Capítulo 13
Mantenimiento y reparaciones de aparatos electrodomésticos
En este capítulo
El
lavavajillas
La
lavadora
La
nevera
Los
fogones y las placas eléctricas
La
calefacción central
La
caldera
Lo creas o no, según los técnicos de electrodomésticos, las causas más corrientes por las que los llaman es, en realidad, aparatos desenchufados, fusibles fundidos o pequeños interruptores en posición de apagado. Antes de llamar al técnico o de arreglar tú mismo el electrodoméstico, verifica que está bien enchufado, que el fusible que protege el circuito de este aparato no ha saltado o que el pequeño interruptor correspondiente está en su posición de encendido.
Si tienes intención de lanzarte
a la reparación en serie, invierte en un detector/medidor
universal. Este aparato, que controla la continuidad de la
corriente e indica el voltaje y el amperaje, entre otras funciones,
te permitirá probar y verificar las instalaciones (encontrar los
hilos con tensión cuando hagas una conexión) y saber si la
corriente pasa por un aparato averiado.
Dos pequeñas normas de
seguridad antes de empezar: evita utilizar los electrodomésticos
descalzo o con las manos mojadas o húmedas, y no tires del cable de
alimentación para desconectarlos. (Si quieres conocer las otras
normas de seguridad en el campo de la electricidad, consulta el
capítulo 12.)
Lavavajillas
Figura 13-1:
Principales componentes de un lavavajillas
Preaclarado y carga
No todos los lavavajillas son iguales. El tuyo puede necesitar un prelavado más esmerado del que te imaginas o puede que no coloques bien la vajilla. Saca ese viejo manual de instrucciones que has guardado al fondo de un cajón y sigue las instrucciones en lo referente a la carga y el aclarado. Si lo has perdido, dirígete a un distribuidor que trabaje con la misma marca, visita la web del fabricante o llama. El manual contiene todos los detalles útiles para hacer el mejor uso posible de tu lavavajillas.
Presión del agua
Si la presión del agua es demasiado baja puede que el lavavajillas no funcione bien. Sigue estos pasos para verificar la presión del agua del aparato:
1. Enciende el lavavajillas y deja que funcione hasta el inicio del primer ciclo de lavado.
2. Abre la puerta para interrumpir el ciclo.
3. Utiliza una taza para sacar el agua del aparato y ponerla en un recipiente de medición.
El aparato debería contener 11 litros de agua. Si el volumen es inferior, la presión es demasiado baja.
Si la presión del agua que llega a tu casa es demasiado baja para el rendimiento óptimo del equipamiento, quizá puedas paliar un poco la situación, por ejemplo, evitando utilizar los grifos o accionar la cisterna del váter cuando esté llenándose el lavavajillas.
La presión escasa también puede deberse a que el filtro esté atascado en la compuerta de entrada de agua. Para limpiar ese filtro, tienes que retirar la parte frontal de la máquina. Pero, a menos que cuentes con el manual de instrucciones que identifique los elementos del lavavajillas, es preferible dejar que un profesional se encargue de la tarea.
Si el lavavajillas es un modelo compacto, el filtro taponado puede encontrarse en la entrada principal de agua. Desmonta y limpia todos los filtros con un poco de agua caliente y de vinagre si la capa de suciedad es importante.
Temperatura del agua
Para limpiar bien los platos y disolver la grasa, la temperatura del agua de un lavavajillas no debe ser inferior a 60 °C. Para verificar la temperatura del agua de tu máquina, haz que funcione hasta el final del primer ciclo de lavado, después, abre la puerta. Utiliza, entonces, un termómetro de cocina para medir la temperatura. Si es inferior a 60 °C, aumenta la temperatura del termostato de la caldera para que sea, como mínimo, de 50 °C. Si la temperatura del agua sigue siendo inferior a 60 °C, llama a un especialista para que cambie el elemento de calentamiento del lavavajillas.
El contacto durante algunos
segundos con agua cuya temperatura sea superior a 55 °C puede
provocar quemaduras graves. Si tienes niños en casa, no programes
el termostato de la caldera a más de 50 °C.
Lavado
La limpieza de la vajilla depende, en parte, del detergente que utilices (¡no te lo esperabas!). Si el producto que compras deja la vajilla medio sucia, prueba otra marca hasta que encuentres una que la deje brillante.
El detergente en polvo puede formar grumos en la cubeta del detergente e impedir una buena evacuación del mismo en la máquina. Esto puede significar que el producto es de mala calidad o que pones demasiado. Limpia cualquier resto del detergente en este compartimento y verifica que funciona correctamente.
Si el agua que llega a tu casa tiene
mucha cal, seguramente será necesario añadir sal regeneradora para
ablandarla y mejorar la limpieza. Otra solución sería instalar un
descalcificador en la entrada general del agua de la casa. Perfecto
no solo para los electrodomésticos, sino también para la piel y el
cabello.
Brazo de aspersión
La causa de que la vajilla no quede bien lavada también puede ser que el brazo de aspersión (o brazo de lavado) esté defectuoso o taponado. El brazo de aspersión es esa especie de pequeña hélice con agujeritos que rocía la vajilla. Utiliza un destornillador para retirar este brazo y deja a un lado las arandelas o las juntas en el orden en que las has desmontado. Si el brazo está doblado o estropeado, cámbialo.
Si el lavavajillas tiene un filtro cilíndrico bajo el brazo inferior, desmóntalo, tal como se muestra en la figura 13-2, para limpiarlo.
Figura 13-2:
Limpieza del filtro y del brazo de lavado
Para eliminar la cal de los agujeros,
pon a remojo el elemento taponado con vinagre blanco diluido en
agua. Radical, eficaz y ecológico.
Con la ayuda de un alambre (un clavito, un clip torcido o similar), limpia los alveolos de cada brazo, tal como se indica en la figura 13-2. Enjuaga el filtro y los brazos con agua tibia y vuelve a colocarlos en su sitio.
Sistema de evacuación
Si se va el agua durante el ciclo de llenado, el problema es de una válvula de evacuación. Recurre a un profesional para sustituir la válvula defectuosa.
Si el lavavajillas no desagua correctamente, el problema puede deberse a la válvula de retención, un pequeño bloque de desagüe que se encuentra debajo de los grifos del fregadero y que impide el reflujo del agua y los residuos del fregadero hacia la máquina (mira la figura 13-3). Desmóntala y retira todos los residuos que hayan podido atascarla.
Figura 13-3:
Los grumos de jabón y otros residuos pueden atacar el bloque de desagüe del lavavajillas
Lavadora
Las lavadoras son muy resistentes y causan relativamente pocos problemas. La primera regla consiste en leer el manual de instrucciones que acompaña a la máquina; la segunda evitar sobrecargarla. Sigue las recomendaciones del fabricante respecto a la capacidad máxima y el tipo de detergente que debes utilizar. Lleva las alfombras, plumones y otras piezas de peso importante a la tintorería.
Aunque sigas al pie de la letra todas las indicaciones del manual, quizá un día tengas que enfrentarte a una lavadora rebelde. Las lavadoras son máquinas complejas. Las más modernas están equipadas con sistemas tan sofisticados que sería necesario hacer un curso intensivo en la NASA para comprenderlas. No obstante, la mayoría de las averías comunes tienen una reparación sencilla. Antes de recurrir a un profesional, intenta hacer tú mismo esas pequeñas reparaciones.
Si la máquina no inicia su programa de lavado cuando aprietas el botón de encendido, empieza verificando que esté bien enchufada. A continuación, comprueba que el fusible o el pequeño interruptor en el origen del circuito no hayan saltado. Si fuera así, cambia el cartucho o vuelve a encender el pequeño interruptor. (En el capítulo 12 tienes toda la información sobre los fusibles y los pequeños interruptores.)
Los empalmes de conductos superiores a 1 m pueden provocar el mal funcionamiento de la bomba. Instala la lavadora lo más cerca posible de la entrada de agua.
Si el sistema se sobrecalienta, un dispositivo incorporado interrumpe el ciclo. Apaga la máquina y deja que el motor se enfríe durante una hora antes de volver a poner en marcha el sistema. Enciende de nuevo la lavadora para ver si reinicia su ciclo de lavado.
Antes de tocar la lavadora, o
cualquier otro aparato, apágala y desenchúfala. Cierra también la
llave de paso del agua.
¿Te vas de vacaciones? Piensa en
las cañerías
Si tienes que ausentarte durante un tiempo, acuérdate de drenar las cañerías de la lavadora. Suelta el conducto de desagüe de su banda de fijación en la parte posterior de la máquina y vacíalo por completo.
Cierra también la llave de paso del agua; los tubos de plástico no son conductos de agua propiamente dichos y pueden aflojarse si están sometidos a una presión constante. ¡No querrás tener que enfrentarte a una inundación recién llegado de vacaciones!
No entra bastante agua
Si la lavadora no se llena de agua, aun cuando el motor esté frío y el circuito eléctrico funciona correctamente, prueba estas otras soluciones:
Asegúrate de que la llave de paso del
agua está abierta, endereza cualquier conducto que esté doblado y
cambia los conductos o conexiones que pierdan. Si la protección
entre la llave y la entrada de agua está estropeada, cámbiala y
aprieta al máximo el tubo de llenado de la llave.
Verifica que el piloto se enciende
cuando cierres la tapa de la máquina. En caso contrario, la máquina
no puede funcionar; llama a un profesional.
El problema también puede estar en un filtro taponado. Para solucionarlo, sigue estos pasos:
1. Cierra la entrada de agua y desconecta los tubos de la máquina.
2. Utiliza un pequeño destornillador para retirar los pequeños filtros. Fíjate en la figura 13-4.
3. Limpia los filtros con un pequeño cepillo y cámbialos si están estropeados. Si la máquina sigue sin llenarse correctamente, recurre a un profesional.
Figura 13-4:
Si la máquina no se llena, limpia los filtros de los conductos de entrada del agua
La lavadora no desagua
La máquina está equipada con un filtro especial capaz de retener los objetos más importantes (como las monedas olvidadas en los bolsillos) que podrían obstruir el desagüe y que pueden recuperarse fácilmente. Para evitar cualquier problema de cuerpos extraños en el filtro, debes limpiarlo de vez en cuando respetando las normas de seguridad prescritas:
1. Desenchufa la máquina.
2. Vacía la máquina de cualquier resto de agua.
3. Retira el filtro. Afloja el tornillo que permite bloquear el filtro y retíralo haciendo girar su manilla en el sentido de las agujas del reloj hasta que pare. (Durante esta operación, recupera la pequeña cantidad de agua que quede en un recipiente pequeño.)
4. Limpia el filtro.
5. Monta de nuevo el filtro. Colócalo en posición vertical y enróscalo girando la manilla en el sentido contrario a las agujas del reloj y, luego, aprieta el tornillo.
Si, a pesar de que el filtro esté bien cuidado, la lavadora no desagua, empieza verificando que el conducto de desagüe no esté doblado; si fuera así, enderézalo. Fíjate bien en que esté correctamente enganchado por su extremo acodado al reborde de la cuba de desagüe sin que este tenga pliegues. Si el extremo del conducto de evacuación está demasiado elevado, bájalo.
Los grumos de detergente pueden obstruir los conductos de evacuación. Si encuentras grumos en los conductos, reduce la cantidad de detergente que pones o cambia de producto.
Asegúrate también de que el desagüe fijo de plástico conectado sea de un diámetro mayor que el tubo de desagüe de la lavadora para permitir el paso del aire.
Si has probado estos pequeños trucos y la lavadora sigue sin funcionar, llama a un técnico.
Si, por el contrario, la máquina se
vacía un pelín más de la cuenta para tu gusto (encuentras agua en
el suelo por todas partes a su alrededor), extrae el exceso de
espuma por el orificio previsto para esto situado en la parte
posterior y reduce la cantidad de detergente.
Para preservar la lavadora, limpia
con regularidad los restos de detergente que se acumulan en el
borde de las paredes.
La lavadora no centrifuga
Que la lavadora se niegue a centrifugar implica que hay un problema grave. La agitación de la máquina depende de la buena voluntad del motor, del sistema que acciona el tambor y del sistema de transmisión, y para reparar estos elementos son necesarias las dotes de un técnico profesional.
No obstante, puedes verificar dos o tres cosas antes de pedir ayuda:
¿Has esperado el tiempo suficiente? Es
posible que no se haya acabado el desagüe o que los contactos del
programador no estén aún cerrados (si has señalado un programa de
desagüe); espera unos minutos.
¿Llega la corriente a la lavadora?
Verifica los fusibles y el cable de alimentación. Comprueba también
que la puerta esté bien cerrada y que el programador esté encendido
(apretado o girado según el modelo).
¿Acabas de mudarte? Asegúrate de que
las barras de transporte se han retirado bien, de lo contrario la
bomba no podrá funcionar correctamente.
¿La carga está equilibrada? Verifica
que la ropa esté bien distribuida en el tambor y no amontonada en
un rincón, lo que podría provocar las suficientes vibraciones para
activar el sistema de seguridad y hacer que se apague la lavadora.
Evita también cargarla solo con prendas de algodón absorbentes que
pueden volverse muy pesadas y producir esos mismos
resultados.
Si la vibración durante el
centrifugado es muy fuerte, puede indicar que la lavadora no está
bien equilibrada. Ajusta la posición de los pies regulables con una
llave inglesa (observa la figura 13-5) o una llave plana girando en
el sentido de las agujas del reloj para elevar el pie y en el
sentido contrario para bajarlo.
Figura 13-5:
Para reducir la vibración durante el centrifugado, haz que esté bien equilibrada
Frigorífico
A los frigoríficos también se les llama neveras. Ese término hace referencia a unos armarios, con frecuencia de madera y aislados con corcho, donde se metía nieve. Son aparatos muy resistentes pero que requieren un mínimo mantenimiento. Por desgracia, las pocas reglas básicas que permiten velar por su buena salud a menudo se descuidan... hasta que se averían. Un mantenimiento regular puede evitar problemas tan diversos como el sobrecalentamiento de la rejilla del condensador, el encendido y apagado frecuentes, un ciclo de enfriamiento constante o insuficiente e, incluso, la parada total de la bestia.
Limpieza de la rejilla del condensador
Las rejillas de nuestras neveras se encuentran al nivel del suelo o en la parte posterior. La figura 13-6 ilustra cómo tienes que limpiarla:
Figura 13-6:
Utiliza un aspirador para limpiar la rejilla del suelo y un cepillo de púas duras para la rejilla situada en la parte posterior del frigorífico
Si la rejilla del condensador está
situada debajo de la nevera, límpiala con el tubo del aspirador al
menos dos veces al año.
Para limpiar una rejilla situada en la
parte posterior, separa la nevera de la pared y utiliza el cepillo
de un aspirador o uno de púas duras para quitarle el polvo. Elimina
también toda la grasa acumulada con una esponja y agua jabonosa una
vez al año, como mínimo.
Si tienes animales en casa,
debes limpiar los electrodomésticos más a menudo. Los pelos de gato
o de perro pueden obturar las rejillas de las neveras, los filtros,
los conductos de aireación y otros sistemas.
Adiós a los ruidos y a los malos olores
Si el ruido de la nevera no te deja dormir, antes de tomar somníferos, verifica que esté bien horizontal. Coloca un nivel de burbuja sobre ella y, si constatas que está inclinada, reajusta su posición regulando la altura de los pies con la ayuda de una llave inglesa.
El ruido también puede proceder de vibraciones entre la rejilla del condensador y el sistema de drenaje situado debajo del frigorífico. Verifica la posición de estos dos dispositivos para que no haya ningún contacto entre ellos. Comprueba también que todos los tornillos de fijación de las rejillas estén en su sitio y que no haya ninguno flojo.
En el caso de los malos olores, hay que cumplir ciertas reglas elementales: el pescado, la carne y el queso deben colocarse en las bandejas superiores y aislarlos con envoltorios o en recipientes. No sobrecargues el frigorífico, ya que el aire frío debe poder circular sin problemas; envuelve también los alimentos crudos para que no entren en contacto con otros alimentos; evitarás así la propagación de bacterias.
Fogones y placas de cocinar
Los aparatos de cocción no son muy complicados y pueden durar decenas de años si les haces un buen mantenimiento. Sin embargo, deja cualquier reparación en las buenas manos de un profesional, especialmente la de tecnología sofisticada, como las vitrocerámicas y de inducción.
Fuegos de gas
Para limpiar correctamente un fuego de gas de una placa de cocción o de una cocina, es indispensable levantar la tapa del quemador. Una limpieza periódica con líquido lavavajillas garantiza el mantenimiento regular.
Si la llama no sale por todos los orificios, asegúrate de que el fuego está bien puesto. Si es así, examina los orificios del fuego. Si están taponados, utiliza palillos de plástico para limpiarlos.
Aquí tienes una pequeña receta
tradicional sencilla y eficaz para renovar el aspecto de un
quemador de gas: pon el quemador a remojo con vinagre de vino de 12
a 24 horas, enjuágalo y déjalo secar.
Para limpiar el fuego de un horno de gas sigue estos pasos:
1. Cierra todos los interruptores.
2. Abre la puerta del horno hasta la primera posición de abertura y tira de la puerta hacia arriba para desencajarla de las bisagras.
3. Levanta la placa situada en la parte inferior del horno (la mayoría se levantan sin más, otras se desatornillan).
4. Enciende el horno para verificar la distribución de las llamas.
Si las llamas no están distribuidas uniformemente a lo largo de los fuegos, puede que los orificios estén obturados. Apaga el horno y utiliza un pequeño alambre o palillos de plástico para limpiarlos.
5. Vuelve a colocar la placa y la puerta del horno.
Placas eléctricas
Algunas placas están constituidas de un elemento calefactor provisto de dos bornes que se conectan a un receptáculo (mira la figura 13-7). Si tu placa ha dejado de calentar, prueba con este sencillo procedimiento:
Figura 13-7:
Un modelo de placa eléctrica
1. Cierra el circuito eléctrico correspondiente en el cuadro de fusibles o de los pequeños interruptores y levanta la placa.
2. Tira hacia ti para desconectar las clavijas de fijación (como se muestra en la figura 13-7).
3. Utiliza un disco abrasivo para limpiar las clavijas y retirar toda la corrosión. Aprovecha para inspeccionar el dispositivo. Si te parece estropeado, cámbialo por uno nuevo, disponible en distribuidores que comercialicen esa marca.
4. Vuelve a colocar los bornes en su receptáculo.
5. Vuelve a encender el fusible o el pequeño interruptor y gira el botón para verificar que la placa calienta.
Si, después de haber seguido estos pasos, el sistema sigue sin calentar, cierra de nuevo el circuito eléctrico y retira la placa que funciona correctamente. Inserta los bornes del elemento calefactor en el segundo receptáculo y haz una prueba.
Si el elemento sigue negándose a
calentar, compra uno nuevo.
Si calienta en otro receptáculo, el
problema es de la primera caja de conexión. Desenróscala y examina
sus contactos metálicos. Si están doblados o gastados,
cámbialos.
Calefacción central
Existen dos tipos de calefacción central: la de aire caliente y la de circulación de agua caliente. Sea cual sea el modo de propagación del calor, es preferible dejar los problemas importantes de la calefacción central en las manos expertas de los fontaneros profesionales en calefacción (un mantenimiento anual es obligatorio). No obstante, aunque las reparaciones no estén al alcance de todos, una vez resueltos los problemas, puedes contribuir en gran medida al buen funcionamiento encargándote de pequeñas intervenciones rutinarias.
La calefacción ha dejado de funcionar
Imagina que te despiertas una mañana en una habitación en la que la temperatura parece haber caído de repente a unas cifras dignas de Siberia. Empieza por abrigarte (el gorro es opcional), después pasa a la segunda parte del plan, la búsqueda del problema:
Comprueba que no haya bajado nadie el
termostato por error. Si fuera así, regula la temperatura y
colócate cerca de una salida de aire caliente o de un radiador
hasta que estés tostado al punto.
Enciende una luz para verificar que no
se haya cortado la corriente. Si ese no es el caso, examina el
cuadro de distribución de los circuitos para comprobar si el
fusible o el pequeño interruptor correspondiente a la caldera no ha
saltado. Si fuera así, cambia el fusible o vuelve a encender el
pequeño interruptor (en el capítulo 12 se explica el
procedimiento). Si vuelve a saltar, llama a un técnico.
Verifica que la caldera está bien
encendida. Se trate de una caldera de gas, de fueloil o eléctrica,
estos aparatos suelen tener un botón de encendido/apagado. En las
calderas de gas o de fueloil con llama, comprueba que la llama está
bien encendida. En caso de que no sea así, sigue las instrucciones
específicas del aparato para volver a encender la caldera y la
llama.
Si estos pequeños trucos no funcionan, llama al técnico encargado del mantenimiento de tu caldera.
Sistemas de aire caliente
La calefacción de aire caliente, menos usada que la de circulación de agua caliente, da también menos problemas. No tienes que temer ninguna fuga ni formación de hielo (en caso de ausencia prolongada en invierno) y el mantenimiento de estos circuitos de distribución es sumamente sencillo. No obstante, para que el rendimiento sea óptimo, comprueba regularmente estos puntos (una vez que hayas apagado la caldera y cerrado la llama en el caso de las calderas que la tengan):
Limpia y
cambia el filtro de aire de la caldera (mira la figura 13-8). Esta precaución, con frecuencia
olvidada, es, sin embargo, muy útil. Si el filtro está obturado, el
ventilador se convierte en un sistema de distribución de polvo en
vez de aire caliente. Para evitar que un filtro taponado reduzca la
entrada de aire en el aparato, además de su rendimiento, es
necesaria una limpieza mensual.
Limpia y
engrasa el motor y la hélice del ventilador como mínimo una vez al
año. Asegúrate de que la tapa de
protección que oculta el ventilador esté bien cerrado.
Verifica
que todos los conductos están bien conectados y estancos.
Estos conductos son de forma cilíndrica o
rectangular, en metal o, a veces, están envueltos en manguitos de
aislamiento desde la salida de la caldera hasta las diversas bocas
de salida en la casa. Utiliza cinta flexible en lana de vidrio o
placas termoaislantes autoadhesivas para proteger los conductos en
las uniones.
Levanta las
rejillas de protección de las bocas de salida en toda la casa para
limpiarlas. Un simple destornillador basta
normalmente para soltarlas. Utiliza luego un aspirador para limpiar
el polvo de las rejillas y las paredes.
Figura 13-8:
Cambio del filtro de una calefacción de aire caliente
Sistemas de circulación de agua caliente
La calefacción central con agua caliente, que hoy en día es
uno de los más extendidos, distribuye el calor a través de una red
de tuberías en la que circula el agua caliente producida por la
caldera. La difusión del calor está garantizada por los radiadores
de la casa gracias al cambio térmico por la circulación del líquido
(generalmente, agua). El agua caliente más ligera sube por las
tuberías y empuja automáticamente al agua fría hacia la caldera
para que se caliente de nuevo (es un circuito cerrado).
Aunque existen varios modelos y tipos de radiadores (básicamente en acero fundido y fundido de aluminio), funcionan todos del mismo modo: el agua caliente que sale de la caldera calienta los radiadores, que calientan la atmósfera, que, a su vez, te calienta.
Purga de los radiadores
En los radiadores de la calefacción central es común que entre aire. Cuando ocurre, calientan menos (sobre todo en la parte alta) y producen unos ruidos desagradables. El aire siempre consigue filtrarse, sobre todo cuando se para o se modifica la calefacción. Para mejorar de nuevo su rendimiento y hacer que acaben esos ruidos burbujeantes, tienes que purgar los radiadores. El purgador normalmente está situado en la parte de arriba del radiador, en el lado opuesto a la llave (mira la figura 13-9). Puede ser de estrella, de tuerca o de llave.
Figura 13-9:
Purga los radiadores si hacen ruido o no se calientan enteros
Para purgar un radiador sigue estos pasos:
1. Detén el acelerador de la caldera, si lo tiene.
2. Coloca un recipiente debajo del purgador.
3. Abre el pequeño tubo de purga o desatorníllalo (según el modelo del purgador).
El aire se escapa con un pequeño silbido, luego sale el agua. Cuando ya no oigas el silbido y empiece a salir, cierra el purgador.
Adiós a los ruidos
Los radiadores ruidosos no siempre se deben a una filtración de aire. De hecho, otras causas diferentes pueden ser el origen de las molestias sonoras, sobre todo, en una instalación antigua:
Las abrazaderas de fijación de los
conductos pueden transmitir ruidos de chorreo a la albañilería. En
ese caso, saca las abrazaderas e intercala entre el conducto y la
abrazadera una tira de espuma, caucho o fieltro.
La presión puede ser insuficiente. En
un circuito cerrado, aumenta la presión con la palanca de mando; en
un circuito abierto (instalaciones antiguas), levanta el depósito
de expansión.
Fuga por la llave de un radiador
La mayoría de las fugas de la calefacción requieren la intervención de un especialista, pero es posible arreglar una fuga común bastante menor: el agua cae por la varilla de la llave, al nivel del prensaestopas. Para solucionarlo, procede del siguiente modo:
1. Cierra la llave.
2. Desmonta el volante (afloja el tornillo del botón de maniobra de la llave y retíralo).
3. Aprieta la tuerca del prensaestopas con una llave inglesa.
Es la primera tuerca detrás del volante de la llave, la segunda tuerca es la que está en la cabeza de la llave.
Protección contra el hielo
En caso de ausencia prolongada en invierno, si cierras la calefacción, es preferible protegerla contra el hielo. En ese caso, puedes optar por dos soluciones. Puedes drenar toda la instalación o añadir anticongelante. La cantidad que debes añadir está indicada en el envase.
Los anticongelantes no
alimentarios están prohibidos porque hay riesgo, en caso de fuga,
de que se contamine el agua sanitaria o la de la red de
distribución externa. En un circuito abierto, vierte el
anticongelante en el depósito de expansión. En un circuito cerrado,
drena parcialmente el sistema y después vierte el anticongelante y
acaba de llenarlo con agua.
Calentador de agua
Si la producción de agua caliente de una vivienda no está garantizada por un suministro colectivo de agua caliente sanitaria o por la caldera de una calefacción central, se garantiza mediante un calentador de agua, a menos que calientes calderos todas las mañanas.
Los calentadores de agua funcionan con gas o con electricidad. Los aparatos eléctricos son menos complicados y más sencillos de mantener, pero ciertos procedimientos son comunes para los dos tipos de aparatos.
El agua y la electricidad son
una combinación peligrosa. Cuando manipules un calentador de agua
eléctrico, no olvides nunca cortar la corriente con el interruptor
general.
Vaciado
Una vez al año, debes vaciar totalmente la cuba para evacuar los sedimentos acumulados. Si la válvula de desagüe pierde, repárala o cámbiala.
Para vaciar un calentador de agua, procede del modo siguiente:
1. Cierra la válvula de entrada de agua fría situada sobre el calentador de agua.
2. Conecta un tubo en la válvula de desagüe (mira la figura 13-10) y dirige el extremo del tubo hacia una salida de desagüe.
3. Abre la válvula de desagüe y abre el grifo del agua caliente de la bañera.
Para rellenar el calentador de agua tras haberlo vaciado, sigue estos pasos:
4. Cierra la válvula de desagüe y el grifo de la bañera.
5. Abre un grifo de agua caliente situado en una estancia alejada del calentador de agua.
6. Abre la válvula de entrada de agua fría del calentador de agua.
Cuando el agua fluya por el grifo del agua abierto, sabrás que el calentador de agua está lleno.
Figura 13-10:
Conecta una manguera a la válvula de desagüe para evacuar los sedimentos que se formen en la cuba
Fuga en la válvula de desagüe
Si te encuentras con agua en el suelo, alrededor del calentador de agua, puede que haya una fuga en la válvula de desagüe, que es la válvula que has utilizado para evacuar los sedimentos del fondo de la cuba. Algunos dispositivos de desagüe son metálicos; tienen un tornillo en el mando o una junta y, a veces, basta con cambiar únicamente la junta para reparar la fuga. Sin embargo, otros están equipados con una válvula de plástico, en cuyo caso, es necesario sustituir toda la pieza.
Para cambiar una válvula de desagüe metálica, gira simplemente la válvula en el sentido contrario a las agujas del reloj con una llave inglesa. Durante los retoques o reparaciones en las tuberías de cobre, envuelve siempre la rosca con cinta de teflón para garantizar la estanqueidad (también sirve la pasta de obturación o la estopa). Utiliza la llave inglesa para apretar de nuevo la válvula.
Sigue estos pasos para desmontar y cambiar una válvula de desagüe de plástico:
1. Con la mano gira cuatro veces la válvula en el sentido contrario a las agujas del reloj.
2. Tira de la válvula al mismo tiempo que la giras en el sentido de las agujas del reloj hasta que se suelte de la cuba.
3. Llévate la válvula a la tienda de un distribuidor especializado para comprar un modelo idéntico.
4. Empuja sobre la válvula al mismo tiempo que la giras seis veces en el sentido contrario a las agujas del reloj; después otras cuatro veces en sentido inverso.
Gira, gira...