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Mensaje recibido del teniente coronel Sheffield N. Jackman, de ¡as Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, al mando de Ja astronave Constitución. Día 40.

Todo va bien, amigos. Gracias a todos los buenos chicos en el Control de la Misión por el aluvión de mensajes personales. Disfrutamos del concierto que nos radiasteis, de hecho grabamos la mayor parte de él para así poder escucharlo de nuevo un poco más adelante, en caso de que las comunicaciones se pongan difíciles.

Nos estamos aproximando al punto de las seis semanas en nuestra expedición a Alfa del Centauro, y hemos abierto el impulsor a una aceleración de 0,75 g..., lo bastante cerca de nuestro peso terrestre como para permitirnos movernos con facilidad y comodidad de un lado para otro. Según los cálculos de Letski, hace ocho días que superamos la distancia de la Tierra alcanzada por ningún otro vehículo tripulado. Todos nos excitamos mucho al saberlo. ¡Pero ahora estamos empezando a sentir que nos hallamos realmente en camino! Nuestras últimas comprobaciones de navegación confirman los planes del Control de la Misión, y estimamos que deberíamos cruzar la órbita de Plutón, o donde debería estar la órbita de Plutón si estuviera tan inclinada con respecto a la eclíptica como lo estamos nosotros, aproximadamente a las 16:31 horas, tiempo de la nave, del Día 40. ¡Que es hoy! Letski ha estado controlando el efecto de dilatación del tiempo, que está empezando a ser significativo ahora que estamos viajando aproximadamente a un 6 por ciento de la velocidad de la luz. Dice que esto debería ser aproximadamente la una y cuarto de la madrugada, tiempo de ustedes, Control de la Misión.

Bien, eso es significativo, y hemos votado considerarlo la marca de las «aguas costeras». A partir de entonces habremos dejado el sistema solar atrás, y así seremos los primeros seres humanos en entrar en las profundidades del espacio interestelar.

Así que pensamos celebrar una ceremonia. Letski y Ann Becklund han hecho una bandera norteamericana y la arrojaremos en ese punto a través de la portilla de observación Número Tres, junto con la placa de acero inoxidable preparada conteniendo el mensaje del Presidente. Cada uno de nosotros arrojará también algún artículo personal. Yo contribuyo con mi anillo de clase de la Academia del Aire.

Hay pocos cambios desde los informes anteriores. Estamos adaptándonos estupendamente a nuestra rutina. La temperatura del casco de la Constitución se halla ahora en un casi equilibrio entre las radiaciones que recibimos de las estrellas y lo que queda del calor del Sol. ¡Ciertamente, es mucho mejor que cuando estábamos rodeando el Sol para conseguir aceleración gravitatoria y todos nos poníamos más bien nerviosos a medida que el calor rezumaba por todas partes. No sé si se dieron cuenta ustedes por nuestros informes, pero yo estaba muerto de miedo. De todos modos, nos mantuvimos todo el tiempo dentro de las tolerancias operativas. Obtuvimos los vectores delta predichos, y el impulsor a fusión no falló ni un momento.

Desde entonces todo ha sido más bien lento. Terminamos todas nuestras comprobaciones post-lanzamiento hace semanas y, como predijo el doctor Knefhausen, empezamos a descubrir que el tiempo colgaba pesado de nuestras manos. Lo recuerdo cuando vino a Huntsville y nos dijo: «Entre el Sol y Alfa no hay nada que hacer, ¡nada! ¡Así que el tiempo colgará pesadamente de sus manos!» Bien, entre la centrífuga y los cursos médicos del hágalo-usted-mismo no pudimos imaginarlo en aquellos momentos, pero tenía razón. La espacio-nave funciona realmente por sí misma.

Así que intentamos poner en marcha el esquema recreativo propuesto por Kneffie, utilizando las hojas de trabajo preparadas por la División de Entrenamiento de Vuelo y Control de Personal de la NASA. Al principio —¡creo que los chicos allá en Houston son lo bastante buenos como para saber esto!— recibió lo que podríamos llamar una fría recepción. La primera sección del programa de estudios hablaba de estudiar cosas como la teoría de los números y el cálculo de enunciados. ¡Bien, imaginen eso para principiantes! Me temo que simplemente no pudimos tragarlo, y todavía no estábamos lo bastante desesperados como para dedicarle el auténtico esfuerzo que necesitaba. Así que tengo que decir que simplemente haraganeamos un poco. Ann y Will Becklund jugaron mucho al ajedrez, a veces con uno o con el resto de nosotros, pero casi siempre entre ellos. Dot Letski empezó —¡agárrense!— a escribir una adaptación en verso de Guerra y paz. El resto de nosotros trasteamos un poco, comprobando los equipos y efectuando observaciones astronómicas o simplemente charlando y, ya saben, Kneffie tenía razón. Empezó a hacerse aburrido, tal como nos había advertido.

Así que nos reunimos una noche en la cena y hablamos del asunto. Jim Barstow repitió prácticamente el discurso de Kneffte, palabra por palabra. Dijo que las cuestiones matemáticas habían ocupado a algunas de las mentes más espléndidas de la raza humana durante miles de años, y que podían ocupar completa y satisfactoriamente las nuestras si les dábamos una oportunidad..., además de lo cual, considerándolo puramente como una diversión, eso tenía la ventaja de ninguna masa que transportar, nada de elementos competitivos que alteraran los temperamentos, y así. Todo empezó a tener sentido. Además, nos estábamos sintiendo francamente algo más que un poco aburridos.

Así que lo intentamos. Ahora Letski se halla en su décimo día de intentar hallar una fórmula para los números primos, y mi propia y querida Flo está tratando de probar la Conjetura de Goldbach por medio de la teoría de las congruencias. ¡Esta es la chica que hace dos meses no podía hacer la suma de la lista de la lavandería! Tengo que admitir que ayuda ciertamente a pasar el tiempo.

Las cosas están animándose también en otros aspectos. La primera cosecha de nuevas zanahorias y guisantes de primavera está empezando a salir del sistema hidropónico, y comemos un poco mejor. ¡Uno puede llegar a sentirse más bien harto de las raciones deshidratadas! Nos turnamos en la cocina, y Flo me está enseñando cómo tener todas las cosas listas al mismo tiempo..., la primera vez que cociné comimos a plazos. Médicamente, todos estamos bien. Psicológicamente, dentro de los límites predichos. Pero ustedes ya saben todo eso por los monitores cardiovasculares-respiratorios y lo demás; hubo una cierta tensión por un tiempo, lo admito, cuando el Sol se fue haciendo más y más pequeño detrás nuestro y el tiempo delante nuestro empezó a parecer más y más largo. Pero creo que hemos superado lo peor de ello.

¡Y nos sentimos agradecidos a todos ustedes por la oportunidad que nos han dado! Particularmente a nuestro padrino, el buen doctor von Knefhausen.

Eso es todo por ahora; añadiré como apéndice los datos detallados de nuestras presiones sanguíneas, pulsos y demás, así como la cinta de la planta de energía y las lecturas de los sistemas de navegación. Informaré de nuevo en el tiempo previsto. Cuiden de la Tierra por nosotros..., ¡tenemos intención de volver a verla, dentro de veinte años o así!