Ten

Estábamos sentados en el sofá tapado en nuestra sala de estar del hotel. El sol de la tarde se inclinaba a través de los edificios y en el lago exterior. Me acurruqué en el hombro de Tristan y disfrutaba de lo que consideraba un gran logro. No habían cosas materiales que pudiera darle, pero traje a su padre de vuelta a su vida. Para mí, eso era importante. Nos balanceaba, solo un poco.

No me miró cuando empezó a hablar. "Cuando estaba en la universidad, decidí que no podía amar de verdad a una mujer. Las que conocí eran tan jodidamente superficiales o dolorosamente estúpidas que no era capaz de ir más allá. Las mujeres—chicas, en realidad—muchas veces se me tiraban cuando estaba en Wharton. El éxito de mi padre, mis buenas calificaciones. . ."

"Tu increíble aspecto," no pude evitar añadir.

"Gracias, sí, supongo que también. Esas fueron las cualidades que las mujeres vieron y por eso atraje su atención."

"Bueno, todas esas cosas son parte de ti, ¿no?"

"Una parte muy superficial. No podía etiquetar lo que quería. Solo sabía que no lo había encontrado." Él respiró hondo. Pude ver que quería continuar. "Y, aunque no me lo reconocí, la muerte de mi madre me había dejado con. . .  Dios, como odio esta palabra. . . miedo al abandono. Eso fue, y aún lo es, una cicatriz profunda."

Eso fue todo. Elsa.

"Cuando nos conocimos, sabía que era completamente diferente a cualquier mujer que había conocido. Por un lado, parecía completamente impresionada por mí y no tan atraída."

"Me resulta difícil creer que cualquier mujer podría no encontrarte atractivo." Hizo caso omiso de mi comentario.

"Compartimos un grupo de estudios y esos pueden poner muy intensos. Te asignan casos y como grupo, tienes que presentar tus descubrimientos. Un perezoso o una cagada y estás muerto. Al mismo tiempo, el MBA es cortador—parecido a la escuela de leyes. Graduarse de los primeros es muy importante."

"Eso no me preocupaba porque ya había decidido que dirección seguir. No iba a buscar empleo; iba a empezar mi propia firma. Elsa," pareció casi ahogarse con el nombre, “era talentosa. Francamente, a pesar de su inteligencia, no creía que tuviera las agallas para el éxito."

"Para cuando nos graduamos, Elsa y yo nos habíamos hecho buenos amigos. Ya había decidido que sería una gran adición a mi equipo y que trabajando para mí sería una buena forma para ella para ir metiéndose en el negocio y tal vez endurecer un poco. Paso a ser mi mano derecha. Parecía saber lo que se necesitaba hacer antes de que le dijera y su sentido para los negocios estaba totalmente sincronizado con el mío."

"Estábamos juntos constantemente. Un día, solo me di cuenta que estaba enamorado de ella. Me golpeó duro. Cuando se lo confesé, ella solo me dijo que había estado esperando a que sacara mi cabeza de mi trasero hace mucho para verlo." Él sonrió con tristeza y flexionó los dedos frente a él. Luego se puso de pie y fue a la ventana, medio ensombrecido y casi volteado lejos de mí.

"Lo teníamos todo. El mundo era nuestro. Trazamos una vida perfecta, planificamos todo las cosas de pareja. Sus padres estaban eufóricos, mi padre era mayormente indiferente."

Tristan miró hacia el lago, canoso en la desvanecida tarde.

"Cuando murió, todos esos planes fueron enterrados bajo una montaña de nieve. Estaba desorientado. Me refugié en el trabajo, como la mayoría de la gente, y eso se tradujo en la fortuna que tengo hoy. Trabaja cada caso como si fuera el último. Trabajaba, literalmente, como si no hubiera mañana. Porque, para mí, no lo había."

Caminó hacia mí, tomando mis dos manos entre las suyas.

"Espero que puedas entender ahora. Te prometí que te contaría porque te pido vivir sin expectativas. Porque... Porque las expectativas duelen. Las expectativas quedan arrugadas bajo un semi en una carretera resbaladiza o enterrados bajo una avalancha en los Alpes".

Él me miró con tanta tristeza que quería llorar por él.

"Sé que no es lo que querías escuchar. Pero te lo dije al principio y te lo repito ahora. Si puedes ser feliz con lo que tengo para darte, prometo que será muy bueno para ti. Sé que va a llegar el día cuando no estés conforme con esas limitaciones. Cuando llegue ese día, me encargaré de eso con tanta gracia como soy capaz."

Tomé un respiro profunda. Había pensado en cómo iba a manejar este fin de semana largo. Era hora. "Tristan, lo entiendo. Y, dentro de tus... limitaciones... me gustaría seguir viéndote y disfrutándote."

Su rostro se iluminó, victorioso. Pero yo había terminado.

"Sin embargo, voy a tener que imponer algunas limitaciones mías."

"Supongo que eso es lo justo."

"Y puede ser que no puedas vivir con ellos. Eso es un riesgo que tengo que correr." Hice una pausa para aferrarme a la compostura bajo la mirada que él me estaba dando. Fue suficiente para romper mi resolución de piezas.

"Adelante."

"Primero, tienes que dejar de usar tu dinero para 'ayudar' a mí o a mi familia. Estoy muy agradecida por todo lo que has hecho, pero quiero que te retires de la situación del sindicato con mi padre. Es un hombre grande y puede cuidar de sí mismo”.

"Segundo, voy a estar trabajando ahora y hacer una vida decente. No más guardarropa ni joyas. Puedo vestirme sola. Si tengo el tiempo para hacer un viaje, entiendo que tienes un avión y no me negaré a volar en él. Pero baja el tono de la rutina de billonario. Me pone incómoda."

"Tercero, vamos a limitar el tiempo que pasamos juntos. Sabes que eres el amante más maravilloso y alucinante que haya esperado tener. Pero el sexo no lo es todo. No puedo estar en tu cama todas las noches y tener una vida de verdad lejos de ti. Y necesito una lejos de ti si necesito continuar disfrutándote. No puedes ser mi vida si no hay opción de que tendremos una vida."

Esperó un momento antes de hablar. "Así que, ¿cuál es el límite? En el momento podemos estar juntos"

Realmente no había llegado tan lejos en mi pensamiento.

"En serio, Raina," presionó "¿Dos veces, tres veces a la semana? Si no te veo una semana, ¿puedo tener cuatro días seguidos?" Escupió las preguntas con cierta amargura. No era claramente lo que él quería. Bueno, que mal. En realidad no es lo que yo querría, tampoco.

"Un par de veces a la semana. No seas mezquina. No voy a mantener un calendario y marcar el día."

"¿El almuerzo cuenta o estamos hablando de fechas reales?"

"Tristan, por favor."

Estaba cabreado que no podía tener todo a su manera. Pero pude verlo a suavizarse. No estaba siendo poco razonable, después de todo. ¿Cómo podía esperar que dirigiera mi propia existencia a un hombre que rechazó rotundamente un futuro?

"Muy bien, entonces. Pero una última cosa."

"Dispara".

"Tienes que mantener las cosas que ya he comprado para ti."

"Bueno."

"Y creo que debería ser capaz de darte regalos. ¿Cuál es el uso de tener dinero si no puedo gastar un poco en ti?" Tuve que reír del niñito que se quejó de eso.

"¿Qué tienen de malo las flores... o chocolates?"

"Hmmpff," hizo un puchero.

"La mayoría de los hombres estarían agradecidos de que no soy una caza fortunas."

"No soy la mayoría de los hombres."

"Eso lo sé." Lo saqué a mi lado en el sofá y lo besé con afecto y deseo. "No va a ser tan malo, ya lo verás. Vamos a disfrutarnos mutuamente."

Me atrajo fuertemente contra su pecho, y sopló en contra de mi cabello. "No perdamos cualquier momento. Vamos a empezar a disfrutar ahora mismo."

Así comenzó la danza vanguardista que nos llevaría a lo largo de muchas semanas.