* ENERGÍA *
Siente la elasticidad de tus pasos. Fíjate en el resplandor de tus ojos. Ahí mismo está tu yo radiante. ¡Reclámalo!
Estoy sana y rebosante de energía
Sé y afirmo que mi cuerpo es un lugar acogedor donde vivir.
Siento respeto por él y lo trato bien. Me conecto con la energía del Universo y dejo que fluya a través de mí. Mi energía es asombrosa. Soy un ser radiante, vital, ¡y estoy viva!
El enfado es un mecanismo de defensa. Si estás a la defensiva es porque tienes miedo.
Renuncio al pasado y confío en el proceso de la vida
El enfado es algo normal y natural. Generalmente nos enfadamos una y otra vez por las mismas cosas, y sentimos que no tenemos derecho a expresarlo, de modo que nos lo tragamos. Entonces el enojo tiende a instalarse en una parte concreta de nuestro cuerpo, y se manifiesta como enfermedad.
Durante años y años seguimos amontonando nuestro fastidio en ese mismo lugar. Para sanar, deja salir tus verdaderos sentimientos. Si no puedes expresárselos directamente a la persona que los provoca, mírate al espejo y habla con esa persona. Díselo todo: «Estoy fastidiado contigo»; «Tengo miedo»; «Estoy alterada»; «Me has hecho daño». Y sigue; sigue hasta que te hayas liberado de todo el enojo. Entonces haz una inspiración profunda, mírate en el espejo y pregunta: «¿Cuál es la pauta que provocó esto? ¿Qué puedo hacer para cambiar?»
Si logras cambiar el sistema de creencias que desde adentro te crea ese comportamiento, no necesitarás seguir repitiéndolo.
Una de las peores cosas que podemos hacer es enfadarnos con nosotros mismos. El enojo sólo sirve para encerramos más rígidamente dentro de nuestras pautas.
Soy libre de ser yo
No te tragues la cólera ni dejes que se te instale en el cuerpo.
Cuando te alteres, concédete una descarga física. Hay varios métodos para liberar positivamente el enojo. Puedes gritar y vociferar en el coche, con las ventanillas bien cerradas. Puedes aporrear la cama o patear cojines. Puedes hacer ruidos y decir todo lo que quieras decir. Puedes gritar contra la almohada.
Puedes correr o jugar un partido de tenis para ayudarte a liberar la energía. Ensáñate con la cama o con los cojines una vez por semana, aunque no sientas enfado, simplemente para aflojar esas tensiones físicas que vas almacenando en el cuerpo.