* TRIUNFADORES *

Si vas a escuchar a la gente, escucha a los triunfadores.

Escucha a las personas que saben lo que hacen y que demuestran el valor de lo que hacen.

Soy ganador por naturaleza

A medida que aprendemos a amarnos nos volvemos poderosos Nuestro amor por nosotros mismos nos hace dejar de ser víctimas y nos convierte en triunfadores. Nuestro amor por nosotros mismos atrae hacia nosotros experiencias maravillosas. Las personas que se sienten bien consigo mismas son naturalmente atractivas porque van envueltas en un aura que es simplemente maravillosa. Siempre salen vencedoras en la Vida. Podemos aprender a amarnos a nosotros mismos. Nosotros también podemos ser triunfadores.

* UNIDAD *

Somos tan capaces de destruir el planeta como de sanarlo, Y esto nos concierne a cada uno de nosotros, individualmente.

Cada día envía a todo el planeta una energía de amor y curación. En lo que hacemos con nuestra mente está la diferencia.

Estoy conectada con toda vida

Yo soy espíritu, luz, energía, vibración, color y amor. Y soy muchas más cosas de lo que creo. Estoy conectada con cada persona del planeta y con la totalidad de la vida. Me veo así: sana, entera, viviendo en una sociedad en donde estoy a salvo siendo quien soy y amando a mi prójimo. No sólo me veo así a mí misma sino también a todos nosotros, porque este es un tiempo de curación y de integración. Y yo formo parte de la totalidad. Soy una con la totalidad de la vida. Y así es.

Nos encontramos en el umbral de una conciencia nueva que está despertando en todo el planeta. ¿Hasta qué punto estás dispuesto a expandir los horizontes de tu pensamiento?

Soy una con toda la población del planeta

Yo no creo en dos poderes, el del bien y el del mal. Creo que hay Un Espíritu Infinito y que los seres humanos tenemos la oportunidad de usar de todas las maneras posibles la inteligencia, la sabiduría y los instrumentos que nos han sido concedidos. Cuando tú hablas de ellos, estás siempre hablando de nosotros, porque nosotros somos la gente, somos el pueblo, somos el gobierno, somos las iglesias y somos el planeta. El lugar para empezar a hacer cambios es precisamente éste donde estamos. Creo que es demasiado fácil decir: «Es el demonio», «Son ellos». ¡En realidad, somos siempre «nosotros»!