LAGARTIJA NICK
—¡Lucas! —mi madre
—¡Qué!
—Matías al teléfono
—Dime
—Estoy en diez minutos
—Vale
—Le he pillado las entradas a Cristina de Medicinales[7]
—¿Cuánto es?
—Ocho con descuento
—Ten
—Espera, que llevo dos
—Déjalo
—Toma, joder
Arrancamos los ciclomotores y salimos para Vila-real. Aparcamos enfrente de un bar
—Vamos, Lucas
—Joder, que no puedo con el candado
—¿Te ayudo?
—Ya está
—Aquí es
—Joder, qué grande
—Por la mañana es un bar de abuelos
—No está mal
—¿Calimocho?
—Sí
—Litro, ¿no?
—Claro
—¿Cuánto es?
—Cinco
—Dos y medio cada uno
—¿A ver?
—¿Llevas?
—Sí
—Aquí mismo, ¿no?
—Matías, cógeme la chupa que voy a por tabaco
—Ya estoy aquí
—Qué rico
—No me has contado nada de la operación
—Ah, bien, muy rápida
—Cien puntos, ¿no?
—Y pico
—Joder
—Cuando iban a cortar, el médico me preguntó si quería mirar
—¿Y?
—Ni de coña
—¿Por?
—Me daba palo, como estaba tan bien hasta ese momento me dio cosa mirar por si me daba un jamacuco y me desmayaba
—Ya
—Al principio los pinchazos de anestesia no me dolieron, pero pasaba de mirar por si notaba algo con el tajo
—Qué repelús
—Sí
—¿Y cómo te ha quedado?
—Bien, todo fuera
—De puta madre
—Sí, ahora sólo tengo que ir con cuidado de no empalmarme por si saltan los puntos
—Qué putada
—Ya te digo, hasta ahora no me había dado cuenta lo difícil que es no pensar en sexo
—¿Y por las mañanas?
—Me dijo el médico que antes de dormir no bebiera mucho líquido, que la trempera matinera no és trempera vertadera, que és trempera de pixera[8]
—Curioso
—Pues eso
—¿La tienes mejor?
—Más o menos, pero no me quiero emocionar
—Claro
—Que todavía están cayéndose los puntos
—¿Cayendo?
—Se deshacen
—¿Cómo?
—Se caen del calor
—Pues se te caerán rápido
—¿Por?
—Por el calentón que debes llevar
—Una semana que llevo sin pajas
—Joder
—Pero luego a disfrutar
—Claro
—¿Y tú?
—¿Qué?
—¿Cuándo vas a ir?
—Ah, más adelante
—Que no te dé palo que es una visita y a la semana siguiente te operan en un rato
—Ya
—Luego es un poco pesado por las curas y
—¿Sí?
—Bebe calimocho, anda
—Las curas
—Ah, sí. La primera cura te la hacen ellos, así te enseñan cómo hacerlo
—¿Es fácil?
—Sí, quitas gasas, echas betadine y pones gasas
—¿Y no se te pegan a la herida?
—A veces
—Debe doler
—Un poco
—Toma calimocho
—Trae
—Bebe, bebe
—Ten
—Gracias
—Te llevas la batería o qué, ¿Lucas?
—De momento no, pero no la vendas
—Tranquilo
—Así voy ahorrando pasta
—Si son cien euros cagaos
—Ya, pero tengo que cogerlos de la paga, ay no, que estoy currando, ya no me acordaba
—Trae el calimocho
—¿Y cómo es que no han venido éstos?
—Pues que no les apetecía
—¿Y Carlos?
—Tampoco, se ha quedado con los videojuegos y los porros
—Qué pringaos
—Ellos se lo pierden
—Para una vez que viene Lagartija
—¿Llevas costo?
—¿Aquí se puede?
—Para el concierto
—Lo que no tengo es papel
—Yo sí
—Bebe
—¿Pedimos otro?
—Voy
—Toma
—Me dice el camarero que van a chapar
—Nos lo bebemos fuera
—Vale
—¿Qué tal el repaso, Lucas?
—Bien, el Peludo y yo mano a mano
—¿No te han aprobado?
—Es que me dio palo preguntar a Don Vicente
—Si es buen tío
—Yaa
—Por preguntar no pierdes nada
—Da igual, así practico
—¿Y para cuándo el exámen?
—En septiembre, el siete
—Bueno
—Da igual, hombre
—¿Y el curro?
—Bien, la fábrica está en el polígono Los Cipreses
—¿Mañana y tarde?
—Sí
—Aguántame el papel
—Y el lunes por la tarde a repaso
—Toma porro
—¿Está cerca el garito?
—Joder, no hay ni dios
—¿A qué hora empezaba?
—A las doce
—Ya son
—¿Una cerveza?
—¿Y tú, Matías, te has quedado con tu hermano en el piso?
—Qué va, estoy en el apartamento
—¿Y eso?
—Nada, rollos
—El calor
—Sí
—Vas poco a la playa
—¿Por?
—Estás blanco
—Voy por la mañana, pero me agobio bajo la sombrilla y me piro al bar
—Qué vida
—No te creas
—Ya salen
—Vamos ahí delante
—Sí
—Papapa tumtum papa tumtum… —Éric a la batería
—En el Nuevo Harlem hay… —Antonio a la voz
—¡Qué caña, Lucas!
—¡Estoy flipando!
—¡Y las guitarras!
—¡Sí, los dos ruidos!
—¡Se va a cargar la batería!
—¡Me dijo el Juanki, que grabó el elepé Inercia con una bola de hierro en el pedal de bombo y un cacho madera en el parche!
—¡Así suena!
Cantamos las canciones. Enteras. Nos sabemos todas las letras. Bueno, alguna vieja así así. El concierto pasa en un abrir y cerrar de ojos de puercoespín. En un instante de relación con el cosmos. Me queda sensación de impotencia y rabia. Quiero estar ahí. Vomito calimocho. Matías me saca afuera.
—¿Estás bien?
—Sí
—Te has quedao blanco
—Hm
—Espera, que voy por agua
Pienso. Sin mal rollo. Paso de una idea a otra por el efecto porro. Me gusta estar así. Aunque debo tener los ojos rojos.
—Toma
—Gracias
—¿Estás mejor?
—Sí
Fumamos tabaco. Me levanto de un salto. Agua que sana lipotimia he de beber y no dejar correr. Matías se parte. Me da la vena poeta.
Agua
que fluye
y corre
fresca
intuye
la senda
de amores
de tierra
y escapa
de piedras
que rasgan
su piel
hasta el mar
Sonríe Matías. Llegamos hasta los ciclomotores y nos vamos a casa. Mañana será otro día.