Si fueras el león, el zorro te engañaría;
si fueras la oveja, el zorro te comería;
si fueras el zorro, el león sospecharía de ti
si, por casualidad, el asno te acusara.
Si fueras el asno, tu estupidez te atormentaría,
y además sólo vivirías para servir de desayuno al lobo…
¿Qué bestia podrías ser que no estuviera sometida a una bestia?
Timón de Atenas, IV, III