Por ese motivo sostengo que los cuatro cuadrantes representan simplemente los aspectos interior y exterior, singular y plural de todos los holones (una distinción, insisto, bien sencilla). Las cuatro holoarquías tienen, pues, que ver con aspectos reales de holones reales, y ése es el motivo por el cual aparecen reiteradamente en los diversos mapas procedentes de todos los confines del mundo.

Parece, pues, que las cuatro esquinas del Kosmos constituyen una realidad muy fundamental.

Lo intencional y lo conductual

P.: Veamos algunos ejemplos.

K. W.: Muy bien. Las Figuras 5.1 y 5.2 nos muestran los cuatro cuadrantes, los cuadrantes interior y exterior de lo individual y de lo colectivo.

Podemos comenzar con los aspectos interior y exterior del holón individual, en otras palabras, con el cuadrante superior izquierdo y con el cuadrante superior derecho (dos cuadrantes representados más detalladamente en la Figura 5.3).

Si se fija en la primera columna de la derecha podrá ver la holoarquía que nos ofrece cualquier manual de biología. Cada nivel trasciende pero incluye a sus predecesores; cada uno incluye lo esencial de los niveles anteriores pero le agrega sus propias características distintivas, sus propios emergentes, cada uno sigue los veinte principios, etcétera.

No le resultará difícil advertir que todas ésas son descripciones externas, que ése es el aspecto que presentan los holones considerados desde un punto de vista externo objetivo y empírico. Así pues, cualquier texto científico le brindará una detallada descripción del sistema límbico, de sus componentes, de su bioquímica, del momento y la forma en que evolucionó, de las relaciones que mantiene con otras partes del organismo, etcétera. Y también es muy probable que descubra ahí que el sistema límbico (ya se trate del sistema límbico de un caballo, de un ser humano o de un simio) constituye el asiento de ciertas emociones fundamentales, como el sexo, la agresividad, el miedo y el deseo.