Dedicatoria:
A mi familia, la sanguínea y la del alma.
A ti, que volviste para terminar nuestra asignatura pendiente. ¿Sabes?, no todos los humanos tienen la suerte de conocer el amor.
A ti, mi niño, un ángel dolido que vino a nosotros para que le enseñáramos que la brújula siempre la tuvo en el alma.
A todos los que me conocéis de verdad y me apreciáis con todos y cada uno de mis defectos.
Gracias,
Isabel.