibir con nobleza cada desdichado matiz. Con respecto al acto en sí, debo decir lo siguiente. Cuando noslevantábamos, empapados de sudor y del agrio lodazal de habernos alimentado mutuamente, mi coito brotaba con felicidad y empuje. Follar deprisa era poner el corazón en la infracción y bombear suficiente sangre a la cabeza para lograr desterrar a Thomas Stearns de la familia Eliot. Uno aceleraba los motores del alma y el azúcar del escroto -qué alegría descubrir que el escroto de unHubbard también segregaba azúcar-subía, subía, dejaba atrás la colina y llegaba al inexplorable empíreo del más allá. Esa visión parecía desaparecer casi tan pronto como se vislumbraba. Por un tiempo me sentía feliz al saber que era un hombre, y que me deseaba, y yo le daba placer. Antes deque me diese cuenta, volvía a ponerse cachonda. No era insaciable, pero casi. Después de la tercera vez, yo volvía a pensar en Lenny Bruce, y lo peor de toda esta pasión no eran los sucesivos embotamientos, sino saber que cuando terminásemos no sabríamos qué decirnos. En esta situación éramos tan esencialmente felices el uno con el otro como dos desconocidos que tratan de entablaruna conversación en un tren.

A pesar de todas las deficiencias, al cabo de un par de días volvía a desearla. En esas circunstancias me era imposible escribirle a Kittredge, pero ciertos deberes no admiten excusas.

10 de abril de 1957

Queridísima Kittredge:

Tu delineación del carácter de Howard Hunt ha sido de gran ayuda para mí, aunque me declaroculpable por haber sido tan imbécil de no darme cuenta antes. Pero, ángel, he estado atareado. Tú has logrado ver la faceta social de EH2 (como llamo al señor E. Howard Hunt cuando no está presente), pero aquí convivimos con su faceta profesional, y nos exige que trabajemos todo el tiempo. Aun cuando se toma bastante tiempo libre para jugar al golf, cazar o pescar, no debemosjuzgarlo, porque comparte estos momentos con uruguayos importantes. Ha remplazado a Minot Mayhew en su papel, de modo que ocupa el cargo de primer secretario (nominal) en la Embajada y cumple con todas las funciones diplomáticas que, como recordarás, Mayhew encargaba a Sonderstrom, Porringer, y a mí mismo. De modo que ése es uno de los cambios. Howard y Dorothy(que se ocupa de los créditos y débitos sociales como una jefa de auditores, y administra las reuniones en la Embajada con una habilidad comparable a la de un almirante dirigiendo su flota) ya se han relacionado con una parte sorprendentemente grande de la sociedad montevideana. Bajo lasórdenes de Mayhew (por vía de Sonderstrom), nos sacrificábamos para establecer relaciones útiles, pero Hunt se burla de todo eso. Pasa todos los fines de semana en alguna estancia de las pampas, cazando perdices y desplegando su encanto sobre los ricos terratenientes. Como un pequeño corolario de todo esto, desprecia los antiguos criptónimos obvios, como AV/IADOR, y haanunciado que podemos usar cualquier palabra después de AV. Por ejemplo, usa el criptónimo AV/HACENDADO. Es un gran cambio para nosotros, los tradicionalistas, pero tiene razón. Ya no quedan muchas palabras con AV y, según Hunt, necesitaremos muchas ante el incremento de operaciones que se avecina.

No es necesario decir que en su mayor parte estas operaciones están en la etapa inicial, pero no por eso me burlo de él. El primer día en el despacho presentó sus credenciales. Normalmente uno se cansa cuando un hombre habla de sus proezas, pero Hunt hizo que me sintiera triste por carecer de una vida excitante. Si bien sé que no ha hecho tanto como Cal o Hugh, ha tenido sus aventuras y ha prestado servicios en lugares interesantes. La envidia que sentía de adolescente por no haber trabajado en el OSS, ha renacido en mí. Hunt me ha hecho notar lo joven que soy, y cuánta experiencia se necesita para llegar a jefe de estación. De modo que traté de asimilar todo lo que nos dijo. Kittredge, si quieres comprender nuestro teatro local, debes reservarte las críticas. A los hombres les impresiona más que a las mujeres una vida llena de acción.

Durante la segunda semana, Howard nos dio otra conferencia referida a la existencia de una élitede poder en Uruguay, cuya amistad debemos cultivar.

-Habrá ocasiones en que pensarán que la Compañía me paga un buen sueldo para que yo cace y pesque. No hay nada más alejado de la verdad. Quiero que confíen en mí, de modo que seré franco. Sí, me da placer cazar y pescar. Pero compréndanlo bien. Estos uruguayos influyentestambién son gente de escopeta y caña. Les gusta el hombre que puede cabalgar y cazar con ellos. El hombre capaz de sacar un pez que se resiste. Es posible que en julio vaya con ellos a esquiar a los Andes argentinos. Pero sé lo que persigo. En una estación, la envidia es el peor de los venenos, demodo que entiendan esto: un jefe de estación siempre está trabajando. En medio de cualquier reunión social, por prestigiosa que ésta sea, estaré llevando a cabo el trabajo de la Compañía. Fin del sermón, caballeros. Acérquense. Tengo un pequeño encargo para ustedes.

Nos entregó a todos una copia de la misma comunicación. Decía lo siguiente:

YNVMY LLJJC CDBXL YMIPL

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