Capítulo 12
Instalaciones y reparaciones eléctricas
En este capítulo
Toma
medidas de seguridad
Conocer
el cuadro de fusibles y el interruptor general
Familiarizarse con los enchufes y los
interruptores
Instalar
iluminación eléctrica
Desde aquel gran día en que Benjamin Franklin se divirtió haciendo volar su cometa en medio de una tormenta (pero ¿en qué estaría pensando?), la civilización ha desarrollado una curiosa fascinación por la electricidad, acompañada de una dependencia casi enfermiza de ella. Sin embargo, ¿qué pasa si te encuentras de repente sumido en la oscuridad que sigue a un corte de corriente? ¿Cómo reaccionas? Y no me digas que te vas a ver la tele a casa de un amigo. Esa no es la respuesta que espero de ti.
Algunas normas de seguridad
En el campo de la electricidad, más que en cualquier otro campo, hay que cumplir las normas de seguridad. La más importante de todas es jamás tocar un componente por el que pase la corriente eléctrica. Si lo hicieras, recibirías una descarga que podría ser mortal si ciertos elementos favorecieran el paso de la corriente, como el suelo mojado, las baldosas, el cemento. Así que, a menos que seas un fan muy extremado del famoso cantante Claude François en la década de 1960, que murió electrocutado en la bañera cuando, mojado, intentó quitar un foco de luz que fallaba, sobre todo, no juegues con la electricidad.
Aquí tienes, pues, unas cuantas normas básicas que debes respetar imperativamente para evitar los accidentes:
Respeta las
normas establecidas en los documentos oficiales.
Para cumplir las normas de seguridad, basta con
comprar únicamente aparatos y material que lleven la mención UNE
(siglas del organismo de normalización en España) que garantizan
esa conformidad.
Si tu
vivienda es antigua, verifica que la instalación no sea
prehistórica. Si tu vivienda supera los
treinta años, tiene todos los números para que la instalación no se
ajuste a la normativa (si no la has renovado). Una instalación muy
antigua es peligrosa. Olvídate de los fusibles de porcelana o los
hilos rígidos forrados de tela. Con una instalación conforme a las
normas, el interruptor general debe ser de tipo diferencial de 30
mA; los aparatos eléctricos de los cuartos
de baño deben disponer de doble aislamiento... Si, incluso de
lejos, tu cuadro eléctrico te parece una antigualla, haz que un
profesional le haga un chequeo completo. (Lee el apartado “Cuadro
de fusibles e interruptor general”, a continuación.)
Corta la
corriente a través del interruptor general antes de tocar nada de
la instalación eléctrica. Este es el
primer paso que no debes saltarte nunca si quieres tocar algo
relacionado con los circuitos eléctricos. Por precaución, deja una
notita sobre el interruptor especificando que estás haciendo unas
reparaciones y que no debe restablecerse la corriente.
Equípate
con las herramientas adecuadas para los trabajos de
electricidad. El equipo del electricista
es bastante reducido, así que no dudes en comprar las herramientas
apropiadas (detector de corriente, destornillador de hoja aislada,
etc.).
Evita los
alargadores. Esos cables que están tirados
por el suelo pueden provocar accidentes (si los enchufes están mal
conectados en un suelo mojado, por ejemplo).
No
sobrecargues los enchufes múltiples. Los
circuitos que solo contienen tomas no deben sobrecargarse (no más
de ocho puntos de alimentación), porque podrían producirse
cortocircuitos, o sea, incendios. (Lee el apartado “Enchufes e
interruptores”», que está un poco más adelante en este
capítulo.)
No
agujerees una pared ni un techo sin haber localizado previamente el
recorrido de los cables eléctricos.
Cuadro de fusibles e interruptor general
Enchufas la nueva cadena de música, que tiene superprestaciones, aprietas el botón y, de repente, toda la casa se sume en la oscuridad. Por supuesto, ya habrás oído hablar de cortocircuitos y de fusibles que saltan, pero ¿sabes cómo repararlos?
El primer paso consiste en localizar el cuadro de alimentación general. ¿El qué? Vale, empecemos por el principio.
En España la electricidad entra en las casas a una tensión de
220-380 V, un amperaje de 15 a 90 A y una potencia que puede estar
entre algo más de 1 y alrededor de 15 kW, según las instalaciones
del abonado. La corriente llega hasta la casa por cable. Luego se
distribuye a través de un entramado de cables, formados por dos
hilos, llamado circuito.
Son necesarios varios circuitos para alimentar un hogar. Cada uno de ellos se define por la sección de los conductores (el diámetro de los hilos en mm2) y la potencia eléctrica de los aparatos que comunica. Solo puede canalizar una cierta cantidad de energía. A partir de ahí, se produce sobrecalentamiento (o sobrecarga). Un circuito de iluminación, por ejemplo, no debe comunicar más de ocho puntos. Si enchufas demasiados aparatos en un circuito, de forma que la potencia absorbida es superior a la capacidad del circuito, los hilos que suministran esa energía se sobrecalientan. Si los hilos que suministran la energía entran en contacto entre ellos, porque el aislante se funde por el efecto del calor antes que el aparato que alimentan, crean un cortocircuito. El circuito se corta bruscamente y los cables pueden calentarse en pocos segundos o provocar chispas que pueden iniciar un incendio.
Cada circuito está protegido por un fusible (o cortacircuitos) o por un pequeño interruptor automático que corta el circuito en caso de anomalía. Es raro que queden cortacircuitos de porcelana tradicionales; los sustituyeron cortacircuitos de cartucho, pequeños cilindros de cerámica que alojan un filamento que se rompe bajo el efecto de la sobrecarga de un cable o de un cortocircuito. También han ido quedando obsoletos y actualmente el cuadro eléctrico está provisto de interruptores automáticos (también llamados diferenciales o magnetotérmicos), que saltan e interrumpen el paso de electricidad si hay una sobrecarga o un cortocircuito.
En la figura 12-1 puedes ver la distribución de los circuitos.
Fusibles. Si tienes
una instalación controlada y protegida por
fusibles de cartucho, para cortar la corriente que alimenta un
circuito, debes retirar los fusibles colocados en alojamientos
basculantes o deslizantes. Antes de buscar el fusible que ha
saltado para poder sustituirlo, debes cortar la corriente con el
interruptor general. (Para más detalles sobre el procedimiento,
consulta el apartado “Cómo cambiar un fusible”, más adelante en
este capítulo.)
Interruptores automáticos. Lo
habitual actualmente es que la interrupción de la corriente de los diferentes
circuitos esté garantizada por pequeños interruptores automáticos,
que presentan numerosas ventajas respecto a los cartuchos: es fácil
identificar el interruptor correspondiente al circuito defectuoso,
ya que se coloca automáticamente en posición apagado (posición
contraria a los demás interruptores); una vez resuelta la avería,
basta con volver a colocar la palanca o el botón de mando del
interruptor en posición de encendido, ya no tendrás que comprar ni
cambiar más fusibles.
Trabajar con cables bajo
tensión nunca es muy buena idea y, a veces, los cables que proceden
de varios circuitos pueden estar presentes en un único dispositivo.
En ese caso, para asegurarte de que la electricidad está cortada en
cada circuito, hazte con un detector de corriente; una pequeña
herramienta en forma de destornillador con el mango transparente,
que lleva una pequeña resistencia. Cuando la hoja entra en contacto
con un hilo bajo tensión, se enciende un piloto (minibombilla de
neón). Atención, si te encuentras con un verdadero neutro, la
bombilla no se encenderá. En mi opinión, ¡es preferible usar un
detector de corriente de verdad!
Cambiar un fusible
Si tu cuadro de fusibles está equipado con pequeños interruptores automáticos, no hay problema. Para restablecer la corriente tras la reparación de la avería, basta con colocar el pequeño interruptor en posición de encendido.
En cambio, si por alguna razón tienes un cuadro equipado con fusibles de cartucho, no tienes modo alguno de localizar el fusible que ha saltado (a menos que dispongas de modelos dotados con una pastilla piloto).
Para encontrar el fusible correspondiente al circuito defectuoso, procede de la siguiente forma:
1. Enciende la luz de todas las habitaciones de la casa y enchufa todos los aparatos.
2. Corta la corriente con el interruptor general y abre todos los soportes fusibles antes de volver a dar la corriente.
3. Ciérralos de uno en uno para identificar el circuito que falla.
Averigua cada vez qué circuito se pone en funcionamiento y aprovecha la ocasión para etiquetar los fusibles (alumbrado, pequeños aparatos, lavadora, cocina, etc.).
4. Cuando localices el circuito, retira el fusible correspondiente y examina todos los dispositivos conectados a este circuito para averiguar la causa de la avería y repararla.
La causa más frecuente es la sobretensión: se han conectado demasiados aparatos al mismo circuito o bien un aparato demasiado potente o una bombilla fundida. También puede tratarse de un cortocircuito provocado por un enchufe defectuoso. Tendrás que desmontar entonces el aparato (toma, interruptor o bombilla) y colocar correctamente los hilos.
5. Corta de nuevo la corriente, cambia el fusible por uno nuevo y vuelve a encender el interruptor general.
No puedes equivocarte, porque la longitud y el diámetro de los cartuchos varían en función de la intensidad controlada, de forma que no puedes insertar un cartucho cuyo amperaje no sea el adecuado.
Te iría bien guardar fusibles de
recambio junto al cuadro de distribución.
Enchufes e interruptores
Los enchufes, también llamados tomas o bases, se sitúan en circuitos de ocho como máximo, conectados en el cuadro de distribución de circuitos. Se componen de una caja, donde va a alojarse la platina de conexión, y de una tapa, y permiten alimentar con electricidad las lámparas y otros aparatos de la casa.
En una instalación eléctrica, puedes encontrarte varios tipos de enchufes: los de tres alveolos, uno de ellos rectangular; los de dos alveolos sin toma de tierra; los de dos alveolos con toma de tierra; y los simples o dobles.
Como su nombre indica, los interruptores cortan o cierran un circuito eléctrico. Existen diferentes tipos de interruptores; los más comunes son los interruptores de báscula, los conmutadores y los variadores.
Cuando sustituyes un enchufe o un interruptor, te ves obligado a conectar los cables compuestos por hilos de cobre protegidos por un aislante. Los colores de estos recubrimientos aislantes permiten identificar la función de los cables.
El cable neutro es de color azul
claro.
El cable de protección para la toma a
tierra es bicolor: verde y amarillo.
El cable de fase (y los otros) tienen
un color liso cualquiera (excepto azul, verde o
amarillo).
Conexión de cables
Para hacer conexiones o para alargar un hilo demasiado corto, debes saber cómo efectuar un empalme. Normalmente se utiliza una caja de conexión o una regleta: bornes de presión metálicos en unas fundas de plástico. Unir hilos entrelazándolos para después cubrirlos con cinta aislante es peligroso y mucho más fácil que se deteriore y te dé problemas.
El procedimiento es sencillo: pelas un tramo de 3 cm, aproximadamente, de los hilos con unas tenazas para pelar cables, después dobla la punta de cada hilo sobre sí misma antes de cortar con las tenazas. Así podrás introducirlo más fácilmente en el borne de conexión. A continuación, basta con tener cuidado y poner en contacto los hilos del mismo color. (Para las regletas compra un pasador cuyo diámetro de abertura corresponda al conductor.)
Colocar un enchufe de superficie
Un enchufe de superficie se fija a la pared con tornillos. Los cables pasan por debajo de un cajetín de madera o plástico. Para colocar un enchufe de superficie y conectarlo a los cables exteriores, procede del modo siguiente:
1. Coloca la caja y mete la mina de un lápiz por los orificios para marcar la ubicación de los agujeros que necesitarás para fijarlo.
Habitualmente los enchufes se sitúan sobre el zócalo, a 15 cm del suelo (la altura mínima es de 5 cm por encima del suelo), excepto en la cocina, donde es preferible colocarlos sobre la encimera o cerca de los interruptores, y en el cuarto de baño, donde se imponen normas muy estrictas (cualquier toma situada a menos de 1 m de la bañera o del lavabo, debe tener una toma a tierra).
2. Haz los agujeros e introduce los tacos.
3. Atornilla la caja a la pared.
Cambiar un enchufe de pared
Para sustituir un enchufe dañado, procede de la siguiente manera:
1. Corta la corriente con el interruptor general y abre el portafusible o cierra el pequeño interruptor correspondiente.
2. Desmonta la base y sepárala de su cajetín con los hilos aún conectados a los bornes de fijación; utiliza un detector de corriente para verificar que el circuito está abierto.
3. Apunta el número y el color de los hilos conectados a cada borne, desenrosca los tornillos de fijación y suelta los hilos.
4. Conecta los hilos a los bornes de la nueva base y mete esta última en el cajetín.
5. Atornilla la base.
6. Pon en marcha el interruptor general o cierra el portafusible.
Colocar molduras
Si no quieres agujerear la pared para empotrar los cables de un enchufe (o un interruptor), puedes hacer que pasen por las paredes y alojarlos en molduras de madera o plástico. La figura 12-1 muestra las molduras de PVC sujetas por encima del zócalo, a lo largo de las paredes y por el techo para llevar la corriente del enchufe hacia el interruptor o el plafón.
Figura 12-1:
Las derivaciones con molduras son sencillas de hacer
1. Decide el mejor camino desde la entrada de la electricidad hasta el enchufe o el interruptor. Los cables deben seguir el camino más sencillo, normalmente por encima del zócalo, a ras del techo o alrededor de las puertas.
2. Mide el itinerario para comprar suficiente moldura y cable para cubrir todo el recorrido. Los cables deben ser de hilos rígidos (un conductor protegido por un aislante), no flexibles (varios hilos pequeños protegidos por un aislante).
Atención al diámetro de los cables, 1,5 mm2 para la luz, 2,5 mm2 para los enchufes de casa. En el caso de los electrodomésticos potentes (como el horno), pide consejo a los vendedores.
3. Fija la base de la moldura. Normalmente van clavadas cada 30 cm. También las hay encoladas. En el caso de las de plástico suelen ser autoadhesivas. Gira en ángulo recto.
4. Mete los cables en el interior de las ranuras adecuadas y fija las tapas. Los cables de tomas ordinarias tienen un diámetro de 2,5 mm2 para los enchufes y 1,5 mm2 para la luz.
5. Conecta los cables al enchufe.
6. Conecta el otro extremo al fusible del cuadro de distribución de circuitos.
También puedes conectar los cables a un enchufe ya existente (siempre que los bornes de la platina lo permitan y que no se conecten al circuito más de siete enchufes).
Pero ¿qué es la toma de tierra?
Algunos enchufes tienen una varilla metálica, además de sus dos alveolos: es la toma de tierra. Este dispositivo permite desviar a la tierra la corriente parásita. De hecho, sea cual sea la calidad de una instalación, a veces sucede, por falta de aislamiento, que la corriente se pierde en un circuito y provoca accidentes. Puede tratarse de un simple cortocircuito, si se toca la funda metálica, llamada masa, de un aparato eléctrico bajo tensión por falta de aislamiento o por un contacto mucho más grave en un suelo mojado. La electricidad, que busca siempre llegar a tierra, buscará el camino conductor más corto: ¡tú!
Por eso, los aparatos cuya masa puede someterse a tensión accidentalmente se conectan a tomas de tierra. Estas tomas tienen tres hilos, un hilo de fase, un hilo neutro y un hilo de tierra; los dos primeros suministran electricidad, el tercero conduce la electricidad parásita a tierra.
También existen los zócalos
eléctricos modulares que se instalan, en lugar del zócalo
ordinario, clavados, atornillados o encolados. Es un material
compuesto por una base, en la que se meten los cables y los
enchufes preinstalados.
Iluminación eléctrica
Existen, básicamente, dos tipos de iluminación: la
incandescente y la fluorescente. La iluminación incandescente se
consigue gracias a un pequeño filamento de tungsteno llevado a la
incandescencia por el paso de la corriente. Se vuelve de un blanco
cegador y desprende calor. Sin embargo, como está dentro de una
bombilla llena de gas inerte, la resistencia no puede inflamarse.
(Los halógenos forman parte de esta categoría.) Por su parte, la
iluminación fluorescente funciona con un gas a baja presión que
contiene vapor de mercurio. La descarga eléctrica que se produce al
encenderse provoca la fluorescencia del polvo que recubre el
interior del cristal. Los progresos electrónicos logrados en el
campo de la fluorescencia han dado lugar a una nueva categoría de
iluminación: las bombillas fluocompactas, más potentes, económicas
y resistentes. Normalmente duran diez veces más y consumen cinco
veces menos energía que las bombillas clásicas. La tecnología más
moderna en cuestión de iluminación son los ledes (diodos emisores
de luz). Una de sus mayores ventajas respecto a las luces
incandescentes y fluorescentes es que consumen muy poca energía;
además apenas emiten calor.
Retirar una bombilla rota
Imagínate que una bombilla se rompe en su casquillo. Para retirar los trozos de cristal sin cortarte, procede de la siguiente manera:
1. Corta la corriente con el interruptor general.
2. Con unas tenacillas, rompe los trozos de cristal que queden.
Para sacar el casquillo, puedes
utilizar una herramienta especial, llamada tenacillas para casquillos, o en su
defecto unas tenacillas multiusos (que serán menos eficaces). Un
buen truco consiste en utilizar una pelotita de goma.
Reparar una lámpara
Las lámparas normalmente son muy fiables y resistentes. Pero puede pasar que su casquillo se rebele: la lámpara parpadea, no se enciende siempre o se niega literalmente a obedecer. Si esta repentina impertinencia te ofrece una excusa perfecta para librar a tu salón de esa horrible cosa, ¡tírala sin remordimientos a la basura! Pero si aún no estás preparado para separarte de tu compañera luminosa, puedes desmontarla sin problemas para someterla a una operación quirúrgica. En general, la operación consiste en cambiar el casquillo; a veces, basta con apretar los tornillos de fijación de sus bornes. En los dos casos, debes saber cómo desmontar el casquillo, una tarea al alcance de todo el mundo.
Existen diferentes modelos de casquillos, que encontrarás en casi cualquier tienda de bricolaje o en ferreterías. Para no equivocarte, probablemente lo mejor será que desmontes la lámpara y te lleves el casquillo defectuoso a la tienda.
Para sustituir un casquillo deteriorado, cuyo modelo se muestra en la figura 12-2, sigue estos pasos:
1. Desconecta la lámpara.
2. Saca la bombilla, el manguito que sujeta la pantalla y la pantalla.
3. Desmonta el portalámparas. Desenrosca la funda para dejar a la vista la platina sobre la que están conectados los conductores.
4. Desatornilla los bornes y desconecta los conductores. Si descubres que los bornes estaban flojos, apriétalos y monta de nuevo la lámpara. A veces, la causa de que no funcione la lámpara es que los conectores están mal fijados. Si la lámpara funciona tras haber apretado los tornillos, ¡genial! En caso contrario, desmóntala otra vez y continúa con el procedimiento.
Figura 12-2:
Los diferentes componentes de un portalámparas
5. Si te parece que el portalámparas está en mal estado (quemado o estropeado), cámbialo. Para ello, desenrosca el capuchón y retíralo.
6. Coloca el nuevo capuchón y enrosca los conectores alrededor de los bornes del nuevo portalámparas. Dobla el extremo de los hilos para que sea más fácil conectarlos y aprieta al máximo los tornillos de fijación.
7. Enrosca la nueva funda sobre el capuchón
8. Vuelve a colocar la pantalla, el manguito y la bombilla.
Sustituir o reparar un tubo fluorescente
Hay dos tipos de tubos fluorescentes, los tubos de clavijas y los tubos de bayoneta. Los primeros son los más extendidos: dos clavijas finas colocadas en los alveolos de la base sujetan el tubo. Si un electrodo del tubo se rompe, tienes que cambiarlo.
Para cambiar un tubo estropeado o gastado, basta con desmontar la tapa (simplemente a presión o enroscada) y levantar un casquillo de la base para retirar el tubo de un lado y luego del otro. A continuación, haz el mismo proceso a la inversa para instalar el nuevo tubo. Para los tubos de bayoneta, basta desenroscar el tubo.
Si, a pesar del cambio, el tubo sigue sin funcionar, tendrás que examinar las conexiones en busca de un falso contacto. Verifica las conexiones en los extremos, quizá el tubo esté mal colocado simplemente.
Si parpadea en los dos extremos sin encenderse, el cebador está defectuoso: tienes que desmontarlo para cambiarlo. Los cebadores están colocados en uno de los casquillos de la base y se desmontan por simple presión o desenroscado, según el modelo. Llévate el cebador a la tienda, así seguro que no te equivocarás de modelo al comprar el nuevo.
Instalar iluminación exterior de baja tensión
Fáciles de instalar y económicos, los sistemas de alumbrado alimentados con una tensión muy baja (MBT), es decir, de 12 V, constituyen una solución ideal para el alumbrado exterior. Los sistema MBT, como el que se muestra en la figura 12-3, son productos modulares fáciles de montar. Sea cual sea su aplicación, estos sistemas incluyen una alimentación de 220 V, un transformador 220/12 V, el cableado y casquillos con sus bombillas.
El cableado propiamente dicho es simple. Lo más complicado es la colocación de esos cables, ya que tienes que cavar una zanja. Aquí tienes el procedimiento que debes seguir a grandes líneas:
Figura 12-3:
Estacas de jardín MBT con transformador
1. Instala el transformador cerca del enchufe exterior.
El transformador, que convierte la corriente estándar de 220 V en 12 V, debe estar montado cerca de la toma exterior. Los transformadores equipados con un temporizador pueden instalarse en el interior, a diferencia de aquellos que disponen de un detector fotoeléctrico (que deben instalarse, evidentemente, en el exterior para estar expuestos a la luz y captarla).
2. Extiende los cables por el suelo siguiendo el itinerario que has definido. El camino debe ser lo más corto posible.
3. Conecta los focos de jardín u otros dispositivos de iluminación al cable. Las conexiones de estos sistemas pueden variar según los modelos, pero el procedimiento general consiste en conectar el cable a un pequeño cajetín situado en la base de cada farol.
4. Cuando todos los postes estén en su sitio, conecta el transformador a la toma exterior y prueba el alumbrado. Si todo va bien, puedes cavar las zanjas. Atención, cualquier alumbrado exterior debe cumplir unas reglas estrictas: los cables deben estar protegidos por fundas, enterrados perfectamente estancos y señalizados por una red roja.
5. Cava una zanja del ancho de una pala con una profundidad de hasta 80 cm.
6. Recubre el fondo de la zanja con una capa de 15 cm de arena y coloca el cable dentro.
7. Recúbrelo con una capa de 10 cm de arena.
8. Coloca una red de protección a lo largo y a lo ancho de toda la zanja.
9. Cúbrelo con una última capa de arena (5 cm) y completa la operación con tierra.