El ayeaye

Los lémures son los primates más primitivos y la mayoría vive en Madagascar. Su cara se parece a la de los zorros y, por desgracia, están perdiendo, en gran medida, su lucha por la supervivencia. Esto se debe sobre todo a que se está destruyendo el arbolado de Madagascar, de manera que se está eliminando su modo de vida.

Al lémur menos común y más diferenciado se le conoce como «ayeaye». Es el lémur nocturno más grande del mundo, mide 80 centímetros del hocico a la cola. Tiene unas orejas enormes, como las de los murciélagos, y sus incisivos son de crecimiento continuo, como sucede en los roedores.

Cuando llegan a un pequeño agujero en el árbol, saben si hay un gusano dentro. Consiguen su comida golpeando la madera de los árboles para saber si hay gusanos debajo. Son los únicos mamíferos que utilizan este sistema para encontrar comida.

Sin duda, sus grandes orejas les permiten oír a los gusanos y sus incisivos de crecimiento constante les permiten romper las cáscaras y la corteza de los árboles para obtenerlos. Además, el ayeaye consigue una adaptación especial muy poco corriente. Su dedo corazón es muy delgado y largo. Este dedo lo introduce en los agujeros para sacar los gusanos o los escarabajos que lo alimentan.

Se piensa que los pájaros carpinteros hacen algo muy parecido, utilizando sus fuertes picos para acceder a alimentos que después extraen con la lengua, que es muy larga. Sin embargo, en Madagascar no hay pájaros carpinteros, por tanto, se piensa que el ayeaye cumple el papel del pájaro carpintero.

Carl Erickson, de la Universidad Duke, ha estudiado el ayeaye para averiguar cómo descubre exactamente a sus presas. Utiliza cuatro animales en cautividad y coloca gusanos en agujeros dentro de la madera. Los ayeayes nunca tenían dificultades. Localizaban los gusanos sin problemas. No sólo eso, además, no utilizaban los agujeros obvios en los que podían estar escondidos. Erickson añadió agujeros adicionales a la madera, y los ayeayes no les prestaron atención. Fueron directos a los agujeros que contenían los gusanos.

También descubrió que los ayeayes eran capaces de abrir cavidades, algunas de hasta dos centímetros por debajo de la superficie de la madera. Una vez abiertas, contenían gusanos u otro animal equivalente. Erickson observó que el ayeaye utilizaba su dedo largo para golpear la madera. Mantenían la cara pegada a la corteza de manera que las grandes orejas podían ser utilizadas para oír a la presa.

¿Cómo se las arregla el ayeaye para golpear? Puede que oiga los movimientos; o que los golpes hagan caer a los gusanos. Puede que use el olfato junto con los golpes para ayudarse. En cualquier caso, consigue el alimento, a base de un sistema único entre los mamíferos.

Es una pena que el ayeaye tenga que vivir al borde de la extinción. Estamos acostumbrados a ver a los animales de grandes proporciones con problemas de este tipo. Están desapareciendo el elefante africano, algunos tipos de rinoceronte, el tigre de Siberia y muchos otros. El número de individuos está disminuyendo con rapidez, y no pasará mucho tiempo para que los únicos especímenes a salvo se encuentren en los zoológicos.

No obstante, el ayeaye es pequeño e inofensivo y no debería sufrir la misma situación.

Los orangutanes viven en los árboles de Borneo y Sumatra, pero estos árboles se están talando y se está obligando a los orangutanes a replegarse. Con el tiempo, sencillamente no podrán encontrar una zona para vivir y los veremos sólo en los zoológicos. Los pandas dependen del bambú, y cuando el bambú desaparezca, lo mismo ocurrirá con ellos. El koala se alimenta de determinados eucaliptos. Cuando desaparezcan estos árboles, lo harán los koalas. En resumen, los animales existirán en tanto en cuanto disfruten del modo de vida al que están acostumbrados.

Al parecer, también el ayeaye depende de los árboles de Madagascar, y cuando desaparezcan, también lo hará el ayeaye. Seguiremos teniéndolo en los zoológicos, pero no sabemos si es capaz de reproducirse en ellos. Los pandas, por ejemplo, no se reproducen en cautividad.

Así que el asunto no tiene buen aspecto ni para el ayeaye ni para aquellos de nosotros que pensamos que el ayeaye es un animal peculiar e interesante. Después de todo, el ayeaye, como acabo de explicar, es el único mamífero que consigue su alimento golpeando la madera; es el único animal con un dedo corazón largo que utiliza para conseguir gusanos.

¿Por qué debemos dejar que desaparezca? Es mucho más importante que hagamos mejor las cosas para mantenerlo vivo y sin extinguirse.

Podemos ser capaces de hacerlo. En los últimos años hemos trabajado con esmero para mantener vivos animales que parecían estar al borde de la extinción. ¿Por qué no podemos hacer lo mismo por el ayeaye? Prefiero pensar que vamos a hacerlo y que dejaremos vivir a este animalito en las selvas de Madagascar, protegido por el hombre y viviendo su vida.

Fronteras II
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