Volando
Mi mano derecha lleva el acelerador a tope; suelto. Este nuevo viraje, invita a rozar mi rodilla contra el asfalto. La carretera se vuelve a abrir, mi mano tiene intención de estrujar al máximo el puño. Miro el velocímetro; «ciento ochenta y cinco kilómetros por hora está bien para este tramo de un solo sentido», pienso. Otra curva me lleva a arañar mi codo en el pavimento; disfruto. Algo cruza mi trayectoria; un conejo. Mi máquina da un bandazo y me lanza por los aires; veo todo desde arriba. Mi vuelo se detiene al mismo tiempo, que choco con el águila que intentaba cazar al conejo.