La sustancia
Enero de 2078.
Lo noto en mi interior, esa sustancia está invadiendo mi cuerpo y está endureciendo todo mi organismo, de dentro hacia fuera. Se escuchan crujidos, los siento dentro y me provocan dolor agudo; como si mi cuerpo se estuviese petrificando. «Esto no es cómo me dijeron, duele mucho más», pienso.
Percibo que ha llegado al exterior de mi pecho, desgarro mi camisa, asustado, buscando ver lo que ocurre. Mi piel está tomando un color plateado brillante, como el mercurio. Observo cómo avanza y va cubriéndolo todo; ese dolor me va a matar. La sustancia termina su recorrido en segundos, el dolor desaparece y mi cuerpo es de una aleación ligera, que me permite ser inmortal.