Capítulo 14
Reparaciones y decoración de interiores
En este capítulo
Mantener
las paredes
Poner
fijaciones
Montar
estanterías
Colocar y
reparar baldosas de cerámica
Aislar la
vivienda
En el fondo nos encantan la mantita y el sofá. Y por eso nos gusta dedicar un poco de tiempo a mejorar nuestro palacio, que siempre necesita algún retoque. Este capítulo te ofrece consejos para reparar y mejorar tu pequeño universo casero.
Grietas y agujeros en las paredes
Técnicamente hablando, las paredes de la casa proporcionan un apoyo organizado y distribuyen las habitaciones que constituyen el espacio en una vivienda. Desde el punto de vista estético, crean el ambiente de las estancias a las que visten con una paleta de colores y adornos, y sirven de fondo para el mobiliario, las obras de arte y todo eso que se te ocurre poner.
Como todo en una casa, las paredes se desgastan con el tiempo y se deterioran. En esta parte encontrarás todo lo que debes saber para reparar las paredes que sostienen el techo sobre tu cabeza.
Pueden aparecer dos tipos de grietas en el techo o en las paredes: las grietas de superficie y las grietas de estructura. Las primeras son bastante finas y pueden estar causadas por un defecto de construcción, un defecto del material o porque tu hijo baile a menudo el tecktonic. Las segundas, que están ligadas a la parte portante de la casa, resultan de la deformación de las estructuras de la vivienda, por ejemplo, por el peso del inmueble en el caso de las construcciones de hormigón, los movimientos del terreno o la deformación de los elementos de madera en el caso de las casas construidas sobre ese tipo de armadura. En este último caso, se trata de movimientos estacionales relacionados con los cambios de la temperatura y de los niveles de humedad que hacen variar las tasas de humedad de la madera de construcción.
A continuación, tienes una lista de las herramientas que puedes necesitar para reparar una grieta:
Rasqueta.
Cepillo para el
desempolvado.
Espátula.
Masilla de relleno.
Esponja.
Taco de lijar.
Papel de lija de grano
fino.
Para las grietas un poco más importantes, tendrás que añadir calicó. Y para tapar los agujeros, consigue dos trozos de tela de malla de fibra de vidrio y unas tijeras.
Esto es lo que necesitas para tapar agujeros con yeso:
Cincel de albañil.
Cepillo y esponja.
Yeso.
Recipiente y cuchara
limpios.
Regleta.
Masilla para alisar
(opcional).
Material para lijar (raspador para
escayola, papel de lija con o sin taco, o lijadora
eléctrica).
Para los agujeros en las placas de escayola, añade escayola, cordel y un clavo.
Las grietas en las esquinas donde se
juntan paredes, o paredes y techo, pueden deberse a un exceso de
masilla o a un exceso de pintura. Esas grietas superficiales
aparecen en los materiales especialmente espesos y no se extienden
más allá del calicó de refuerzo.
Para suavizar este tipo de defecto:
1. Coloca un trozo de papel de lija en el extremo de una espátula y lija con cuidado el exceso de material.
2. Coge un taco de lija.
3. Si no tienes uno a mano, un trozo de madera envuelta en papel de lija servirá.
4. Otro truco para improvisar un taco es doblar en tres una gran hoja de forma que sea más rígida y puedas apoyar en ella la mano para lijar del modo más plano posible.
Este truco permite conseguir una superficie lisa y plana. Si no tomas esta precaución y lijas una pared seca sujetando el papel con los dedos, te arriesgas a que queden irregularidades. No vayas más allá del calicó. Cuando te parezca que la superficie está lisa, retócala con la masilla para alisar (o acabado). Al reparar grietas o la construcción de un tabique, es necesario evitar cualquier exceso de masilla en la juntura de las paredes, ya que esos puntos tienden a agrietarse. En cualquier caso, los excesos siempre quedan feos.
Pequeñas grietas
No descuides las grietas finas, porque pueden dar lugar al posterior desgarro del revestimiento (sobre todo si pones papel pintado) o incluso estropear la pintura. Así es como tienes que taparlas:
1. Con la ayuda de un rasqueta, limpia y ensancha la grieta. Con la punta del rascador, debes agrandar el fondo de la grieta para que la masilla se enganche mejor. Despega todos los trozos de escayola que estén mal adheridos o que se deshagan.
2. Quita el polvo con un cepillo o un aspirador.
3. Humedece la grieta con una esponja para favorecer la adherencia de la escayola. La escayola es útil para los agujeros de más de 5 cm. De lo contrario, tápalos con una masilla de relleno sin tener que mojar el soporte.
4. Aplica el producto de relleno. Para las grietas poco importantes, puedes emplear una masilla de relleno en tubo lista para su empleo (para las grietas superficiales). En el caso de grietas más profundas, utiliza una masilla en polvo que puedes preparar tú mismo.
5. Con el cuchillo y una espátula de pintor, aprieta para que la masilla penetre hasta el fondo. Alisa el producto. Una capa de masilla no basta para paliar el fenómeno de encogimiento en el secado, por el porcentaje de agua que contiene el producto de relleno.
6. Si el producto se encoge demasiado, aplica una segunda capa de masilla. Si se encoge más de 3 mm, utiliza masilla de relleno esta segunda vez. Si no, utiliza una masilla de acabado alisado.
7. Deja que se seque la capa aplicada y lija antes de aplicar la siguiente.
Ya está, acabas de hacer lo que tenías que hacer para garantizar la longevidad del revestimiento que vas a colocar en la pared.
Grietas importantes en paredes tradicionales
La técnica que vas a ver no sirve para tabiques secos, también conocidos como placas de yeso laminado.
Los pasos siguientes, que puedes ir siguiendo en la figura 14-1, explican cómo reparar un defecto más importante con un trozo de calicó. El calicó se utiliza sobre todo para las grietas poco estables, es decir, para las que se producen como consecuencia de una deformación de albañilería. Lo que ocurre con este sistema es que el material a los lados de la grieta podrán continuar deformándose porque la tira de tela es lo bastante flexible como para adaptarse al contorno del defecto y seguir ocultándolo.
1. Con una rasqueta, limpia el interior de la grieta. Tienes que retirar cualquier partícula o trozo que ya no se adhiera a la pared.
2. Aplica una primera capa de masilla de relleno en la grieta.
Mejor usar masilla en polvo para este paso. Las masillas
listas para su empleo tienen el 50 por ciento de agua y se encogen
al secarse.
Para rellenar las grietas tendrás que utilizar un producto adaptado al tamaño de estas: escayola para reparaciones superiores a 5 cm, producto para rellenar si las grietas no llegan a los 5 cm. Una vez más, deberás aplicarle varias capas previendo que el producto pueda encogerse. Y ni se te ocurra escatimar en la calidad de los productos y sus resultados, puesto que te arriesgas a tener que repetirlo todo. Recuerda que las masillas listas para aplicar no son adecuadas para los grandes trabajos de reforma. Este tipo de producto resérvalo para la reparación de pequeños agujeros y grietas.
3. Sumerge una banda de calicó en la masilla. Aplica el producto de relleno y alisa la superficie. Coloca la tira de calicó sobre la masilla fresca, recúbrelo todo con más masilla. Retira lo que sobre al mismo tiempo que alisas la superficie. No debe verse la tira de calicó, que tiene que quedar como el relleno de un bocadillo entre las dos capas de masilla.
El calicó tiene que estar bien liso. Si el contorno de la grieta no es limpio, corta el calicó y aplica otro trozo centrado sobre la parte donde la grieta forme un zigzag.
Figura 14-1:
Aplica una capa ligera y coloca la tira, después aplica por encima una primera capa de masilla (a la izquierda). Cuando la primera capa esté seca, aplica otra bastante final (a la derecha)
4. Tras el secado, aplica una fina capa de masilla para acabado sobre el calicó. Alisa al máximo esta capa para evitar, en la medida de lo posible, la necesidad del lijado.
Es importante que pienses que esta capa está pensada para alisar y ocultar el calicó. No hagas mucha masa; ¡no vas a decorar un pastel!
5. Espera a que se seque bien, después aplica una tercera capa de masilla si fuera necesario. Generalmente, dos pasadas son suficientes.
6. Lija para uniformizar la superficie. Lo sé, lo sé, vas a pensar que soy un peligroso maníaco del lijado que no hace otra cosa los fines de semana, pero, palabra de manitas, una vez más, el lijado intermedio entre dos capas es indispensable para obtener un resultado impecable.
Consigue un taco de lijar para conseguir que la superficie quede bien plana.
No
olvides que es mucho más fácil alisar con cuidado la superficie con
una espátula en el momento de la aplicación que después, cuando se
ha convertido en una masilla dura como la piedra.
7. Aplica una subcapa de impresión (imprimación) y deja secar.
Defectos provocados por clavos
Este es un paso importante si vas a reformar una pared o un techo instalado con la primera generación de placas de yeso laminado. Si tu casa es más reciente, no tendrás este tipo de problema, ya que el método de colocación por fijación con clavos está obsoleto.
En los tabiques formados por placas de yeso laminado clavadas sobre una estructura de madera (tipo paneles de yeso), los clavos sobresalen y producen una deformación. Esto se debe a que la madera se encoge y se separa del panel y de la estructura.
El fenómeno es menos común con los paneles recientes (por
tanto, atornillados), ya que los tornillos tienen, a diferencia de
los clavos, mayor capacidad de soporte con menor penetración. El
tornillo no puede retroceder.
Los pasos siguientes (que puedes ir siguiendo en la figura 14-2) permiten reparar este tipo de defecto:
1. Coloca tornillos nuevos por encima y por debajo del clavo que sobresale. Eso permite volver a sujetar el panel a la estructura. La cabeza del tornillo debe hacer una pequeña hendidura en el revestimiento del tabique, pero no hundirse en él. La cabeza del tornillo deberá estar a ras de la placa de yeso laminado y, sobre todo, no debe perforar la capa acartonada. De lo contrario, no serviría de nada. El panel podría separarse otra vez.
Figura 14-2:
Coloca nuevos tornillos por encima y por debajo del clavo que sobresale (a la izquierda). A continuación, hunde este último en el tabique (a la derecha)
2. Con ayuda de un martillo y de un punzón de clavo, hunde bien el clavo en el tabique. Aplasta bien la cabeza del clavo para que no sobresalga en la pared.
3. Cubre la cabeza de los tornillos nuevos y del clavo con la masilla. Cuidado con las pastas, alisa bien la superficie de forma que no aparezcan defectos en la pared.
4. Cuando la masilla esté seca, lija con el papel de lija fino para alisar el retoque y que se funda con la superficie de la pared.
5. Aplica una segunda capa de masilla, tal como lo has hecho previamente, después lija.
Ya está, ¡arreglado!
Para detectar los defectos originados
por los clavos, recorre el tabique con una lámpara de gran
potencia. El haz de luz de la lámpara pondrá en evidencia el más
mínimo problemilla. Retira la pantalla de una lámpara provista de
una bombilla de 100 vatios, colócala a unos 30 cm del tabique;
observarás que esta iluminación lateral no tiene ninguna piedad con
las imperfecciones.
Agujeros en la pared
Si bien es cierto que las grietas aparecen por su cuenta en una pared, en el caso de los agujeros, es otra historia: no se hacen solos. Los niños, los animales e incluso los adultos que están en la Luna o que son poco cuidadosos, pueden participar en su aparición sin esfuerzo y en un pispás. Los encontrarás, por ejemplo, detrás de una puerta, producidos por el choque del pomo contra la pared; o por el triciclo descontrolado de una criatura. La causa no importa demasiado, contentémonos con examinar el resultado.
Hay agujeros grandes y agujeros pequeños. Te sugiero que tapes los pequeños con cuadros y los grandes con armarios. ¿No te va bien? Entonces, continúa leyendo.
Agujeros pequeños
Para tratar los agujeros pequeños, hasta 5 cm, procede de la manera siguiente:
1. Lija los bordes del agujero con papel de lija de grano grueso, de 60/80. A continuación, limpia el agujero para facilitar la adherencia con ayuda de un cepillo para limpiar el polvo o de un aspirador.
2. Aplica el producto de relleno sin que se desborde. De lo contrario, te tocará lijar. Será necesaria una segunda aplicación cuando se haya secado la primera capa de masilla.
3. Lija con un taco o una lijadora eléctrica para nivelar y alisar la superficie.
Agujeros grandes
Para tratar los agujeros mayores de 5 cm, ataca directamente con yeso. La colocación y la manipulación del yeso son operaciones bastante delicadas porque es un material que se seca bastante deprisa. Tienes que respetar escrupulosamente las instrucciones del embalaje que serán distintas en función del tipo de yeso.
1. Con un cincel de albañil retira el yeso que esté suelto. No dudes en eliminar todos los trozos de yeso en mal estado. Los bordes y el fondo del agujero deben estar perfectamente sanos.
2. Limpia el polvo con el cepillo, después humedece la cavidad y los bordes con una esponja. En una versión un poco más sofisticada, puedes utilizar el aspirador y un pulverizador para plantas.
3. Mezcla el yeso con el agua hasta obtener una pasta cremosa. La regla de oro para esta fase es verter el yeso sobre el agua como si lloviera, jamás al contrario, porque favorecerías la formación de grumos.
4. En un recipiente, remueve la mezcla con una cuchara; todos estos utensilios deben estar totalmente limpios.
Ahora, hay que actuar rápido.
5. Rellena el agujero con capas de yeso sucesivas. Si es necesario, espera a que se seque bien la primera capa para aplicar una segunda.
6. Iguala el retoque con la ayuda de una regleta o utilizando la arista de la paleta o de un raspador para yeso.
7. Antes de que se seque del todo el yeso, moja un poco la superficie y alísala con la paleta.
Si quieres obtener un acabado más cuidado, puedes aplicar una capa de masilla más fina o de acabado. Atención, en función del espesor del agujero que has rellenado, puede que hagan falta hasta tres semanas de secado para que el agua se evapore por completo y el producto se encoja todo lo que deba encogerse.
8. Lija la superficie para conseguir un acabado perfecto.
¡Hecho! Ahora solo te falta colocar una cuña de puerta o reparar los frenos del triciclo de tu niño para evitar la aparición de nuevos agujeros en tu casa.
A continuación, te daré algunos consejos muy útiles para el
rellenado de agujeros grandes. Para que sea más fácil y puedas
obtener un resultado impecable, durante la preparación del yeso,
todavía líquido, puedes poner a remojo estopa (a menudo en cáñamo)
o papel de periódico ya humedecido con agua, directamente en el
recipiente del yeso. A continuación, para rellenar la cavidad,
hunde el yeso con la estopa en el agujero. Con esto se aumenta el
volumen y facilita la reparación de los trabajos. ¡Palabra de
manitas!
Agujeros en las placas de yeso laminado
Los agujeros de este tipo pueden repararse con yeso, pero hay que tener en cuenta un pequeño detalle que consiste en reforzar el agujero con un trozo de placa de yeso laminado antes de rellenarlo. Estos son los pasos que te permitirán insertar ese trozo en el agujero:
1. Como muestra la figura 14-3, corta los contornos de la cavidad.
2. Recorta un trozo de placa de yeso laminado. Tiene que ser lo bastante pequeño para pasar en diagonal por la cavidad, pero lo bastante grande para desbordarse unos pocos centímetros por detrás del agujero.
3. Agujerea el centro de la pieza y mete un trozo de cordel.
4. Anuda un clavo o un trocito de madera en el extremo del cordel, por la parte posterior de la pieza. Se trata de bloquear el cordel.
Figura 14-3:
La pieza de refuerzo debe cubrir el agujero y un poco más
5. Aplica un poco de yeso o de producto adhesivo en la parte delantera de la pieza. Atención, no te equivoques de lado; se trata de la cara que estará orientada hacia ti una vez la placa esté insertada en el agujero.
6. Sujeta el cordel y haz pasar la placa en diagonal por el agujero. Seguimos de acuerdo, la parte untada hacia ti.
7. Coloca la placa ayudándote con el cordel. Mantén el cordel extendido y rellena el agujero. Deja un poco de espacio para una fina capa de acabado.
8. Cuando la escayola esté seca, corta el cordel a ras y aplica la capa de acabado.
Grietas en el techo
Si tienes el techo en muy mal estado, vas a tener que pensar en encargar su restauración para evitar cualquier peligro. No te aconsejo que te lances a este proyecto solo; déjalo en manos de un buen profesional.
Para las grietas importantes, siempre que no sean peligrosas, puedes utilizar tela de recubrimiento (o de pintar) para todo el conjunto del techo. Atención, la tela no te librará de los preparativos, permite, sobre todo, ocultar defectos que, incluso después de reparados, no quedarían bien estéticamente.
La tela se pega con cola especial, como la del papel pintado y se coloca de lado a lado (para no aumentar el espesor). A continuación, hay que recubrirla o pintarla lo más cuidadosamente posible para que el trabajo de lijado sea más ligero. Preparada de ese modo, puedes pintar la tela con pintura acrílica. Por lo general son necesarias tres capas, una de imprimación y dos para el acabado.
Fijaciones
Tras mantener las paredes en buen estado, puedes pasar a decorarlas. Tienes que elegir el modo de fijación de un elemento a la pared en función de la naturaleza del soporte y del volumen (medida y peso) del objeto que deseas colgar. Por tomar casos extremos, una lámina enmarcada no necesita la misma sujeción que una masa arquitectónica de piedra. Por otra parte, tampoco se procede de la misma manera para anclar un elemento en una pared hueca que en una de ladrillos.
En el momento de comprar las fijaciones, debes conocer los parámetros siguientes:
Peso
aproximado del objeto. Pésalo en la
balanza del cuarto de baño.
Dimensiones
del objeto. Saca el metro de
costura.
Naturaleza
del soporte. Abre los ojos y agudiza el
oído mientras golpeas la pared: ¿escayola, piedra o
ladrillo?
En la tienda, lee con atención las instrucciones que figuran en el embalaje de las diferentes fijaciones. Es frecuente que indiquen el peso y las dimensiones máximas que pueden soportar. También debes decidir el número de sujeciones que son necesarias. Para un cuadro grande, por ejemplo, está claro que una sujeción no bastará, debes utilizar, como mínimo, dos fijaciones.
Muros huecos
Empezamos con lo más difícil; de hecho, ¡parece bastante paradójico querer fijar algo justo donde no hay «materia»!
En los tabiques huecos suelen
encastrarse los cables eléctricos y los elementos de la fontanería
de la casa. A priori, las normas de seguridad exigen que las redes
encastradas estén protegidas por fundas de plástico y que puedas
perforarlas con todas tus fuerzas sin temer dañarlas. No obstante,
ve con cuidado y, cuando agujerees o claves, detente si te
encuentras con la mínima resistencia. La piedra, el ladrillo o la
escayola son generalmente más blandos que los tubos de acero o de
cobre. Si el material se resiste, no lo fuerces; da marcha atrás e
intenta averiguar qué provoca la resistencia. Incluso en tus peores
pesadillas, ¡estarás lejos de imaginar lo que puede suponer la
perforación de un conducto de agua!
Existen aparatos que detectan la
naturaleza de los materiales, si hay metal o no. Así que
plantéatelo, la inversión puede ser muy acertada.
Para fijar objetos ligeros en tabiques huecos, puedes utilizar las sujeciones siguientes:
Pequeños clavos de acabado o clavos de
tapicero plantados perpendicularmente.
Pequeños ganchos atornillados en la
pared.
Tacos perforadores para introducir
directamente en la pared, acompañados de un tornillo o un
gancho.
Ganchos adhesivos.
Tacos de golpe para tabiques huecos,
junto a un tornillo...
Para fijar objetos de peso medio, opta por los elementos siguientes (que también puedes ver en la figura 14-4):
Taco de resorte. Utilizado, sobre todo, en los falsos techos. Cuenta con unas aletas plegadas en el momento de la colocación. Para fijar un objeto, debes hacer un agujero adecuado para el taco, introducir el taco (tras haber posicionado el objeto que se va a colgar), después el tornillo. A medida que lo aprietas, las aletas se abren y se incrustan en la pared, lo que asegura el mantenimiento de la fijación.
Taco metálico de expansión (o taco Molly). Fijación destinada a los soportes como la placa de yeso, el ladrillo y el bloque de hormigón huecos.
Figura 14-4:
Fijaciones para objetos de peso medio y tabiques huecos
El taco cuenta con una parte metálica que, al atornillar, se abre por el centro. Hablamos, entonces, de anclaje paraguas en la medida en que el apoyo se toma lejos de los bordes del agujero. Para fijar un objeto, es necesario agujerear, desenroscar ligeramente el tornillo, hundir el taco en el agujero (tras haber posicionado el objeto que hay que colgar) y, a continuación, atornillar hasta el fondo. El uso de la pinza prevista para esto es más seguro que atornillar directamente el tornillo.
Taco de expansión en caucho. El taco se inserta en un agujero que se ha hecho previamente; cuando se atornilla, sube por la rosca formando una protuberancia con el caucho que bloquea el tornillo.
Cómo encontrar el
montante
¡Ten por seguro que no voy a hablarte de un convertidor de euros en pesetas! Pero, a riesgo de colgar algo en una pared hueca, ¿por qué no intentar encontrar los montantes del tabique? Si la ubicación te va bien, parece más acertado utilizar estas superficies macizas que los espacios entre dos montantes.
Si eres fan de los artilugios de todo tipo, puedes localizar los elementos de la estructura del tabique con la ayuda de un artilugio electrónico que verifica la densidad de la pared. Cuando pases el detector por un montante, una luz te indica que has dado en el blanco.
Un medio menos perfeccionado consiste en poner una lámpara de mesa, a la que le hayas quitado la pantalla, a unos 30 cm del tabique. Esta luz debería poner en evidencia las cabezas de los clavos si se han colocado mal previamente. Allá donde veas tornillos separados a intervalos regulares, hay posibilidades de que un montante se encuentre detrás. Allá donde encuentres una cabeza, también hay posibilidades de que un montante se esconda detrás.
Ladrillo y hormigón
Perforar superficies tan duras como el ladrillo y el hormigón requiere un taladro equipado con una broca para hormigón que pueda hacer un agujero guía.
Para colgar objetos ligeros, procede del modo siguiente:
1. Haz un agujero del mismo tamaño (profundidad y diámetro) que el taco.
2. Mete el taco de plástico en el soporte.
3. Coloca un tornillo en el taco y atorníllalo para bloquearlo en la pared.
Los dos ejemplos anteriores de tacos se expanden al atornillarlos garantizando así la sujeción, con la diferencia de que el de nailon se cierra alrededor del tornillo y el de expansión se abre en la pared y no se retrae.
Para los objetos de peso medio, debes utilizar tacos de expansión (que se abren a medida que apretamos, lo que garantiza la sujeción del tornillo):
4. Haz un agujero del mismo tamaño (profundidad y diámetro) que el taco.
5. Hunde el taco de expansión en el soporte.
6. Coloca un tornillo en el taco y atorníllalo para bloquearlo en la pared.
Ya está, solo te queda colgar lo que pensaras que tiene que ir en esa pared.
Estanterías
Una estantería fijada a una pared es a la vez práctica y decorativa. Puede servir para mostrar una colección de pipas o para alojar tus libros de cocina. Un sistema de ordenación más perfeccionado (cremalleras y escuadras) exige algo más de tiempo y de dinero, pero vale la pena.
En cuanto a racionalizar el interior de un armario, es también muy provechoso en la medida en que evitas cualquier riesgo de que los objetos amontonados te sepulten. Las estanterías son siempre el medio más simple y más económico para ordenar un espacio.
Montar una estantería básica
Una estantería simple, como la que muestra la figura 14-5, cuenta con una plancha sostenida por dos escuadras (o palometas) fijadas a la pared. La estantería puede ir atornillada a las escuadras. Para una estantería de tamaño normal (de 60 a 80 cm) con dos escuadras basta. Te harán falta más para una estantería más larga o si el grosor de la plancha es superior a 19 mm.
Encontrarás escuadras simples en todas las grandes superficies de bricolaje, además de una gran variedad de modelos decorativos en los catálogos, las tiendas de decoración y todos los comercios que ofrecen accesorios para la casa.
Estos son los pasos que debes seguir para instalar en un santiamén una estantería sostenida por dos escuadras:
1. Localiza el lugar donde vas a fijar la primera escuadra. Si tus paredes son huecas, estudia la posibilidad de fijar las escuadras en la estructura del tabique (lee el cuadro “Cómo encontrar el montante”, que está un poco antes en este capítulo). Verifica también que no haya tuberías ni cables en la ubicación elegida. Cuando tengas decidida la posición, pega la escuadra a la pared, a la altura que te vaya bien, después haz una marca en la ubicación de los tornillos de fijación.
2. Instala la primera escuadra. Si fijas la estantería en la estructura de madera, utiliza tornillos largos, que penetren 2-3 cm en el montante. Para las paredes de yeso y ladrillo, elige tornillos de 45 mm de longitud y tacos para materiales macizos. Para los tabiques delgados y huecos, utiliza los tacos especiales, conocidos como de expansión.
3. Señala la ubicación de la otra escuadra. Elige, por ejemplo, el siguiente montante si la fijas a la estructura del tabique. Pon un nivel de burbuja en la primera escuadra y traza una línea de nivel hasta el otro montante. Sujeta la otra escuadra en posición para marcar la ubicación de los tornillos.
Para evitar pintar una gran línea en la pared acabada, hay numerosas tallas de nivel (1 m, 2 m de longitud).
4. Fija la segunda escuadra.
5. Coloca la estantería sobre las escuadras estabilizándola, en caso de necesidad, con pequeños tornillos.
Figura 14-5:
Si el tabique es hueco, conviene atornillar la estantería en la estructura (para que aguante objetos pesados). No será posible poner tacos, sino que hay que atornillar directamente las escuadras. Práctico, aunque menos seguro con el tiempo
Montaje de una serie de estanterías
Poner varias estanterías juntas es muy práctico para los espacios reducidos, los lavaderos, los roperos, las bibliotecas, entre otros.
Un sistema es montar estanterías móviles colocadas sobre un sistema de cremalleras. Es modulable y permite varias disposiciones. Los elementos de base son los siguientes:
Un par de cremalleras (bandas metálicas verticales intercaladas con muescas y fijadas a la pared).
Las palometas, que se colocan sobre las cremalleras por medio de cuñas y sobre las que se colocarán las estanterías.
La gran ventaja de este sistema es que es totalmente adaptable; las estanterías son móviles, su distancia en altura puede variar en función de los elementos que se van a colocar (mira la figura 14-6).
Antes de lanzarte sobre la primera serie de estanterías que veas, aquí tienes algunos trucos para decidir con total conocimiento de causa:
Sal en misión de reconocimiento a tu
tienda de bricolaje preferida y estudia todas las combinaciones
propuestas. Intenta encontrar un folleto explicativo o apunta todas
las especificaciones relativas a las cremalleras y el modo de
sujeción de las palometas. Mete en la mochila un bocadillo y un
GPS, porque esta expedición puede llevarte un poco de
tiempo.
Figura 14-6:
Estanterías con tres cremalleras
Calcula el número de estanterías de
las que deseas disponer y piensa en su disposición. Si tus paredes
son huecas, piensa a ver si te conviene fijar las cremalleras en
los montantes del tabique. Si optas por esta solución, haz un plano
de la pared marcando la ubicación de los montantes.
Decide las dimensiones y el estilo de
las estanterías en función de qué vayan a alojar; los estantes
profundos para los objetos pesados y los tableros menos grandes
para objetos pequeños. En lo referente a la distancia entre las
cremalleras, debe ser de 70 cm, aproximadamente, para los estantes
de aglomerado o de madera maciza de, como mínimo, 18 mm de espesor,
y de 60 cm para los de 15 mm. No hace falta separarlas más, puesto
que las planchas podrían doblarse o romperse. Si quieres que
sobresalga un poco por los lados, ese margen no deberá superar una
sexta parte de la longitud total de la estantería.
Para fijar las cremalleras en una
pared hueca, elige tacos especiales, los de expansión (vuelve a
mirar la figura 14-5). Tienes que verificar su capacidad de
soporte; no dudes en pedir consejo en la tienda.
Si compras un kit de estanterías en la
tienda de tu vendedor de muebles sueco favorito, verifica que están
todos los elementos: número de cuñas, número de palometas,
capacidad de carga y profundidad, número de estanterías y
dimensiones. Algunos kits contienen también los tornillos de
montaje, pero no siempre es así. El día que hagas la compra,
asegúrate de que tienes todo lo que necesitas antes de salir de la
tienda para no enfrentarte a un divorcio porque te falte un
tornillo... Comprueba si los tacos incluidos en el kit son
adecuados para tu soporte. Ocurre a veces que los que van en el kit
están destinados para materiales macizos (hormigón, escayola o
ladrillo macizo).
Cuando estés preparado física y psicológicamente para la instalación, sigue estos pasos:
1. Localiza el sitio donde vas a fijar la primera cremallera. Verifica que no haya tuberías o cables donde tienes previsto hacer los agujeros.
Observa la pared en busca de un aplique, una toma, un lavabo
en la habitación contigua.
2. Haz una leve marca en la ubicación del primer tornillo de fijación de la cremallera (tornillo de arriba), luego haz en ese lugar un pequeño agujero guía.
3. Introduce el primer tornillo, sin apretar. Coloca correctamente la cremallera verificando que está recta con un nivel.
Cuando la cremallera esté en su sitio, marca la posición de los otros tornillos de fijación metiendo un lápiz en los agujeros correspondientes (mira cómo se hace en la figura 14-7). Todavía mejor, mete un clavo. El lápiz suele ser demasiado estrecho y el clavo evita que la cremallera se mueva de izquierda a derecha.
4. Coloca la cremallera a lo largo de la pared y haz agujeros en los lugares marcados.
5. Hunde los tacos.
6. Vuelve a colocar la cremallera, introduce los tornillos y apriétalos.
7. Marca la ubicación de la segunda cremallera. Coloca una escuadra en la cremallera que acabas de fijar. Apoya la otra cremallera en la pared y coloca la escuadra opuesta, exactamente en la misma muesca. Luego pon un nivel sobre las dos escuadras o sobre una estantería (fíjate en la imagen de la derecha de la figura 14-7) y desplaza verticalmente la cremallera hasta que el nivel indique la horizontal.
No olvides que existen niveles de diversas longitudes. Eso te cambiará la vida como manitas.
8. Marca la ubicación de uno de los tornillos, después fíjalo levemente. Para los otros tornillos, procede como se ha indicado previamente, pero verificando, esta vez, la distancia de las cremalleras a diferentes alturas.
9. Procede del mismo modo para todas las demás cremalleras.
10. Instala las cuñas sobre las cremalleras. La forma de las cuñas suele estar estudiada para que se bloqueen cuando se inserten en las muescas.
11. Instala las estanterías y relájate. Ya has hecho lo más difícil. Solo te queda la parte agradable del trabajo, que consiste en poner sobre las estanterías lo que te apetezca.
Figura 14-7:
El equilibrio y la horizontalidad de las cremalleras se comprueba con un nivel
Instalar estanterías en un armario
Ahora te propongo un proyecto con el que ganarás puntos ante tu pareja y pondrás fin al desorden que normalmente reina en los armarios. Consiste en montar dentro del armario estanterías de metal plastificado, tal como se muestra en la figura 14-8. Además de que evita definitivamente cualquier riesgo de avalancha, este sistema permite multiplicar por dos el espacio del armario, un hecho que complacerá... No, más bien, entusiasmará a tu media naranja. Reconoce que vale la pena poner un poco de orden en el caos para permitir la instalación, aunque la fase de ordenar y limpiar será la más ingrata de este proyecto (sobre todo porque hará que te des cuenta de que ya no entras en según qué prendas y de que vas a tener que comprarte otras a la fuerza).
Aquí tienes una lista de lo que necesitas para acondicionar tu armario (excepto el último, todos los elementos los encuentras en cualquier tienda de bricolaje o en una ferretería):
Nivel de burbuja.
Destornillador.
Cinta métrica y lápiz.
Sierra para metales para cortar las
estanterías a medida.
Una tarde libre.
Figura 14-8:
Las estanterías de armario, una solución simple y flexible para ordenar tus cosillas
La parte menos interesante del trabajo siempre son los preparativos que hay que hacer antes de equipar el armario.
1. Vacía todo el contenido del armario. Este es un paso obligatorio. Piensa que vas a tener la oportunidad de deshacerte de un montón de cosas que ya no utilizas. Regala esos tesoros a obras benéficas o a quienquiera que las vaya a utilizar, ¡pero deshazte de ellos! Y no te engañes diciéndote que la moda de las faldas pantalón o la de las camisas con cuellos interminables típicas de la década de 1970 volverán el próximo año. ¡No! La moda necesita veinte años para volver a resurgir, así que, a menos que puedas fechar tu vieja ropa con carbono 14, dala. Si quieres abandonar el mundo de la moda por el bricolaje, que sepas que las fibras se pueden reciclar para hacer materiales de aislamiento.
2. Desmonta el sistema de ordenación que tengas. Saca la barra de colgar y las estanterías existentes. Quizá necesites un pequeño cincel para desclavar las estanterías si están fijadas a la pared. Si no es así, bastará con desenroscar algunos tornillos o fijaciones que sujetan las estanterías o la barra de colgar.
3. Tapa los agujeros que haya. Utiliza un producto de relleno estándar, tal como se explica en el apartado “Pequeñas grietas”, al principio del capítulo. Para ello, las masillas preparadas (en tubo) son muy prácticas.
4. Limpia las paredes. Si el interior del armario está un poco roñoso, organiza una pequeña operación de limpieza con detergente; o dale un pequeño toque de pintura si está en buen estado.
Aún puedes hacer un pequeño esfuerzo que apreciarás cuando abras el armario. Para montar las estanterías, sigue estos pasos:
1. Si las estanterías llevan instrucciones especiales, léelas atentamente.
2. Marca la altura de la estantería principal en el fondo del armario, coloca el nivel a esa altura y dibuja una línea con lápiz.
Atención, dibuja otra línea un poco por encima de la marcada para la estantería si quieres que esté a la altura que deseas. De hecho, si utilizas ganchos, verás que hay varios centímetros de distancia entre el tornillo y el sistema que sostiene la estantería.
3. Marca la posición de los tornillos de los enganches. Coloca la estantería en tu línea de nivel y marca la ubicación de los tornillos con un lápiz.
4. Haz agujeros de 5 mm, aproximadamente en las marcas e introduce los enganches.
5. Clava un tornillo en cada enganche y atorníllalo para fijarlos a la pared. No aprietes demasiado por el momento.
6. Mete las boquillas de protección en un extremo y corta el otro extremo de la estantería según las dimensiones correspondientes.
7. Pon las boquillas de protección en el extremo cortado de la estantería.
8. Coloca la estantería en la U de los enganches del fondo.
9. Levanta la estantería hacia ti para marcar la ubicación de los tornillos de los enganches laterales. Levántala hasta que quede perpendicular a la pared y haz los agujeros correspondientes a los tornillos laterales.
10. Inserta los enganches, después los tornillos.
11. Atornilla sin apretar demasiado.
12. Cuando estén colocados todos los tornillos, enróscalos al máximo para finalizar la instalación.
Ahora solo te queda volver a colocar todo lo que había en el armario (menos lo que hayas tirado, claro).
Las estanterías en serie son como los perros, hay de todos los tamaños y colores. A veces resulta difícil elegir ante tantas propuestas. De ti depende escoger el modelo más resistente y más práctico de colocar.
Otra sugerencia para la colocación de estanterías:
1. Empieza colgando un riel horizontal en lo alto de la pared con tacos y tornillos.
2. Olvídate de las herramientas. Basta con enganchar la cremallera vertical en el riel de arriba.
3. Inserta a tu gusto las escuadras en la cremallera.
4. Procede del mismo modo con las otras cremalleras y escuadras.
5. ¡Ya está! Has acabado. Con este método, podrás incluso reorganizar tu ropero según la estación del año, alternando invierno y verano. Ya no hacen falta herramientas, el conjunto del montaje y el peso de la ropa darán la estabilidad. Increíblemente práctico, ¿no? Yo soy muy fan de este tipo de organización. ¡Incluso existen cajones para la ropa interior!
Colocación y reparación de baldosas de cerámica
Las baldosas son un revestimiento muy estético y duradero. Gracias a su resistencia, van bien prácticamente en todas las estancias de la casa. Muestra de su éxito es que puedes encontrar una gama enorme de colores, formas y calidades en un montón de tiendas. La única verdadera dificultad para embaldosar una zona es decidir el color, la forma, el estilo y el tamaño de las baldosas. El surtido es verdaderamente impresionante: del revestimiento más sobrio en blanco roto a los tonos o motivos más extravagantes.
Instaladas mayoritariamente en la cocina y en el cuarto de baño, las baldosas sufren las filtraciones del agua. Cuando la estanqueidad de la junta entre ellas disminuye, el agua penetra y acaba por despegar el revestimiento. Los apartados siguientes explican cómo reparar e instalar baldosas de cerámica.
Arreglos de baldosas
Las reparaciones más comunes del alicatado son las siguientes: reparación de las juntas, encolado de una baldosa y sustitución de una rota. Como las baldosas son un material robusto y sencillo de manipular, estas reparaciones puede hacerlas cualquiera, incluso el manitas menos lanzado.
Reparar las juntas entre las baldosas
Los intersticios entre las baldosas se rellenan con una protección que garantiza la estanqueidad del revestimiento. A veces sucede que las juntas, sometidas a la presión de la pared sobre la que reposan las baldosas, se resquebrajan, lo cual puede provocar que se desprendan las baldosas a causa de la filtración del agua. Es posible reparar una o dos baldosas añadiendo algún producto preparado, pero si los daños están más extendidos, será necesario rehacer las juntas de todo el conjunto del revestimiento.
Aquí tienes una lista del material que necesitarás para reparar las juntas entre las baldosas:
Lechada, también llamada borada (puede
ser barbotina u otros productos).
Aguja o alambre metálico para retirar
los trozos de la junta estropeada.
Llana (para una gran superficie) o
paleta de tipo lengua de gato.
Espátula de caucho.
Esponja limpia, toalla de baño limpia
y seca.
El procedimiento tiene estos pasos:
1. Limpia la superficie embaldosada para retirar cualquier sedimento o resto de suciedad. La limpieza con un producto que contenga lejía acabará con los hongos que se desarrollan en entornos húmedos. Pasar un producto con alcohol permite eliminar los restos de jabón rebeldes y, de manera general, cualquier residuo graso. Otro truco muy útil: un pequeño toque de vinagre para eliminar las manchas producidas por la cal. Con dinamita conseguirías una limpieza radical, pero no te lo aconsejo; seguro que este deseo se te pasará por la cabeza mientras frotas las baldosas.
2. Con ayuda de una aguja o de un alambre, retira la junta defectuosa alrededor de la baldosa. Fíjate en la imagen de la izquierda de la figura 14-9. Luego pasa una esponja húmeda sobre la baldosa limpia para eliminar cualquier resto de la antigua junta.
3. Mezcla la lechada siguiendo las instrucciones del fabricante que se indiquen en el paquete. Es preferible que uses un producto que se mezcle con látex, porque es más adherente que un cemento de mampostería o una junta sintética al agua.
4. Utiliza una llana para extender el producto sobre toda la superficie que vayas a reparar. Este método es mucho más rápido para hacer que la pasta penetre entre las baldosas, sobre todo, cuando tengas que trabajar una superficie grande (si solo tienes que reparar una o dos baldosas, puedes utilizar una espátula de plástico rígido para no rayar el embaldosado). Para retirar el exceso de producto, pasa una espátula de caucho (o rasqueta) en diagonal, sosteniéndola en perpendicular para repartir la pasta y retirar el excedente. Fíjate en la imagen de la derecha de la figura 14-9.
5. Cuando la junta empiece a secarse, pasa una esponja húmeda para limpiar el exceso de producto. Este paso permite también volver a rellenar las juntas que se hayan endurecido y ahuecado.
6. Puede quedar un leve sedimento en las baldosas; se retira con una toalla de rizo limpia y seca.
El intersticio entre la bañera y la
primera hilera de baldosas debe rellenarse con un producto
especial. Como este punto está especialmente castigado (peso de las
personas y el agua del baño), la lechada ordinaria corre el riesgo
de resquebrajarse y dar lugar a filtraciones de agua. Es necesario
aplicar una junta especial con silicona. Para alisar esa junta,
pasa un dedo mojado con agua jabonosa (la parte posterior de una
cucharita de plástico o un trozo de patata pelada funciona aún
mejor), después retira lo que sobre con una esponja
húmeda.
Figura 14-9
Cómo retirar la junta estropeada (a la izquierda); cómo rellenar las juntas con una llana (a la derecha)
Colocar una baldosa desprendida
Cuando las juntas de un alicatado no son estancas, el agua no dejará de filtrarse y hará que las baldosas se desprendan. Para volver a pegar una baldosa, sigue estos pasos:
1. Retira la baldosa con precaución haciendo palanca con la ayuda de una espátula. Retira con cuidado los restos de cemento y de cola que queden en la parte posterior de la baldosa y en la pared. Tendrás que rascar con un rascador manual. Normalmente será necesario lijar la parte posterior de la baldosa con un papel de grano muy grueso, como del 40, o bien con una muela de disco. Limpia también los bordes de las baldosas colindantes, que no deben presentar ningún resto de junta. Vuelve a colocar la baldosa en seco en su lugar para verificar si se adapta al hueco.
2. Aplica cola en el dorso de la baldosa con un peine o una espátula dentada. Asegúrate de que el espesor de cola es adecuado para la colocación de la baldosa, que no debe hundirse ni sobresalir más que las demás.
3. Coloca la baldosa en el hueco presionando con un pequeño movimiento derecha-izquierda para garantizar una buena distribución de la cola sobre el soporte y las baldosas adyacentes. Si es necesario, pega bien la baldosa golpeando levemente por encima con el mango del martillo o protegiéndola con un taco de madera.
La principal dificultad es saber si has hundido la nueva baldosa lo suficiente, si te has pasado o si te has quedado corto. Para saber si cuadra al pelo con la altura correcta, el truco consiste en coger una plancha, una cuña o una regla y deslizarla por el conjunto de las baldosas para verificar que las que has sustituido están al mismo nivel que las otras.
4. Retira el exceso de cola. Por lo general los adhesivos son lo bastante potentes para que la baldosa se adhiera inmediatamente al soporte. Si no es el caso, sujeta con cinta adhesiva la baldosa durante el tiempo de secado de la cola.
5. Cuando se haya secado, aplica la lechada , tal como se explica en el apartado sobre la reparación de las juntas.
6. Limpia los restos de lechada con una esponja húmeda, después, tras el secado, pule la baldosa con una toalla limpia y seca.
Sustituir una baldosa rota
Este es el procedimiento que tienes que seguir para extraer o sustituir una baldosa resquebrajada o desportillada:
1. Rasca las juntas alrededor de la baldosa que tengas que sustituir (si lo necesitas, repasa el apartado “Reparar las juntas entre las baldosas”, que está un poco antes en este mismo capítulo.
2. Retira la baldosa rompiéndola con el cincel. Coloca el cincel en el centro de la baldosa y golpéalo fuerte con el martillo hasta hacer un agujero (fíjate en la figura 14-10). También puedes perforar el centro de la baldosa con una broca para hormigón.
Ponte gafas para protegerte los
ojos de los fragmentos de esmalte que pueden saltar.
3. Ve rompiendo la baldosa a trocitos avanzando desde el centro hacia el exterior. Utiliza para ello el cincel o una varita metálica. Ten cuidado de no estropear las baldosas adyacentes. A continuación, comprueba que el soporte esté intacto.
4. Con un rascador metálico o un cincel bien afilado, retira cualquier resto de baldosa, residuo de cola y de lechada. Ver capítulo 14 «Colocar una baldosa desprendida».
Coloca a continuación la nueva baldosa en el hueco para ver cuánta cola tienes que poner para que quede al mismo nivel que las baldosas contiguas. Asegúrate de que la forma de la baldosa se adapta perfectamente a esa ubicación.
5. Aplica la cola a la baldosa, colócala en su sitio y, tras el secado, haz la junta. Para ello, sigue las instrucciones del apartado «Reparar las juntas entre baldosas», que está un poco antes en este capítulo.
Figura 14-10:
Extracción de la baldosa en pequeños trozos con el cincel
Proteger con baldosas la pared donde está el fregadero
Una franja de baldosas por encima del fregadero, en el espacio entre la encimera y los armarios superiores, añade un toque decorativo y proporciona grandes ventajas para el mantenimiento. Se puede hacer de materiales y colores muy variados: loza, gres, terracota o pasta de vidrio, en baldosas individuales o en placas (mosaico sobre malla o papel); deberías encontrar sin problemas un alicatado que se adapte a tu estilo.
La elección de la decoración es cosa
tuya pero te conviene optar por baldosas cuyas dimensiones cuadren
con tus medidas para evitar tener que hacer muchos cortes. Cuando
tomes las cotas, no olvides tener en cuenta el espacio entre las
baldosas (como mínimo 3 mm).
La colocación en la pared se puede hacer directamente sobre el hormigón o sobre yeso. Hay que empezar por limpiar escrupulosamente la superficie, que debe estar libre de residuos de pintura, de grasa o de cera para garantizar una buena adherencia de la cola (un detergente común irá bien). Si pones las baldosas sobre una superficie de plástico, primero límpiala con disolvente y después frótala con papel de lija para favorecer el efecto de la cola. Limpia enseguida el polvo generado por el lijado. (Busca una cola apropiada para PVC.)
La colocación puede variar según el tamaño y la naturaleza del revestimiento; en grandes líneas, el procedimiento es como sigue:
1. Traza el primer eje de colocación (vertical). Se parte generalmente de un eje vertical situado en el centro del panel. En la figura 14-11, por ejemplo, el centro del banco de trabajo es lo que sirve de referencia. Puedes decidir las dimensiones de la parte que hay que alicatar. Ingéniatelas también para que entre un número exacto de baldosas enteras, tanto en altura como en anchura. Primera regla que debes respetar: tiene que haber el mismo número de baldosas a una parte y a la otra del eje vertical, sin olvidar el espacio entre las baldosas.
2. Calcula el número de baldosas que tendrás que poner a lo ancho (mira el dibujo de la izquierda de la figura 14-11). Coge dos baldosas, coloca la primera en seco (es decir, sin cola) sobre el eje vertical, después haz una señal a cada lado. Coloca otra baldosa junto a la que sujetas (a la derecha, por ejemplo), haz una señal y ve alternando las baldosas hasta que llegues al final de la parte que vas a alicatar. Haz lo mismo por el otro lado (a la izquierda). Ingéniatelas para que entren el mismo número de baldosas a una parte y a la otra del eje vertical.
3. Señala, a continuación, el número de baldosas que debes instalar en altura (imagen de la derecha en la figura 14-11). Procediendo del mismo modo, es decir, alternando las baldosas una detrás de otra, marca las referencias de la primera columna de baldosas. El límite en altura de la parte embaldosada lo marcará el punto en el que ya no hayas podido encajar una baldosa entera.
4. Partiendo de la referencia que indica la última fila en altura, traza el primer eje horizontal de colocación, sin olvidarte del espacio entre las baldosas, es decir, en nuestro ejemplo sería 3 mm multiplicado por el número de espacios; digamos que son tres, por tanto, sumará 9 mm. Coloca un nivel de burbuja sobre tu referencia, dibuja una línea, mueve el nivel para prolongar la línea, y así en adelante, todas las veces necesarias hasta llegar al final. Pon el nivel sobre la referencia de debajo y dibuja el segundo eje horizontal. A partir de ahí, debes tener dos trazos en ángulo recto. Empieza, entonces, por el eje central de la referencia en ángulo recto.
5. Con una espátula dentada, extiende la cola sobre el soporte (como en la figura 14-12). La capa de cola debe estar bien repartida para evitar las diferencias de nivel entre las baldosas. Sobre todo, procura que las estrías de la cola sean uniformes al aplicarlas. Ve con calma con la espátula dentada para que el encolado quede bien homogéneo.
La espátula dentada es una herramienta muy útil. Debes
elegirla en función de la cantidad de cola que debas aplicar en la
pared o en el suelo. Sus dientes definen la longitud y la
profundidad de la cola que aplicarás en la pared. Cuanto más
grandes sean las baldosas, más grandes deben ser los dientes. Así
que acuérdate de informarte al respecto cuando compres la
cola.
Figura 14-11:
Se define la posición de la primera hilera y el número de baldosas a lo largo en función de un eje vertical, situado en el centro de la parte que hay que recubrir (a la izquierda). Luego se verifica el número de baldosas que irán en altura (a la derecha)
Figura 14-12:
La cola para el alicatado se aplica con una espátula dentada
6. Coloca la primera baldosa presionando con un pequeño movimiento de derecha a izquierda para asentarla bien en la cola. No olvides el primer hueco de la junta, si la colocación empieza por debajo.
En cuanto a los espacios, lo más sencillo es elegir un alicatado cuya forma incorpore ese espacio; dicho de otro modo, baldosas con los bordes biselados. Para las baldosas con los cantos en ángulo recto (bordes rectos), debes utilizar crucetas de separación para asegurarte de que todas las juntas sean iguales. En función del grosor de las crucetas, podrás o no retirarlas, o dejarlas en las juntas si has sido tan cuidadoso como te decía que lo fueras tu mamá y las has puesto bien...
7. Coloca el resto de las baldosas, después deja secar la cola según las instrucciones del fabricante.
8. Remata las junturas. Para ello, sigue las instrucciones del apartado “Reparar las juntas entre las baldosas” por el que quizá ya has pasado porque está un poco antes en este mismo cpaítulo.
Ancho de las juntas: hasta el momento, te he aconsejado que
hagas unas juntas de 3 mm. Es lo mínimo, ya que ese intersticio
sirve, al mismo tiempo, de espacio de dilatación y de estanqueidad.
A partir de ahí, es una cuestión de gusto... Eres libre de
decidirte por la anchura máxima, pero esa distancia suele aumentar
en función del tamaño de las baldosas. Cuanto más grande es la
baldosa, más ancha la junta. El máximo utilizado es de 15 mm y para
esa medida, tendrás que pensar en cambiar el tipo de lechada; de lo
contrario, las juntas se agrietarán y te verás obligado a volver a
pasar por el rascado y la colocación de una nueva junta. Sería una
lástima, porque una pequeña visita a las estanterías de tu tienda
de bricolaje preferida te evitaría este mal trago...
Aislamiento
Esta es una de mis mejoras más simples e importantes que todo manitas de fin de semana puede llevar a cabo: aislar térmicamente una habitación. Claro que hay cosas más glamurosas que arrastrarte a cuatro patas por el desván, y ninguno de tus invitados verá el resultado de tu gran trabajo. No obstante, tu cartera sí que te lo agradecerá mucho cuando vayas a pagar la factura de la calefacción.
Aislamiento del armazón del tejado
Desde hace años la fibra de vidrio es el material más utilizado para el aislamiento; el motivo es que cuenta con las características siguientes:
Inalterable
y duradero (no se pudre). Esto es esencial
sabiendo que el aislante, a menudo, está expuesto a la humedad del
hormigón.
Resistente
al fuego. La resistencia al fuego se
indica con la letra M seguida de una cifra del 1 al 5. En las
viviendas solo se autorizan los aislantes clasificados como M.0
(incombustible) y M.1 (no inflamable).
Conductividad térmica baja. Es una
propiedad expresada por un coeficiente (λ, que es la letra griega
lambda); cuanto más bajo es el coeficiente, más aislante es el
material.
Por otra parte, la capacidad de aislamiento es función de la zona climática en la que esté la edificación. La clasificación en zonas climáticas responde a parámetros objetivos, como altitud y variación térmica anual, entre otros. Para saber en qué zona vives puedes consultar los organismos competentes que se encarguen de velar por eficiencia energética.
Aunque la fibra de vidrio cuenta con todas las características requeridas para ser un aislante ideal, tiene como inconveniente que es muy irritante. Su manipulación es más o menos como acariciar un erizo con las manos desnudas. Además, tiene tendencia a dispersarse por el aire bajo la forma de partículas muy finas y la inhalación de estas partículas podría, según los especialistas, representar un peligro para los pulmones. Por tanto, no asumas ningún riesgo. Antes de la colocación, equípate con un kit de guantes, gafas y máscaras de protección.
Por suerte, ha aparecido una nueva generación de aislante: la fibra de vidrio de contacto, que está protegida por una tela protectora imputrescible en tres caras, que permite la manipulación del material sin contacto directo con la fibra y sin que se disperse por el aire. La tela no afecta en absoluto a las prestaciones termoacústicas del aislante. Atención, la tela tampoco actúa como barrera de vapor.
La barrera de vapor es una pantalla estanca que se instala entre el aislante y el lado caldeado de la habitación para evitar que la condensación en la estancia caldeada penetre en la capa aislante. Ciertos rollos de fibra de vidrio están ya recubiertos de una barrera de vapor en papel kraft estanco o en aluminio (los fabricantes, además, han tenido la buena idea de dibujar una cuadrícula sobre el kraft para ayudar a cortarlo). Si añades una capa aislante a un aislamiento ya existente, elige una que no esté recubierta por una barrera de vapor. Para los lugares en los que sea necesaria una barrera de vapor, no olvides que tienes que instalarla con esa barrera hacia el interior (dicho de otro modo, hacia el lado caldeado de la vivienda).
Para reforzar el aislamiento del armazón del tejado, puedes añadir una segunda capa de fibra de vidrio. Tal como puedes ver en la figura 14-13, esta segunda capa debe estar colocada perpendicularmente respecto a la primera. Para cortar el rollo de fibra, utiliza un serrucho de dientes gruesos.
Si necesitas aislar tu casa, pero te da miedo manipular la fibra de vidrio, no dudes en buscar un profesional
Figura 14-13:
Extensión cruzada de una segunda capa de aislante
Aislamiento de los suelos
No olvides las pérdidas térmicas por la parte inferior de la vivienda. Si el edificio está construido sobre un sótano o sobre un forjado sanitario, el calor se escapará por el suelo.
Busca asesoramiento para saber cuál es el medio más apropiados para garantizar un buen aislamiento de los suelos según el tipo de construcción de tu casa. Si, por ejemplo, tienes un suelo colocado sobre las vigas, lo ideal es elegir fibra de vidrio del mismo grosor que ellas. Habrá que instalarla a lo ancho por subcapas, entre las vigas. Fíjate en la figura 14-14: la fibra se sujeta con grapas a las vigas. La continuidad del aislamiento es indispensable para evitar las pérdidas de calor y la humedad. Presta especial atención a los huecos y a los pliegues durante la colocación del aislante. Asegúrate también de que la barrera de vapor esté totalmente en contacto con el techo.
Figura 14-14:
Colocación del aislante entre las vigas del suelo. La barrera de vapor está colocada hacia arriba (hacia el lado caldeado de la vivienda)