Agradecimientos
AGRADEZCO a los amigos, a los colegas y a los colaboradores que me han ayudado a descubrir pequeños detalles sobre la vida de Gabrielle Chanel que eran poco conocidos. Si he olvidado dar las gracias a alguien, se las doy ahora aquí. Algunos de los que me prestaron su ayuda no quieren que aparezca su nombre, y les doy las gracias especialmente: Merci, messieurs!
Pido disculpas a todos por los errores que puedan aparecer en este libro, de los que soy yo el único responsable.
En primer lugar quiero dar las gracias a Edward Knappman y a su esposa, Elisabeth, a Ernst Golschmidt y a Charles Robertson, todos ellos amigos y colegas durante años. Su consejo y ayuda han sido una bendición. A mis colegas de investigación les expreso mi agradecimiento más sincero, y a Sally Gordon-Mark en París, Michael Foedrowitz en Berlín y a Philip Parkinson en Londres un merci monumental por su diligente acercamiento a la investigación histórica en los complicados laberintos de archivos nacionales y familiares. A Susannah Kemple en Nueva York que ayudó con excelentes traducciones de materiales de Dincklage y otros alemanes, mi agradecimiento también.
Mi asistente en Nueva York, Pamela Zimmerman, que ha colaborado ya en tres de mis libros, a ella y a su marido, Gerry, millones de gracias. Y al doctor Alain T. Marty, gracias por compartir su todavía inédita y monumental obra A Walking Guide to Occupied Paris: The Germans and Their Collaborators.
A la sobrina nieta de Mlle. Chanel, Mme. Gabrielle Palasse Labrunie, que me ha dado una visión única de Chanel. Su amabilidad y su gentil hospitalidad me han ayudado a apreciar y a admirar el trabajo de Coco Chanel. Mme. Labrunie sabía de mi afán por seguir la historia de Chanel hasta donde me llevaran los documentos que iba encontrando.
Gracias también a mi abogado, John Logigian; mi agente, Tina Bennett, en Janklow & Nesbitt; y a sus consejos legales. Bennett Asley tiene mi agradecimiento por ayudarme con una serie de problemas peliagudos. Agradezco también especialmente a los abogados que me han echado una mano en Francia André Schmidt, Jean-Marc Baudel y Wallace Baker, que me auxilió en algunas cuestiones legales muy embrolladas y de difícil resolución. Y desde luego a Yves Ozanam que hizo otro tanto en el Palacio de Justicia de París. También quiero mencionar aquí a mi colega el historiador Pierre de Longuemar. Gracias también a Mr. Zachary Selig por compartir conmigo sus conocimientos y documentación sobre Vera Bate Lombardi.
Laura Starrett ha realizado un trabajo excelente de corrección del original del libro. No tengo tampoco palabras para agradecer a Carmen Johnson de Alfred A. Knopf su atención a cualquier pequeño detalle y su apoyo durante los meses que ha durado mi trabajo.
Y para terminar, estaré siempre en deuda con Victoria Wilson, editora jefe y vicepresidenta de Alfred A. Knopf, por su apoyo en el largo camino de editar y terminar este libro.
Esta obra no hubiera sido posible sin la ayuda de mi esposa, doctora Phuong Nguyen y de B. B. B.