XXIV
A HESTÍA

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Oh Hestía, que en la divinal Pilos proteges la sagrada mansión del soberano Apolo, el que hiere de lejos; de tus trenzas fluye siempre húmedo aceite. Ven a esta casa, ven con ánimo benévolo en compañía del próvido Zeus, y al mismo tiempo da gracia a mi canto.