Notas
Dos horas es fruto de tres años de investigación y cientos de entrevistas. En particular, las secciones en las que Geoffrey Mutai aparece de manera más prominente se basan en las muchas entrevistas que le hice, y en el tiempo que pasé con él en su campo de entrenamiento, en su casa y en varias carreras por Europa y América. Debo señalar que Mutai es autodidacta. Apenas si terminó la escuela primaria y el inglés es su tercera lengua. Por ese motivo, habla un inglés peculiar. En ocasiones comete pequeños errores, como usar «él» en lugar de «ella». En el original de este libro, algunos de esos errores se han corregido para conseguir una mayor claridad, pero otros se han respetado para reflejar su forma de hablar. En la traducción se ha optado por una lengua sencilla pero correcta.
Debería quedar claro en el propio texto de dónde procede la mayoría de la información que aparece en el libro, pero, cuando no sea así, espero que estas notas ofrezcan las oportunas referencias y material bibliográfico. Estas notas también contienen detalles adicionales que pueden explicar algunos aspectos de la historia de manera más completa.
1. DERRIBE ESTE MURO
[1] Los kipsigis son una subtribu de los kalenjins, una de las cuarenta y dos tribus de Kenia.
[2] Jean Bobet, Tomorrow, We Ride, Norwich, Mousehold Press, 2008. [Hay trad. cast.: Mañana salimos, Tarragona, Cultura Ciclista, 2013.]
[3] Las rayas blancas y negras son los colores del Shaftesbury and Barnet Harriers, un pequeño club de atletismo del norte de Londres. El organizador de la maratón de Londres, David Bedford —que es miembro de dicho club—, decidió, a mediados de la década pasada, utilizarlas para distinguir a las liebres de los participantes normales y la idea tuvo éxito.
[4] La prensa keniana e internacional difundió la historia de que Kimetto no había entrenado ni un día en su vida hasta que se unió al grupo de Mutai en 2010. Según esa historia, antes de conocer a Mutai, Kimetto era un «mero jornalero» que creyó que podría tener talento para correr, pero nunca se había tomado en serio el entrenamiento. Dos años después, estaba batiendo récords del mundo y aspirando a la victoria en las maratones más importantes. Kimetto, un hombre tímido que apenas hablaba inglés, no estaba en condiciones de refutar esta historia. Pero lo cierto es que era atleta desde mucho tiempo antes, había estado entrenando por su cuenta o en grupos menos reconocidos, y había ganado carreras en Kenia. Mientras se recuperaba de una serie de lesiones, había trabajado en varias granjas para ganarse la vida. Llegó al campamento de Mutai aproximadamente en 2008, pero su preparación como atleta de élite había comenzado años antes. Compitió en los Campeonatos Mundiales Júnior de Cros en 2011, donde acabó en quinta posición, y ganó varias carreras en Kenia. Como dijo Mutai: «Nadie gana una carrera en Kenia sin entrenar. ¿Alguien me puede explicar cómo ganó Dennis esas primeras carreras?».
[5] Geoffrey Kipsang Kamworor no tiene relación familiar con Wilson Kipsang Kiprotich, de quien hablaremos más adelante. Mucha gente en la provincia del valle del Rift, donde viven la mayoría de los mejores maratonianos del mundo, tiene nombres parecidos. En el mundo del atletismo, algunos prefieren que se les conozca por su primer y segundo nombre (como Wilson Kipsang) y otros por el primero y el tercero (como Geoffrey Mutai). Para distinguirlos, yo identificaré a cada corredor por el nombre que utiliza en las carreras, salvo cuando sea evidente por el contexto.
[6] El vídeo a cámara lenta de Geoffrey Mutai en la maratón de Nueva York se puede ver aquí: <http://www.youtube.com/watch?v=B4Uu3Tg71b4>.
[7] La marca de 2:09:55 de Bill Rodgers en la maratón de Boston de 1975 fue récord estadounidense.
[8] Las reglas completas de la IAAF están disponibles en: <http://www.aimsworldrunning.org/IAAF_rule_260.28.htm>.
[9] Mutai hizo bien en no fiarse de lo que vio cuando miró la marca a los 30 kilómetros. Recuerda haber visto un tiempo de 1 hora, 16 minutos y algunos segundos. La marca oficial era de 1:28:24, lo que, de extrapolarse, supondría un tiempo final de 2:04:19. De hecho, el ritmo realmente rápido fue el que se mantuvo en las siguientes etapas de la carrera, cuando Mutai marcó dos parciales de 5 kilómetros increíbles: 14:12 y 14:13.
[10] Mutai nunca ha llevado un pulsómetro en carrera. La estimación de su pulso durante la maratón de Berlín se calculó basándose en estudios según los cuales los maratonianos de élite son capaces de mantener durante largos períodos un pulso superior al 80 por ciento de su máximo.
[11] El cuerpo de un maratoniano quema tanto combustible que se convierte en un horno en movimiento. Los profesionales sudan como un hombre obeso en una sauna. Cuando batió el récord mundial en Berlín en 2007, Haile Gebrselassie perdió el 10 por ciento de su peso corporal durante las 2 horas, 4 minutos y 29 segundos que permaneció en carrera. El calor es, por tanto, uno de los factores limitadores importantes para las marcas en la maratón. Por eso, los científicos están estudiando el efecto de bebidas «granizadas» para refrescar a los atletas mientras corren. Los resultados de estos estudios —en la Universidad de Sidney y en la de Singapur— son esperanzadores, pero es poco probable que veamos a los corredores kenianos bebiendo granizados en los próximos años: aborrecen las bebidas frías, pues creen que provocan problemas estomacales. Incluso cuando hace calor, prefieren que les sirvan los refrescos a temperatura ambiente.
2. LOS SOÑADORES QUE NOS RODEAN
[1] Las mejores marcas de Joyner: 14:38 en los 5.000 metros, 30:48 en los 10.000 metros y 2:25:44 en la maratón. No está mal para un tipo de metro noventa y cinco.
[2] Una versión actualizada del estudio de Joyner de 1991 se publicó en 2010 en el Journal of Applied Physiology: <http://jap.physiology.org/content/early/ 2010/08/05/japplphysiol.00563.2010>.
[3] De acuerdo con las nuevas reglas de la IAAF sobre la forma y el tamaño del circuito —normas que excluirían la carrera de Geoffrey Mutai en Boston ocho años después—, la marca de 2:04:55 de Tergat fue la primera en obtener el reconocimiento de las autoridades como récord del mundo oficial.
[4] Tim Noakes, Lore of Running, Champaign (Illinois), Leisure Press, 1991.
[5] Thompson et al., «Effects of Deception on Exercise Performance: Implications for Determinants of Fatigue in Humans», Escuela de Ciencias de la Vida, Universidad de Northumbria, 2011, <http://www.researchgate.net/publication/51613976_Effects_of_deception_ on_exercise_performance_implications_for_determinants_of_fatigue_in_humans>.
[6] David Epstein, autor de The Sports Gene (Nueva York, Current, 2013), hace una estimación más modesta de la diferencia entre los tiempos que se obtienen al correr sobre pista de ceniza y los marcados en una pista moderna: un 1,5 por ciento.
[7] Edward C. Frederick, «In Search of the Asymptote: Projecting the Limits of Human Performance», International Journal of Sport Biomechanics, 1986.
[8] El concepto de una «hora» tampoco es tan rígido como podríamos pensar, pero para una discusión completa sobre la imprecisión y maleabilidad de las unidades de tiempo se necesitaría otro libro, y una tesis doctoral. Para los romanos, una «hora» era aproximadamente una doceava parte del tiempo transcurrido entre la salida y la puesta de sol.
[9] En 2012, la maratón de Tokio se incorporó al grupo de las World Marathon Majors. En 2011, también la ganó un keniano.
[10] Dennis M. Bramble y Daniel E. Lieberman, «Endurance Running and the Evolution of Homo», Nature, 2004, <http://www.nature.com/nature/journal/v432/n7015/full/nature03052.html>.
[11] Christopher McDougall, Nacidos para correr, Barcelona, Debate, 2011.
[12] Louis Liebenberg, «The Relevance of Persistence Hunting to Human Evolution», Journal of Human Evolution, 2008, <http://www.academia.edu/5545168/ The_relevance_of_persistence_hunting_to_human_evolution>.
[13] Bernd Heinrich, Why We Run, Nueva York, Ecco, 2002.
[14] Fragmentos de los escritos de George Mallory extraídos de Wade Davis, Into the Silence, Nueva York, Knopf, 2011.
[15] Este artículo explica el punto de vista de Ross Tucker sobre la maratón de dos horas: <http://sportsscientists.com/2013/05/ pacing-fatigue-and-the-brain-lessons-from-london/>.
3. BIENVENIDOS A SKYLAND
[1] La violencia postelectoral en el valle del Rift no estaba provocada únicamente por el pucherazo electoral. Entre kikuyus y kalenjins persiste desde hace tiempo un enfrentamiento por las tierras ricas y fértiles. Pero el fermento político reavivó la antigua disputa. En total, más de mil personas perdieron la vida durante el período de violencia que siguió a las elecciones, hasta que las partes en conflicto alcanzaron un acuerdo.
[2] Los kalenjins toman como apellido una adaptación del segundo nombre de sus padres.
[3] Oficialmente, la fecha de nacimiento de Mutai es el 7 de octubre de 1981, pero, puesto que carece de un certificado que lo acredite, es difícil saberlo a ciencia cierta.
[4] Mutai dice que, debido a cómo transcurrió su infancia, siempre se sentirá como en casa en lugares fríos, elevados y montañosos. Medio en broma, afirma que no puede correr cuando hace sol y calor. Si uno repasa su carrera, ve que hay algo de cierto en ello.
[5] Los masáis, pueblo nómada, también se movieron por lo que hoy se considera territorio kalenjin. Eldoret es un nombre masái, por ejemplo.
[6] Hace ya décadas que la tradición de estirarse los lóbulos perdió vigencia en la cultura kalenjin.
[7] El propio Rakrui, de quien Geoffrey evidentemente heredó no solo un corazón fuerte sino también una exigente ética de trabajo y una naturaleza puntillosa, estaba orgulloso de que lo conociesen como «el muzungu». No era fácil hablar con él, debido a su sordera y a que no hablaba inglés, por lo que un primo de Geoffrey se sentó entre nosotros, sosteniendo un cuaderno y un lápiz, y solícitamente tradujo mis preguntas. A continuación, el primo transcribía las respuestas de Rakrui para que el anciano las leyese, y esperaba una respuesta antes de traducirlas de nuevo al inglés y transmitírmelas. En estas circunstancias, era difícil mantener una conversación animada, pero cuando me referí a Rakrui por su apodo, y su sobrino-nieto no solo tradujo y transcribió la broma, sino que le transmitió mi buena voluntad, el anciano habló en un idioma que ambos entendíamos: me apretó el hombro y se empezó a reír a carcajadas.
[8] Este paradigma de que las distancias más largas estén dominadas por atletas que podrían haber hecho carreras importantes en distancias más cortas se ha extendido a todo el atletismo. Por ejemplo, David Rudisha, campeón olímpico y plusmarquista mundial de 800 metros, parece un corredor de 400 metros. De hecho, aunque apenas ha coqueteado con la distancia más corta, su mejor marca personal (45:13 en los 400 metros) es excelente, y la consiguió a gran altura, en Nairobi. Rudisha ha trasladado toda esa velocidad y potencia a la larga distancia con gran éxito, y ahora posee la mitad de las veinte mejores marcas de la historia en los 800 metros. De manera similar, Mo Farah, que está empezando a poner a prueba su capacidad para la maratón, ha corrido los 1.500 metros en un tiempo extraordinario, 3:28:81, récord británico y europeo. Los integrantes de la nueva generación no son corredores puros de larga distancia: son turbodiésel.
[9] Es sorprendente la importancia que Mutai otorga a la historia del vendedor de té, y la frecuencia con la que la cuenta. A pesar de sus muchos triunfos en la escena internacional, parece creer que su éxito se debe en buena medida a la decisión de beber una taza de té una oscura madrugada en Eldoret.
4. LAS LUCES DE LA GRAN CIUDAD
[1] Supuestamente, la cantidad que Mo Farah cobró por correr —en los dos años en los que corrió una media maratón de calentamiento en 2013, y su primera maratón completa en 2014– fue de 750.000 libras, aunque nadie de la organización lo confirmó. Por esa suma, se lo contrató para correr la primera mitad de la maratón de 2013 y la carrera completa en 2014.
[2] Victor J. Matthews, «The Hemerodromoi: Ultra Long-Distance Running in Antiquity», Classical World, 1974.
[3] Roger Robinson, Running in Literature, Halcottsville (Nueva York), Breakaway Books, 2003).
[4] John Bryant, The Marathon Makers, Londres, John Blake, 2008.
[5] Fragmento del diario de Samuel Pepys, <http://www.pepysdiary.com/diary/1660/08/10/>.
[6] John Cumming, Runners and Walkers: A Nineteenth Century Sports Chronicle, Chicago, Regnery Gateway, 1981.
[7] La suma del premio equivaldría actualmente a unos 34.000 dólares.
[8] El artículo de Andy Milroy sobre la historia de la maratón, escrito para Road Racing Stats, se puede leer aquí: <http://www.roadracingstats.com/article_marathonorigins.php>.
[9] Hay muchos detalles extraños y fascinantes de este peculiar período en la historia del deporte, muchos de los cuales se cuentan en el artículo sobre los atletas pedestres del siglo XIX que Brian Phillips escribió para Grantland: <http://grantland.com/features/brian-phillips-edward-payson-weston/>. Uno de los más extraños es que en algunas de las carreras los participantes seguían dando vueltas a la pista incluso después de que los espectadores se hubiesen ido a sus casas a dormir.
Otra excelente historia del pedestrismo se puede encontrar en Nick Harris, Helen Harris, Paul Marshall, A Man in a Hurry, Londres, deCoubertin Books, 2012.
[10] George R. Matthews, America’s First Olympics: The St. Louis Games of 1904, Columbia, University of Missouri Press, 2005.
[11] Bryant, The Marathon Makers, op. cit.
[12] Floris J. G. Van de Merwe, «Africa’s First Encounter with the Olympic Games in 1904», Journal of Olympic History, 1999, <http://www.la84foundation.org/SportsLibrary/JOH/JOHv7n3/JOHv7n3j.pdf>.
[13] Jody Sowell, del Museo de Historia de Missouri, ha publicado un artículo sobre la carrera de Saint Louis titulado «Running Through History» (incluye fotografías): <http://historyhappenshere.org/archives/7266>.
[14] Bryant, The Marathon Makers, op. cit.
[15] Ibid.
[16] Ibid.
[17] En Kenia aún existen acuerdos similares, por los que muchos de los mejores corredores del país son también miembros de la policía o el ejército.
[18] La pista que había en la azotea de Bloomingdale’s ya no existe.
[19] Artículo sobre la maratón en el Royal Albert Hall entre Pietri y Gardiner: <http://life.royalalberthall.com/2012/02/28/the-first-british-indoor-marathon/>.
[20] Bryant, The Marathon Makers, op. cit.
[21] New York Times, 1910: <http://query.nytimes.com/mem/archive-free/ pdf?_r=1&res=9F0CE5DE1439E233A25756C0A9659C946796D6CF>.
[22] Hans Holmer, de West Farms (Nueva York), también conocido como «el Expreso de West Farms», y al que algunas informaciones de la época se referían, de manera confusa, como «canadiense», es uno de los héroes olvidados de los inicios de la maratón. Estableció el récord mundial al aire libre para la «distancia de Londres» en el canódromo de Powderhall, en Edimburgo, en 1909, con un tiempo de 2 horas, 32 minutos y 21 segundos, y otro récord «por equipos» con Queal en Nueva York, sobre una distancia más corta, de 20 millas (32 kilómetros). Holmer también derrotó a Johnny Hayes en una maratón en pista cubierta en Berlín, y a George Dunning y Kolehmainen al aire libre en una revancha en Powderhall.
[23] Kenneth Cooper, Aerobics, Nueva York, M. Evans, 1968. Un epidemiólogo británico llamado Jeremy Morris había puesto las bases del libro de Cooper con sus artículos seminales sobre los beneficios del ejercicio cardiovascular, publicados en los años cuarenta y cincuenta. Se puede leer un análisis de las contribuciones de Morris a este campo en: <http://www.bcmj.org/article/exercise-and-heart-review-early-studies-memory-dr-rs-paffenbarger>. En su estudio más famoso, Morris comparó los ataques al corazón en los revisores de autobús, que eran activos, y los conductores de autobús, que eran sedentarios. Los primeros eran, por supuesto, mucho más sanos. El propio Morris murió a la edad de noventa y nueve años y medio, en 2009. En un obituario publicado en el New York Times, otro científico —Steven Blair, de la Universidad de Carolina del Sur— explicó que Morris había realizado «el trabajo sistemático de investigación a partir del cual surgió todo el campo de la epidemiología de la actividad física»: <http://www.nyti mes.com/2009/11/08/health/research/08morris.html>.
[24] Jim Fixx, The Complete Book of Running, Nueva York, Random House, 1977.
[25] Cameron Stracher, Kings of the Road, Boston, Houghton Mifflin Harcourt, 2013. [Hay trad. cast.: Reyes del asfalto, Barcelona, Contra, 2014.]
[26] La estadística sobre los ingresos que la maratón de Nueva York genera en la ciudad: <http://www.marathonguide.com/pressreleases/index.cfm?file=NewYorkCityMarathon_110427b>.
[27] El recorrido ha cambiado desde 1981. La primera maratón de Londres terminó en Constitution Hill, entre Green Park y el palacio de Buckingham. Entre 1982 y 1993 se modificó ligeramente el recorrido de la carrera para que finalizase en el puente de Westminster. Sin embargo, desde entonces la maratón concluye en el glorioso escenario del Mall, directamente enfrente del palacio de Buckingham.
[28] La historia de la maratón de Jordache en Runner’s World: <http://www.runnersworld.com/races/first-professional-road-race-of-the-modern-era>.
[29] Se puede leer una magnífica narración de la carrera entre Salazar y Beardsley en Boston en 1982 en John Brant, Duel in the Sun, Emmans (Pennsylvania), Rodale Books, 2006.
[30] Se puede leer sobre el contrato de Salazar con Nike en Stracher, Reyes del asfalto, op. cit.
[31] El diálogo entre Wolde y Bikila aparece en esta historia de Kenny Moore: <http://www.kennymoore.us/kcmarticles/woldehonolulu/woldestory.htm>. Wolde pasó después nueve años en prisión, víctima del Partido Revolucionario Popular etíope.
[32] Tokio se incorporó a las World Marathon Majors en 2013. También allí ganó un keniano. La carrera «que falta» es la maratón de Nueva York de 2012, que se canceló debido al huracán Sandy.
[*] Traducción de Martín de Ambrosio y Alfredo Ves Losada, Por qué corremos: Las causas científicas del furor de las maratones, Barcelona, Debate, 2012, p. 28.
5. CUALQUIER COSA ES POSIBLE, TODO ES POSIBLE
[1] Mutai cuenta que, cuando era adolescente, tomaba el tren nocturno desde Rongai, donde vivían sus padres, hasta Mumberes, cerca de Equator. Cree que el servicio de pasajeros se suspendió debido al elevado número de accidentes mortales en la línea.
[2] Los datos sobre los ingresos medios por hogar de lectores de revistas proceden del sondeo Mediamark Research and Intelligence, primavera de 2013.
[3] El autor de este cálculo de los efectos de la protección que ofrecen las liebres es Alex Hutchinson de Runner’s World, que se basó en un estudio publicado por L. G. C. E. Pugh en el Journal of Physiology, 1971: <http://jp.physoc.org/content/213/2/255.long>.
[4] Paul Tergat batió el récord mundial en Berlín en 2003, Haile Gebrselassie lo hizo en 2007 y 2008, y Patrick Makau en 2011.
[5] Otros factores intervienen en la decisión de a quién se invita a las carreras. Un campeón olímpico o mundial es atractivo, sea cual sea su mejor marca personal. A Haile Gebrselassie lo seguirán invitando a las carreras hasta que cumpla cien años, porque es una de las pocas verdaderas estrellas de la maratón, y sabe cómo hablar con los periodistas.
[6] Los tiempos parciales de las dos carreras de Mutai en Eindhoven me los proporcionó Edgar van de Veer.
[7] Quienes siguieron a Haile a lo largo de su carrera utilizaban la posición del brazo de los libros como «señal» para saber si estaba sufriendo en una carrera. Cuando Haile estaba cansado, los libros imaginarios se volvían más grandes y pesados.
[8] Esta selección de los rivales no es rara entre los maratonianos de élite. El propio Geoffrey Mutai pidió que no se invitase a Patrick Makau a Berlín en 2012.
[9] Fue después de lograr este récord mundial cuando Tergat afirmó que la maratón de dos horas era «imposible», pero que el tiempo podría «echárselo en cara».
[10] Hartnett había diseñado mapas similares para Tergat, pero recuerda que Haile se tomaba mucho más en serio su importancia.
[11] Los corredores anteriores a Nurmi ya habían deducido que mantener un ritmo uniforme era una manera eficiente de correr, aunque el finlandés fue el primero en hablar de ello con detalle. En 1835, Henry Stannard superó el reto de recorrer 10 millas en una hora en Long Island al mantener el ritmo constante que le marcaba un jinete a caballo.
[12] Uno de los enigmas más desconcertantes de este deporte es que Zersenay Tadese, de Eritrea, nunca ha corrido una maratón en un tiempo competitivo. Lleva años siendo el más rápido en la media maratón, con tres registros por debajo de los 59 minutos y el récord mundial de la distancia, pero su mejor marca personal en la maratón (en el momento de escribir este libro) es de tan solo 2:10:41, conseguida en Londres en 2012.
[13] Federico Rosa fue testigo presencial de las lágrimas de Kebede, y la historia circuló ampliamente por Kenia. El propio Gatheru, el mejor amigo de Wanjiru, contó la historia de la carrera muchas veces, pero atribuía la capacidad de aguante de Sammy a lo que él consideraba un amor de los kikuyus por el dinero. (Gatheru también lo era.) No había manera de que Sammy dejase pasar la oportunidad de ganar medio millón de dólares. Gatheru me contó también un chiste de dudoso gusto que, según él, los kikuyus suelen contar para reírse de sí mismos: la única manera de que un médico pueda saber si un kikuyu está muerto consiste en tirar una bolsa de dinero junto a la cama y ver si el paciente se incorpora o no.
6. NO FUE CASUALIDAD, CHICOS
[1] El artículo que incluye los comentarios de Ron Clarke y Steve Prefontaine se publicó en Sports Illustrated: <http://si.com/vault/arti cle/magazine/MAG1087086/index.htm>.
[2] Claudio Berardelli recuerda que Sammy Wanjiru intentaba hacer lo mismo en sus entrenamientos. Mientras que el resto de sus colegas trataban de mantener un ritmo rápido y estable, Sammy se adelantaba al grupo, o se quedaba retrasado para luego tratar de dejarlos atrás a ellos. Estaba preparando su cuerpo para el día de la carrera.
[3] En 2014, los corredores del este de África que participaban en la maratón de Boston cometieron el error que Mutai no les habría tolerado en 2011. Meb Keflezghi, el maratoniano estadounidense que se impuso en 2009 en la maratón de Nueva York, lanzó un ataque al que nadie en el pelotón respondió. Meb marcó un buen ritmo y abrió una brecha enorme. Cuando los africanos reaccionaron, era demasiado tarde. Meb ganó la carrera. Atendiendo a las mejores marcas personales, no debería haber ganado de ninguna de las maneras. Su mejor registro era cinco minutos más lento que el del keniano más rápido. Además, tenía treinta y ocho años. Pero los participantes del este de África cometieron un error táctico que les costó la carrera.
[4] La agencia que representa a Mutai, Volare, se negó a revelar sus ingresos. Por su parte, ni los contratos con las marcas de calzado ni los honorarios que cobran los atletas por participar en las carreras —las dos fuentes de ingresos principales para un maratoniano de élite— son públicos. No obstante, a partir de conversaciones con otros representantes y atletas, así como de información pública sobre el dinero que se destina a premios y las bonificaciones por tiempos, es posible llegar a una estimación aproximada de la riqueza de Mutai.
[5] Esta creencia de que los mejores atletas deberían vivir una vida naturista y autosuficiente mientras permanecen en el campamento de entrenamiento está muy extendida. En el campamento Global Sports en Kaptagat, donde Geoffrey Kamworor y Emmanuel Mutai tienen su base, los atletas se dividen las tareas domésticas entre sí y elevan sus quejas a un atleta «presidente», que se encarga de resolverlas. En la región de los corredores hay decenas de campamentos similares.
[6] Además, Nueva York paga sumas sustancialmente mayores por competir que Berlín, aunque Mutai siempre ha mantenido que para él lo más importante es el éxito, y que «el dinero viene después».
[7] Bill Rodgers logró el doblete Boston-Nueva York dos veces, en 1978 y 1979. Los otros fueron obra de Alberto Salazar, Rodgers Rop y Joseph Chebet. El doblete de Chebet, en 1999, fue particularmente agradable. El año anterior había finalizado en segundo lugar en ambas carreras, y en ambos casos por un margen de apenas tres segundos (en Boston ante Moses Tanui, y en Nueva York frente a John Kagwe).
[8] David Epstein, The Sports Gene, Nueva York, Penguin, 2013. [Hay trad. cast.: El gen deportivo, Barcelona, Indicios, 2014.]
[9] En términos generales, mucha gente considera que el «estilo» descalzo —esto es, correr como si uno fuese descalzo, con pisadas más ligeras y de mediopié o de puntera— es más sano. Según el argumento a favor del estilo descalzo, las zapatillas con amortiguación fomentan que los atletas corran de mala manera. Esta observación se vuelve algo meramente académico cuando hablamos de los corredores kenianos, que crecieron todos corriendo descalzos y que poseen, por lo general, una técnica excelente antes de empezar a usar zapatillas.
[10] El debate sobre correr descalzos también es fundamental para poder entender el dominio de los corredores procedentes del este de África. Cuando escribo estas líneas, Yannis Pitsiladis y varios otros científicos están preparando la publicación de nuevos datos que demostrarían lo que el propio Pitsiladis cree desde hace tiempo: que los chavales que crecieron corriendo descalzos desarrollan una mejor «salud podal» —pies y tobillos más fuertes y sensibles— que quienes lo hicieron con calzado, tanto en Kenia como en otros países. Este podría ser un factor que ayudase a explicar el dominio de los corredores kenianos. Cuando un chaval «habituado a correr descalzo» empieza a usar zapatillas, en su adolescencia, sus músculos y tendones ya están bien desarrollados, la fuerza de sus huesos es extraordinaria y es menos probable que sufra problemas en el arco del pie. Además, su estilo está absolutamente consolidado. Como continuación de su investigación, Pitsiladis me dijo que sería interesante ver si un corredor podría conseguir un desarrollo más robusto si entrenase durante más tiempo sin calzado antes de pasar a utilizar zapatillas.
[11] El estudio de la Universidad de Calgary sobre el rendimiento de la espuma Boost: <http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/19424280.2013.799566?journalCode=tfws20#.UlaASVC388A>.
[12] A pesar de ser una creencia muy extendida en Kenia, la ciencia no avala la idea simplista de que las fuentes de energía son los «azúcares» y las «grasas». Greg Whyte, un destacado científico del deporte británico, rechaza esta división en dos categorías de las fuentes de energía como algo profundamente engañoso. La producción de energía, dice Whyte, no cambia de marcha en mitad de una carrera —toda la energía procede del trifosfato de adenosina (ATP por sus siglas en inglés)—, pero, a medida que aumenta la temperatura del cuerpo de un atleta, el proceso se vuelve mucho menos eficiente en las etapas posteriores de una carrera. Es posible que los grandes atletas, como Mutai, sean capaces de mantener el rendimiento en fases avanzadas de una carrera.
7. NO TODOS PODEMOS CORRER COMO GEOFFREY MUTAI
[1] Muchos jóvenes kalenjins tienen un aspecto alarmantemente delgado pero, según un estudio reciente, un bajo índice de masa corporal (BMI por sus siglas en inglés), unido a un estilo de vida activo, es uno de los factores que explica el fenómeno de los corredores kalenjins. Pitsiladis y Lieberman llegaron a la siguiente conclusión: «El estilo de vida sumamente activo y de una gran exigencia energética de los adolescentes en las zonas rurales de Kenia puede explicar su excepcional capacidad aeróbica y predisponerlos colectivamente para el entrenamiento y el éxito atlético»; disponible en: <http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3689839/>.
[2] Un estudio que analiza este fenómeno de la vida y el entrenamiento en altitud es: F. C. Cerny, J. A. Dempsey y W. G. Reddan, en el Journal of Clinical Investigation, 1971: <http://www.jci.org/articles/view/107497>.
[3] David Epstein, The Sports Gene, Nueva York, Penguin, 2013 [Hay trad. cast.: El gen deportivo, Barcelona, Indicios, 2014.]
[4] Haile Gebrselassie se identificaba como oromo, pero una mañana, mientras desayunábamos antes de la maratón de Berlín de 2013, comentábamos el libro de Epstein, y en particular el análisis de los oromos y los amharas que en él se menciona. Haile me contó algo que poca gente sabía sobre su familia. Una parte de sus antepasados, me dijo, se trasladaron desde la región de los amharas «hace ciento cincuenta años» y una proporción importante de su ADN es de origen amhara. El linaje no lo es todo para la larga distancia.
[5] Si un agente europeo se queda con el dinero de los africanos a su cargo, o hacina a una docena de ellos en una habitación de hotel, es porque es consciente de una verdad incómoda sobre los corredores de larga distancia kenianos y etíopes. Incluso en las carreras importantes, aquellas en las que participan campeones del mundo o plusmarquistas mundiales, los promotores de las grandes maratones se las ven y se las desean para conseguir que se distinga personalmente a sus corredores. Y, si uno no es más que otro africano rápido, se convierte en alguien prácticamente intercambiable. Ningún agente trataría mal a un corredor si supiese que ningún otro sería capaz de ocupar su lugar. (Los agentes de dudosa reputación no son nada nuevo. Ulpiano, el hermano de Dorando Pietri que representó al corredor italiano durante la fiebre de la maratón de 1908-1910, hizo que corriese maratones casi cada dos semanas y se quedaba con el 50 por ciento de sus ganancias: una relación usuraria.)
[6] En 2014, Tucker y otros estaban intentando arrojar algo de luz sobre ese bosque analizando a algunos corredores kenianos de élite en su laboratorio de Sudáfrica, pero cuando se escribieron estas líneas aún faltaban meses para la publicación de sus conclusiones.
[7] El doctor Michael Joyner señala que la mayor parte de los estudios en el campo de la «entrenabilidad» se han dedicado a analizar la respuesta a entrenamientos «de dosis reducida», en lugar de analizar programas de alta intensidad como los que llevan a cabo los atletas de élite. Si partiésemos de una muestra amplísima y la expusiésemos al entrenamiento de élite para la maratón, «¿quién demonios sabe lo que pasaría?» (Joyner cree que «la mayoría de los hombres jóvenes» son capaces de correr la maratón en menos de tres horas si entrenan del modo adecuado.)
[8] John Manners, «Kenya’s Running Tribe», Sports Historian, 1997, <http://library.la84.org/SportsLibrary/SportsHistorian/1997/sh172d.pdf>.
[9] Waquie también superó a Joyner, que acabó «más o menos decimoquinto» en la carrera.
[10] Cuando vi a Kebede ganar la maratón de Chicago en 2012, se me ocurrió pensar que quizá creemos que el cuerpo prototípico del kalenjin tiene la forma perfecta porque los kalenjins ganan muchas carreras, y no al revés. Si tipos diminutos como Kebede ganasen muchas carreras, quizá nos lo replantearíamos.
[11] Un reportaje sobre la altura creciente de los escolares japoneses: <http://www.nytimes.com/2001/02/01/world/tokyo-journal-the-japanese-it-seems-are-outgrowing-japan.html>.
[12] El aumento en la estatura media refleja una mejora de la dieta y del estilo de vida de los niños japoneses, así como la erradicación de enfermedades infecciosas que en épocas anteriores eran mortales. Esto no resulta sorprendente, habida cuenta del trauma que sufrió el país durante la Segunda Guerra Mundial, y el auge económico subsiguiente. Una teoría también sostiene que la tendencia de que los niños japoneses sean más grandes parece estar relacionada con la costumbre de los japoneses modernos de sentarse en sillas, en lugar de hacerlo en el suelo.
[13] Alun G. Williams y Jonathan P. Folland, «Similarity of Polygenic Profiles Limits the Potential for Elite Human Physical Performancy», Journal of Physiology, 2008, <http://jp.physoc.org/con tent/586/1/113>.
[14] Denis Noble, The Music of Life, Oxford, Oxford University Press, 2008.
[15] Algunos kalenjins aún conservan esta costumbre. Julius Arile era un ladrón de ganado procedente de West Pokot, cuya arma favorita era el rifle de asalto AK-47. Ahora es un maratoniano profesional con una mejor marca personal de 2:12, y compitió hasta el último tramo de la carrera por la victoria en la maratón de Nueva York de 2013.
[16] Manners, «Kenya’s Running Tribe», op. cit.
[17] Del ensayo «Why Kenya?», publicado en 1997 por Toby Tanser: <http://www.kenyarunners.com/pages/167371/page167371.html?refresh=1112199340095>.
8. SOLO CON SANGRE
[1] Un artículo en el que se menciona el estudio sobre los beneficios de la EPO publicado en Runner’s World: <http://www.runnersworld.com/newswire/study-kenyans-get-performance-boost-from-epo>.
[2] En The Secret Race, escrito por Tyler Hamilton y Daniel Coyle (Nueva York, Bantam, 2012) [Hay trad. cast.: Ganar a cualquier precio: La historia oculta del dopaje en el ciclismo, Barcelona, Planeta, 2013], el antiguo compañero de equipo de Lance Armstrong describe cómo «Edgar» (el apodo que usaban para referirse a la EPO, jugando con el nombre de Edgar Allan Poe) se utilizaba para incrementar sus niveles de hematocrito tras un prolongado período de esfuerzo.
[3] De los catorce hombres y mujeres kenianos sancionados por dopaje en 2012 y 2013, solo dos dieron positivo por EPO. Un etíope también fue sancionado por la misma sustancia.
[4] En una ocasión, Berardelli tuvo que visitar un hospital para ver a un atleta al que habían pillado en la cama con la mujer de otro atleta. El marido cornudo le había dado una buena paliza.
[5] Si esta parte del testimonio de Kisorio es cierta (y no hay ninguna razón particular para sospechar que no lo sea), corrió una media maratón en menos de 59 minutos limpio.
[6] Un artículo en inglés sobre la investigación de Hajo Seppelt, publicado en Athletics Illustrated: <http://athleticsillustrated.com/interviews/hajo-seppelt-kenyan-doping-exposed/>.
[7] El documental alemán ha señalado al plusmarquista mundial, Patrick Makau, como cliente de una de estas farmacias, basándose en la evidencia algo endeble de que su fotografía colgaba de la pared y que el dueño de la tienda decía que era «cliente». Tanto Makau como Zane Branson, su representante, han negado categóricamente la acusación. En una nota de prensa, Makau dijo: «La historia me relaciona falsamente con una determinada tienda (situada en el hotel Hilton de Nairobi) y afirma que yo soy cliente directo. Eso no es cierto. Nunca he estado allí. El único detalle de esa tienda que sugiere que yo tenga algo que ver con ella es un antiguo recorte de prensa de un periódico nacional con mi foto, pegado a la pared, junto con muchos otros de las carreras de otros atletas … Seguiré compitiendo con la conciencia tranquila».
[8] Los comentarios completos de Alberto Salazar en la conferencia en Duke se pueden leer aquí: <http://law.duke.edu/sportscenter/salazar.pdf>.
[9] La investigación del Wall Street Journal acerca de los atletas de Salazar y la prevalencia del hipotiroidismo en el grupo: <http://online.wsj.com/news/articles/ SB10001424127887323550604578412913149043072>.
[10] Los comentarios de Shorter en Runner’s World: <http://www.runnersworld.com/rt-miscellaneous/1981-cascade-run-race-changed-sport?page=single>.
[11] El informe de la AMA: <http://www.wada-ama.org/en/files/2013-05-12-lack-of-effectiveness-of-testing-wg-report-finalpdf>.
9. LOS MATA A TODOS
[1] Unos cuantos entrenadores habían visto a Mutai emborracharse tras el Campeonato del Mundo de Cros en 2011, pero la mayoría pensaban que, cuando se sumergía en los entrenamientos, dejaba la bebida.
[2] Bedford había empezado a cortejar a Geoffrey Mutai más de un año antes. Trató de asegurarse la presencia de Mutai en la carrera en 2012, pero los organizadores de la maratón de Boston frustraron sus planes, ya que, como es natural, tenían mucho interés en que su campeón y plusmarquista volviese para defender el título que había logrado en 2011. A cambio, Bedford y los representantes de Mutai acordaron que correría en Londres en 2013.
[3] Antes de la maratón de Nueva York de 2013, la compañía de ropa deportiva Asics organizó una campaña publicitaria en la que invitaba a gente de la calle a ver cuánto tiempo podían aguantar en una cinta de ejercicio el ritmo de Ryan Hall en la maratón, de 2 minutos 58 segundos por kilómetro. El resultado en la mayoría de los casos fue: segundos, no minutos.
[4] Tras la carrera, Kipsang contó que había hablado varias veces con Emmanuel para decirle: «Relajemos el ritmo», pero que eso solo había servido para espolearlo y para que siguiese corriendo a toda velocidad.
[5] Había nueve hombres corriendo a este ritmo, si contamos a Mo Farah, que ese día terminó su trabajo a mitad de la carrera.
[6] Entre los kilómetros 20 y 25, Emmanuel Mutai y un pequeño grupo marcaron un parcial de 14:30, lo que se extrapolaría a una maratón completa en 1:59:28.
[7] Kipsang reconoció después que su preparación de cara a la maratón de Londres no había sido perfecta, y que su estado de forma era solo del «90 por ciento».
[8] El parcial de Kipsang a mitad de carrera era 40 segundos más rápido que el de Geoffrey Mutai el año anterior.
[9] Cuando volvió a Iten tras esa carrera, le pregunté qué sentía después de que el récord se le hubiese escapado por un margen tan estrecho. Permaneció pensativo un buen rato y después me contestó: «Es posible sentir dos cosas».
10. PICAR PIEDRA
[1] Es probable que los hijos de Mutai nunca experimenten esa sensación. No necesitan caminar hasta la escuela ni trabajar en una granja. En su tiempo libre, juegan con sus juguetes en su jardín bien cuidado. Cuando estén en edad de trabajar, serán profesionales, trabajarán en oficinas. Las hijas de Mutai, que han crecido siendo ricas en la zona acomodada de un pueblo animado, no hablan la lengua materna de Mutai, el kipsigis, un idioma propio de gente pobre de las zonas rurales. Hablan suajili e inglés, algo que es motivo de orgullo y de remordimiento para Mutai, que ahora les está enseñando los rudimentos del kipsigis.
[2] Uno de los factores que ayudaron a Hermens a lograr esta marca fue una cinta de música que se grabó, repleta con una hora de su música estimulante favorita, y que sonó a todo volumen a través de los altavoces del estadio. Hermens no conserva una lista completa de las canciones, pero recuerda que la cinta empezaba lenta, con «We Are Sailing», de Rod Stewart, y terminaba con «Born to Run», de Bruce Springsteen.
[3] El primer récord lo estableció el gran corredor británico Alf Shrubb en 1904, en Glasgow. Shrubb corrió 18.742 metros en una hora.
[4] En el momento de publicarse este libro, Haile también había batido cinco récords mundiales en la categoría masters (mayores de cuarenta años).
[5] Varios estudios han descubierto que los corredores de élite rinden mejor a temperaturas muy frías: <http://www.runnersworld.com/races/whats-the-optimal-temperature-for-marathons>.
[6] Artículo en Runner’s World sobre los ritmos circadianos: <http://www.runnersworld.com/sweat-science/the-physiology-of-morning-v-evening-workouts>.
[7] Toni Reavis me hizo llegar ese comentario de David Hannah.