Agradecimientos
Por lo general, escribir es una actividad solitaria. No sólo implica que una persona pase meses escribiendo sola, sentada ante el ordenador, sino que la obliga a pasar largas horas caminando por el campo, conduciendo de costa a costa y haciendo todo tipo de ofrendas a los dioses del conflicto externo, también sin mucha compañía.
Y aunque tengo una gran capacidad para disfrutar de la soledad, nunca estoy realmente sola como escritora, porque el equipo de Sourcebooks, desde nuestra directora, Dominique Raccah, hasta mi editora, Deb Werksman, pasando por todo el «equipo del libro» —Skye, Susie, Cat, Danielle, la Señora Correctora e incontables personas más—, no está más que a una llamada o un mensaje de correo de distancia, y a veces más cerca incluso.
Estos libros no son «míos», y las historias de los hermanos Windham tampoco. Estas historias os pertenecen a vosotras, como lectoras, y pertenecen al equipo editorial de Sourcebooks, sin el cual jamás habrían visto la luz. Creo que este sentido de iniciativa y cooperación demuestra el mutuo interés que mis personajes sienten mutuamente y se refleja en la escritura de manera intangible.
Sea como sea, estoy agradecida por formar parte de este equipo. Escribir es un placer. Escribir con un apoyo tan competente es un placer y un privilegio.