10 - Una misión para Himmler
«Ella quiso llevar una vida escondida»368.
EDMONDE CHARLES-ROUX, L’irrégulière
LA mañana del 9 de noviembre de 1942 gran parte de Francia se despertó con los titulares: «Sucio ataque angloamericano en nuestros territorios del Norte de África»369.
Chanel estaba aturdida. París se tambaleaba.
Había sido una audaz y secreta operación. El editorial de la primera página del periódico Le Matin culpaba como siempre a los judíos, «que con sus golpes bajos fracasarán como lo harán también los ingleses y los americanos. Cuando Francia se ve traicionada devuelve la afrenta; todos los franceses, Europa entera, apoyan a Francia».
Otro periódico prometía al lector: «Adolf Hitler ha declarado: Lucharemos hasta el final»370. Unas horas después una radio parisina anunciaba que las tropas británicas y americanas, dirigidas por el general Dwight D. Eisenhower, habían desembarcado en las playas de Argelia y Marruecos durante la madrugada de aquel lunes. Más tarde se supo que la arriesgada invasión, apodada Operación Antorcha, fue una idea del mismísimo presidente Franklin D. Roosevelt371.
Con las playas de Argelia y Marruecos aseguradas Winston Churchill emitió un comunicado a toda Europa a través de la BBC: «Esto no es el final. Ni siquiera es el principio del fin. Pero quizá sí que es el final del principio». A pesar de que los nazis tenían prohibido a los franceses escuchar la BBC, aparatos clandestinos en todas partes sintonizaban en secreto las emisiones regulares de la noche: «This is London calling». Noche tras noche los locutores en tono grave contaban los éxitos de los aliados en el Norte de África, y que la mano derecha de Pétain, el almirante François Darlan, había tomado partido por los americanos. La BBC no perdía ninguna oportunidad para anunciar que todos los collabos serían castigados cuando Francia fuera liberada.
Las amenazas de la BBC y las valientes palabras de Churchill hicieron que muchos colaboradores cayeran presos del pánico. Chanel había sido considerada una «colaboradora horizontal»372 junto con la actriz francesa Arletty. En 1942 la revista Life publicó una lista negra de los ciudadanos franceses acusados de colaborar con los alemanes. En aquella lista estaba el abogado de Chanel, René de Chambrun. La Francia Libre sabía373 que en las paredes de la casa de Chambrun colgaban una serie de pinturas robadas por los nazis de las colecciones de las familias Schloss y Rosenberg. Un artículo en la revista Life374 anunciaba: «Algunos [colaboradores] serán ejecutados... otros serán juzgados cuando Francia sea libre». La publicación, leída por millones de americanos, afirmaba que los líderes de Vichy, el mariscal Philippe Pétain y el suegro de René de Chambrun, Pierre Laval, serían juzgados como colaboracionistas y tendrían el castigo que se merecían.
El informe de Life debió de impactar a Chambrun, que era descendiente directo de Lafayette, un ciudadano honorario del Estado de Delaware, y un hombre respetado por la élite de Washington. Finalmente fue condenado por los servicios secretos del Ejército francés dirigidos por el general Charles de Gaulle375. Chanel y otros colaboradores se preguntaban qué pasaría después.
El lunes de la invasión una amiga de Chanel, Josée Laval Chambrun, escribía en su diario: «Los americanos han atacado Argelia y Marruecos. André Dubonnet nos despertó [a Josée y a su marido René] para comunicarnos la noticia; quería saber hasta qué punto era cierta». Josée fue aquel día a comer al restaurante ultra chic Fouquet en los Campos Elíseos y escribió en su diario: «Darlan y Juin [los comandantes de las fuerzas francesas en el Norte de África] pronto se pasarán a los aliados. Tengo la misma sensación que en mayo y junio de 1940, cuando la vida se detuvo [durante la invasión alemana]. Es el fin de una época»376.
René y Josée tenían razones para preocuparse. Desde los inicios de la ocupación el abogado de Chanel editó una hoja con información confidencial para Pierre Laval, donde explicaba las acciones antisemitas de Vichy. También representó a compañías estadounidenses con sucursales que operaban en la Alemania nazi. Chambrun no se preocupó de esconder su entusiasmo por colaborar con el Reich de Hitler. Hasta que se produjo el aterrizaje aliado en el Norte de África Chambrun había celebrado, como coanfitrión, comidas de negocios en el Ritz, donde los collabos franceses y los nazis se reunían para planear empresas conjuntas de cooperación política, económica o financiera, como parte del Nuevo Orden Europeo que preconizaba Hitler.
En Navidad los titulares bramaban «Los patriotas gaullistas asesinan al almirante François Darlan en Argel». Las tropas alemanas ocupan ahora toda Francia. Cuando intentaron capturar a los navíos de la flota francesa en Tolón, los marineros franceses hundieron sus propios barcos en el puerto. Francia estaba totalmente bajo el poder nazi. Los esbirros nazis mandaban en Vichy. Pétain no tenía ningún poder.
En enero de 1943 Chambrun estaba muy desmoralizado y confesó a su amigo el doctor Ernst Achenbach, la mano derecha de Otto Abetz en la embajada francesa de París: «Es duro, pero la colaboración es así»377.
El invierno de 1943 era insoportable378. A medida que las temperaturas descendían unos vientos húmedos arrasaban París. El estado de ánimo bajaba a la par que el termómetro. El frío glacial se hizo insufrible debido a que se sumaba al hambre a medida que las raciones alimenticias de aquellos que no podían pagar los precios del mercado negro iban disminuyendo. Todo escaseaba: los zapatos, la ropa, la leche, el queso, la mantequilla, la carne y el vino. Los ancianos morían literalmente de hambre en sus camas mientras intentaban mantenerse en calor y así ir sobreviviendo día a día.
La imagen del enemigo —aquellos atractivos y orgullosos arios paseándose por los Campos Elíseos flirteando con las bellas demoiselles— se había transformado y ahora la representaban hombres prepotentes y arrogantes, demasiado viejos para luchar en el frente ruso. El humor de los parisinos había evolucionado desde la reacia aceptación hasta el sombrío fatalismo de los ocupados.
Hacia finales de año fue aflorando una abierta hostilidad y una clara resistencia contra los alemanes379. En las oficinas de un bufete de abogados franceses en los Campos Elíseos los empleados, como muestra de su disgusto, volvían la espalda a las altas ventanas cuando las tropas alemanas desfilaban por la calle. París, que fue centro de la cultura y del buen gusto, se había vuelto un lugar peligroso, donde los hombres llenos de rabia salían después del toque de queda para matar alemanes y castigar a los colaboradores declarados y a los que operaban en el mercado negro380. Un alto oficial nazi informó a Berlín de que ya desde 1943 no había duda de que había «un rechazo generalizado hacia todo lo alemán» y una ampliamente compartida esperanza entre los franceses de un «inminente colapso de Alemania y de una victoria aliada». Los reclutas alemanes y sus oficiales «pasaban un domingo al mes practicando el lanzamiento de granadas y el tiro con rifle en un campo habilitado para ello en París». Sabían que tendrían que defender sus vidas en contra de un ejército de sombras en algún momento no lejano.
Dincklage y Chanel debían de preguntarse si podrían escapar a la ira de la Resistencia de Charles de Gaulle381. Los miembros de la Francia Libre y los comunistas franceses mostraban cada vez más violencia hacia los colaboracionistas. Las relaciones de Chanel con los nazis, su fiero antisemitismo así como sus declaraciones: «Francia tiene lo que se merece» —un comentario que hizo en una comida en la Costa Azul en 1943—, habían sido registrados por el servicio de inteligencia de la Francia Libre del general De Gaulle en Londres, y también por las fuerzas de la Resistencia partisana en Francia. Chanel, Jean Cocteau y Serge Lifar habían sido señalados para ser castigados.
El comandante de la Abwehr Theodor Momm, oficial compañero de Dincklage durante la Primera Guerra Mundial, hacia 1947. Chanel y Dincklage enviaron a Momm a Berlín en 1943 para ofrecer los servicios de Chanel al general de las SS Walter Schellenberg. |50|
Dincklage sabía que era un hombre marcado382. Los agentes secretos británicos y franceses que trabajaban en Francia y los de la Francia Libre del general De Gaulle en Londres conocían sus actividades para los nazis en la Costa Azul, en París y en Suiza. Su cooperación con la Gestapo, sus informaciones sobre judíos en Francia y sus vínculos con Adolf Hitler estaban registrados. No había duda de que Dincklage y Chanel eran posibles candidatos de venganza. Sabían que el telón estaba bajando despacio sobre su mundo perfecto. El amigo de Dincklage y colega de la Abwehr, el mayor nazi Theodor Momm, aconsejó a Dincklage que dejara París. Momm quería que fuera a Turquía y que trabajara con el hermano de Momm en el cuartel general de la Abwehr en Estambul383.
Cuando Coco se enteró de que Momm quería intentar separarla de Dincklage, se sintió desolada. Dincklage fue para Chanel —que entonces contaba 60 años (había mentido acerca de su edad en la solicitud de pasaporte, consignando como fecha de su nacimiento el año 1893, en lugar de 1883)— el primer compañero sentimental desde la muerte de Paul Iribe en el verano de 1935. A pesar de su falta de atractivo Momm tenía la esperanza de reemplazar a Dincklage, pero no suponía una alternativa. Chanel hubiera movido cielo y tierra para conservar a Spatz a su lado384.
Dincklage y Chanel tenían un plan. Era necesario que Chanel se reuniera con su antiguo amigo el embajador británico sir Samuel Hoare en Madrid. Era una repetición de su anterior misión en la capital de España con Vaufreland, exceptuando que esta vez era por algo en lo que realmente creía. Chanel sabía, a través de sir Samuel, que podía comunicarse con el duque de Westminster en Londres, vía la red de comunicaciones de la embajada británica en Madrid. Esperaba obtener la ayuda de Bendor para informar al primer ministro Winston Churchill de que algunos altos oficiales alemanes querían derrocar a Hitler y poner así fin a las hostilidades con Gran Bretaña. Churchill tenía que ser consciente de que sería una catástrofe que Alemania cayera en manos soviéticas.
Dincklage acompañaría a Chanel a Madrid; allí actuaría como enlace entre Chanel y la embajada alemana en Madrid y le facilitaría las comunicaciones con Berlín desde dicha embajada385. También exploraría la posibilidad de contactar con otras fuentes aliadas en Madrid.
A principios del invierno de 1943 Dincklage viajó hasta Berlín con la esperanza de convencer a sus superiores de la Abwehr de que Chanel era una valiosa intermediaria y de que estaba deseosa de cooperar de nuevo con la Abwehr y viajar a Madrid386. Usaría sus contactos de alto nivel para llegar a Westminster y a Churchill a través del embajador británico sir Samuel Hoare.
Mientras, en Berlín387, Dincklage vio la palpable destrucción causada por las bombas aliadas. Su madre, Lorry, que entonces contaba 77 años y vivía en el campo cerca del puerto marítimo de Kiel con una tía suya, la baronesa Weher Rosenkranz, debió de contarle a su hijo que la vida estaba haciéndose muy difícil en su patria. El área de Kiel fue devastada por las bombas aliadas. Dincklage volvió a París convencido de que la Alemania nazi estaba condenada, y se aseguró de que sus superiores de la Abwehr veían con buenos ojos la oferta de que Chanel sirviera a sus intereses «entre personas influyentes en los círculos americano y británico»388.
Henry Gidel, historiador laureado y biógrafo de Chanel, creía que ésta podría utilizar su amistad con Winston Churchill para persuadir a los nazis de que ella y Dincklage tenían los contactos adecuados para conseguir un acuerdo de paz por separado con Gran Bretaña. Gidel creía que Bendor, duque de Westminster, conocido por su filiación pro germánica, junto con otros altos políticos y miembros de la raleza británica, temía que la Unión Soviética se apoderara de toda Europa. Bendor animó a Chanel a actuar como emisaria entre Berlín y Londres. Gidel escribió: «Queda establecido que Westminster era partidario convencido de una paz por separado con Alemania. Es cierto que desde el principio la iniciativa de Chanel (de llevar un mensaje de parte de los nazis para los británicos) fue apoyada secretamente por Bendor, que ya había intentado hacer que su amigo Churchill aceptara su punto de vista»389: una negociación bilateral para finalizar las hostilidades. Además: «Bendor creía que si Chanel tenía la más mínima posibilidad de hacer que los alemanes o sus intermediarios ser reunieran con Churchill el esfuerzo valdría mucho la pena».
Bendor no era el único miembro del establishment británico que buscaba el fin de las hostilidades entre Gran Bretaña y Alemania. James Londsdale-Bryans, diplomático británico y simpatizante de los nazis, que trabajaba para el Foreign Office, viajó a Roma en 1940 para reunirse con Ulrich von Hassell, el embajador alemán en Italia. Sin embargo, por razones que nunca se aclararon su misión no tuvo éxito. Según un informe del servicio secreto británico (el MI5), Londsdale-Bryans «tenía influencia en varios miembros del Parlamento británico, incluyendo a lord Halifax»390.
En la Alemania nazi391 Heinrich Himmler, ministro de Interior del Reich y jefe de las SS y de la Gestapo —el hombre que Hitler había elegido para ser «el supervisor máximo de la solución final»—, estaba secretamente convencido de que Alemania no podría ganar la guerra. Ya en el otoño de 1942 Himmler tácitamente permitió que el general Walter Schellenberg, entonces jefe de la inteligencia de las SS de Himmler, indagara en secreto si los representantes suizos y suecos podían ser utilizados para buscar un final a las hostilidades con Gran Bretaña392. Himmler quería que Schellenberg encontrara «una forma de salir del atroz baño de sangre de las masacres de las SS»393. Schellenberg, hijo de un constructor de pianos, de 33 años, era de convicción católico romana y abogado de profesión. Fue descrito por el periodista americano William L. Shirer como un gánster intelectual con formación universitaria394. El historiador británico Anthony Cave Brown llamó a Schellenberg el sexto hombre más poderoso del Reich, no un dios de hojalata nazi, sino un hombre capaz, rápido y peligroso395.
Los interrogadores de Schellenberg después de la guerra eran un grupo distinguido de cazadores de espías —Hught Trevor-Roper, Helenus Patrick Milmo, Klop Ustinov, sir Stuart Hampshire y Roy Cameron—, todos con distintas opiniones acerca del jefe de la inteligencia de las SS. Un resumen sucinto del carácter de Schellenberg, recogido por uno de sus captores y firmado por las siglas crípticas MFIU 3 HDH, es de lectura escalofriante: «En todos los sentidos [Schellenberg] es un personaje menor y no posee las normas de lealtad ni de decencia más elementales; es un hombre en el que bajo ninguna circunstancia se debe confiar. Un actor consumado. Puede resultar encantador y, cuando lo es, la impresión de estar cara a cara ante un hombre joven, inofensivo e ingenioso es irresistible... (mira a la gente a los ojos como si les estuviera intentando transmitir: “mira, lo que estoy diciéndote sale de lo más profundo de mi corazón”). El Schellenberg real es frío, calculador y realista, y no deja nada al azar. En sus momentos de debilidad sabe cómo dar la impresión que pretende dar. Schellenberg sabe lo que quiere, sabe cómo conseguir lo que quiere cueste lo que cueste. Para Schellenberg las palabras amistad y lealtad no significan nada; tampoco espera nada de los demás. Pero detrás de sus múltiples talentos y su autoestima inalterable Schellenberg sufre un severo complejo de inferioridad»396.
Pese al consentimiento de Himmler y a las inquebrantables órdenes de Hitler acerca de la guerra total —que significaba la destrucción del Reich o la victoria final—, Walter Schellenberg aprovechó sus contactos en los países neutrales para hallar una salida en caso de que Alemania fracasara397. Inicialmente, consiguió una promesa del ejército suizo al mando del general Henri Guisan para que Suiza permaneciera neutral pero repeliera cualquier invasor. Con la promesa de Guisan asegurada Schellenberg convenció a Himmler y a la jerarquía nazi de no invadir a su país vecino. Con esta jugada Schellenberg aseguraba sus relaciones con Berna y reafirmaba sus contactos para abrir un posible diálogo con los agentes americanos de la OSS que trabajaban para Allen Dulles en la capital suiza. Como prueba de su buena fe, Schellenberg liberó a una serie de suizos judíos que se hallaban en campos de concentración.
1943 comenzó mal para Hitler. Las fuerzas alemanas huían después de que el Ejército Rojo rompiera el asedio de Estalingrado. Una declaración de Churchill, Roosevelt y De Gaulle (con el consentimiento de Stalin) proclamó que los aliados pedirían la rendición incondicional de las fuerzas del Eje. Al cabo de poco tiempo las fuerzas alemanas e italianas capitularían ante los aliados en el Norte de África, y las tropas de Eisenhower tomarían el mando con la invasión de Sicilia. Después de que las fuerzas aliadas invadieran la península Italiana Benito Mussolini fue destituido por el rey Víctor Manuel III. En julio de 1943 Italia se rendía ante los aliados. Más tarde, ese mismo año, el rey y su primer ministro, el general Pietro Badoglio, declararían la guerra a Alemania. A pesar de la censura informativa, en París se conocía la fragilidad de la situación de Alemania. Las emisiones de la noche de la BBC no escatimaban detalles sobre cómo las ciudades alemanas estaban siendo bombardeadas de forma masiva día tras día. La Alemania nazi estaba sentenciada.
A principios de la primavera de 1943 el conde Joseph von Ledebur-Wicheln, un alto agente de la Abwehr en París, recibió una llamada telefónica de Berlín. El capitán Erich Pheiffer, jefe de la sección de espionaje en el extranjero de la Abwehr en Berlín, llamaba a través de una línea de seguridad. Quería que el conde Ledebur contactara con el barón Hans Günther von Dincklage.
El agente de la Abwehr conde Joseph von Ledebur-Wicheln en 1944. Fue entrevistado por Dincklage en París acerca del plan que tenía éste para utilizar a Chanel en Madrid, con el fin de contactar con sir Winston Churchill a través de la embajada británica en Madrid. Ledebur había abandonado el MI6 británico en España en 1916. |51|
Ledebur había desertado del servicio secreto británico, el MI6, en Madrid en 1944. Les contó a sus interrogadores del MI6 lo que había ocurrido después de que hubiera hablado con su superior, el capitán Pheiffer: «Pheiffer me dijo que Dincklage estaba ofreciendo un contacto de alto nivel por parte de Coco Chanel en Londres para ayudar a los servicios de inteligencia alemanes... Pheiffer me pidió que investigara las propuestas de Dincklage»398.
Ledebur entonces llamó a Dincklage a su oficina en la rue Tilsitt, en las inmediaciones de los Campos Elíseos. Durante su primera reunión Dincklage explicó a Ledebur que «Chanel estaba lista para cooperar con la Abwehr para ir a Madrid y a Lisboa y contactar con personas importantes de los círculos americano y británico, y después viajar a Inglaterra». Pero Dincklage insistía: «La Abwehr tenía primero que llevar hasta Francia a una joven italiana de la que Coco Chanel era muy amiga por sus relaciones lesbianas. La mujer tenía que acompañar a Chanel en sus viajes a la península Ibérica y a Londres. Ledebur tenía que organizar que la Abwher preparara unos pasaportes y visados para Chanel, la chica italiana y Dincklage».
En ese momento Dincklage no ofreció ningún otro detalle de la misión propuesta en Madrid y en Londres. (Le contaría a Ledebur que la mujer en cuestión, Vera Bate Lombardi, era miembro de una familia de la realeza británica y amiga de infancia de Winston Churchill y del duque de Westminster). Ledebur se dedicó entonces a recabar más información sobre Dincklage y Chanel. Preguntó a Fern Bedeaux, la esposa del agente nazi Charles Bedaux, que era conocida de Ledebur. Fern tenía una suite en el Ritz en el mismo piso que Chanel. Le contó a Ledebur que Coco era drogadicta y que «cada noche recibía a Dincklage en sus habitaciones».
Ledebur necesitaba más información antes de dar al capitán Pheiffer una opinión. Se dirigió al antiguo jefe de Dincklage en la Abwehr en Francia y en Suiza, el coronel Alexander Waag, que todavía estaba destinado en París. Ledebur supo por Waag que «Dincklage había sido uno de los agentes de Waag en la Abwehr antes de la guerra y que había construido una serie de redes de espionaje en la Costa Azul y en Tolón, donde vivía con dos hermosas chicas británicas, las hermanas Joyce, una de las cuales era la amante de Dincklage»399. (No sabemos nada más de las hermanas). Según Waag, «Dincklage era un magnífico agente profesional que hablaba inglés y francés con fluidez y había hecho una serie de informes acerca de las fortificaciones francesas y de los barcos de guerra en la base naval de Tolón. Más tarde trabajó como diplomático en la embajada alemana en París».
En 1938 Dincklage fue obligado a dar por terminado su trabajo de espionaje en Francia «debido a que fue descubierto por los servicios secretos del 2ème Bureau francés. Entonces Dincklage se trasladó a Suiza, donde volvió a trabajar bajo las órdenes del coronel Waag, donde organizó una red de espionaje alemán»400.
Sin embargo, entonces (durante la ocupación) Waag dijo: «No podía utilizar a Dincklage porque quería demasiado dinero. No tenía un propósito claro y en ningún caso Dincklage estaba entonces trabajando directamente para los servicios extranjeros de la Abwehr en Berlín... bajo la tapadera de un comerciante que trabajaba para la organización alemana de suministros en París»401. Waag dijo que en París «Dincklage estaba en contacto con el mayor Von Momm de la Abwehr de Berlín».
Ledebur consultó entonces los archivos de la Abwehr. Se enteró de que «Dincklage tuvo problemas con la Gestapo en 1940 en apariencia debido a que su esposa era medio judía»402. Al final el conde Ledebur hizo una visita a Dincklage en un «suntuoso y lujosamente amueblado apartamento en la avenue Foch». Allí Ledebur encontró a un Dincklage que tenía mayordomo con uniforme, palos de golf en un rincón del hall y otros lujos que impresionaban al visitante. Aquel apartamento era evidentemente algo que sólo podían tener altos oficiales de la Abwehr.
Durante su conversación «Dincklage le explicó que un viaje a Madrid ofrecía muchas posibilidades para que Chanel pusiera a sus amigos británicos y americanos en contacto con la Abwehr». Cuando se le pidieron más detalles, Dincklage presionó a Ledebur para que se reuniera con Chanel. Añadió que un «primer viaje a Madrid era necesario para llevar a cabo el proyecto».
Sin tiempo para reunirse con Chanel, Ledebur dijo a Dincklage que el coronel Waag, su antiguo jefe, «se oponía al viaje de Chanel a Madrid». Ledebur entonces llamó a Berlín para aconsejar al capitán Pheiffer: «No soy partidario del viaje a Madrid de Dincklage. Pheiffer estuvo de acuerdo».
Para Ledebur el caso estaba cerrado403. Sin embargo, irónicamente, algunas semanas más tarde supo, gracias a uno de sus contactos en París, que la condesa Edith de Beaumont se había visto en Hendaya con Dincklage, cuando éste cruzaba la frontera franco-española. «Yo [Ledebur] me enteré de que en enero de 1944 en Hendaya Dincklage tuvo una larga conversación con el jefe de la Gestapo en el puesto fronterizo... estoy intrigado. Sabía que Dincklage había esperado obtener información secreta de británicos y americanos en España a través de las conexiones internacionales de Chanel. Pregunté entonces a las fuentes de la inteligencia militar si habían expedido un visado a Chanel o a Dincklage. También averigüé del servicio de pasaportes alemán, el Passerierschein Pruefstelle, que Chanel y Dincklage pudieron haber viajado a Madrid. Pocos días más tarde supe por el Passerierschein Pruefstelle (oficina de control de salvoconductos y pasaportes) que la pareja debió de haber viajado con nombres falsos».
Ledebur nunca supo que el billete para Madrid de Chanel había sido gestionado por los servicios de seguridad de las SS alemanas en París a partir de órdenes de Berlín404. Nunca pudo haber sabido que el oficial de la Gestapo con el que Dincklage se encontró en Hendaya fue el capitán Walter Kutschmann —enlace del general de las SS, Schellenberg—, que entonces contaba 44 años y era el comisionado de política fronteriza de las SS. (Un informe secreto de posguerra realizado por el consejero político de Estados Unidos para Alemania sobre criminales de guerra nazis cuenta que Kutschmann «había sido elegido por Schellenberg para ayudar a Chanel en todo lo que fuera posible y para que entregara una gran suma de dinero a mademoiselle Chanel en Madrid»)405.
Mientras Dincklage se reunía con el conde Ledebur en París, miembros del equipo del servicio para el extranjero de Ribbentrop en Berlín estaban secretamente buscando la forma de abrir negociaciones con Gran Bretaña406. Himmler no era el único nazi que buscaba una salida. Ribbentrop y su equipo también estaban «buscando la forma de acercarse a los aliados occidentales y a la Unión Soviética. De forma simultánea Allen Dulles, jefe de la OSS en Berna, Suiza (más tarde director de la CIA), y los agentes británicos estaban intentando reunirse con fuentes alemanas de confianza. Mientras, en 1943 en Turquía, el jefe de la Abwher de Dincklage, el almirante Wilhelm Canaris, y el embajador Fritz von Papen «recibían propuestas de paz por parte de los americanos»407.
En los siguientes meses la negociación de posibles estrategias de salida a través de la mediación se convertiría en un imperativo para Himmler. Ni él ni sus colegas tenían ninguna duda de que serían juzgados al final de la guerra por su comportamiento criminal, y que tendrían que rendirse sin condiciones408. Schellenberg estaba tan preocupado por la cordura de Hitler que se arriesgó a hablar del resultado de la guerra con un amigo, el psiquiatra William Bitter, de la Universidad de Berlín409.
Schellenberg no era el único que temía que Alemania fuera condenada bajo la dirección de Hitler. En 1943 un grupo de oficiales alemanes de alto rango de la Wehrmacht destinados en Berlín y en París —algunos conectados con la Abwehr y liderados por el príncipe Claus von Stauffenberg— tramó un complot entre los oficiales de la Wehrmacht para matar a Hitler.
Hacia finales del verano o principios de otoño de 1943 Dincklage no tuvo más noticias de sus contactos de la Abwehr en Berlín410. En París Chanel y Dincklage convencieron al mayor Theodor Momm —antiguo compañero de armas de Dincklage en la Primera Guerra Mundial, miembro del partido nazi y oficial de la Abwehr en Berlín— para viajar a Berlín con el fin de buscar otras opciones que atendieran el ofrecimiento de Chanel de contactar con el duque de Westminster y otros miembros de la nobleza británica. Momm tuvo que subrayar, como lo había hecho antes Dincklage, que la estrecha relación de Chanel con el duque de Westminster y con su amigo de toda la vida Winston Churchill sería utilizada para tener acceso a las altas esferas londinenses.
Al llegar a Berlín, Momm se puso en contacto con los funcionarios de Asuntos Exteriores alemanes, pero no consiguió llamar su atención. Contactó entonces con su viejo amigo el doctor Walter Schieber, consejero del Estado nazi y del Brigadeführer del Tercer Reich411. En aquel momento Schieber era consejero del ministro de Armamento y de la Guerra de Hitler Albert Speer. Con la ayuda de Schieber, Momm se enteró de que el general Walter Schellenberg, de las SS, jefe de la inteligencia de Himmler, podría estar interesado. En una reunión preliminar con Schellenberg el general de las SS «le sugirió que era necesario llevar a Chanel a Berlín lo antes posible». Dincklage hizo los preparativos de inmediato para viajar con Coco a Berlín412.
En el otoño de 1943 un viaje a Berlín no era excesivamente difícil, pero sí podía ser peligroso si el viajero tenía la desgracia de quedar atrapado en uno de los frecuentes raids que lanzaban los bombarderos británicos. Chanel y Dincklage tenían un plan413: viajarían en tren a través del sistema de ferrocarriles francoalemán o a través del servicio Alte Tante Ju (Vieja tía Ju), servicio aéreo («Ju» venía de Junker, el fabricante de aviones). El avión salía a diario y cubría la distancia Berlín (Tempelhof)-París (Le Bourget), donde Lidbergh había aterrizado en mayo de 1927 en su histórico vuelo Nueva York-París.
Una forma más cómoda era la que utilizaba el wagon-lit (coche cama) desde la Gare du Nord en París a la estación del Zoo en Berlín; un servicio que también salía a diario. Chanel y su comitiva partirían de París a las 23.17 horas y llegarían al día siguiente a Berlín a las 21.34, y disfrutarían de un confortable viaje con servicio de comedor y de dormitorio.
En la estación de tren de Berlín Schellenberg se aseguró de que oficiales de las SS recogerían a Chanel, y de que ésta tendría unos ordenanzas que le llevarían el equipaje si fuera necesario. El grupo sería entonces conducido a una salida lateral de la Jebenstrasse de Berlín y acompañado hasta una limusina de las SS para ser conducido por las oscuras calles de Berlín. Aquel otoño-invierno de 1943 fue muy frío, los arcenes estaban cubiertos de nieve. Chanel fue testigo del Berlín arrasado por las bombas. Incluso la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm había sido destrozada por las bombas incendiarias de los británicos.
El chófer de las SS debió de tomar la autopista Ring Autobahn para llegar a la casa de invitados que las SS de Berlín tenían en Wannsee, un distrito al oeste de Berlín en una zona turística junto al lago. El lugar todavía no había sido alcanzado por los raids (y en caso de que hubiera uno disponían de un refugio antiaéreo a pocos metros de la casa). En enero de 1942 las instalaciones de Wannsee fueron utilizadas por Reinhard Heydrich para dar su infame conferencia para coordinar el plan de destrucción masiva de judíos europeos.
Chanel iba a reunirse con la mano derecha de Himmler y con otro general de las SS. Estaba a punto de ingresar en la antesala de la organización del poder nazi.
El primer encuentro con Schellenberg tenía que realizarse en las oficinas de máxima seguridad del Reich, en el l de Berkaer Strasse esquina Sulzaer Strasse. El edificio había sido una residencia de ancianos de la comunidad judía hasta que en 1941 fue confiscado por las SS.
Cuartel general de las SS que visitó Chanel cuando viajó a Berlín a finales de 1943. Antes fue un asilo judío. Chanel, Dincklage y Momm se reunieron en el cuartel general de las SS con el general de las SS Walter Schellenberg cuando llegaron a la ciudad procedentes de París. |52|
La historia de la reunión de Chanel y Dincklage con el director general de la inteligencia en Berlín, Walter Schellenberg, figura en una transcripción hecha por los servicios secretos británicos de las declaraciones que hizo éste durante los duros interrogatorios a que fue sometido, y que duraron meses después de que fuera arrestado por los británicos. La transcripción, que ocupa sesenta páginas, revela que Schellenberg estaba enfermo y bajo estrés: «Estoy acabado después de ocho semanas en una celda a oscuras»414. Además, una revisión de los registros históricos confirma que la información que facilitó a sus interrogadores era bastante precisa. Sin embargo, la fecha en que Chanel se encontró por primera vez con Schellenberg no es correcta. Chanel primero se reunió con él en Berlín en diciembre de 1943 o enero de 1944; no en abril, como figura en la transcripción. Abril es la fecha en que Chanel y él se vieron en Berlín después de que ella volviera de Madrid y que su misión hubiera fracasado415.
El general de las SS Walter Schellenberg (en el centro), jefe del servicio de inteligencia de las SS de Himmler, y sus colegas (en fecha desconocida). A finales de 1943 Schellenberg se reunió con Chanel, Dincklage y Momm en Berlín y dio el visto bueno a la operación Modellhut que tendría lugar en España en enero de 1944. |53|
A continuación se presenta la transcripción de lo que Walter Schellenberg contó a sus interrogadores del MI6 acerca de la primera visita de Chanel al cuartel general de las SS de Berlín: «En abril de 1944 Staatsrat Scheibe, un Brigadeführer, y Albert Speer, la mano derecha del ministro nazi de la Guerra, y el Rittmeister Momm informaron a Schellenberg de la existencia de una tal Frau Chanel, una mujer francesa propietaria de una conocida marca de perfume. Esta mujer era citada como alguien que conocía suficientemente a Churchill como para asumir una negociación política con él. Ella era enemiga de Rusia y deseaba ayudar a Francia y a Alemania, cuyos destinos creía que estaban muy ligados. Schellenberg se apresuró para que Chanel fuera llevada a Berlín, y llegó a la capital de Alemania acompañada por un tal Herr Dincklage. (Schellenberg creía que Dincklage había tenido algunas conexiones con la Abwehr y la SD pero no podía confirmarlo). Schellenberg conoció personalmente a Chanel en presencia de Dincklage, Schieber y Momm, y acordaron que: una tal Frau Lombardi, antigua súbdita británica de buena familia que se había casado con un italiano, sería liberada de un campo de internamiento en Italia y sería enviada a Madrid como intermediaria. Frau Lombardi era una vieja amiga de Frau Chanel y había sido internada junto a su marido416 por una serie de razones políticas relacionadas con este último y posiblemente también con Pietro Badoglio, primer ministro de Italia417. La misión de Lombardi sería la de entregar una carta escrita por Chanel a los funcionarios de la embajada británica en Madrid para que después fuera entregada a Churchill. La carta que citaba Schellenberg nunca fue encontrada. Dincklage tenía que actuar como enlace entre Lombardi en Madrid, Chanel en París y Schellenberg en Berlín418. (La misión de Chanel en Madrid tenía el nombre en clave de Modellhut: sombrero de diseño)».
En Roma Vera Lombardi no sabía nada acerca de lo que estaba ocurriendo entre Chanel y Schellenberg en Berlín. Edmonde Charles-Roux419 en su biografía sobre Chanel dice que ésta escribió a Vera para pedirle que la ayudara a abrir una tienda en Madrid y que le dijo que los alemanes harían las gestiones necesarias para que pudiera reunirse con ella en París.
En julio de 1943 la idea de Mussolini de que el fascismo traería un «nuevo orden» a Europa se malogró. En Roma el Duce fue sustituido repentinamente por el mariscal Pietro Badoglio como jefe del Gobierno italiano. Mussolini había huido al norte para reconstruir lo que quedaba del Gobierno fascista tras las líneas alemanas al norte del río Po.
Durante los primeros años de la guerra420 Vera Lombardi, la mujer que había presentado a Bendor, duque de Westminster, y a un aristócrata como Churchill a Chanel, vivió con su marido, el coronel Alberto Lombardi, en Parioli, un distrito residencial muy chic de Roma, cerca de la villa Borghese. El coronel Lombardi había sido miembro del partido fascista desde 1929. Su familia era cercana a Mussolini desde hacía al menos dos décadas. Su hermano, Giuseppe, era jefe del servicio de inteligencia naval italiano.
A pesar de tener la nacionalidad italiana por matrimonio y de sus conexiones con fascistas relevantes, la sangre real de Vera y su estilo y maneras inglesas la hacían sospechosa. Además, desde 1936 la policía secreta italiana del Ministerio de Interior y del Servicio de Información militar habían estado siguiendo las visitas de Vera a la embajada británica, así como sus conexiones con la comunidad británica en Roma. Era sospechosa de ser una «informante británica».
Documento de los archivos policiales donde se consigna que Chanel pidió y le fue concedido un visado para viajar a España en 1943 a través de «la intermediación de las autoridades alemanas». Un informe de 1948 de la policía de París informaba que Chanel no dio ninguna justificación para pedir el visado. Las autoridades francesas no se opusieron porque tenían orden directa del jefe de las SS de París, Karl Bömelburg. |54|
Si Vera fue una agente británica, no hay ningún dato al respecto. Al principio, cuando la policía sospechó de su traición a Italia, Vera escribió a su amigo de la infancia Winston Churchill que estaba en Londres —y era en aquel momento miembro del Parlamento— para decirle lo popular que era Mussolini en Italia. Su carta: «Mi querido Winston, cuánto me gustaría que estuviera aquí...»421, fechada en junio de 1935, apremiaba a Churchill para que consiguiera que Gran Bretaña se hiciera amiga del dictador italiano.
Un informe secreto de la policía italiana fechado en 1941 describe: «Una señora inglesa, esposa de un oficial italiano que vive en Barnaba Oriana, 32, una pequeña villa (la dirección de los Lombardi en Parioli), no apagó la luz durante el raid aéreo». Dos años más tarde, cuando se acercaban las fuerzas aliadas a Roma, la policía secreta fascista empezó a arrestar de forma sistemática a cualquiera que fuera sospechoso de simpatizar con los aliados. En muchos casos se los internaba en el campo de concentración de Bagno Ripoli, cerca de Florencia.
Vera, sospechosa de haber sido agente de los servicios británicos secretos durante los últimos diez años422, fue arrestada el 12 de noviembre de 1943 y se la retuvo en una prisión de mujeres de Roma. Tres años más tarde una directiva del ministro italiano de Interior exponía: «La señora mencionada [Vera Bate Lombardi] debe ser enviada al norte del río Po; aconseje el lugar exacto donde debería quedarse». Llegó respuesta el 15 de noviembre: «La señora tendrá que residir en Bagno a Ripoli». Un addendum al documento, escrito a mano, ordenaba que el traslado de Vera tenía que «sujetarse a un acuerdo con las autoridades alemanas pertinentes».
Siete días más tarde Vera fue liberada. Una directiva conjunta del Ministerio de Interior y del Ministerio de Defensa, fechada el 24 de noviembre de 1943, declaraba: «La persona [Vera Lombardi]423 retenida en la prisión de Roma había sido liberada el 22 de noviembre, según órdenes del Cuartel General de la Policía alemana en Roma. Parece que Vera Arkwright está libre de nuevo...» [Arkwright era el apellido de soltera de Vera]. El documento estaba firmado por el comandante de la policía provincial. Schellenberg había intervenido y había salvado a Vera.
De nuevo en París con Chanel, Dincklage hizo las gestiones necesarias para que se expidiera a Coco un pasaporte y un visado para viajar a España. El documento data del 17 de diciembre de 1943. Una nota oficial francesa acompañaba al pasaporte. Decía así: «Pasaporte solicitado y emitido por intermediación de las autoridades alemanas... pasaporte 2652, expedido... para España»424. Estaba garantizado por las autoridades francesas gracias a una orden directa425 del jefe en París de la Gestapo, Karl Bömelburg. (Un año más tarde un informe secreto británico dirigido al secretario de Churchill en Downing Street, Londres, revelaba: «Hay una evidencia concluyente de que [Vera Lombardi] fue ayudada directamente en su viaje [entre Roma y Madrid] por el Sicherheitsdienst, el servicio de inteligencia de Schellenberg (SD)»426.
El capitán de las SS Walter Kutschmann vestido de civil. Kutschmann era el oficial de enlace del general de las SS Walter Schellenberg en la frontera francesa de Hendaya en 1944 y le fue ordenado que entregara una gran suma de dinero a Chanel en Madrid aquel año. En 1946 aparecía con el número 182 en la lista de los nazis más buscados por crímenes de guerra, acusados del asesinato de miles de judíos en Polonia. |55|
A finales de diciembre de 1943 o a principios de enero de 1944 Chanel y Dincklage (con Vera) salieron de París en tren hacia la frontera española. En Hendaya se detuvieron con el fin de pasar el control de la frontera franco-alemana-española. Allí Dincklage se reunió con el oficial de las SS, enlace de Schellenberg, el capitán Walter Kutschmann, «al que se le había encargado que entregara una gran suma de dinero a Chanel en Madrid»427.
El informe del MI6 sobre Schellenberg nos da una versión un poco distinta: «Una semana después de que Vera fuera liberada viajó a Madrid en avión...»428.
¿Se debe esta diferencia a que la memoria de Schellenberg fallaba o es que había perdido el contacto con Dincklage como su oficial de enlace?
En Madrid429 Chanel y Lombardi se registraron en el hotel Ritz. Chanel fue a ver a su amigo sir Samuel Hoare a la embajada británica. El diplomático Brian Wallace (cuyo nombre en clave era Ramón), y que había informado a Londres en 1941 sobre la misión de Chanel y Vaufreland encargada por la Abwehr, prestó ayuda a Chanel.
Los interrogatorios del MI6 a Schellenberg revelaron que «con el permiso de Schellenberg430 Lombardi también recibió una carta de Chanel que le había llegado a través de (Reinhard) Spitzy donde exhortaba a Vera para que se reuniera con Churchill a su vuelta a Inglaterra». El contenido exacto de esta carta nunca ha sido revelado, y dicho documento nunca ha vuelto a los archivos consultados. Al parecer Schellenberg creía que Vera Lombardi intentó llegar a Gran Bretaña desde Madrid.
Una carta de enero de 1944 de Henry Hankey, un diplomático de alto rango en la embajada británica de Madrid. La carta dice: «Mi querida Francis, te agradecería que entregaras la carta adjunta al primer ministro, que viene de parte de Mlle. Chanel, quien afirma que es amiga personal de sir Winston». |56|
La transcripción del MI6 de los interrogatorios de Schellenberg revela un hecho curioso: «A la llegada431 a esa ciudad [Madrid]... en lugar de llevar a cabo la parte que se le había asignado, [Vera] denunció a todos sin excepción como agentes alemanes a las autoridades británicas. El resultado de ello, sin embargo, fue que no sólo Chanel fue denunciada como agente alemana, sino que también lo fue Spitzy. Después de este fracaso la relación entre Chanel y Lombardi se rompió». (Dincklage debía de conocer a Reinhard Spitzy; ambos habían trabajado para el almirante Canaris, jefe de la Abwehr). El informe del MI6 añade que «Schellenberg no sabe si posteriormente llegaría a Churchill alguna comunicación a través de aquella mujer».
El papel de Dincklage en Madrid sigue siendo un misterio. ¿Era su papel de oficial de contacto de Schellenberg conocido por los británicos? ¿Fue obligado a abandonar Madrid?
Inmediatamente después de la traición de Vera, Chanel pidió al alto diplomático Henry Hankey de la embajada británica en Madrid que hiciera llegar una carta a Churchill. La carta de Chanel, enviada justo antes de dejar Madrid hacia París, no mencionaba en absoluto al general de las SS Walter Schellenberg ni tampoco nada referente a la misión Modellhut. La carta es una petición su viejo amigo para que ayude a Vera Lombardi, sospechosa de ser agente de las SS, debido a su relación con Chanel y con la misión Modellhut.
Henry Hankey mandó entonces la carta de seis páginas escritas a mano por Chanel a la oficina del primer ministro en el 10 de Downing Street. Los archivos de Churchill en Chartwell han conservado una copia de la carta de Chanel, junto con una nota de los adjuntos de Churchill donde consignaban que la carta había sido recibida; unos pocos días más tarde otra nota de Downing Street afirmaba que a Mrs. Churchill le fue mostrada la carta de Chanel mientras el primer ministro estaba fuera.
Aquí sigue el texto de la carta de Chanel a Churchill escrita a mano en papel con membrete del hotel Ritz, en Madrid:
Mi querido Winston:
Perdona que acuda a ti en unos momentos como éstos. Llegó a mis oídos que Vera Lombardi no era bien tratada en Italia debido a que era inglesa y a que se había casado con un oficial italiano. Me conoces bien para saber que hice todo lo que estaba en mis manos para sacarla de aquella situación, que había llegado a ser trágica ya que los fascistas la habían encerrado en una cárcel. Tuve que dirigirme a alguien importante para que la liberaran y le permitieran venir conmigo. Su llegada me puso en una situación difícil ya que su pasaporte, que es italiano, había sido sellado con un visado alemán, y entiendo que esto resulta muy sospechoso. Puedes imaginar, querido, que después de años de ocupación en Francia ha sido una suerte encontrar a algunas personas. Me gustaría poder hablar en alguna ocasión contigo sobre todo esto.
En fin, Vera veut... en Italie où se trouve son mari. (En breve, Vera quiere volver a Italia donde está su marido). Je crois qu’un mot de vous aplanirait toutes les difficultés et je rentrerais... tranquille en France car je ne peux pas l’abandonner là. J’espère que votre santé est meilleure. (Espero que una sugerencia tuya permita superar estas dificultades y entonces podré volver a Francia sin problemas, porque no puedo abandonarla allí. Espero que tu salud haya mejorado). Je n’ose pas vous demander de me répondre mais naturellement un mot de vous serait un grand reconfort pour attendre la fin... (No me atrevo a pedirte que me respondas pero, desde luego, una palabra tuya sería de gran consuelo mientras espero que acabe todo esto...).
Croyez moi toujours très affectueusement...
(Un afectuoso saludo).
(Peut être Randolph432 peut me donner de vos nouvelles).
(Quizá Randolph pueda darme noticias tuyas).
Churchill no estaba en Londres para recibir la carta de Chanel433. Se encontraba muy enfermo en Túnez con fiebre de 39 grados, y había estado postrado en la cama desde diciembre de 1943. Había hecho escala en Teherán para reunirse con Roosevelt y Eisenhower. El primer ministro fue entonces trasladado a Mamounia, un hotel de lujo en Marrakech, Marruecos, el 5 de enero. No volvería a Londres hasta el 19 de enero de 1944. La enfermedad de Churchill era un secreto muy bien guardado a pesar de que el embajador Hoare en Madrid debía de saberlo. De cualquier forma, la misión Modellhut fue un fracaso. La referencia de Chanel a la salud de Churchill nos hace suponer que sabía por Hoare que el primer ministro estaba enfermo.
Cuando la carta de Chanel llegó a Downing Street, Chanel y Dincklage ya estaban de vuelta en París. Más tarde Chanel viajaría a Berlín para explicar a Schellenberg por qué las cosas habían ido tan mal en Madrid434.
Después de que Chanel y Dincklage fallaran en su misión en Madrid Winston Churchill, la agencia de espionaje británica, el MI6 y los diplomáticos británicos se verían envueltos en el affaire de Vera Lombardi. Más tarde Chanel tendría miedo de que alguno de los que intervinieron en el affaire Modellhut pudiera chantajearla.
En marzo de 1944 una carta de dos páginas escritas a mano por Vera Lombardi llegó a South Street, Londres, a la casa de Úrsula Filmer Sankey, la hermana de Bendor. La carta contenía435 un ruego de Vera a su amiga Úrsula para pedir a su padre y a Churchill que la ayudaran a salir de Madrid y volver a Roma. La ansiedad de Vera se fue acrecentando durante las semanas siguientes después de que Chanel se fuera. Sabía que los británicos sospechaban que ella era agente de las SS. Y temía que los británicos no la dejaran volver a la Roma liberada junto a su marido Alberto Lombardi.
La petición a la hermana de Westminster llegó a Londres en un momento en que Churchill estaba envuelto en una discusión con los americanos respecto a la estrategia que había que poner en marcha en el Mediterráneo. Estados Unidos quería invadir Francia para apaciguar a Stalin. Churchill quería atacar por el Mediterráneo.
Durante los siguientes meses el primer ministro británico dedicaría un tiempo precioso a salvar a Vera Lombardi.
Algunos historiadores y biógrafos de Coco han afirmado que el uso que hizo Schellenberg de Chanel como emisaria para llegar a Churchill a través de Madrid era una idea peregrina. Sir Stuart Hampshire, un funcionario del MI6 en tiempo de guerra, pensaba que Schellenberg estaba mal informado acerca de la determinación de Churchill de considerar la guerra a través de capitulación alemana.
A pesar de que los aliados en enero de 1943 en el acuerdo de Casablanca pedían la incondicional rendición de Alemania, algunos oficiales en Estados Unidos y en Gran Bretaña creían que si se podía eliminar a Hitler y suspender las hostilidades con Estados Unidos y Gran Bretaña, los militares alemanes se darían cuenta del avance ruso en la Europa del Este y en Alemania, y sería posible evitar la invasión comunista de Europa.
Hacia la primavera de 1944 varios miembros del servicio secreto de las SS de Schellenberg y oficiales de la inteligencia militar de la Abwehr, entre los que se encontraba Dincklage, habían dejado de creer en la victoria final alemana. Miembros del servicio de inteligencia de la Abwehr que pronto iban a ser integrados bajo las órdenes del general Schellenberg en el servicio de inteligencia militar de las SS escudriñaban el horizonte buscando una posibilidad para negociar el fin de la guerra. La creciente desesperación de Schellenberg para abrir negociaciones —sus muchas maniobras y estratagemas— coincidía con el interés de los aliados y de los políticos británicos de dar un pronto fin a las hostilidades con Alemania; por otra parte, esto era necesario si se querían detener los avances soviéticos en Alemania y la invasión de Stalin de toda Europa.
El líder de las SS no estaba solo en su búsqueda de una nueva estrategia para Alemania. En 1943 el ministro de Exteriores alemán Ribbentrop, que era el superior de Dincklage, y el almirante jefe de la Abwehr, Wilhelm Canaris, estaban en contacto con altos oficiales aliados para organizar un tratado. Ya en 1943 Dulles, el jefe de la OSS en Berna, de forma secreta veía la manera de llegar a un acuerdo a través de intermediarios suizos y suecos, y algunos oficiales y ciudadanos alemanes que simpatizaban con su causa. Dulles creía que Estados Unidos y Gran Bretaña necesitaban hacer planes con los alemanes antes de que los rusos invadieran Europa. Argüía que la declaración de Casablanca, que llamaba a una rendición incondicional de los alemanes, era simplemente un trozo de papel que se podía romper sin más preámbulos, siempre que Alemania pidiera la paz. Dulles sostenía: «Hitler tiene que irse».
El conde Claus von Stauffenberg, de 38 años, jefe de la reserva de la armada alemana, y algunos de sus compañeros oficiales intervinieron en aquel momento. Su plan de asesinar a Hitler, llamado operación Valkyrie también exigía que a partir de la muerte de Hitler debería darse un rápido acuerdo de paz con Inglaterra para impedir que los soviéticos invadieran Berlín y lo bolchevizaran.
El 20 de julio de 1944 Stauffenberg asistió a una reunión de alto nivel presidida por Hitler. Cuando Stauffenberg entró en el puesto de comando del führer —la Wolfsschanze (la guarida del lobo), cerca de Rastenburg en la Prusia del este— colocó un maletín cargado con explosivos y un detonador cerca de donde Hitler se sentaba. Entonces activó la bomba para que estallara y abandonó la sala.
Sólo uno de los explosivos estalló e hirió a Hitler. El plan había fallado. Stauffenberg y sus compañeros oficiales fueron héroes que pagaron con sus vidas. Unos meses más tarde el almirante Canaris fue arrestado por Schellenberg por orden de Himmler; había evidencias de que había ayudado a los insurrectos. La Abwehr fue entonces fundida con las SS. Canaris fue ejecutado en abril de 1945 en el campo de concentración de Flossenburg. Al mismo tiempo Dincklage fue transferido a la nueva organización de inteligencia militar de las SS.