Estaba en el bar de El Pireo. No había nadie más. Yanni se había ido a dormir. Había perdido el último tren a Atenas y esperaba a que el nieto de Yanni me llevara a la azotea donde iba a pasar la noche. La voz que oí en el bar desierto estaba borracha.

Entiéndelo bien, dolor es lo que das, no lo que recibes. Los que lo reciben son una mierda. No saben defenderse, eso demuestra que son una mierda. Mira cómo hablan. El dolor es lo que das cuando tienes que hacerlo. Y el resultado es que eres el Amo. Estar arriba es estar vivo. Creen que están vivos, pero no lo están. No están bien hechos, son unos inútiles. Te camelan. Te camelan y te suplican. Escúchalos y estás perdido. Si los dejas, viven más que nosotros. Duda, y los hombres te rajan. Con las mujeres sabes más lo que hacer. Sólo odian si las dejas odiar. Entra antes de que odien. Si no demuestras quién eres, también tú eres un mierda. Entra. Siéntelos debilitarse. A ambos, hombres y mujeres, pero no por las mismas razones. Con cada uno que cae, aumenta tu fuerza. La primera vez mejor tener compañía. No conoces todavía tu fuerza. Y si no conoces tu fuerza, eres débil. Esto es cierto en todas las lenguas. Luego se convierte en una rutina. Te dices, lo he hecho una vez, ¿qué pasa? Lo he hecho una docena de veces, que les den por saco a las mujeres. Lo he hecho veinte veces. Da igual. Te sacude la rabia. Demasiado tarde. Todos pasamos por ello. Luego desaparece la rabia, y entonces sabes seguro quién eres y lo que eres capaz de hacer. Ser el Amo es estar vivo... hasta que estás muerto. Amén.

En la cabaña a orillas del Po donde duerme Jean Ferrero, se oye el río: suena como una lengua humedeciendo unos labios resecos. Pero los ríos nunca hablan, su indiferencia es proverbial. El Alamana, el Po, el Rin, el Danubio, el Dniéper, el Sava, el Elba, el Koca, donde algunos soldados extraviados del ejército de Alejandro Magno se enfrentaron a los rezagados de las milicias persas en una escaramuza de la que no se guarda memoria escrita: no hay gran río por el que no hayan muerto hombres en el campo de batalla, arrastrada su sangre a los pocos minutos. Y por la noche, después de las batallas, empiezan las masacres.