Epílogo
Llegó el día en que deseaba darle a Giselle el anillo de compromiso. Para ello, le había pedido que se tomara unos días libres, aunque no tenía ni idea de mis planes: Iríamos a uno de los espectáculos de Broadway, para después ir a cenar, y a bailar a uno de los fantásticos rooftops de la ciudad en donde nos divertiríamos hasta el amanecer. Poco después tomaríamos un taxi al aeropuerto para volar a Puerto Vallarta, en donde planeaba darle el anillo de compromiso frente al mar, viendo el atardecer.
Ella estaba de viaje, pero en cuanto llegara, le tendría lista su maleta para que no tuviera ni que molestarse en hacerla.
Inspirado, deseaba seleccionarle sus prendas íntimas para esos días como si fuera ella misma, por lo que me di a la tarea de abrir los cajones en donde guardaba semejantes tesoros sensuales. Me tomé tiempo seleccionando diversos modelos de bragas que hicieran juego con el sostén y su exquisita lencería.
Mientras curioseaba dentro de esos cajones de intimidad, me encontré con una bolsita que había visto antes. Se trataba de la misma que había recogido del suelo el día del incidente de Luna, y que Giselle me había pedido que le diera.
La abrí viendo que aún contenía las píldoras que Luna había ingerido. Sin embargo, contenía una nota con una dirección y un nombre: Drago.
Alexander ―me dije―, no seas un obsesionado, por favor no te vayas a poner a investigar a donde te lleva esta dirección, ni a pensar el por qué es que están aquí aún escondidas. Déjalo ir, eso ya pasó hace mucho. Además llevas cinco años visitando Capri, sin que ella aparezca.
Siendo un completo freak por tratar de resolver este misterio indescifrable, ese mismo día investigué qué tan lejos se encontraba la dirección, y me puse en marcha.
Al llegar al número indicado, me encontré frente a un laboratorio. Empujé la puerta y entré.
―Hola, quisiera saber el tipo de substancias que contienen estas pastillas, además del uso o propósito de ellas. ¿Podrían analizarlas aquí en su laboratorio? ¿Tienen la experiencia para determinar lo que le pido?
―No lo hacemos para gente privada, sólo para laboratorios autorizados ―dijo el encargado cautelosamente.
―De verdad necesito saberlo, ¿hay algún modo de que me ayude? ―insistí.
―No lo puedo hacer aquí, pero ve a esta dirección. Te advierto que será costoso. No por el tiempo que se lleva, sino por ser algo que se hace en el mercado negro.
―Gracias, pero la información tiene prioridad. Pagaré lo que sea necesario.
―Llamaré para decir que te diriges hacia allá. Diles que te mandó Drago.
Después de aventurarme a encontrar la dirección en un muelle, entré a un almacén en el cual varios aparatos de laboratorio alineados uno tras otro, destilaban substancias desconocidas para mí.
Un tipo con acento croata, me abordó. Llevaba una bata blanca, y guantes de plástico. Su aspecto era descuidado, para nada higiénico. Portaba anteojos con cristal de fondo de botella, de las mangas salían tatuajes de colores que sin duda cubrían todo su cuerpo.
―¿Eres la persona que manda Drago?
―Correcto.
―Dame las píldoras y ven en la tarde con tres mil dólares.
―Así lo haré ―contesté. No me iba a poner a regatearle a un tipo con aspecto de engendro del diablo.
De no haber demoras en el resultado clínico, el timing era magnífico pues Giselle llegaba en la noche.
Regresé en la tarde. El tipo con aspecto de rufián, se aseguró que el dinero estaba completo, me entregó la bolsita y dijo:
―Se trata ni más ni menos que de la píldora de la muerte falsa. La substancia que contiene es cianuro de potasio ―dijo el con acento croata.
―¿Me podría decir para que se utiliza?
―Básicamente la píldora hace que la persona que la ingiere actúe como si estuviese muerto. Existe obviamente el antídoto llamado píldora revival y se utiliza para contrarrestar los efectos de la pastilla de la muerte falsa. Es una substancia extremadamente delicada, ya que si la píldora se utiliza durante demasiado tiempo entonces causará la muerte real.
―No me lo puedo creer…
―Fue desarrollado por la división tecnológica de la CIA para sus agentes alrededor del año 1964. Se utiliza ampliamente en misiones de espionaje cuando la persona tiene que parecer muerta para evitar ser asesinado por el enemigo. La píldora de reactivación se encuentra en el diente del usuario. Esencialmente utiliza las mismas feromonas químicas como los animales de la vida real es decir, mariquitas, cigarra, o zarigüeyas. ¿Algo más que desees saber?
―No. La información es suficiente por el momento, gracias.
Me di la vuelta, alejándome después de haber escuchado lo inesperado. En esta ocasión me preguntaba si Giselle lo había sabido todo el tiempo…